CONTENIDO

Prefacio
1. Peregrinos interestelares
2. Misterios del cilindro de oro
3. La Tierra: el imán azul
4. Descubrimiento del electromagnetismo
5. Desfile de imanes
6. Electroimanes sin núcleo de hierro
7. Sobre una superarma frustrada
8. Todo comenzó por la anguila eléctrica
9. El imán y la explosión
10. A la ciencia moderna, potentes imanes
11. Trampas magnéticas
12. Los colosos deben desaparecer
13. ¡Error o descubrimiento!
14. Algunas propiedades de los superconductores
15. Efecto de Bryan J. Josephson
16. Segunda vida del descubrimiento
17. Extraño mundo frío de los superconductores
18. Dispositivos, en principio, "irrealizables"
19. Los superconductores en filas
20. Obtención, almacenamiento y transporte de helio líquido


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§7. Sobre una superarma frustrada

Este capítulo juega el papel de la escala por medio de la cual se puede apreciar la enorme magnitud del campo magnético obtenido por los científicos soviéticos.

A finales del siglo pasado, un coronel norteamericano inventó una "superarma". Enrolló los tubos de dos macizos obuses con alambre telegráfico, por el que hizo pasar corriente eléctrica.

Los tubos de hierro de los obuses se convirtieron instantáneamente en núcleos de un enorme electroimán. Según la idea del autor, el campo magnético de semejante imán debía "engañar" a las brújulas de los barcos enemigos, llevándolos al alcance del fuego de las baterías costeras o encallándolos.

La idea no se justificó: las agujas de las brújulas de los barcos, desde luego, no sintieron el engaño. Los "temibles" imanes se hallaban demasiado lejos del enemigo. Mas, a distancia de dos metros, nadie pudo ya retener los pequeños objetos de hierro que se hallaban en los bolsillos y en la ropa. Del cañón del obús-imán ¡pendían de un gigantesco racimo cinco balas de unos 200 kg cada una!

El cañón se parecía a una fantástica montaña magnética de las "Mil y una noches" en miniatura, que sacaba clavos de los barcos. El campo del imán-cañón llegaba a unos 500 Oe. Teniendo en cuenta que la fuerza del campo magnético, siendo las demás condiciones iguales, es proporcional a la magnitud de la intensidad del campo en cuadrado, ¿qué se puede decir entonces de la acción del campo cuya intensidad es igual a 25 millones de Oe, obtenido por los científicos soviéticos? ¡Esta fuerza supera diez veces la presión existente en el centro de nuestro planeta!

Es una fuerza que se puede utilizar provechosamente.

He aquí por qué al referirse a los problemas más importantes que se plantean a la ciencia, M. Kéldish, Presidente de la Academia de Ciencias de la URSS, en su discurso ante el XXIII Congreso del PCUS, hizo hincapié en esa cuestión. La importancia de este problema lo prueba también el hecho de adjudicar el Premio Lenin de 1966 a un grupo de físicos soviéticos que habían demostrado teóricamente nuevas posibilidades de obtener campos magnéticos superpotentes.