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ANÁLISIS,
COMENTARIO Y DEMÁS
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Cine
Un
zorro ideal para matiné
Antonio
Banderas y Katherine Zeta Jones regresan y ahora tienen un hijo que
presagia otra dinastía. Pero algo le falta a The Legend of Zorro y
se llama Anthony Hopkins
The Legend of Zorro
Antonio Banderas, Katherine Zeta Jones, Adrián Alonso, Alberto Reyes
Dirigida por Martin Campbell
2005
NOVIEMBRE, 2005. Zorro (así, sin "El") es uno de los personajes más requeridos en el cine hollywoodense, con apariciones desde los años 30 hasta las de un Zorro gay, caracterizado por George
Hamilton, y una versión XXX, para quien haga ese tipo de cuentas. Pero
luego de un lapso relativamente largo el enmascarado de la California preestadounidense volvió en
1997 con un Diego de la Vega semirretirado (Anthony Hopkins) quien alecciona a un prospecto
Alejandro (Antonio Banderas) para que vengue el rapto de su hija a manos de un tipo
que prácticamente destruyó su vida y sus ganas de vivir.
Aquella cinta funcionó porque nos mostraba a un Zorro aprendiz que apenas sabía manejar el látigo, calculaba mal la altura para caer sobre un caballo y era un torpe absoluto. Pero estaba enamorado de Elena
(Katherine Zeta Jones) la hija de Zorro. La escena en la que ambos
comienzan a despojarse de sus ropas mediante latigazos es legendaria y,
quizá, la que haya valido el boleto hace ya siete años.
En esta secuela ya han transcurrido 10 años y Zorro se ha retirado, como Mr. Incredible, a la vida privada y es padre de Joaquín
(Alonso) quien se perfila como el tercero de la dinastía zorresca. Sin embargo se ve
obligado a volver a la acción cuando los villanos planean sabotear el proceso de anexión del territorio a Estados Unidos --la acción ocurre en 1851-- de ahí que el espadachín de capucha negra y buenos modales
reaparece, ahora con Elena.
The Legend of Zorro es una película de matiné, y quien busque aquí connotaciones sociológico-históricas pierde su tiempo. Y desafortunadamente podríamos decir lo mismo de quien desee recrear los elementos que hicieron a la primer cinta tan entretenida, donde Diego de la Vega muere y por tanto ya no puede regresar de ultratumba a rescatar una historia que pudo ser mejor (aquí tiene un pequeño
cameo pero no basta), así como muchos cabos sueltos que nunca son concretados; es como si los productores apostaran todas sus canicas a que el público recordara el filme realizado en 1997 y con eso se garantizara una taquilla gorda.
Katherine Zeta Jones aparece aún irresistible tras su doble maternidad desde el primer Zorro y
Banderas se reafirma un actor reconocido por propios méritos. Pero hay que enfatizarlo: este Zorro es ágil e inteligente, pero el
guión no respalda esta ventaja.
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