Faltas de juventud (Primeros cuentos)


        En algún punto se encuentra el principio de mi afición a la escritura y éste es el caso de esta página llena de vergüenzas que, sin embargo, aunque suene imposible, no son las peores.
       Muerte para Elisa fue un relato escrito cuando todavía estaba en la preparatoria. La idea original surgió de una historia de fantasmas que primero me contaron en Monterrey: un joven se había suicidado e intentaba comunicarse con su madre desde el otro mundo a través de una caja de música. El relato seguía algunos elementos de las novelas policiacas de Agatha Christie, en ese entonces una gran (si no es que la única) influencia literaria. Luego, en la universidad, fue tallereado y logró ser publicado en el suplemento cultural La tolvanera de la revista Brecha. Fue mi primera publicación en serio.
       Don Nadie no es más que un desahogo, también de tiempos preparatorianos, impublicable en cualquier medio que se precie de incluir literatura entre sus páginas por su parcialidad y por la autocompasión del protagonista. Es, quizás, la mayor vergüenza de entre las que se hallan aquí. Después de muchas modificaciones (ir de un narrador en tercera persona a uno en primera, ir de un final fantástico a otro realista), el resultado en sí no cambió mucho.
        Con Mírame, mami busqué apropiarme de voces que no me pertenecían y, aunque resultó una experiencia divertida, tampoco tuvo un resultado satisfactorio. Además de que algunas alusiones a la realidad inmediata de La Laguna (el canal 2 que repite las telenovelas de Televisa, el programa nocturno de Daniela Romo, la alusión al loquero Nicho) ya han sido más que rebasadas. También fue publicado en La tolvanera.
       Sábado de peda me sigue gustando más que cualquiera de los otros cuentos de esta página. Fue de fácil escritura y no tardé mucho en redactarlo. Intentaba ser una crítica al ritual machista e incesante de la peda de fin de semana. Casi nadie percibió esta intención y los pocos lectores que tuvo, también en La tolvanera, se dejaron llevar por el florido lenguaje de los protagonistas y el final sorpresa. Por azares del desatino apareció en una compilación de cuentos dirigida a universitarios llamada Enseñanza superior (2002), publicada por la Dirección Municipal de Cultura de Torreón.
       Señora distinguida en el primer mundo tampoco fue publicado. De nueva cuenta, se trataba de apropiarse de una voz ajena, aunque más cercana: la de la señora burguesa de La Laguna. Encandilada con un viaje de compras a San Antonio, la pobre mujer apenas se da cuenta de lo que ocurre a su alrededor. Era muy guadalupeloaecesco y por eso permanece en el olvido. Aunque el personaje principal me resulta simpático por su estupidez.
       Una sola carne nace principalmente de ideas como la frustración amorosa, la prohibición y una atmósfera sofocante. Había algo de la abuela Toña (esa obsesión por guardar periódicos) en mi abuela paterna. Pero, de igual manera, la influencia de las novelas de Agatha Christie terminó colándose en el final. Como otros de estos relatos, también se publicó en La tolvanera. Eso fue mucho después de su redacción.
        Igual pasó con Los abogados ya que se gestó a los largo de cuatro años y medio como estudiante de derecho, ambiente del que resultó muy fácil escapar. Todas las poses, las pretensiones y los egos de alumnos y maestros, huelga decir, no pudieron aparecer en el cuento. Se habría necesitado escribir una novela. Fue publicado en La tolvanera, pero, por obvias razones, meses después de terminar todos los cursos de la carrera.
       El caparazón causó un escándalo privado entre mis compañeros de derecho. Fue el retrato de un día de campo, fiel sólo desde mi punto de vista. La realidad y la ficción están muy desdibujadas (algo que, confieso con vergüenza, era intencional) y mis compañeros se sintieron identificados con los personajes. Fue una niñería de mi parte, pero el juego burlón me fue cobrado años después, en Calgary.
       Luz de los niños entró a un concurso universitario de cuento de la UIA Laguna. Sólo obtuvo mención honorífica. Tal vez a alguien le espantó leer sobre niños tan desmadrosos. También fue leído en una mesa redonda de narradores laguneros. Quizás porque es uno de los más cortos de entre este grupo de relatos.
        El mismo tema, el de la crueldad de los niños, reaparece en Georgette es nada donde, en primera intención, las protagonistas debieron ser universitarias. El cuento se escribió, casi por encargo, para la revista Acequias de la UIA Laguna ya que los demás que no se habían publicado en La tolvanera resultaban ya sea muy largos o poco aptos para ese medio.
        Va de antemano una disculpa por estos textos.


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