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ANÁLISIS, COMENTARIO Y DEMÁS

 

Cine

Spielberg, fantasioso cuando quiere ser realista

Además de las inexactitudes y "libertades históricas" tomadas, Munich ofrece un mensaje claro: la violencia engendra más violencia. Si no fuera éste el mismo cineasta que dirigió Saving Private Ryan, el argumento sonaría menos banal, y hueco.

Munich
Eric Bana, Geoffrey Rush, Daniel Craig
Dirigida por Steven Spielberg
Dreamworks, 2006

ENERO, 2006. Antes que nada conviene poner las cosas en contexto. A pocos días de iniciados los Juegos Olímpicos de Munich 1972, un comando palestino secuestró a 11 miembros de la delegación israelí los cuales fueron asesinados cuando se intentó rescatarlos. Aquello provocó conmoción mundial y manchó para siempre una justa cuyo fin había sido resaltar la armonía mundial.

Munich, la más reciente cinta de Steven Sielberg, comienza precisamente en este instante histórico, aunque no sería arriesgado apuntar que es una de las pocas partes apegada un 100 por ciento la realidad en esta producción. Spielberg y el guionista Tony Kushner (éste último escribió la historia de Forrest Gump) intentan trazar un símil entre lo que ocurrió entonces y la reciente incursión norteamericana en Irak aunque con muchas variantes, la mayoría de ellas, como ya mencionamos, inexactas históricamente.

Pocas semanas después de concluidos los Juegos, la Mossad, el servicio de inteligencia israelí, decide planear la ejecución de los palestinos que planearon o sobrevivieron al ataque terrorista. Para el efecto contratan al agente Avner (Eric Bana, a quien también vimos en Hulk) quien se encargará de cumplir la misión. Sin embargo en el camino se topará con la intriga de su gobierno que intenta esconder varias razones que pudieron tener los terroristas palestinos para efectuar la masacre. Ante la falta de respuestas, y asqueado del Estado israelí, el agente huirá a Estados Unidos donde, en un explícito simbolismo, aparecerá casi al final con las Torres Gemelas como fondo de la escena.

Hay varias cosas curiosas entre la analogía de Spielberg-Kushner con lo que hoy ocurre. Sin embargo no se menciona cómo, después que los terroristas de la OLP, que en los setenta eran el equivalente de Al Kaeda --incluso secuestraron un avión de Lufthansa tras lo cual consiguieron que el gobierno alemán liberara a los terroristas aùn presos-- poco a poco fueran perdiendo fuerza y que Arafat incluso obtuviera el Nobel de la Paz y aun visitara Washington para firmar la paz con el gobierno israelí (si fue meritorio o no que se le entregara esa presea a Arafat y su ulterior reputación son temas que no nos toca discutir aquí), y al final los palestinos obtuvieron su territorio. Cierto que las cosas en Medio Oriente entre Palestina e Israel están lejos quedar zanjadas, pero hizo falta utilizar la fuerza en el momento indicado. Segùn Spielberg, el comando de Avner sólo encendió más la violencia para continuar, dijo a TIME, "en una espiral sin fin".

Resulta extraño además que Spielberg no haya utilizado semejante argumento cuando en Saving Private Ryan vimos escenas realmente sangrientas y semi gore en que los soldados aliados reciben metrallas nazis que, lejos de incitarlos a retirarse de Normandía, enjundiaron aun más a las tropas participantes en el Día D; esta cinta utiliza la respuesta a la violencia como respuesta a la violencia en nombre de la libertad. ¿Qué habría pasado si, ante la brutalidad nazi, los aliados hubieran permanecido inmóviles, que es como el guionista de Munich quiere que el mundo se manifieste frente al terrorismo?

Se diría que equiparar a Al Kaeda con los nazis suena exagerado, y que las razones son diferentes. Pues bien, este es precisamente el argumento que Munich pone en el tapete: equiparar el Israel de 1972 con Washington en el 2006. Spielberg, sin duda un genio para crear mundos radiantes de fantasía, empleó mucha de esa materia prima aquí.