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ANÁLISIS, COMENTARIO Y DEMÁS

 

Literatura

 

 Harry Potter y el cansancio literario

El más reciente libro del mago de Hogwarts en español muestra, tal vez lógicamente, la ausencia de ingenio de los libros previos. ¿O será que Harry Potter y el misterio del príncipe son la pantalla de un probable final monumental?

MARZO, 2006. Aunque en esta saga se nos ha dicho que la séptima será la vencida, podríamos afirmar, a pocas horas de terminar la lectura de Harry Potter y el Misterio del Príncipe, en su edición al español, la sexta es, con poquísimas dudas, la más débil.

Este fue el primer libro que leí antes de ver la película aunque, ya de forma inevitable, todas las escenas referidas aquí nos llevan hacia las imágenes que hemos visto en el cine. Eso es malo, creo, pues aparte de “matar” buena parte de la imaginación que los libros de JK Rowling habìan despertado en millones de niños, adolescentes o, en mi caso, adultos, el Harry Potter de la carátula ya es secundario, una mera referencia; el rostro y los anteojos de Daniel Radcliffe permean buena parte de las 600 páginas de este libro pese a que aún no se filma un centímetro de película de El Misterio del Príncipe. Si esto afectará la lectura entre los jóvenes así como la última entrega del mago se verá muy pronto.

Los comentarios publicados por los críticos anglos cuando este libro salió a la venta allá --¿por qué le habrán cambiado eso de “Príncipe Mestizo”? Si hubo una clave de la autora entre líneas que justifiquen el cambio, no la encontré— fueron generosos si los comparamos con lo que comentaron de los libros previos. Dada la extensión de esta obra, el trabajo de traducción se llevó casi un año ¿Y la conclusión? Por primera vez, un bostezo, y no porque ya era de madrugada.

Quizá por la presión de los editores, de los estudios cinematográficos y hacia ella misma, es evidente que Rowling andaba baja de baterías cuando escribió este libro. Tal vez necesitaba más tiempo para madurar la historia o --lo cual sería terrible-- fue seducida por algunos convencionalismos. La trama varía muy poco: Harry toma un nuevo curso en Hogwarts, tiene encuentros con Droco Malfoy y ¿otra vez? hay un encuentro de quidditch prácticamente calcado de juegos previos. La diferencia es que ahora, dada la acechanza cada vez más ominosa de Lord Valdemort, se impone la necesidad de encontrar aliados fuertes y experimentados, no entre sus amigos quienes, aún deben dominar sus emociones al manejar la magia. 

Para el efecto y a instancias de Dumblemore, Potter visita al Príncipe Mestizo (no sé por qué, lo imaginé como una especie de chamán) el cual guarda una sorpresa que, por conclusión, será decisiva para el último libro.

Con todo y que estos adolescentes ya comienzan a sentir escozores hormonales, Harry Potter, como la mayoría de los héroes conocidos (¿a quién quieren, a Supermán, Batman, Luke Skywalker, Hombre Araña?) deberá sacrificar varias cosas, incluidas las relaciones sentimentales, para su encuentro final con Valdemort. Es más ¿recuerdan a la chinita que le coqueteó a, Potter en El Cáliz de Fuego? No la pierdan de vista: ahí hay mucho más, aun riesgoso, para nuestro protagonista.

Por otro lado, las 600 páginas parecen ser demasiadas sobre todo porque hay ocasiones en que no parece ocurrir nada. Sin embargo el estilo de Rowling tampoco se ha perdido. Y si bien el episodio final está programado para el 2009,  en caso de ser necesario demorar más con tal de leer un final cautivante, podremos esperar a la escritora. En Harry Potter y el Misterio del Príncipe hay muy pocos misterios.