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ANÁLISIS, COMENTARIO Y DEMÁS

 

Literatura/Sección de libros

 

                            A propósito de este 14...

Rosa Montero nos ha dicho que la creatividad es la loca de la casa. Este libro, con los amores y desventuras de parejas famosas, lo confirma en cada página y episodio.

Pasiones
Rosa Montero
Extra Alfaguara/2001


FEBRERO, 2006. "Todos creemos saber del amor, todos creemos entender algo del amor. Y, sin embargo, continúa siendo una materia obscura, el reino de la confusión y lo enigmático", nos dice Rosa Montero, periodista y escritora española, colaboradora de El País y una de las pocas autoras que ha logrado conectar un "puente de confianza" entre ella misma y sus lectores. Pese a su estilo desenfadado, excepcionalmente ágil y donde parece que no sobran palabras a sus textos, es imposible verla como Talía del Olimpo sino como una mujer normal, eso sí, con abundantes anécdotas que contar.

Pasiones pisa, precisamente, ese concepto. En ningún momento Rosa Montero nos quiere dar lecciones de sapiencia respecto al tema que trata; más bien nos la imaginamos sentada frente a nosotros, con una historia tras otra, todas ellas iguales de entretenidas. Pues bien, la experiencia la puede tener todo aquél que se asome a este libro, una recopilación de relaciones atadas irremediablemente por eso que hemos querido identificar como amor.

¿Y cómo saber que se trata de ello? Basta asomarse a la vida que llevó Sonia, la esposa de León Tolstoi: indiferencia mezclada con la feroz misoginia de su célebre marido pero que no le hizo flaquear sus sentimientos; o la que llevaron Amadeo Modigliani y Jeanne Hébuterne, de odio-amor tan intensa como necesaria que ella, poco después de lamuerte del pintor, se arroja de un tercer piso, a pocos días de dar a luz; o de Juan y Evita Perón, una mujer mucho más sagaz que su marido y anhelante tanto del poder y urgida de amor, algo bastante escaso en su vida. Si esas parejas se aguantaron fue, de nuevo, por eso que damos por llamar amor.

La Montero también aborda otros romances más tranquilos, pero no por ello menos inquietantes, como el de los Dukes de Windsor, una aparente historia de amor --él decide abdicar al trono inglés tras casarse con una plebeya-- sobre la cual existen tenebrosas sospechas de su relación con los jerarcas nazis; o la relación que Robert Louis Stevenson llevó con Fanny Vandegrift, que terminó cimentándose una vez que el escritor escocés escribió --y vivió-- con intensidad excepcional.

También se incluyen relaciones homosexuales entre hombres, si bien la Montero no presenta del sexo femenino (pienso aquí en una muy famosa y documentada, la de Ingrid Bergman con Marlene Dietrich, antes que ambas entraran a la órbita de la fama) tenemos la de Oscar Wilde y Bosie o de Verlaine y Rimbaud, lo mismo que un matrimonio, heterosexual y más reciente en nuestra memoria, el de John Lennon y Yoko Ono.

Lo que distingue a los mencionados en Pasiones es que aportaron mucho, tal vez muchísimo, al tiempo en que les tocó vivir, ya fuera en lo literario, lo musical, y la plástica, si bien en lo personal cuestionaría la inclusión de Mariano José Delarra, que mejor podríamos ubicarla como de nota roja, pero bueno, la Montero es española, de quienes como sabemos, suelen incluir un platillo propio cada vez que redactan un menú. Pero también hay historias vergonzantes, como la de los Dukes de Windsor, la legendaria emperatriz Sissi de Austria y el dueto Perón, causante de la ruina argentina, si bien esta última mención va ya como acotación personal.

Son, pues, edenes y avernos los que menciona Rosa Montero en Pasiones, y todos ellos ligados por el amor, en su expresión más humana.