Ismael Enrique Arciniegas
Curití, 1865
(Santander) -
Bogotá, 1938
A SOLAS
¿Quieres que hablemos?... Está bien...,
empieza...,
habla a mi corazón como otros días...
Pero no... ¿Qué dirías?...
¿Qué podrías decir a mi tristeza?...
No intentes disculparte, todo es
vano...;
ya murieron las rosas en el huerto;
y el campo verde lo secó el verano,
y mi fe en ti, como mi amor, ha muerto.
¡Amor arrepentido!...
¡Ave que quiere regresar al nido
a través de la escarcha y la neblina!...
Amor que vienes aterido y yerto...
¡Donde fuiste feliz ya todo ha
muerto!...
No vuelvas... ¡Todo lo hallarás en
ruinas!...
¿A qué has venido?... ¿Para qué
volviste?...
¿Qué buscas?... ¡Nadie habrá de
responderte!...
Está sola mi alma y estoy triste,
inmensamente triste hasta la muerte...
Todas las ilusiones que te amaron,
las que quisieron compartir tu suerte,
mucho tiempo en la sombra te esperaron,
y se fueron... ¡cansadas de no
verte!...
¡Cuando por vez primera
en mi camino te encontré,
reía en los campos la alegre
primavera!...
Todo era luz, aromas y armonía.
¡Hoy todo cuán distinto!... Paso a paso,
y solo voy por la desierta vía;
nave sin rumbo entre revueltas olas;
pensando en las tristezas del ocaso
y en las tristezas de las almas solas.
En torno la mirada no columbra
sino asperezas, páramos sombríos;
los nidos en la nieve están vacíos,
y la estrella que amamos, ya no alumbra
el azul de tus sueños y los míos...
¡Partiste para ignota lontananza
cuando empezaba a descender la
sombra!...
¿Recuerdas?... ¡Te imploraba mi
esperanza!...
Pero ya mi esperanza no te nombra...
¡No ha de nombrarte!... ¿Para qué?...
Vacía está el ara y la historia yace
trunca...;
¡ya para qué esperar que irradie el
día!,
ya para qué decirnos: ¡Todavía!...,
si una voz grita en nuestras almas:
¡Nunca!...
Dices que eres la misma, que en tu pecho
la dulce llama de otros tiempos arde,
que el nido del amor no está deshecho,
que para amarnos otra vez no es tarde.
Te engañas... No lo creas...
Ya la duda echó en mi corazón fuertes
raíces...
ya la fe de otros años no me escuda...
¡Quedó de sueños mi ilusión desnuda,
y no puedo creer lo que me dices!...
¡No lo puedo creer!... Mi fe burlada,
mi fe en tu amor perdida,
es el ancla de una nave destrozada...
¡Ancla en el fondo de la mar caída!...
Anhelos de un amor, castos, risueños...
¡Ya nunca volverán!... Se van..., se
esconden...
¿Les llamas?... Es inútil... ¡No
responden!...
¡Ya los cubre el sudario de mis
sueños!...
Hace tiempo se fue la primavera...
Llegó el invierno fúnebre y sombrío...
Ave fue nuestro amor...
Ave viajera...
¡Y las aves se van cuando hace frío!
Ismael
Enrique Arciniegas
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Adriana
Mutis Peralta
Bucaramanga,
(Santander) COLOMBIA
TU
AMOR
Siento tu amor; ya casi
lo respiro...
Está en la suave luz de
la alborada,
cubriendo con ingenua
llamarada
el débil resplandor de
mi suspiro.
Siento tu amor si el
firmamento miro
en una hermosa noche
platinada...
Y me veo entre estrellas
reflejada,
contemplando tu rostro,
mientras giro.
Tu amor es fuego,
manantial y brisa.
Es un dulce huracán de
mil delicias
y es un faro en un mar
de desconsuelo...
Es la pluma que pinta
una sonrisa
y es el sol que recubre
de caricias
a las nubes que flotan
en mi cielo.
ARCO IRIS
Arco Iris, ven y dame
tus colores
para escribir con ellos
una nota...
Que en el cielo se
aprecien con fulgores
dos corazones de
brillantes gotas.
Huidizo guardián de mis
amores,
contemplaste escondido
mi derrota,
mientras que con mi
llanto regué flores
e ilusiones quedaron
casi rotas.
Hoy pretendo atraparte
mientras llueve
para lograr que con tus
rayos unas,
dos corazones que cubrió
la nieve.
Reflejarás tu luz en las
lagunas
y un tesoro de amor,
dará su abrigo,
a aquellos que lloraron
con la luna.
Adriana M
RENACER
Escucho ya tu voz que me
acaricia
con su dulce tenor de
terciopelo
y mientras que en mi
mente alcanzo el cielo,
en mi cuerpo percibo su
delicia.
Aromas y reflejos de
caricias
en esas largas noches de
desvelo,
se aferran a mi mente
sin recelo...
Hoy las siento... Son
ciertas, no ficticias.
De tu cuerpo saqué mil
melodías...
Dulces notas que estaban
escondidas,
para encender con ellas
un gran fuego.
Con sonrisas, colores y
alegrías,
hoy matizas la ruta de
mi vida
y los dos somos parte de
ese juego.
Adriana M
AMOR PROHIBIDO
¿Por qué llegaste amor a
ilusionarme,
entre embrujos y sueños prometidos,
para luego dejar desvanecidos
los colores que quise dibujarme?
En tu canto de amor pude arrullarme,
entre acordes acaso prohibidos
y tus besos quedaron esparcidos
sobre mi corazón, hasta quemarme.
Un tormento es tu amor, dulce tormento,
que en corona de espinas ha atrapado
mi voluntad, sedienta de tu fuego.
Pero sé que podrás en su
momento,
entregarme tu amor azucarado
y sanar mis heridas con espliego.
Adriana M
MELANCOLÍA
Melancolía, dolor que en mí
se afianza
Es un dardo en mi carne ese tormento
y los gritos que mi alma al viento lanza,
traen un eco vacío, cruel, violento.
Los colores de aquellas esperanzas
que con ansia luchaban contra el mundo,
hoy son sombras errantes de añoranzas...
Son destellos de un sino moribundo.
Ilusiones remotas y lejanas
crueles piedras hoy tiene aquel camino
y una flor, con dolor, ya se desgrana.
Es la historia fatal de mi destino:
El amor, cuando a mi puerta llama,
entre escollos se queda suspendido.
Adriana M
POESÍA
Poesía es mirar y ver
las cosas
con un brillo de
escarcha que las cubre;
es también atrapar mil
mariposas
que vuelan en la mente
como nubes.
Puede ser colorear con
las palabras
y danzar en las ondas de
un perfume
Es un viaje fugaz en la
distancia
y un sentirse subir
hasta la cumbre.
Quien se cree poeta ve
en las rocas
el brillante destello de
la lumbre
Y camina en la arena
mientras piensa,
que al amor y al dolor
algo los une.
Adriana M
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Sergio
Astorga Pérez
(MÉXICO
D.F.)
¡SI
YO
SUPIERA!
Melancolía
que al alma halaga
cuando se embriaga
de melodía.
Deshojaría
su blusa y braga,
pero la amaga
su soltería.
Dejar quisiera,
aunque doliera,
iluminada
sobre madera
la madrugada.
¿Si yo supiera?.
Sergio Astorga
REPATRIADO
Porque no tengo vino
grado en mano
mis labios beben el
vinagre esbelto,
y con la uva mascada
vivo envuelto
en la plegaria tosca del
verano.
Dejé de caminar tu
cuerpo plano;
entre oprobios borracho
vago suelto
y a tu memoria de agua
ya no he vuelto
porque me falta el soplo
de Arte sano.
Ciudad de tabaco fundida
al cielo;
el vapor de tu aliento
ya no encierra
el rumbo de los años en
desvelo.
Para qué quiero patria
bajo tierra,
si la morada cierta está
en el vuelo
del sabor envinado por
la sierra.
Sergio Astorga
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