Milica Rakic
Tenía tres años de edad y vivía en el
barrio de Batajnica, en las afueras de Belgrado. Ella es
un símbolo de todas las inocentes víctimas asesinadas
por la OTAN, calificadas despectiva y cínicamente como
"daños colaterales". Y el recuerdo de que eran
bastante más que simples números en la fría estadística
de los "errores militares"; eran seres humanos,
con nombre y apellidos, y una vida truncada para siempre
gracias a la OTAN El 17 de abril de 1999, mientras su madre, Dusica, preparaba su cama para acostarla y ella estaba en el cuarto de baño, una bomba de racimo (prohibida por las Convenciones Internacionales) estalló junto a la casa y le voló la cabeza. Su padre, Zarko Rakic, corrió a llevarla al hospital más cercano mientras la sangre de su hija manaba a borbotones durante todo el trayecto, pero era demasiado tarde ... Otro
"daño colateral"?
"Deberíamos estar orgullosos de lo que estamos haciendo" Javier Solana Madariaga a Der Spiegel - 2 mayo 1999 |
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El pasado 21 de mayo, el periódico La Vanguardia publicaba un reportaje sobre la tragedia de la familia Rakic. En él, se intenta exculpar (?) a la OTAN al afirmar que las bombas que mataron a Milica no iban dirigidas al aeropuerto de Batajnica, a siete kilómetros de distancia sino que en realidad apuntaban a una escuela situada a cincuenta metros de la vivienda de los Rakic, donde "supuestamente" dormían (?) militares yugoslavos. Naturalmente en ningún momento se nos aclara desde cuando una escuela puede considerarse objetivo militar legítimo ni la razón por la que el Tribunal Penal Internacional no consideró este ataque como un crimen de guerra
En cualquier caso, el epílogo feliz de esta desgraciada historia se produjo el pasado 12 de abril de 2000, cuando Dusica RAkic, la madre de Milica, dió a luz a Alexandra. Su nacimiento ha contribuido a mitigar el golpe sufrido por esta familia gracias a la brutalidad de la OTAN con el asesinato de Milica, pero por supuesto no hace olvidar la locura criminal de quienes pretendían defender los derechos humanos y los valores de Occidente inmolando a niños en el altar de su propia barbarie enfermiza
Uno de los mensajes recibidos por la familia Rakic con ocasión del nacimiento de Alexandra fue enviado por Alexander Vucic, ministro de información del gobierno yugoslavo y decía:
"Cuando Dios caminaba por la Tierra ordenó que un ángel blanco cuidara de los niños serbios. Ahora ha mandado a un nuevo angelito a la Tierra, y no es solamente vuestro. También nos pertenece a nosotros. Que sea nuestro orgullo, nuestro amor, nuestra esperanza. Que sea el portaestandarte hasta que llegue el alba Serbia."
Que así sea.
Artículo "El Corazón partido en dos"
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