T. E. Lawrence
Lawrence de Arabia


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Bibliografía    Citas    Lawrence según sus amigos    Dos Cartas a "Clarín"


Introducción

Quién fue realmente T.E. Lawrence? La respuesta a este interrogante no es sencilla. Hay quienes lo imaginan como a un héroe romántico envuelto en un aura de misterio oriental. Otros, lo han catalogado como a un mero impostor. Es innegable que, más allá de toda polémica, esta rara combinación entre hombre de acción y hombre de letras ha fascinado hasta el día de hoy al mundo entero. Mucho se ha hablado y escrito sobre él, tanto a favor como en contra; sin embargo, muy pocos han logrado comprender la profundidad y complejidad de sus motivos y acciones.

Su leyenda nació después de la Primera Guerra Mundial, cuando el periodista norteamericano Lowell Thomas presentó en 1919 sus films populares en Estados Unidos y en Europa. Thomas, quien había pasado dos semanas en Arabia tomando notas y fotografías para un documental sobre la Campaña de Palestina, de inmediato intuyó el sabor de la leyenda en la historia del joven arqueólogo de Oxford devenido en líder guerrero de la rebelión árabe. Escribió los guiones para sus presentaciones en un estilo impactante y bastante almibarado, utilizando epítetos tales como Rey sin corona de Arabia o Príncipe de la Meca para describir a Lawrence y contar sus hazañas. Obviamente, estos títulos eran exagerados y muchas de las afirmaciones totalmente inexactas, pero la elocuencia de Thomas, las imágenes del desierto y la música --entre exótica y heroica-- lograron encender la imaginación de miles de personas agobiadas aún por los horrores de la Guerra. Tanto fue así que los shows tuvieron un éxito impresionante en estos años grises, convirtiendo a Lawrence, muy a su pesar, en un héroe casi legendario: "un Cruzado de la era moderna".

Esta tendencia a la idealización cambió radicalmente en los años cincuenta. Algunos escritores empezaron a preguntarse si sus logros en Arabia habían sido tan importantes como todos creían. Otros autores se ensañaron con la leyenda, llegando al extremo de atacar su reputación personal y profesional con toda clase de revelaciones mal intencionadas y tergiversaciones. Las principales causas de este fenómeno fueron el afán comercial (la leyenda había probado ser muy fructífera, aún en vida del mismo Lawrence: no para él, por supuesto, sino para quienes se dedicaron a explotarla), y la falta de acceso a la documentación oficial existente sobre la Guerra (protegida por un embargo durante cincuenta años), con la cual se pudiera comparar y verificar sin lugar a dudas lo que Lawrence narró en Los siete pilares de la sabiduría, su libro sobre la campaña árabe. Este proceso continuó durante años, alentado por la prensa sensacionalista, y por la aparición de biografías y artículos muy especulativos. Los mitos y las mentiras terminaron por empañar la verdadera carrera y personalidad de T.E. Lawrence.

En 1962 se produjo un resurgimiento de la leyenda con el film Lawrence de Arabia, de David Lean, pero tanto la belleza visual como la excelente banda de sonido no fueron suficientes para redimir las graves inexactitudes históricas. Con este film, la imagen de Lawrence sufrió otra transformación (o deformación) y, lamentablemente, las generaciones actuales han asociado a este personaje, interpretado por Peter O'Toole, con Lawrence. Nada más alejado de la verdad. El hermano menor de T.E. y muchos otros que lo conocieron personalmente, criticaron duramente el film, considerándolo una reconstrucción caprichosa de la historia y una interpretación distorsionada del personaje principal. Basta con leer Los siete pilares de la sabiduría (o sus Cartas) para comprobarlo.

Actualmente, se ha logrado establecer un cierto balance entre la leyenda, las mentiras y la realidad: han aparecido algunos libros basados en rigurosos trabajos de investigación (aunque unos pocos han sido traducidos al castellano). Se han publicado varios volúmenes con sus cartas y se han confrontado los documentos oficiales, ahora accesibles para los investigadores, con los escritos de Lawrence. Las conclusiones señalan que Lawrence fue veraz al narrar los hechos en Los siete pilares de la sabiduría y también que fue bastante modesto al referirse a su posición personal dentro de la rebelión árabe y a sus logros estratégicos.

Aunque tal vez nunca lleguemos a develar completamente el interrogante planteado al principio, podemos decir con justicia que Lawrence no fue ni el héroe todopoderoso de la leyenda ni el impostor o el espía de la anti-leyenda. Tan solo fue un hombre íntegro que permaneció fiel a sus ideales más profundos, enfrentando las difíciles circunstancias de su vida y de su tiempo en forma excepcional. Con sus defectos también, como todos nosotros --él siempre fue el primero en señalarlos-- pero no precisamente los que sus detractores inventaron en sus intentos de empañar su imagen para hacer dinero. Toda su vida y su pensamiento están, claros como el cristal, en sus escritos. No hay espejo más auténtico ni testigo más autorizado que Lawrence mismo.

Mas allá de las limitaciones propias de este espacio, subyace la intención de arrojar alguna luz sobre esta personalidad inspiradora y de proveer de información confiable, sin sensacionalismos, a todo aquel que esté interesado en conocer quién fue T.E. Lawrence.




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Imagen: T. E. Lawrence

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Última actualización Diciembre, 2002 - TELawrence_ar@yahoo.com.ar
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