¡PRIMERA PLANA!
"Nosotros El Pueblo"
  19 de diciembre de 2002

PARA REVISAR PRIMERAS PLANAS ANTERIORES IR AL "FORO"
 

EN CONTRA DE MI VOLUNTAD, SR. PRESIDENTE.

Sr. Presidente, me siento parte de un drama involuntario, un actor obligado en un escenario del cual no me puedo escapar a pesar de que me aterroriza. ¿No ha sentido Usted lo mismo?.

Todos esperan que cumpla mi rol y solo me dejan dos opciones: Hacer el papel de revolucionario o de disidente, sin más alternativas. Un SI o un NO , un referéndum sin otras opciones, como si viviéramos en un mundo surrealista en el cual solo existen dos colores, blanco o negro, sin grises; rojo o violeta, un arcoiris truncado, luctuoso, sin matices.... ¿No ha sentido Usted lo mismo?.

Siento que soy una brizna de paja en el viento, una hoja arrastrada por el temporal, dando tumbos y vueltas, conducido violentamente por fuerzas que me llevan adonde nunca quise ir, que me obligan a llegar a donde nunca pensé estar ni siquiera en mis fantasías. ¿No ha sentido Usted lo mismo?

Veo alrededor y miro como todo es tragado por un enorme remolino, una  vorágine que conduce a la muerte y a un oscuro abismo; veo a mis hijos y temo por ellos y me pregunto ¿Acaso esto es justo? ¿Es acaso necesario?... ¿No se ha preguntado Usted lo mismo?...

Me despierto y ya no se distinguir la realidad de los sueños, porque cuando abro los ojos me digo ¿Era un mal sueño?... y prendo el televisor o el radio, solo para darme cuenta  que vivo en una permanente pesadilla... y pienso ¿Cuándo terminará esto?... ¿No se ha preguntado Usted lo mismo?.

No lo diga a nadie, salga del escenario en silencio, quédese en un lugar donde no lo pueda ver el público, no me responda a mí, solo véase en el espejo, tóquese, asegúrese de estar despierto y consciente, contéstese solo así mismo: ¿Ha respondido SI a alguna de estas preguntas?.

Si su sincera respuesta es NO, entonces Sr. Presidente Usted está muy enfermo, busque ayuda, porque Usted es incapaz de darse cuenta de lo que está sucediendo a su alrededor. Usted ha dicho muchas veces que cree en Dios... entonces pídale auxilio, pídale luz y salud para su alma.

Si acaso su respuesta ha sido SI, entonces no regrese al escenario, detenga la obra, detenga la pesadilla y vuelva a ser Usted, no el actor que el público espera, siguiendo el macabro guión de una mente alucinada.

Si acaso se dice Usted: Ya es muy tarde para retroceder... No es así Sr. Presidente, nunca es tarde para cambiar cuando se encuentra la verdad... aférrese a ella con todas sus fuerzas... tenga valor... todo saldrá bien... mejor de lo que Usted espera...

Si acaso lo que lo detiene es el miedo a la venganza o al repudio del público, unos defraudados por que no cumple el papel que esperan que Usted haga y otros porque desean cobrarle sus errores... tenga valor y niéguese a seguir siendo una marioneta de las apetencias insanas de las multitudes... es preferible estar solo y tenerse a uno mismo, que enloquecer con ellos y perder su alma... Sea Usted mismo...

Créame, ese mundo bipolar que Usted equivocadamente a contribuido a crear, no es real, es un delirio febril y malsano,  que ya ha costado vidas y de seguir costará muchas más; que ya ha sembrado destrucción y de continuar arrastrará todo hasta las cenizas... hasta Usted mismo... ese es el final de persistir ejecutando ese rol, en ese escenario.

Si Usted abriera los ojos Sr. Presidente, vería que yo ya lo he perdonado, que muchos están dispuestos a perdonarlo y que muchos más aun los seguirán cuando Usted salga de este mal teatro. Lo que la mayoría deseamos es que cese la pesadilla, que cese el error, y estamos claros en que Usted no ha sido el único responsable, todos nos hemos dejado arrastrar por la locura de los escritores que nos precedieron, porque si juzgamos por los resultados del guión que hemos seguido, este no tiene un buen final para nadie. Esta es la verdad. Vea, escuche, percátese por Usted mismo y actúe en consecuencia. Estamos a tiempo.

 ¡Un mal no se corrige con un crimen mayor! ¡Se profundiza! ¡Deténgase Sr. Presidente! ¡Ayúdenos a detener el mal que se cierne sobre nuestro pueblo!

 Si no es así, ¡Que Dios nos ayude! ¡Caiga la sangre derramada sobre Usted! Y sepa Usted que su maldad o su locura me arrastran a presenciar este holocausto:

 ¡EN CONTRA DE MI VOLUNTAD, SR. PRESIDENTE!

P.D.: Pensé seriamente en llevarle esta carta personalmente a Miraflores, créame. Pero luego de meditarlo, me di cuenta que la paranoia que lo rodea es tal, que nadie creería en mis buenas intenciones. Si lograra llegar vivo a la puerta, me detendrían porque con seguridad desconfiarían pensando en que llevo un sobre bomba o un papel impregnado de Ántrax.

Por eso he decidido publicar esta carta, no para avergonzarlo, sino para que exista al menos una posibilidad de que llegue a sus manos. Usted está en un palacio con las puertas y las ventanas cerradas Sr. Presidente.

 

Jesús De San Antonio

 

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