4.- Encuentro con Mira de Licia.


Característica de la cultura Licia fue la veneración por los antepasados; este rasgo fue compartido con otras culturas de la Anatolia prehelénica, tales como la de los Frigios, los Carios y los Cilicianos; los Licios, sin embargo, desarrollaron esta característica en un culto a los muertos que dio origen a una constante tradición en la construcción de monumentos mortuorios hasta llevarlos a ser una elevada forma particular de arte y arquitectura. En este sentido, los asentamientos de Xantos y Mira conservan aún la mayor riqueza monumental.

A.- Acrópolis B.- Muralla antigua C.- Extensiones Bizantinas D.- Teatro romano E.- Necrópolis marina F.- Necrópolis ribereña


El sitio arqueológico de Mira está situado a cinco kilómetros de la sede original del puerto ciudad, que en sí ya ha perdido las características de la civilización Licia, en la ribera del río Demre. Habiendo pertenecido a una de las más importantes ciudades de la región, el sitio arqueológico aún conserva vestigios tanto de la época prehelénica, como de la helénica y la romana.

La arquitectura funeraria Licia se dio en tres vertientes; siendo la más antigua de ellas la de las tumbas rupestres talladas en la roca de las colinas, este tipo de tumbas data desde el siglo V o VI antes de Cristo, siendo poco elaborados los mas antiguos ejemplos, localizados en su mayor parte en Pinara.

Aproximadamente en el siglo IV a.C., este tema de la arquitectura alcanzó una expresión propia de la civilización que le dio origen; incorporando después elementos jónicos debido a la influencia cultural de este pueblo sobre el licio.
 


  El de Mira constituye el sitio más importante de esta expresión cultural, ya que contiene monumentos tanto de la época purista como de la influencia jónica. Siendo uno de los más notables en este último aspecto el de la tumba diagramada por Moessel, misma que diera pie a esta investigación.

El estilo prejónico de las tumbas rupestres en su fase madura representa las fachadas que deben haber sido usuales en la vivienda licia: construcciones de madera de dos o tres niveles; representando con esto la continuidad de la vida diaria de los desaparecidos.

En Mira, las tumbas rupestres cubren la ladera sur de la colina sobre la cual se asienta la acrópolis, dando la apariencia de un insólito encaje de edificaciones una sobre otra. Además de las tumbas ubicadas sobre esta ladera, detrás del teatro romano, otro grupo importante se localiza en la ladera hacia el río y en otros riscos cercanos. Muchas de las tumbas cercanas al teatro se encuentran severamente dañadas, pero algunas aún conservan elegantes fachadas, con relieves e inscripciones claramente delineados.

Otra tumba, ésta situada en la ladera norte, fue tallada en la forma de un gran sarcófago: En ella se puede observar al propietario junto con su familia; los relieves lo muestran primero en su vida diaria y después como un cadáver tendido en su heredad con la familia rodeándole. Esta tumba ha sido datada hacia el siglo IV a.C.



Las constantes de este estilo son la fachada de acceso remetida tras del pórtico; sostenido éste por columnas de orden jónico; el frontis triangular y bajorrelieves sumamente trabajados.
  La influencia jónica durante el siglo III tiene también en Mira algunos de sus mejores ejemplos; tal la fachada analizada por Moessel, a la que puede accederse por una senda escalonada que parte desde la gradería del teatro. Otros ejemplos tan puros como éste pueden observarse en la partes superiores de la ladera sur.



A diferencia de las tumbas mas antiguas, las influenciadas por la cultura jónica abandonan la representación de la habitación para la vida diaria para asumir una imagen menos realista y más monumental y simbólica a pesar de sus menores dimensiones.

Un segundo tipo de arquitectura funeraria, posterior al período de auge de las tumbas rupestres y posiblemente concurrente con el período jónico, es el de las estructuras funerarias en pilares; este tipo de monumentos no se encuentra en Mira; siendo frecuente en Xantos, ubicándose aún en la acrópils de esta última ciudad; por lo que, semejantes a pequeños faros, pueden ser vistos desde el mar. En ellos, los cuerpos eran colocados en la cámara alta de la torre.



  El estilo predominante en estos pilares es puramente Licio, y en ellos persiste la visión de lo cotidiano; la torre frecuentemente está coronada por una bóveda ojival y la estructura recuerda en alguna medida la construcción con vigas y otros elementos de madera.

La decoración incluye figuras en relieve aún en aquellos elementos que semejan puertas o ventanas.
 

El último tipo de estructuras funerarias licias también puede ser encontrado en Mira; en contraste con la verticalidad de las torres, se trata de monumentales sarcófagos horizontales; los dos mayores se encuentran uno en Kas y otro en Pinara.
En Mira forman dos conjuntos sobre el agua en las áreas de la necrópolis marina. En otros sitios se encuentran aislados en mitad de la nada o, como en Mira, en medio de las aguas de la hundida ciudad de Simena (Kekova), semejando gigantescos cofres que guardan algún tesoro oculto. La impresión también puede ser de la vida marina cotidiana, tal vez imitando las embarcaciones licias.  



  La dominación romana terminó prácticamente con la costumbre que hacía de la muerte una razón para la construcción de grandes monumentos exteriores; la adopción de los usos romanos incluyó también la de los sarcófagos labrados para ser colocados en el interior de los edificios. En la región se conservan todavía algunos ejemplos de este arte interior; así, en la Iglesia de San Nicolás pueden observarse sarcófagos romanos del siglo II A.C., sustraídos de Mira para ser utilizados en la inhumación de los dignatarios eclesiásticos de la era bizantina.

Si embargo, como ya se dijo antes, la prosperidad romana introdujo también a Licia nuevos elementos arquitectónicos destinados a la vida pública. En este sentido, uno de los mejores ejemplos por su estado de conservación lo constituye el teatro romano edificado en Mira en el siglo II A.C.

Situado al pie de la ladera sur de la acrópolis, el teatro constituye el segundo patrimonio en importancia en el sitio. Su gradería, con veintinueve filas de asientos, fue construida aprovechando la topografía del terreno; al centro del muro de dos metros que la rodea se encuentra la figura de Tyco, la diosa de la suerte, con una inscripción: "Victoria y buena fortuna para la ciudad".

La galería está soportada lateralmente por arcadas usadas tanto como puertas de acceso a la sección superior, como para alojar comercios. Los vestigios encontrados de la fachada del escenario acusan una refinada ornamentación.







María Isabel Zerecero Pontones
a r q u i t e c t a .