En los años 90, el artesano considera necesario diseñar
un nuevo instrumento más evolucionado, una gaita
cromática, y tras investigar con dedicación y
paciencia, logra crear un puntero de octava y media de
extensión. Tras añadirle un ronquillo y perfeccionar el
puntero, consigue que la extensión alcance las dos
octavas cromáticas.
Este prototipo de gaita es sometido a examen por el
Conservatorio Superior de Música Eduardo Martínez
Torner de Oviedo (Asturias), en cuyo informe técnico se hace especial
mención a su excelente calidad del sonido
y se ponen de relieve las sensibles mejoras aportadas por
el artesano al tradicional instrumento, abriendo nuevas
vías de desarrollo y evolución.
De esta forma, la gaita cromática se convierte en 1993
en la principal protagonista del Concierto del Día de
Asturias. Para la ocasión, la gaita solista estaría
arropada por la Orquesta Sinfónica del Principado de
Asturias (OSPA), bajo la dirección del maestro Antón
García Abril.
Un año más tarde, y de nuevo en manos del gaitero
Alberto Varillas, la gaita cromática se acompaña de la
OSPA y del Coro de la Asociación de Amigos de la Ópera
del Principado de Asturias en la grabación de un disco
único en su género, que abriría grandes caminos para
este tradicional - e insuficientemente considerado-
instrumento: Día de Fiesta
nAsturies. Un disco irrepetible que
contiene en su interior toda una joya musical: el Himno
de Asturias a la gaita, con la OSPA y el mencionado coro.
En él, la gaita mostraría todas sus
posibilidades musicales, de un altísimo nivel,
recibiendo críticas muy elogiosas.
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