Los Dres. Horacio Jáuregui Rueda y Alejandra Monticelli son especialistas en enfermedades infecciosas que estaban iniciando su entrenamiento en la especialidad cuando el VIH hizo su aparición , allá por 1981.

Ellos fueron junto con la Dra. Graciela Reboredo ,los que organizaron el programa SIDA del Hospital de Clínicas y decidieron "espontáneamente" hacer frente a la epidemia del VIH que en sus inicios castigó principalmente a los homo-bisexuales varones , tal cual se observaba en dicho hospital.Así fueron adquiriendo entrenamiento en la temática del VIH/SIDA y asistieron a la aparición o emergencia de una infección-enfermedad producida por un retrovirus "brillantemente maligno" ,el VIH.

Continuaron su labor , su capacitación y perfeccionamiento con pacientes de diferentes "conductas de riesgo para VIH" , adictos por vía intravenosa y heterosexuales de ambos sexos en la Unidad 21 (U.21 ) del Servicio Penitenciario Federal (Hospital Muñiz) , en el Programa Andrés para la rehabilitación del drogadicto , y en la fundación COINSIDA. Merece un comentario particular, la actividad desarrollada en la U.21.

Ingresaron en 1991 y permanecieron hasta 1994. Fue muy importante su compromiso ,participación y dedicación , ya que permitió , con la colaboración del Dr. Juan José Álvarez Casado , que dicha Unidad fuera reconocida como Centro Nacional de Referencia para pacientes privados de la libertad VIH positivos . Numerosas presentaciones en Congresos Nacionales e Internacionales , fueron realizadas , lo que llevó , de alguna forma ,a que se tomara conocimiento que los pacientes detenidos se manejaban con pautas de diagnóstico ,seguimiento y tratamiento similares a los de la comunidad en general.

En 1994 , los Dres. Jáuregui Rueda y Monticelli , se retiraron de la U.21 (por no estar de acuerdo con las autoridades médicas penitenciarias del momento). En ese momento pensaron que con la alta morbi-mortalidad que la enfermedad por VIH acarreaba, la discriminación que se incrementaba día a día y se entrometía en el acto medico , las dificultades que se observaban en la atención hospitalaria, era imperativo que se organizara una Fundación con el espíritu y sentir de ambos, comprometida en la lucha contra el SIDA y para atender pacientes VIH positivos en un lugar que fuera una alternativa entre el hospital y el consultorio privado.

Hoy, a 8 años de su aparición , se puede decir que el "sueño se hizo realidad" y sobre todo, pese a las enormes dificultades que el VIH impuso e incrementó en el medio social, "valió la pena".