Un Elfo estaba sentado sobre la orilla de un río y era mucha la concentración que tenía, porque estaba meditando sobre qué función específica tenían los seres humanos del Ser Planeta Tierra.
Al momento, se le acercó un niño que pasaba por allí y le dijo: ¡Hola!Tú debes ser un Elfo, de los que hablan los cuentos y los libros antiguos. Yo soy un hombre que aún no es mayor y, por ello, tengo tiempo para jugar y soñar. ¿Y tú qué haces?
Y el Elfo, que no esperaba aquella visita, le contestó: ¿Cómo es posible que me veas, si tan sólo estoy dentro de mí? ¿O acaso tú eres una creación mía que se ha exteriorizado?
El niño se sentó a su lado y sonriendo le dijo: Estás pensando en mí -¿verdad?- y por eso he venido Yo te deseo y por eso estás.
Tú y yo, yo y tú, no sabemos nada sobre nosotros; pero somos aquí y ahora
Cayetano Arroyo
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