Bandera de México
CRONOLOGIA DE LA MARCHA  "EL COLOR DE LA TIERRA"


Lunes 19 de marzo de 2001.-

LA TAREA DE PACIFICACIÓN EN CHIAPAS
Y EL PLAN PUEBLA - PANAMA
intervencionismo de EU

CARLOS FAZIO 

El Plan Puebla-Panamá (PPP) forma parte de un programa integral que combina intervencionismo político, económico y militar, pero que se presenta como un plan de pacificación, desarrollo y creación de empleos. Es una manifestación genuina del capitalismo contemporáneo. Forma parte de un proyecto de alcance geoestratégico continental e imperial de Estados Unidos, en el que participan sectores del gran capital financiero, consorcios multinacionales y las oligarquías de los países del área mexicano -centroamericana.

El PPP no es proyecto nuevo y su autoría intelectual no está en México, sino en Washington.
Forma parte del viejo plan geoestratégico del TLC y opera hoy como caballo de Troya del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA). En la nueva fase de expansionismo imperial, el ALCA es la herramienta que Estados Unidos necesita en la competencia interimperialista con Japón y Europa. El gobierno de Vicente Fox participa de manera subordinada a los intereses de la Casa Blanca, Wall Street y las empresas multinacionales con casa matriz en Estados Unidos. La función destinada a Fox es la de enganchador.

En la coyuntura, el "apuro" de la administración Fox por lanzar el Plan Puebla-Panamá no está ligado a las prioridades nacionales, sino con los intereses estadunidenses de cara a la cumbre presidencial de las Américas, a celebrarse en Quebec, en abril próximo. En negociaciones secretas y con la complicidad de varios gobiernos del área, Washington viene presionando para recorrer la fecha del lanzamiento del ALCA: del 2005 al 2003; el PPP sería el ejemplo de que "sí se puede".

Igual que en el Plan Colombia, el propósito de Estados Unidos con el PPP es intervenir en el conflicto político y social de México para imponer y favorecer a las trasnacionales del petróleo (muy ligadas a la administración Bush); facilitar la privatización de las terminales aéreas y portuarias, la energía eléctrica, el agua, el gas y Pemex; proteger a los terratenientes empeñados en el desarrollo agroindustrial y ganadero extensivo y, principalmente, apoderarse sin restricciones de las enormes riquezas en biodiversidad de la selva Lacandona, los Chimalapas en Oaxaca y el Corredor Biológico Mesoamericano, que llega hasta Panamá.

El PPP responde a los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos y forma parte de un reposicionamiento geoestratégico del Pentágono en América Latina ante el descontento popular creciente producido por las políticas neoliberales. A eso responde la militarización y paramilitarización de estados como Chiapas, Oaxaca y Guerrero, así como la previsión del Pentágono de instalar un contingente militar de 12 mil soldados estadunidenses en Guatemala. El componente represivo-militar del PPP es de tipo contrainsurgente.

Como quedó asentado en la Declaración de México, emitida por la Conferencia Hemisférica de Energía y celebrada hace dos semanas aquí, en la cumbre de Quebec la Casa Blanca buscará la "integración energética" del continente. Dicha alianza entre el tiburón y la sardina es una forma de disfrazar el suministro de energía al centro del poder imperial y garantizar sus intereses de seguridad nacional. Se trata de otra faceta del viejo proyecto de un Mercomún Petrolero del Norte impulsado por Ronald Reagan a comienzos de los años 80, con base en las fuentes de hidrocarburos de Canadá y México, que fue preludio del TLC o NAFTA.

Dos instrumentos clave para la puesta en marcha del PPP son el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI), ambas instituciones con sede en Washington conforman el andamiaje financiero internacional de lo que James Petras llama "la legión extranjera imperial". Son las instituciones que utilizaron la Casa Blanca y los acreedores de Wall Street para imponer a nuestros países el dogal de la deuda externa. El 4 de marzo, Jacques Rogozinski, el "mago" de las privatizaciones salinistas y actual director general de la Corporación Interamericana de Inversiones, que depende del BID, anunció que esa institución destinará "importantes recursos" para integrar a Centroamérica y México con infraestructura empresarial. El año
2000, México captó 25 por ciento del financiamiento regional del BID (10 mil millones de dólares). En ese sentido, el PPP es un proyecto que servirá para gestionar créditos; es decir, para acumular más deuda. Washington seguirá utilizando la política de la deuda como un arma de dominación al servicio de sus intereses imperiales.

En México, el PPP es la continuación del proyecto de "globalización" y "desarrollo" que viene
impulsándose desde el gobierno de Salinas bajo la receta del FMI, el BM y el BID. Tras la firma del TLC con Estados Unidos y Canadá, México ha suscrito una serie de tratados y convenios de cooperación regional y acuerdos de libre comercio con varios países de la región. El PPP es una nueva fase de ese proyecto geoestratégico, donde Vicente Fox funciona como administrador asalariado con la función de crear un espacio al servicio de las trasnacionales.

En la fase actual, el PPP está concebido como un proyecto de infraestructura empresarial que se inscribe en un Plan de Seguridad Nacional. Según la poca información oficial, uno de los objetivos de corto plazo del PPP será crear corredores carreteros y ferroviarios; el acondicionamiento de los puertos y aeropuertos del sureste; la instalación de gasoductos y de empresas ensambladoras para generar "cadenas productivas". Uno de los componentes básicos del PPP es la integración del Istmo de Tehuantepec, viejo sueño que Estados Unidos persigue desde hace dos siglos. Todo el proyecto está en función de la industria de exportación de Estados Unidos, que utilizará los territorios de México y Centroamérica para colocar su producción en el océano Pacífico, donde está hoy el motor de la economía mundial.

La ideología del changarrismo social, impulsada por el presidente Fox en el sureste mexicano, intenta disfrazar una política que pretende convertir a México en un país maquilador al servicio de las compañías estadunidenses, con base en la ventaja comparativa de la esclavitud salarial de la mano de obra maya. Según aclara el plan, se crearán empleos para "una fuerza de trabajo sin capacitación". Lo que responde al interés de las maquiladoras, que amenazan con abandonar la franja ensambladora del norte del país ante "los altos costos de producción, la excesiva regulación, el encarecimiento de la mano de obra y la defectuosa infraestructura". Para evitar que las maquiladoras abandonen el país en
busca de otros mercados, el presidente Fox habilitará el sureste mexicano con una política de exenciones fiscales y subsidios a las empresas que allí se instalen, y ofreciéndoles mano de obra indígena con sueldos de ganga y sin beneficios sociales.

El PPP oculta también un proceso de contrarreforma agraria relacionado con la destrucción de ramas industriales ligadas a los productos del campo. Además impulsará una nueva contrarreforma del artículo 27 constitucional, con el objetivo de enajenar tierras que hoy están bajo el régimen ejidal o de uso comunero para, una vez privatizadas, destinarlas a una agricultura de plantación que necesita de grandes extensiones para cultivarlas de manera tecnificada. Dicho proceso llevará a un nuevo régimen de latifundios, en beneficio de los monopolios y oligopolios multinacionales, nacionales y extranjeros, que se han propuesto transgenizar y controlar la producción alimentaria del planeta. Una parte oculta del PPP es permitir la biopiratería de multinacionales y fundaciones como DuPont, Pulsar, Monsanto,
Novartis y Diversa.

La multipublicitada política de changarrismo social y la contrarreforma agraria son dos caras de una misma moneda. Con la zanahoria del "desarrollo" y la "creación de empleos", el PPP pretende convertir a los campesinos indígenas del sureste en asalariados superexplotados de fábricas maquiladoras urbanas o semiurbanas. Uno de los objetivos primordiales de tal política es desplazar a los campesinos indígenas del campo a la ciudad, con el objetivo de separarlos de sus tierras y los recursos naturales que hay sobre y bajo ellas.

Otra fórmula "novedosa" que contiene el PPP es la "asociación" de empresas de inversionistas tipo Romo, Slim o Zambrano, con agricultores de la región, sean ejidatarios, comuneros o pequeños propietarios. Según considera el plan, estos últimos pondrán la tierra como capital y contarán con la "opción" de trabajar en su propiedad a cambio de un salario.

El presidente Vicente Fox y su vocera Martha Sahagún han hecho de la "transparencia" la pretendida etiqueta ética y moral del sexenio que comienza. Pero todavía no han dilucidado de cara a la opinión pública quién impulsó a Fox como presidenciable y financió su campaña. Se habla, entre otros, de personajes como Arturo Romo y Lorenzo Zambrano, y de empresas como Coca Cola. Romo palomeó el PPP que elaboró el BID y adaptó Santiago Levy, y es mencionado como uno de los presuntos inversionistas del plan. ¿Será un caso de tráfico de influencias?

El Plan Puebla-Panamá es la antítesis de los acuerdos de San Andrés plasmados en la iniciativa de ley de la Cocopa, que dice impulsar el presidente Fox. Forma parte de la última fase del plan de contrainsurgencia que fue primero represión, guerra psicológica y acción cívica, y después cerco de exterminio militar y de silencio y hambre, guerra sucia y paramilitarización del conflicto, cuya cúspide fue la matanza de Acteal. Hoy, cuando el Ejército ha dispuesto un aceitado cerco de aniquilamiento sobre los bastiones zapatistas en Chiapas, y se han acondicionado las bases militares de San Quintín y Toniná para el desplazamiento de tropas de despliegue rápido, Fox quiere firmar la "pacificación" con el EZLN. Como dijo el canciller Jorge Castañeda en Madrid el 28 de enero: el PPP "es el corolario de la paz".

Por eso, la tarea de pacificación se combina ahora con el "desarrollo" que generarán las inversiones de los capitales multinacionales, los mismos que siempre han odiado conceptos tradicionales de la política exterior mexicana que tienen rango constitucional, como la autodeterminación de los pueblos y la solución pacífica de las controversias. Por eso, los amos de México traducen autonomía indígena y autodeterminación como un peligro. Ellos le llaman balcanización, "separatismo". En ese contexto, y a partir de la máxima "el que paga, manda" -que aquí sería "el que invierte, ordena"-, el PPP va dirigido a terminar de romper el tejido social intercomunitario y a eliminar los derechos autonómicos de la indiada levantisca.

Lo de la "consulta" del plan con las comunidades o las famosas sinergias son tan sólo fábulas. El capitalismo, que hoy es más salvaje y depredador que nunca, busca concentrar capital, no generar desarrollo social. Fue contra esa misma oligarquía que el EZLN se levantó en armas en 1994. Contra la exclusión que generaban el TLC y la vía libre al latifundio de la contrarreforma al 27.

La paz en Chiapas pasa hoy por la aprobación de la ley Cocopa. Y seguirá construyéndose después, con la discusión de los temas pendientes de San Andrés. Entre ellos, y fundamental para el campesinado indígena reunido en Nurio, Michoacán, el problema agrario nacional.

Es necesario, sí, reformar el artículo 27 constitucional, pero no en el sentido que propone el PPP, sino para que retome el espíritu de Emiliano Zapata, resumido en dos demandas básicas: la tierra es de quien la trabaja, y tierra y libertad.

*Tomado de La Jornada, México, D.F.

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CRONOLOGIA DE LA MARCHA  "EL COLOR DE LA TIERRA"

MIERCOLES ¤ 21 ¤ MARZO ¤ 2001 
 
 

El indio que salvó la República 

José Steinsleger

De 1847 a 1867 México vivió y padeció de todo: separatismos inducidos, invasiones
imperialistas, pérdida de territorios, bloqueos navales, guerras civiles que forjaron la
identidad nacional y el drama litúrgico que en el Cerro de las Campanas consagró la voluntad de hacer un país en serio. 

Los debates acerca de lo que fue el siglo XIX americano siempre serán nriquecedores:
liberalismo y formas del "Estado-nación", laicismo y conservadurismo, civilización y barbarie. Aunque estériles serán los debates que relativicen el significado de aquel 25 de enero de 1862, cuando Juárez firmó la ley por la cual se consideró "...traidor a la patria a todo aquel que de alguna forma auxiliara a la intervención extranjera". 

Entonces, el uso del telégrafo apenas empezaba a generalizarse. Sin embargo, los pueblos de América acusaron recibo. El gobierno de Colombia expidió un decreto declarando a Juárez Benemérito de las Américas (21/5/1865). Venezuela se puso a las órdenes del Ejército juarista. Bolivia envió a México una misión extraordinaria para presentar su solidaridad con el "paladín glorioso de toda la América". Buenos Aires celebró misas a la memoria de los mexicanos caídos en la defensa de Puebla de Zaragoza. La Sociedad Unión Americana de Chile donó 513 libras esterlinas para los hospitales de sangre de México. 

Aquellos gobiernos no eran necesariamente populares, democráticos, socialistas o
revolucionarios. Pero a diferencia de hoy creían en la necesidad de cerrar filas frente al
imperialismo. Haciendo oídos sordos a la protesta continental, un tal senador Nye, de
Washington, propuso "solucionar geográfica y estéticamente" (sic) los problemas del vecino sur más próximo, anexando a Estados Unidos todo el territorio de México en favor de la "simetría" (sic) de esta república (1866). 

El proyecto no era novedoso. En el mapa que los cartógrafos de Washington dibujaron en 1812 vemos los territorios mexicanos de Tejas, Nuevo Santander, Coahuila, Nuevo México y parte de Nueva Vizcaya y Sonora. Territorios que Estados Unidos anexó en 1848 y mapa que incluía a Cuba, "...posesión indispensable para la defensa de La Florida y el Golfo de México" (Thomas Jefferson, 1807). 

El 13 de enero de 1845, asegurando que México "...ha violado los límites de Estados Unidos, ha invadido nuestro territorio y ha derramado sangre norteamericana en suelo
norteamericano", el presidente James Polk dio luz verde para la guerra que empezó en Palo Alto (California) y acabó en Churubusco y los bosques de Chapultepec. México perdió la mitad de su territorio y el presidente Polk anotó en su diario: "Yo pediría más". 

Ese "más" incluía el istmo de Tehuantepec. En su libro El mito de Monroe, el historiador Carlos Pereyra (1871-1943) señala que tres empresas se disputaban la explotación del istmo: la de Vanderbilt, la de Morgan y Garrison y la de Jospeh White, primer promotor de la "comunidad ístmica" (1849). Dice Pereyra: "El presidente James Buchanan tenía los ojos puestos en Tehuantepec y Mazatlán para el tránsito interoceánico, y en Cuba para la expansión". 

Los negocios de la modernidad en ciernes exigían el fomento de las tendencias separatistas. En enero de 1849, el cónsul mexicano en La Habana notificó a su gobierno que, con tales fines, agentes estadunidenses habían llegado a esta ciudad para dirigirse a Tampico. 

Así fue que, en junio del mismo año, se publicó en Brownsville una "declaración unánime de independencia de los siete estados septentrionales de la Sierra Madre de México". Dos meses después, el coronel White, que había peleado en la guerra de castas de Yucatán, organizó en Nueva Orleans una expedición de 540 hombres
para invadir Tamaulipas. 

En febrero de 1852, el "conde" Gastón de Rousette de Boulbon desembarcó por primera vez en Guaymas. En la plaza de Hermosillo, el filibustero proclamó la "independencia de Sonora" pero en octubre del mismo año fue derrotado y apresado por el general Miguel Blanco y devuelto a California. 

En ese contexto, se redactó el legendario y terrible Tratado Mac Lane-Ocampo de 1853, año en que México tuvo cuatro presidentes. El artículo primero del tratado decía: "...la
República Mexicana cede a los Estados Unidos y sus conciudadanos y bienes, en
perpetuidad, el derecho de tránsito por el Istmo de Tehuantepec, de uno a otro mar, por cualquier camino que actualmente exista o que existiese en lo sucesivo, sirviéndose de él ambas repúblicas y sus ciudadanos...". 

El artículo 5º convenía: "...si en algún tiempo se hiciese necesario emplear fuerzas militares para la seguridad y protección de las personas y los bienes que pasen por algunas de las precitadas rutas (la República Mexicana...) empleará la fuerza necesaria al efecto; pero si por cualquier causa dejase de hacerlo (usar fuerzas militares para la 'seguridad' de las personas --y con 'personas' querían decir 'grringos'--), el gobierno de los Estados Unidos... podrá emplear tal fuerza con éste y no con otro objeto...". 

El artículo 6º del Tratado MacLane-Ocampo fue una joyita: "La República de México concede a los Estados Unidos el simple tránsito de sus tropas, abastos militares y pertrechos de guerra por el istmo de Tehuantepec...". 

Simultáneamente, la prensa de Estados Unidos empezó a hablar de guerra total y de
extender la frontera hasta Centroamérica. El 2 de mayo de 1853, el United States Review de Washington explicó el motivo: "La plata amonedada nunca será abundante en Estados Unidos si sus fronteras meridionales no incluyen los yacimientos minerales del México central, ocupados ahora por un pueblo que no conoce o no aprecia su valor... No está lejano el día en que la iniciativa del sur se encauzará hacia dichas regiones, que le pertenecen... por los bien fundados y legítimos derechos de la industria y la inteligencia...". 

En julio de 1854, al frente de 400 mercenarios estadunidenses y de otras nacionalidades, el "conde" Gastón retoma el intento de independizar Sonora, pero es apresado y fusilado por el general José María Yáñez, comandante militar de la plaza. El 3 de noviembre, el médico y esclavista William Walker desembarca en La Paz y en enero de 1855 proclama la "República de Baja California" y la "República de Sonora". 

Derrotado por el Ejército mexicano, Walker regresa a California, donde un jurado lo absuelve y es aclamado como héroe por una multitud jubilosa. En enero de 1858, mientras el filibustero Henry Crabb intenta ocupar Sonora nuevamente, una asamblea de granjeros celebrada en Double Springs (Louisiana) acuerda "exterminar a la raza mexicana". 

Las invasiones de los piratas no descartan la vía diplomática. En junio de 1858 Estados
Unidos pide privilegios de tránsito y comercio en puertos y líneas férreas del istmo de
Tehuantepec. Las misiones de Frosyth, Churchwell y Mac Lane tratan de imponer al
presidente Benito Juárez que entregue a Estados Unidos la Baja California y le dé derecho de tránsito y otras prerrogativas en el istmo a cambio del reconocimiento del gobierno. 

Ante el Congreso, el presidente Buchanan alude a la posibilidad de anexar todo el territorio de México, "país destrozado, a la deriva, bajo los impulsos de las diversas facciones", y ofrece extender "una mano servicial para salvarlo". 

El 15 de junio de 1861 Benito Juárez asume la Presidencia de México por segunda vez y el Congreso decide suspender por dos años el pago de las deudas extranjeras con el propósito de examinar su validez. 

Esta medida y el inicio de la guerra civil en Estados Unidos fue aprovechada por las
potencias europeas. España, Francia y Gran Bretaña acuerdan una acción conjunta para tomar posesión de los puertos y aduanas mexicanas, en garantía del pago de la deuda. 

Washington también buscó tajada. En junio de 1862, el secretario de Estado William H.
Seward propuso que la Unión asuma los pagos de interés de la deuda mexicana durante un periodo de tres años, tomando a cambio un embargo preventivo sobre las tierras públicas en las provincias de Baja California, Chihuahua y Sinaloa. 

En la lógica imperial del siglo XXI no se usa el verbo "anexar", caído en desuso porque ya no es rentable ocupar territorios por la fuerza. Empero lo de la "simetría" del senador Nye sigue vigente. Algo de esto veremos el mes entrante en la reunión cumbre de presidentes de Canadá, cuando los gobernantes suscriban sin chistar el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (Alca), permitiendo que en nombre de la "libertad" México y América Latina se fracturen al infinito. 

La efeméride que hoy conmemoramos no es dato menor de historia. Pese a los esfuerzos de los historiadores "entretenidos", la historia de nuestra dignidad está lejos de haber sido cocinada o bien digerida. 

Isidro Fabela llamó a Benito Juárez "gran indio que salvó la República, porque contó con el esfuerzo unánime de los liberales mexicanos...". La época y el pensamiento de Benito Juárez pueden ser vistos como temblores de historia pasada. Su espíritu y su causa hacen a las tareas pendientes del porvenir. 


*Tomado de La Jornada, México, D.F.

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CRONOLOGIA DE LA MARCHA  "EL COLOR DE LA TIERRA"

LAS TRES SEÑALES

ASTILLERO 

Julio Hernández López 

EL PRESIDENTE Fox está haciendo gran esfuerzo por demostrar que tiene verdadera
voluntad de paz. El esfuerzo es extraordinario, pero también extemporáneo.Y si se le pasa por una lupa no tan rigurosa, simplemente justa, se podrá ver que el empeño es, cuando menos, engañoso. 

TALES CARACTERISTICAS de extemporaneidad y engaño estuvieron presentes en el
mensaje de última hora que decidió enviar ayer a Marcos (a 24 horas de irse a California, en gira de un par de días, uno de los cuales estará acompañado por Laura, esposa del presidente Bush). 

COMO EN una mala jugada de pókar, el Presidente mostró ayer sus cartas cuando su
contrincante había abandonado el juego, tratando acaso de mantenerlo aún sentado a la espera de descartes y recomposturas, o de llevarlo a nuevas apuestas que dejaran mejores ganancias al presunto controlador de la banca del juego de azar. 

TARDE ES para decir que las condiciones del zapatismo para reanudar el diálogo con el gobierno federal están cumplidas, pues el repentino anuncio del paraíso alcanzado quedó en entredicho desde el momento en que su connotación es la de un acto desesperado con el que se pretende arraigar a la cúpula insurgente en el Distrito Federal o, cuando menos, argumentar que el foxismo hizo todo cuanto se le había pedido. Ese mismo anuncio, hecho sin la presión del súbito retorno zapatista, pudo haber tenido otros resultados. Pero no sólo le deslegitima el ser una táctica mediática circunstancial, sino el ser sustancialmente falso. No es cierto que estén cumplidas las tres condiciones zapatistas --el mismísimo Secretario de Gobernación  Santiago Creel, de tan reconocidas virtudes ciudadanas, ha mentido sin atenuantes al sumarse ayer a la estrategia de su jefe, el señor de Los Pinos, para asegurar que las citadas condiciones fueron satisfechas. 

VÉASE LO SUCEDIDO hasta ahora: de siete posiciones militares de las que se ha pedido el retiro, sólo en cuatro ha sido pleno y en tres más no hay tal; ayer, el presidente Fox se sacó de la chistera un conejo de utilería al anunciar que en ese momento estaba "procediendo a emitir un decreto para transformar las instalaciones militares de Guadalupe Tepeyac, Río Euseba y La Garrucha en centros para el desarrollo de las comunidades indígenas".

¿Procediendo, decreto, transformar, centros de desarrollo indígena? Lo que el EZLN
demandó fue el retiro de las fuerzas militares de esos lugares, pero en lugar de ello el
gobierno federal recurre a la verborrea de siempre. Nada más faltó que creara un
fideicomiso o comisión especial para el estudio y ejecución de promesas a zapatistas
(financiado todo, desde luego, por Dupont o Telmex). Tampoco es alentador un término  usado hasta ahora para encubrir represivas acciones militares y policiacas bajo pasamontañas piadosos: los centros de desarrollo indígena podrían ser operados por peluqueros de corte a rape, enfermeros, médicos y dentistas de uniforme, por
administradores, benefactores y patronos acostumbrados al verde olivo. A riesgo de ser
reiterativo, debe insistirse en un dato central: ¿Por qué esas acciones tan presuntamente meritorias se anunciaron hasta que Marcos informó que regresaba a las montañas? 

SIMILAR DUDA debe asignarse a la celeridad con que el presidente Fox dijo estar
dispuesto a liberar zapatistas: "Estoy dan- do instrucciones --dijo-- para que sean liberados los presos del orden federal, una vez que podamos conocer por parte del EZLN la lista correspondiente". La primera parte de la oración es categórica: da instrucciones para que sean liberados los presos. Pero en la segunda parte asoma la condición, la trampa: una vez que el EZLN le dé a conocer "la lista correspondiente". Es decir, primero debería aceptar el zapatismo establecer una especie de diálogo sesgado, al hacerle llegar al Presidente una lista de presos ("se ha iniciado el diálogo", anunciaría Los Pinos con fanfarrias), y luego habría de discutirse la situación jurídica de cada uno de ellos, para finalmente llegar al procedimiento específico que permitiera la excarcelación. Como se puede ver, es falso el señalamiento inicial, muy explotable en los medios, de "estoy dando instrucciones para que sean liberados los presos del orden federal". 

PEOR AUN es la situación en el punto de la iniciativa de reforma para establecer los
derechos indígenas demandados por los zapatistas. Salvo declaraciones y promesas, Los Pinos no ha hecho nada cierto, constatable, para que se apruebe dicha propuesta de ley, salvo una maniobra efectista como presentar la iniciativa correspondiente al Congreso. Esa presentación, para ser plena, debe acompañarse de una voluntad política operativa que consiga resultados. El presidente Fox usó, en realidad, ese gesto de enviar la iniciativa a las cámaras, para montarse en la ola zapatista y llegar al extremo de decir que la marcha al Distrito Federal obedecía al propósito de apoyar esa iniciativa presidencial: los zapatistas habrían quedado, según pretensión foxista, en matraqueros con máscara que vendrían a la ciudad de México a sumarse a la propuesta del Señor Presidente. 

PERO FOX no ha sido capaz de conseguir apoyo ni entre los propios panistas. Ayer, en su mensaje al zapatismo, el mandatario hizo respetuosa exhortación al Congreso para que "encuentre los espacios y formas para recibir y escuchar al EZLN". Ese no es el problema: el Congreso ya había decidido que "los espacios y las formas para recibir y escuchar al EZLN" fueran las comisiones legislativas relacionadas con el tema, y no el pleno camaral. 

REDONDEA LA SERIE de falsas verdades el aparatoso envío de una misiva del Presidente para reunirse con Marcos. Se trata con ese gesto de mostrar una voluntad extrema de dialogar, de "firmar la paz", a sabiendas de que el zapatismo demanda el cumplimiento de tres condiciones como requisito para cualquier negociación.

*Tomado de La Jornada, México, D.F.

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