CRÍTICA Y OPINIÓN:

La importancia de la caída en la infancia


Generalmente, la gente no toma con mucha importancia la primera caída de nuestra infancia. No obstante, el hecho de caernos conlleva unos significados que bien apreciados abren unas vías de opinión.

Si bien se concibe la importancia del primer caerse como consecuencia directa del hecho de caminar por primera vez, también existe otra punto de vista. El infante, al caerse, descubre cuán peligroso es apartarse de la madre tierra, pues hasta ahora no se ha separado de ella, o a lo sumo siempre ha tenido un plano protector, bien a su espalda, bien a su frente. Al caerse, el infante irrumpe en llantos, pues percibe lo frágil que es, descubre que es vulnerable. Inmediatamente, busca a la madre para que lo acoja en su regazo, es decir, para volver al contacto con el plano protector.

Las madres suelen restar importancia a la caída con frases como "no ha sido nada" o "pero mira que eres cafre, chaval". Sin embargo, la madre naturaleza hace necesaria estas caídas, al mismo tiempo que nos protege en esta primera fase de autovaloración dotándonos de unos huesos flexibles y una innata capacidad para caer en la postura más increíble sin hacernos pupa. Y así, a medida que la vejez se nos va haciendo amiga, caemos menos, pues ya hemos comprendido nuestra fragilidad.

La pérdida del contacto con el suelo siempre ha sido fuente de grandes temores. Véase sino la cantidad de gente que tiene miedo a volar, o a viajar en barco. Desde hace poco tiempo, en cambio, las revoluciones en la juventud a llevado a grandes masas de gente a disfrutar perdiendo el contacto con el suelo, disfrutar cayendo. Tales caídas se desarrollan en actividades como el puenting, el ala delta, el descenso de barrancos, la tirolina, etc.

Hemos tratado de analizar cuán importante es la primera caída para el recién llegado. Este hecho le hará sentir lo bien que se está al amparo del suelo, y es frecuente ver a los niños rebozándose por los suelos de parques, centros comerciales o convenciones internacionales. Así pues, dejémos sólos a los niños cuando se caen (siempre y cuando la caída no conlleva daños físicos, pues los psíquicos siempre son en su beneficio), y hagámos que recapaciten y aprecien el plano horizontal.

He dicho.


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Mateo Alonso Ferrera
wapleton@hotmail.com