Durante este viaje, el río Esla será nuestro guía a través de los bellos parajes que atraviesan sus aguas. Un guía lleno de vida, que nos abrirá las puertas a lugares donde la tradición permanece, donde la historía de una tierra conserva sus raices, donde todo parece mezclarse en los sentidos.

Breve apunte
Acotación


A 18 kílómetros al sureste de León llegamos a Mansilla de las Mulas, lugar de parada para los peregrinos en el Camino de Santiago antes de encaminarse a la capital leonesa. Tiene Mansilla una agradable plaza rodeada de soportales y fronteada por la torre de la iglesia. Al lado del río la alta muralla nos habla de los días del reino Asturleonés.

Monasterio de Sandoval

Muy cerca, el monasterio de Sandoval es un ejemplo de como uno de los más bellos monasterios cistercienses es pasto del abandono y la mutilación y cuyas heridas acabarán siendo cubiertas por la naturaleza.

Subiendo por el curso del Esla desde Mansilla llegamos a Villomar y al encinar de la Cenia, un bello paisaje de encinas que da cobijo a varias especies animales, corzos, rebecos, caballos... En el entorno se encuentra la Hospedería "La Cenia", con edificaciones de principios de siglo, y que fue casa solariega del escultor Víctor de los Ríos.

Dejamos atrás Villalquite y La Aldea del Puente, robles, chopos y palomares, casas de adobe. Quintana de Rueda, Villahibiera y Sahechores.

Atravesando el Esla nos acercamos a Gradefes. A la izquierda, a la entrada del pueblo, junto a una frondosa chopera, un muro circular desvela una de las aficiones populares más arraigadas y ancestrales de la ribera: los aluches, la lucha leonesa. El monasterio de Gradefes, de origen cisterciense, se comenzó a construir en 1.168. El entorno invita a la contemplación.

Monasterio de Gradefes

Por las muestras de la arquitectura monástica que aparecen en el camino, (monasterio de Sandoval, monasterio de San Miguel de Escalada, monasterio de Gradefes), bien podríamos llamar a esta "la ruta de los monasterios".

Desandando el cámino nos incorporamos otra vez a la carretera que nos lleva al norte desde Sahechores pasando por San Cipriano de Rueda, Cubillas, Quintanilla, Palacios para llegar finalmente a Villapadierna donde el Esla trascurre por un amplio valle de suaves montes y frondosas choperas.

El nombre de Villapadierna parece ser que deriva de la palabra paterna, por lo que podría significar Villa Paterna o Villa de Paterno. Durante el siglo XIX se cosechaba mucho lino que se exportaba a Asturias. Hay documentos que acreditan que en el siglo XVIII Villapadierna es villa de señorío de la duquesa de Alba, con pago de contribuciones e impuestos de alcabalas a la misma.

Villapadierna
Vista aerea
Mapa General
Castillo de Villapadierna

Por el año 1.752 había 42 vecinos y 56 habitantes. Según datos de 1991 Villapadierna tiene una población de 115 habitantes y 62 edificaciones. La altitud sobre el nivel del mar es de 900 metros. Buena muestra de la arquitectura militar de la época es el castillo en el que, aún con el deterioro del tiempo, se aprecian dos fortificaciones, una dentro de otra. Las paredes son de canto rodado con argamasa. Actualmente es dificil el acceso a la torre, a causa de la espesa vegetación que la circunda. Es una edificación gótica, coronada por el nido de las cigüeñas que se convierten en vigilantes guardianes de toda la villa.

Y así cuando el sol va camino del descanso por detrás de los chopos de la vega, nos sentamos a la luz de la lumbre, a escuchar los murmullos que nos trae el viento, cantos de los quintos que van a la mili, gritos de ánimo en los corros de aluches, los mallos, la puesta del ramo, caza de maimones, golpes de madera del juego de bolos. Esencia de una tierra que está viva en sus raíces, en sus costumbres, en sus vivencias. Un trozo del Esla.


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Última actualización - 09/04/2001