"Ciertamente, si los instrumentos
son valorados en la medida en que imitan mejor la voz, y si de todos los artificios
se aprecia más aquél que representa mejor lo natural, parece
que no debe rechazarse el valor de la Viola, que imita la voz en todas sus
modulaciones, e incluso en sus acentos más significativos de tristeza
o alegría: ya que el arcoque produce el efecto de que hemos hablado
tiene un trazo casi tan largo como el hálito normal de una voz, por
lo que puede imitar trsiteza, alegría, agilidad, suavidad y fuerza;
por su vivacidad, por su languidez, por su rapidez, consuelo y apoyo: de la
misma manera que los trinos y las caricias de la mano izquierda o "mano
del mástil", representa el porte y el encanto".
Marin Marsenne (Harmonie Universelle,1637)
"Si Adam avoit voulu faire in instrument,
il auroit fait une Viole, & s'il n'en a pas fait, il est facile d'en donner
les raisons.Premierement nous façons que le premier homme fût
créé dans le Paradis terrestre, qui estoit un lieu si charmant
& si remply de delices, que toutes les inventions des Sciences & des
Arts en auroient plutot diminüé les charmes que de les augmenter,
ainsi il ne faut pas demander pourquoy Adam n'y a point fait d'instrument".
J.Rousseau (Traité de la Viole,1687)
"Porqué la escuela de viola
francesa, a pesar de su corta existencia -en total ochenta años entre
las primeras obras de Ste. Colombe y De Machy, hasta Forqueray y Caix D'Harvelois-
es tan brillante, tan fuerte, tan milagrosamente aliada al instrumento?. Puede
ser, justamente, a causa del carácter fundamentalmente concreto de
la imaginación musical francesa, que la torna inseparable del médium
sonoro que se ha escogido: esta Escuela se esposa al carácter, la técnica,
las propiedades expresivas, haciendo nacer la música de los elementos
contingentes de cuerdas, digitaciones y procedimientos del instrumento.(...)Marais,Forqueray,
Caix D'Harvelois, se pierden si la viola ha debido ceder un día a las
pretensiones de su primo, el violoncello, porque sus obras están modeladas
sobre una cierta técnica, un cierto estilo, un cierto color sonoro
que está asociado a ellas, dotándolas de toda su riqueza, su
frescura, la emoción y la belleza que las caracterizan"
Philippe Beaussant,1983
Sobre Sainte-Colombe Le fils: Les enigmes commencent
avec la génération précédente, car nous ne savons
pas encore avec certitude qui était Sainte-Colombe le père.
Peut-on l'identifier à Augustin Dautrecourt, dit Sainte-Colombe? Ce
lyonnais est certes musicien et même violiste, mais Sainte-Colombe le
compositeur semble avoir faire sa carrière dans la capitale. Ou bien,
comme J. Dunford l'a proposé plus récemment, á Jean de
Sainte-Colombe? Ce burgeois a bien les deux filles que Titon du Tillet prête
au violiste, compte parmi ses proches amis un organiste, habite dans le même
quartier que plusieurs autres violistes, et Sainte-Colombe est bien son patronyme,
mai il n'est aucunement prouvé que lui-même ait été
musicien.
Sainte-Colombe le fils se trouve dans le premier semestre de 1707 à
Édimbourg, où il enseigne la viole à lady Grizel Baillie
(1692-1732).C'est jstement á Édimbourg que sont conservés
deux des trois manuscrits d'oeuvres de Sainte-Colombe le père rapportées
de France vers 1685. En 1713, un journal londonien annonce pour le 14 mai
un concert de musique vocale et instrumentale donné "for the
benefit of Mr. St. Colombe". Ce sont les seuls faits connus jusqu'ici.Peut-on
reconnaitre Sainte-Colombe le fils dans ce "fils naturel de Monsieur
de Ste. Colombe, homme simple, & quin'avoit pas assez d'ímagination
pour mentir" qui décrivait à Rémond de Saint-Mard
la façon dont son pére avait ému un auditeur jusqu'aux
larmes en jouant une sarabande?
François-Pierre Goy
Portada de la Obra de Hubert Le Blanc ( 1740) "Défense de la basse
de viole..."
Marin Marais y sus Tombeaux
Los cuatro Tombeaux que Marais compuso a lo largo de su vida constituyen
desde el punto de vista estilístico y compositivo un conjunto homogéneo.
Los cuatro están completamente al margen del aire cortesano que predomina,
por ejemplo, en el Tercer Libro de Piezas de viola: se impone en los Tombeaux
un clima decididamente crepuscular y doloroso. Desde lo compositivo, los cuatro
emplean recursos similares, con un acusado (y osado) cromatismo.Podemos ver
en estos Tombeaux una transcripción instrumental de las "Déplorations"
de la Edad Media (por ejemplo aquél de Josquin Dès Près
a su amigo Ockenghem). A mediados del siglo XVII, los laudistas, theorbistas
y clavecinistas compusieron Tombeaux. El más inmediato predecesor de
Marais no habrá de ser otro que su maestro Ste. Colombe.
El Tombeaux para Monsieur Meliton es la pieza más sobresaliente del
Primer Libro (1686): intensa, dulce, de largo aliento. Suponemos que este
Meliton fue colega de Marais en la corte, a la sazón theorbista. Y
a éste músico olvidado le dedica Marais la obra más extensa
del Primer recueil, en donde desarrolla más allá de todo
convencionalismo las búsquedas que más adelante cimentarán
su originalidad y su trascendencia.
En el Segundo Libro de Piezas de Viola (1701), Marais incluye dos Tombeaux,
dedicados a los músicos que más influyeron en su carrera musical:
Lully, quien lo dirigiera en Versalles cuando su nombramiento como "musicqcien
du Roy"; Ste. Colombe, su maestro entrañable.
El Tombeaux dedicado a Lully se basa en un tema que se repite alternando entre
los agudos y los bajos, largos descensos cromáticos que podemos encontrar
en el lenguaje operñistico de la época, empleado en los "Plaintes".
Obra de compleja ejecución, sorprende asimismo por los climas cambiantes
y el manejo extraordinario de las posibilidades expresivas del instrumento.
El Tombeaux dedicado a Ste. Colombe es quizás más simple, pero
sin duda más emotivo. Hay menos inquietudes contrapuntísticas,
pero aquí los descensos cromáticos, enriquecidos por los ornamentos,
semejan sollozos y suspiros. La sucesión de acordes menores que rematan
la pieza le otorgan un cierre implacable.
El Tombeaux pour Marais le Cadet (Quinto Libro, 1725) comparado con
los otros, resulta quizás más austero y de proporciones más
modestas. Pudo haber sido dedicado a su hijo Sylvain. En todo caso, volvemos
a encontrar los descensos cromáticos y los acordes de Séptima
disminuida..... pero la cuestión del lenguaje musical parece empequeñecerse
cuando se la compara con el indisimulable dolor de padre. En el asombroso
pasaje central, en tesitura elevada, repleto de ternura, parece evocar recuerdos
distantes, recuerdos de infancia. Impresiona que éste Tombeaux forme
parte del último Libro, quizás el más íntimo y
profundo de Marais, ligado estilísticamente a la melancólica
Suite en mi menor de Couperin.
Mensajes, comentarios: hbollini33@hotmail.com
Página perteneciente al sitio de Horacio Bollini:
www.oocities.org/violabarroca
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