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Gianni Vattimo y su concepción poética a la luz de Nietzsche y Heidegger

            
“La poesía no toma el lenguaje como un material ya existente, sino
            que la poesía misma hace posible el lenguaje.”

                  M. Heidegger



                                                   
por Maribel R. Ortiz
Reseñar al  filósofo italiano Gianni Vattimo es invocar de modo inherente  a Federico Nietszche y a Martin Heidegger, sus dos grandes fuentes de inspiración filosófica y a quienes considera los pilares de toda filosofía ulterior. Expone Vattimo que después de Heidegger, “del ser como tal no-queda casi nada, no hay principios de realidad, ni presencias permanentes, sino sólo la interpretación de la interpretación; y después de Nietszche, del yo o del sujeto, como tal, tampoco queda  casi ninguna constancia, y es el espacio donde se unen, en un mismo significado, la crisis de valores, la postmodernidad, el pensamiento débil, la ontología hermenéutica o el nihilismo.”( Gianni Vattimo. Más allá del sujeto)

A partir de Nietzsche y Heidegger,  Vattimo deconstruye lo que él llama “ pensamiento débil” y la “ontología del declinar”. La primera se refiere a la condición postmoderna que pone de manifiesto la crisis de la modernidad, y la segunda a la idea de que no hay ninguna certidumbre que conduzca a la razón ni a la verdad; por lo que no hay ni puede haber más ontología que la diversidad  de discursos o la interpretación de éstos mediante la hermenéutica.

Es en este cuestionamiento de la verdad y la razón que Vattimo erige su filosofía postmoderna y la afirmación de que todo conduce a la interpretación, como expuso Heidegger. De manera que la obra de arte, en este caso la poesía, es para él un texto abierto a una infinidad de interpretaciones inaprensibles.

Para Vattimo, siguiendo la línea de pensamiento de su antecesor Heidegger, la obra lingüística o la poesía, es el lenguaje del que disponemos, pero a su vez ese lenguaje dispone también de nosotros porque demarca nuestra posible interpretación del mundo. Alude que no es el ser humano quien usa el lenguaje, sino éste al primero.

El lenguaje poético traduce un acontecimiento en una época determinada y responde a la finitud del ser como acontecer a través de la palabra, mas no así el final de la palabra que es infinita. El lenguaje tiene el poder de nombrar las cosas que no están presentes en el mundo exterior sino mediante la palabra que las nombra.

Señala Vattimo que el modo de ser cosa, es la palabra poética, inventora y hacedora; la aproximación de tierra y cielo, lo mortal y lo divino, lo efímero y lo imperecedero. La concepción poética de este filósofo italiano, estará centrada en la hermenéutica o la interpretación del texto poético que se manifiesta en lo no-dicho, lo que permanece oculto o lo implícito, que Heidegger llamó filosofía de la ausencia o  silencio. En este aspecto, la poesía es el ocaso del lenguaje como lo nombra Heidegger, o el ocaso de la subjetividad moderna desde el punto de vista de Vattimo.

En el libro Más allá del sujeto, en el capítulo sobre:  Heidegger y la poesía como ocaso del lenguaje, Vattimo expone que si “el ser no es sino que acontece y su acontecer es el instituirse de las aperturas históricas, en este sentido, se deben poder indicar los eventos inaugurales que rompen la continuidad del mundo precedente y fundan uno nuevo; y estos eventos inaugurales son eventos del lenguaje, y su sede es la poesía”, así como Heidegger señala que “el acontecer del ser es la institución de los rasgos esenciales de un mundo histórico. Esta institución es la institución de un lenguaje y el lenguaje se abre y se instituye en su novedad esencial, en la poesía. Es en el lenguaje poético que el ser, originariamente acontece”. Como dice un verso de Hölderlin: “Lo que dura, lo fundan los poetas”.

Así como la hermenéutica juega un papel protagónico en la interpretación de la multiplicidad de interpretaciones ostensibles en el texto poético, la ontología del declinar, entre otras cosas, propone que el texto nunca dice todo, no representa la realidad sino que la altera. En la medida que el poeta  se expone al Abgrund, término que Vattimo toma de Heidegger y que se traduce como abismo del caos y del silencio, el poeta se apropia  del orden de los significados que constituyen el mundo y los distorsiona, allegándose al silencio en relación con la nada.  La palabra es el ocaso del lenguaje que se multiplica y fragmenta.  De ahí la locución de Jean François Lyotard de que no hay verdades absolutas y de Vattimo de que no hay un pensar absoluto sino diversidad de saberes contemporáneos.

Para Vattimo, el arte y por ende el encuentro con la obra poética, transforma al sujeto y aproxima el ser a una nueva interpretación conforme al modo en que confronta su historicidad; el rastro que nos convida a recordar que la historia  perdura no por su existencia sino por su diferencia. El arte nos protege de la voluntad de la verdad moderna occidental, porque el arte no oculta una verdad objetiva, ni aleatorio. El arte, esa palabra polisémica que supera la antítesis de lo que ha sido verdadero o falso en la cultura occidental, abre espacio a la pluralidad y la diversidad de culturas y subculturas en una sociedad caótica y postmoderna. Es en el acontecer del nihilismo  nietzscheano donde los valores supremos pierden validez. El nihilismo, el "Dios ha muerto", releva la deconstrucción de la metafísica tradicional por la ontología del declinar de Vattimo.

Autor del texto,
Poesía e ontología (1967),  Vattimo alude a la poesía novecentista de vanguardia, a la que dedica una diversidad estudios filosóficos. Concibe el filósofo la poesía como una conciencia a-estética del arte, que si bien pudiera categorizarse en antiestético u estético, no ocurría de esta manera en lo que respecta a su verosimilitud o disimilitud de la misma. Coincide en parte con Hans-Georg Gadamer, en que el arte pudiese ser la experiencia de la verdad en la medida en que ocurre un cambio que modifique nuestra visión del mundo. Vattimo utiliza la siguiente metáfora para comparar esa experiencia de la verdad: “Es como cuando se viaja mucho y al regresar a casa ya no somos los mismos, porque aprendimos otras cosas, sabemos otras cosas y la experiencia se convierte en la verdad porque el encuentro con el arte, la obra poética nos sacude y enriquece.”

Expone Vattimo que el arte tiene que salir del mundo aséptico del museo, la galería o la experiencia pura de la poesía, para apartarla del dominio de la verdad occidental o la interpretación esterilizada y metódica. Como Nietszche, el arte es una verdad irracional.  En ese sentido, el arte tiene que romper la linealidad del tiempo y el ejercicio de la razón para contaminarse con los fragmentos, la marginalidad y las minorías, porque después de todo, toda racionalidad es legítima en un  mundo donde conviven  la imagen y la metáfora.

Vattimo elabora su perspectiva de la obra poética usando como hilo conductor la visión heideggeriana y nietszcheana. No obstante recurre a la mención del principio de la poesía con Aristóteles y su
Poética y reconoce a éste como piedra angular en la concepción de la poesía como cualidad congénita del ser humano. La poiesis o realización aristotélica exponía que el ser humano aprende sólo mediante la imitación o mimesis, imitando lo universal y no la realidad sensible. Decía Aristóteles que la poesía es más filosófica (verdadera) que la historia porque la historia se ocupa de lo contingente (lo cambiante o lo particular) mientras que la poesía se ocupa de lo universal (lo permanente o lo general). Ello explica su tendencia a evocar los grandes poemas líricos y épicos especialmente la Odisea, que narraban los eventos históricos de la sociedad griega.

Vattimo, se remitirá a las palabras del filósofo griego en consonancia con el pensamiento heideggeriano, cuando ambos visualizan la obra poética, como  el lenguaje mismo que hilvana los hilos del pasado. Vattimo cree que la historia es el hecho que posee la humanidad como verdad, el recuerdo memorable de los hombres y mujeres, las épocas, el arte y el lenguaje perpetuado en los textos.

Expone Vattimo en su prefacio del libro Más allá del sujeto, que: “la ontología del declinar alude, más que describirla, a una concepción del ser que se modela no sobre la objetividad inmóvil de los objetos de la ciencia (o la razón absoluta), sino sobre la vida, que es juego de interpretación, crecimiento y mortalidad, historia”. Se trata de la concepción del ser mortal que Heidegger nomina huella, recuerdo, rememoración.

Vattimo expone que las nuevas experiencias adquieren sentido en cuanto prosiguen con la historia, la tradición y por supuesto el lenguaje, como enlaces de la historia humana. Es el lenguaje la única posible fuente de criterios, reglas y directivas razonables mas no racionales, que nos son dados poseer.

A modo de recapitulación, la postmodernidad aparece como una época de climas mediáticos donde la imagen acecha por todas partes, colosales dosis de información. Es el fin de la historia, de las concepciones canónicas, de todos los paradigmas, de los grandes imperios sacralizados de occidente. En el reino del caos todo es válido, por lo que no hay verdades absolutas. “El valor de la verdad, se nos ha terminado de desvelar como un engaño.”( Vattimo)

La cotidianidad se levanta de noche y se acuesta de día en un mundo sin reloj. Los metadiscursos son sucedidos por minúsculos discursos fragmentados y multiplicados en los medios. Lo pequeño se hace grande o sino mediano, sin pasar juicio sobre el tamaño. La historia se rescribe en la ducha, en la fila de un banco, frente a la pantalla del televisor o dentro de ella, con la virtud de lo virtual, en las listas, los
reality shows, en los sonogramas y en la borra del café.
 
“La postmodernidad es seguramente un modo diverso de experimentar la historia y la temporalidad misma. No se puede  declarar invalidada toda forma de legitimidad por referencia a la historia, ni puede quedarse uno en el metarrelato de la modernidad como hace Habermas.”( Vattimo,
Ética de la interpretación).

“La poética literaria en la cultura postmoderna, retoma del pasado los monumentos de la humanidad y los vincula o los distorsiona.  Como dijo Nietszche: “Un deambular por el jardín de la historia como por dentro de un guardarropa de disfraces teatrales.”


Bibliografía

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----- “Hacia una ontología del declinar” en 
http://personales.ciudad.com.ar/M_Heidegger/ontologia_del_declinar.htm (13 de abril de 2003)


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Sáez Rueda, Luis (2001)
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Carrillo Canán, Alberto. “Poesía, lenguaje e interpretación en Heidegger” en
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www.oocities.org/Athens/Pantheon/4255/arroz.htm (14 de abril de 2003)
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