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Compositor vuelve al Teatro Municipal
Sergio Ortega: "La ópera tendrá sorpresas"


El creador de la música de la obra teatral de Pablo Neruda, Fulgor y Muerte de Joaquín Murieta, estuvo en Chile en los preparativos de la producción operática que se estrenará en diciembre en el Teatro Municipal.

Otras 10 óperas e innumerables composiciones ha creado Sergio Ortega.
Espera estrenar en 1999 la cantata popular Condorcantai, Tacuabé y la ópera Pedro Páramo, sobre la obra de Juan Rulfo, que define como una "novela son" 

No será un debutante en el Teatro Municipal. Sergio Ortega recuerda que en 1971 se interpretó su obra La Fragua, con orquesta de cámara y el grupo Quilapayún en el escenario. En un período en que un conocido hombre vinculado a la cultura, aseguró que a la aristocrática sala había ingresado la "chimuchina", término peyorativo para designar producciones artísticas de perfil popular.

Ahora el compositor musical volverá con Fulgor y Muerte de Joaquín Murieta, la historia de una especie de Robin Hood cuyo subtitulo es Bandido Chileno Injusticiado en California. Otra epopeya popular que llega avalada por la firma de su insigne autor, Pablo Neruda, y la música de Ortega, un hombre cuyo trabajo lo hace sin olvidar "mi pensamiento sobre los derechos de las personas y relacionado con la justicia y la injusticia".

Junto a ambos estarán David Miller, director orquestal estadounidense, la Orquesta Filarmónica, el Coro y el ballet del Teatro Municipal, para una producción de seis escenas, en dos actos, con 20 solistas "Tengo 10 óperas representadas", cuenta Ortega. Y está preparando para 1999 una "cantata popular" -Condorcantai-, sobre los animales de la Cordillera de los Andes. También trabaja en Tacuabé, con textos del escritor uruguayo Eduardo Galeano, que habla de los cuatro últimos guerreros charrúas que, al ser tomados prisioneros, luego del exterminio de esa etnia por el gobierno uruguayo de 1845, fueron enviados de regalo al Museo de Historia Natural de París. Y no olvida la ópera basada en Pedro Páramo, de Juan Rulfo, "una novela sonora" de la que saldrán los sonidos de la muerte.

"Por ese lado voy", dice Sergio Ortega, seis años sonidista en la sala Antonio Varas, el músico que ha puesto melodías de boleros y aires caribeños a poemas del cubano Nicolás Guillén. "Trabajo con todo lo que tengo", dice. Pero hace una aclaración. "En el prólogo que Neruda hizo a su Nixonicidio, decía el poeta que como mecánico experimental, experimento con mi oficio, pero nadie se sorprenda si me agarro a bofetadas en la calle cuando me encuentro con mi enemigo1".

Verdades y secretos

Respecto al estreno de Murieta, cuenta muy poco, aunque revela que la obra será rica en sonoridades de campanas, sirenas, xilófonos, mucha percusión, además de toda la masa instrumental de una orquesta, como la Filarmómica, de 70 integrantes.

-¿Qué te resultaba raro estar en el Teatro Municipal, que es más bien conservador en su repertorio?.

- Claro, pero ahora, debido a un conjunnto de circunstancias, decidieron hacer Joaquín Murieta. Entonces, todo el gran contenido de ese hombre combatiente que fue asesinado en California, entra por primera vez al lenguaje de la ópera y el género se abre a un público potencial. Los teatros como el Municipal se basan en repertorios básicamente del siglo 18 y 19, con algunas excepciones. Para mí la ópera debe ser una fiesta para el público.

-¿La notas muy empaquetada?.

- Tal vez eso se deba a la elección de algunos creadores o a los que hacen la puesta en escena, que tienen una concepción muy cerrada. En París, Peter Brook toma la ópera Carmen y la muestra en una versión popular. Muchas cosas vienen de la elección estética que se haga, una elección que incluye definiciones de clase.

-¿Qué aportará Joaquín Murieta?.

- La modernidad de Murieta es presentarr a un hombre que entrega su vida, en ese enfrentamiento total contra el Estado. Y, además, muestra la mirada de Neruda: aquellas cosas que podrían pasar como un western, revelan la dimensión humana. Hay aventuras, un asalto a la diligencia...
pero el poeta transforma al héroe en una figura universal que lucha por la justicia en el continente.

-¿Sonará folclórica o moderna en lo musical?.

- Su modernidad está en que no hay una ópera chilena como Joaquín Murieta, que junta la tradición oral, popular, con los oficios experimentales que hablaba Neruda, para que sea lo más claro y expresivo posible.

-¿Murieta es un icono ideal o un héroe concreto?.

- Es un héroe muy concreto y muy chilenno, de gran capacidad organizativa, que reúne a la gente y aplica su ley: lo que nos han robado que vuelva, porque nosotros sacamos el oro1. Son definidos como bandidos, viven en la clandestinidad. Y reparten el oro en un acto de conciencia y de desesperación al mismo tiempo: no pueden andar con el oro en los bolsillos. Es la mirada del poeta la que hace que la historia no sea una simple anécdota.

-¿Cuál ha sido tu mirada nueva?.

- El ojo crítico se agranda. Esta vez eencontré cosas en el texto que antes no había notado: el trabajo atrevido en el uso de las vocales, muchas aes, lo que me ayudó en mi trabajo. El lenguaje de Neruda es el de un chileno, la música proviene de Chile, salvo cuando es la del enemigo, los antecesores del Ku Klux Klan: esta sale con mucho humor y mucha ferocidad.

-¿La de los antecesores de KKK?.

- Claro, usaban las mismas gorras como conos. Esa música es feroz, espantosa, es el ritual del KKK, con quema de cruces, el ritual de los Galgos Rubios de California, como se autodenominaban, algo asqueroso, racista ciento por ciento. Cuando aparecen los galgos suena la sirena...
y una sirena nunca anuncia nada bueno, salvo si son esas con extremidades de pez.

-¿Eres muy exigente con los músicos?.

- No, nada. Pero la música tiene una diificultad: es transparente, lo que es difícil de tocar. Cuando hay sólo tres notas en el aire, largas, eso es difícil de tocar...

-¿A ti qué te gusta más de la obra?.

- Difícil decirlo, cada cosa me impresiiona. Pero es muy especial el Adiós compañero bandido, se acerca la hora1, que canta un coro de mujeres, con acompañamiento tenue, cuando los antecesores del Ku Klux Klan lo condenan a muerte. Allí se vienen abajo las botellas.... y no digo más.


(Entrevista realizada por Leopoldo Pulgar, publicada el 26 de Julio de 1998 en
La Tercera en Internet. Colaboración de Germán Mollo)

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