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costumbres y leyendas

En Memoria
Dedico esta página a una pareja de ilustres patriarcas modelos de virtud, trabajo, y compasión. A quienes debo lo que soy, ellos me enseñaron las costumbres me contaron las leyendas.
Antonio Gonzalez y Ana Arce

Tonito y Anita

Fragmentos del libro "Pensilvania un pueblo de históricas costumbres" de Miguel Angel Aristizabal.
 
El mes de las ánimas

En el mes de Noviembre, todo cristiano visita a sus parientes desaparecidos, llevando flores a sus tumbas y rezando con fervor poar el descando de sus almas.

En tiempos pasados fue un acto heróico de ciertas personas devotas de las ánimas iniciar un recorrido a media noche por todos los lugares del pueblo, con una campanita en la mano haciendo la siguiente oración "Un padrenuestro y una avemaría por las benditas ánimas del purgatorio... que descansen en la paz del Señor Amén,  Ay del que lo oiga y no lo rece !.

Este viaje terminaba en el cementerio con el toque de ánimas en las campanas allí instaladas.

El 8 de Diciembre

El 8 de Diciembre era para Pensilvania una de las fiestas más alegres y esplendorosas.  De los lugares más distantes llegaban los campesinos por millares.

El día comenzaba con una alborada ejecutada por la banda municipal, acompañada de juegos de pólvora; todo el mundo salía de las camas y se lanzaba a las calles a participar del regocijo.  A media mañana no podía faltar la misa solemne, con culebra resonante durante la elevación, terminando en la noche con el rezo del rosario, el canto de la salve y el remate con un espectáculo de fuegos pirotécnicos que iluminaban las tibias tardes de Diciembre.

Festejos navideños

La navidad es la fiesta universal por excelencia.  Al empezar Diciembre se escuchan ya las melodías navideñas, los almacenes se visten con sus mejores galas y sus vitrinas se llenan de juguetes y pesebres.  Comienzan las caminadas al bosque o al centro a recoger el muzgo, los helechos y los cardos para el pesebre.

Se arman los pesebres y adornan los bacones con motivos navideños. A partir del 16 de Diciembre se reza la novena y se cantan los villancicos visitando los pesebres de vecinos y amigos. Se preparan las pailas y el mecedor para la nochebuena. Llega la víspera del 24 y todo el pueblo huele a natilla y a buñuelos que los vecinos comparten.

El 24 se celebra la misa de gallo a las doce de la noche.


 
Un dia en el poblado

Ya ha pasado la medianoche y se cierran los bares y cafes.  los gallos cantan al amanecer y uno que otro viejo o joven se tambalea por el licor ingerido en la cantina, buscando un poco desconcertado su rincón.

Son las tres de la madrugada y empieza el movimiento de buses, pasajeros y maletas de los que viajan temprano a la ciudad capital y a otros lugares intermedios, siguendo este movimiento hasta después del amanecer.

Son las cinco y media de la mañana y las campanas del nuevo campanario suenan llamando a los fieles a oir la mise mantinal,  congregando ancianas, hombres, señoras y señoritas, que se unen al gorjeo de los pájaros y aves que hacen sus alabanza al Dios de toda santidad.

También se agitan centenares de estudiantes que saltan del lecho al baño, a refrescar su cuerpo con el agua fría, desalojando el sudor, quedando asi limpios y nuevos para empezar el día

Los jóvenes y los niños se ponen su pantalón y abotonan su camisa rematando su vestimenta con sus zapatos de cuero bien lustrados o sus tenis limpios y perfumados.

Las niñas colegialas, ciñen a la cintura sus faldas largas de uniforme, quedando estilizadas con su protuberancia agradable de mujer.

Luego salen todos con sus libros y cudernos, ondeándose las faldas, rozando patalones de varones, caminando ya mezclados para el colegio o la nornmal.

Entre tanto avanza el día y en el comercio se goza de un ámbito de algría. Los compradores y visitantes van y vienen, comprando telas, víveres, prendas de vestir, juguetes, utensilios para el hogar o herramientas de labranza para el campo o lapiceros y cuadernos para bachilleres o pequeños estudiantes. El barbero, el ebanista, el panadero, la tejedora, el zapatero en fin todo es actividad.

Y en una esquina de calle real, la tienda de Toñito como lo llamaban cariñosamente los niños y los viejos.  Allí había de todo.  Quién no llegó alguna vez a comprar una pastilla de chocolate o 5 centavos de azafrán, 20 centavos de clavos o 15 centavos de cemento?. A vender los frasquitos de onza o a pedir una onza de acetona de vinagre o valeriana para los nervios?.  Quién no buscó el consejo de Toñito para una buenamosa, un debilidad o simplemente un guayabo?.  De allí nadie salía con las manos vacías los pobres o los ricos encontraban el, remedio para sus males.   Por algo Hernando Henao lo llamó "el médico de los pobres" en su crónica "Los médicos también se mueren" publicada en el periódico La patria el día de su fallecimento.

Otras costumbres y leyendas II
Otras costumbre y leyendas