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El Correo Digital, Viernes, 12 de marzo de 2004

No es la traca final

ARTÍCULOS


MANUEL ALCÁNTARA/


La Policía cree que ETA es la principal sospechosa de la espantosa matanza de Madrid, aunque no descarta otras hipótesis igualmente siniestras. No siempre un rumor es lo que antecede a la verdad y se propagaron otras versiones, con la acostumbrada rapidez que emplea la mentira en todos sus desplazamientos. No se sabe con exactitud el número final de muertos, que se aproxima a los doscientos. Tampoco puede saberse la cifra de los heridos que morirán a consecuencia de la cruel salvajada, ni de los que quedarán mutilados. Sólo sabemos que el terrorismo ha batido su propia plusmarca de barbarie. Los encapuchados contables etarras anotaban 817 asesinatos hasta el jueves pasado, pero ahora los muertos por la barbarie, sea cual sea su marca, superan los 1.000, lo que sería para cualquiera de ellos un orgullo.

Hay que reconocer que tenía razón Rodolfo Martín Villa cuando dijo, en un tiempo que ahora nos parece remoto, eso de «o nosotros acabamos con ETA o ETA acaba con nosotros». En eso estamos. Seguimos estando. Frente al terrorismo, más allá de las siglas, no hay más que esas dos opciones, al margen de los llantos, los lutos y las cada vez más enérgicas repulsas. ¿Cuántas veces hemos oído en el caso de ETA que estaba desmantelada? Cada vez que leo declaraciones oficiales en ese sentido me echo a temblar. Espero lo peor, que es lo que viene sucediendo. Ahora llevábamos una larga temporada diciendo que los criminales estaban muy debilitados y las hienas se veían obligadas a recurrir a sus cachorros, poco duchos todavía en el arte de matar.

Los españoles normales no sabemos si hacen falta más éxitos policiales o menos terroristas. No podemos verlo claro con lágrimas en los ojos. Lo que sí está claro es que no sólo querían dinamitar la estación de Atocha, sino la democracia, que es una estación término. Lo que deseaban los desalmados era derribar sus torres, que van siendo altas y relucen. No tendrán bombas para todos, pero seguirán insistiendo.


Sursum corda! 2004