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HEREDAD











correspondencia














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Estos son algunos poetas y algunos poemas. No son quizás los mejores poetas o poemas (o si lo son), pero son parte de los que más me gustan y son los que he heredado en el curso de los años. La página es en blanco y negro, como son los libros, pero en negativo porque de otro modo no sé hacerlo. Están todos invitados a mandar sus trabajos para que la hagan crecer.



"move over and I'll tell you why
the poets wont bring revolutions
of love and flowers and poetry..."

Tom Mc Grath









Heberto Padilla (Cuba)


RETRATO DEL POETA COMO UN DUENDE JOVEN

I

Buscador de muy agudos ojos
hundes tus nasas en la noche. Vasta es la noche,
pero el viento y la lámpara,
las luces de la orilla,
las olas que te levantan con un golpe de vidrio
te abrevian, te resumen
sobre la piedra en que estás suspenso,
donde escuchas, discurres,
das fe de amor, en lo suspenso.

Oculto,
suspenso como estás frente a esas aguas,
caminas invisible entre las cosas.
A medianoche
te deslizas con el hombre que va a matar.
A medianoche
andas con el hombre que va a a morir.
Frente a la casa del ahorcado
pones la flor del miserable.
Bajo los equilibrios de la noche
tu vigilia hace temblar las estrellas más fijas.
Y el himno que se desprende de los hombres
como una historia,
entra desconocido en otra historia.
Se aglomeran en ti
formas que no te dieron a elegir
que no fueron nacidas de tu sangre.




Fayad Jamis (México-Cuba)


CARTA

Mira, muchacha, de pronto sentí ganas de escribirte una
carta
para entregártela yo mismo y leertela yo mismo. No quiero
olvidar tantas cosas que debo decirte y por eso me valgo
de pluma y papel. Te leeré esta carta sentado en aquella
roca
en que los dos hablamos casi por primera vez, y casi
sin darnos cuenta comprendimos que la vida nos puso pecho
a pecho.
El tiempo que durará tu ausencia desbordará una noche
de vigilia con estrellas, con mosquitos, con estas voraces
ganas
de comerte tu sonrisa, de hacerte descomunalmente mía,
como si no existieran los omnibus, las gentes y las horas.
Estoy a punto
de llorar, pues de pronto me acuerdo que no estamos
solos en el mundo,
la noche se desliza, interminable, sobre los árboles impasibles,
sueño una pesadilla en que tus besos caen al agua como
piedras
mientras estoy atado de pies y manos, amordazado,
debatiéndome inutilmente.
Pero no, no es verdad. Estoy despierto, sé que a pesar de
todo
nos amaremos locamente, como si mañana (ahora mismo)
fuera la última vez, como si este fuera el gran amor de
nuestras vidas,
como si este pudiera ser otro que el gran amor de nuestras
vidas.





José Lezama Lima (Cuba)

AH, QUE TÚ ESCAPES

Ah, que tú escapes en el instante
en el que ya habías alcanzado tu definición mejor.
Ah, mi amiga, que tú no quieras creer
las preguntas de esa estrella recién cortada,
que va mojando sus puntas en otra estrella enemiga.
Ah, si pudiera ser cierto que a la hora del baño,
cuando en una misma agua discursiva
se bañan el inmóvil paisaje y los animales más finos:
antílopes, serpientes de pasos breves, de pasos evaporados
parecen entre sueños, sin ansias levantar
los más extensos cabellos y el agua más recordada.
Ah, mi amiga, si en el puro mármol de los adioses
hubieras dejado la estatua que nos podía acompañar,
pues el viento, el viento gracioso,
se extiende como un gato para dejarse definir.


UNA OSCURA PRADERA ME CONVIDA

Una oscura pradera me convida,
sus manteles estables y ceñidos,
giran en mí, en mi balcón se aduermen.
Dominan su extensión, su indefinida
cúpula de alabastro se recrea.
Sobre las aguas del espejo,
breve la voz en mitad de cien caminos,
mi memoria prepara su sorpresa:
gamo en el cielo, rocío, llamarada.
Sin sentir que me llaman
penetro en la pradera despacioso,
ufano en nuevo laberinto derretido.
Allí se ven, ilustres restos,
cien cabezas, cornetas, mil funciones
abren su cielo, su girasol callando.
Extraña la sorpresa en este cielo,
donde sin querer vuelven pisadas
y suenan las voces en su centro henchido.
Una oscura pradera va pasando.
Entre los dos, viento o fino papel,
el viento, herido viento de esta muerte
mágica, una y despedida.
Un pájaro y otro ya no tiemblan





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