RESUMEN EJECUTIVO

CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA TESIS

NOMBRE: TRATADO DE POLÍTICA, CULTURA Y CULTURA POLÍTICA.
AUTOR: Alfredo Ortiz García (rinocerebro@yahoo.com. Cel.: 04455-36985115).
FECHA: Inicio: octubre de 2004. Término: octubre de 2007.
DISCIPLINA: Ciencia política.
TEMA: Política, Cultura y Cultura política.
NO. DE CUARTILLAS: 240. Tesis: 151 cuartillas. Anexos: 83 cuartillas.
CAPÍTULOS: 4. 1. Política, 2. Cultura, 3. Modalidades de cultura, 4. Cultura política.
ANEXOS: 14.


RESUMEN

Propone una nueva guía teórica para el estudio de la política, la cultura y la cultura política. Analizando los conceptos de cultura y política, el tratado estudia  estos términos para introducir una nueva matriz teórica en cultura política, mediante una alternativa que analiza a las sociedades desde diferentes ángulos, de acuerdo con el tipo de cultura que predomina en el ambiente social: una cultura política de conocimientos que el ciudadano tiene sobre política, una c. p. que estudia la constante efervescencia político-cultural que se manifiesta en el presente, una c. p. que analiza cómo ciertos elementos políticos provienen del pasado y logran instalarse y perdurar en el sistema, una c. p. creativa que constantemente es influida por la invención y reinvención de nuevas inserciones político-culturales, y por una cultura política basada en el estudio de las identidades, ideologías y valores políticos que están socialmente arraigados. De acuerdo con el tema y la perspectiva de interés que se decida analizar, cada enfoque ofrece un modelo específico de análisis.



CONTENIDO CAPITULAR

CAPÍTULO 1. Realiza un desglose de los componentes del término política desde su forma más simple practicada por dos individuos, hasta la más compleja que abarca el orden institucional y multifactorial. Bajo el estudio de nuevos elementos, propone el análisis de la política desde dos campos semánticos de poder: hacer y mandar. El primero de carácter social y en última instancia sustentado por los ciudadanos, y el segundo institucional representado predominantemente por el gobierno. Entre ambos campos –y aún entre ellos-, habrá una relación de diálogo y/o confrontación que promueve dos formas diferentes de poder, el uno el poder de hacer que caracteriza a la sociedad para hacer realidad objetivos mediante la acción conjunta, el otro el poder de sustentar el mando o dominio que caracteriza al gobernante; ninguno de los dos puede existir independiente del otro, ya que para poder hacer -al menos de forma organizada-, el primer campo requiere de la coordinación –o liderazgo- que ofrece el segundo campo, mientras que para lograr los propósitos que se fija el segundo campo, requiere que el primero le ayude a hacerlos realidad de forma directa o indirecta. Ambas formas de poder, el del potencial de hacer y el de la capacidad de mandar, generan la forma básica de las relaciones de poder, que al volverse públicas se convierten en poder político, en política. Los  demás componentes de las relaciones de poder político son: el contenido (temas y elementos implícitos y explícitos que constituyen a las relaciones de poder), la publicidad (el carácter público de esos temas, necesarios para que las relaciones de poder sean específicamente políticas), el acuerdo (al menos entre las partes implicadas, las más importantes o las más influyentes), la racionalidad reflexiva (donde los acuerdos contienen un carácter pensante, lógico y autocrítico que procura alejarse de idealismos subjetivos –metafísicos-, emociones y pasiones), y legitimación compleja (en la que ambos reconocer su ubicación en cada campo de acción, ya sea en el hacer o en el mandar, generalmente por sus procedimientos y resultados de acción).

CAPÍTULO 2. Pasa a estudiar el término de cultura, como una categoría abstracta que se concretiza en conocimientos, manifestaciones, expresiones, creaciones, identidades, ideología y valores que una comunidad sustenta al interior para diferenciarse del exterior, y que en sociedades complejas como las urbanas o multiculturales, esta diferenciación es difícil de reconocer porque los conocimientos, manifestaciones, expresiones etc. se interrelacionan y entremezclan, de modo que es necesario un ejercicio intelectual de identificación cuando estas formas culturales no son visibles a simple vista, para reconocer las cualidades de una cultura.
Antes de ello se habla de cultura exterior (artefactos) e interior (estudia las abstracciones); luego se estudian los componentes reconocibles de la cultura: prácticas, creencias, conocimientos, valores, creaciones, costumbres, normas, códigos, habilidades. En tercer lugar se ve a la cultura desde una perspectiva de conocimiento disciplinario e investigación directa que los científicos realizan sobre las culturas en sí mismas, tal y como lo hacen los estudios etnográficos. En cuarto lugar se identifican las definiciones teóricas de la cultura en: descriptivas (son los estudios etnográficos y las definiciones más antiguas de cultura), históricas (enfatizan en la herencia cultural),  normativas (justifican la rigidez de las costumbres y rechazan la admisión de modificaciones o alternativas), psicológicas (estudio del interior humano del yo, super yo y el ello, así como el estudio de los símbolos y ritos), definiciones estructurales (la actividad simbólica forma una estructura decodificable en sus contenidos y reglas; estudia también la estructura social), y definiciones genéticas (explican la génesis y  evolución de las culturas).

CAPÍTULO 3. Realiza la propuesta de una definición integral de cultura, para ser vista desde el enfoque apropiado que se decida seguir. La entiende como los conocimientos, manifestaciones, expresiones, creaciones, identidades, ideologías y valores sustentados por un grupo social. Cultura es un sistema de relaciones humanas resultantes de un conjunto de conocimientos que se adquieren del medio, de manifestaciones y creaciones que se generan constantemente en el tiempo presente, de expresiones que perduran en una sociedad y que son provenientes del pasado, de identificaciones comunes al interior de un grupo y diferenciatorias con respecto a otros, y de ideologías y valores sustentados y compartidos, validados y desplegados todos dentro de determinados límites sociales, teniendo para unos sentido –esas identidades, valores e ideologías- y para otros no teniéndolo.
El término abarca también estados civilizatorios, que van desde el barbárico, hasta el avanzado-sofisticado, pasando por dos estados intermedios básicos y estables, que constantemente se interrelacionan con los dos primeros. El criterio que los diferencia es el tipo de problemas y ventajas que cada estado tiene, cuando una sociedad se encuentra predominantemente en uno u otro estado.
La cultura, entendida como un término multifactorial, está compuesta a) por un conjunto de conocimientos (generales y de la cultura perteneciente), en el entorno ambiental y social, que se adquieren progresivamente en forma personal, grupal y social hasta un cierto límite; b) por una serie de manifestaciones humanas que tienden a generarse constantemente en el presente y que muestran el momento justo en que se objetiva la cultura; c) de expresiones culturales que se instauran socialmente en un momento dado y que tienden a prevalecer con el paso del tiempo; d) de creaciones que se añaden continuamente a un individuo, grupo social o sociedad en su conjunto, mediante constantes aportaciones y agregados en creación, innovación, recreación, transformación y crecimiento; e) de una identidad que permite no sólo diferenciar a los grupos entre sí, sino además que les permite identificarse entre ellos para generar una bandera propia; f) de una ideología que, como imaginario colectivo o como cuerpo sistemático de ideas, fija una postura o posición frente a diferentes concepciones del mundo, y que puede reaccionar a favor o en oposición a ella(s); g) de un conjunto de valores que otorgan importancia a ciertos fenómenos, personalidades o cosas por encima de otros en un individuo o colectividad, y que el grupo social los destaca para enfocar parte de sus acciones entorno a ello; y por último, h) de móviles culturales que son imperceptibles a simple vista pero que explican por qué la cultura está en constante movimiento.
El capítulo realiza un análisis de cada uno de estos elementos, haciendo hincapié en el estudio de nuevos ámbitos culturales anteriormente poco analizados, con idea de generar una nueva teoría social de la cultura.

CAPÍTULO 4. Aborda el estudio de la cultura política inicialmente por estudio de su estado del arte, para después enfocarse en las modalidades de cultura política. El término cultura política es concebido como un conjunto de relaciones de poder en la que dos actores, uno con el poder de hacer y otro con la capacidad de dirigir en la política, son portadores de una serie de conocimientos entre sí, se manifiestan constantemente unos a otros (por ejemplo con el objetivo de modificar las relaciones de poder hacia los requerimientos propios de cada uno de los actores intervinientes), promueven la permanencia en el poder por medio del uso de sus expresiones políticas (con idea por ejemplo de hacer que prevalezca el orden político existente o statu quo), presentan también constantes elementos creativos (por ejemplo para legitimarse), y por último con un bagaje de identidades políticas con ideología y valores específicos, que comparten y diferencian unas de otras para influir sobre otras identidades.
Los conocimientos políticos permiten a los actores mantener una noción y/o acercamiento a la realidad política; independientemente de que esta noción sea muy cercana o lejana a la realidad, es necesario que exista un conocimiento mínimo que los acerque al ámbito político. La distorsión del conocimiento político distorsiona también la actuación política, la intelectualización del conocimiento político coadyuva al mejoramiento del sistema. Las manifestaciones y creaciones políticas permiten entender y analizar el presente político, las novedades que aparecen en el sistema y las transformaciones siempre cambiantes en la política. A su vez, en la cultura política también se estudian las fuerzas que buscan prevalecer o hacer instaurar grandes tradiciones de pensamiento, sistemas y regímenes políticos, esas son las culturas políticas expresivas que aunque no sea siempre, en muchos casos podrán oponerse a la política manifestativa que se les opone, o a veces incluso apoyarse en aquellas que le simpatizan, para tomar un nuevo aire que ayude a seguir generalizando su tradición política. Por último, la diversidad de identidades culturales puede generar una correspondencia con las identidades políticas que se apoyan en determinados valores e ideologías, para adoptar entonces una identidad política, una posición y una actitud políticas, así como la defensa de valores políticos que serán la base para influir en el juego de poder que se genera entre dos o más actores que forman la relación de poder político.
La perspectiva de múltiples enfoques que se ofrece en cultura política (que en realidad pretenden ser análisis esféricos de 360º), permite desglosar los elementos que la caracterizan, de modo que es posible hacer estudios en cultura y cultura política desde diferentes perspectivas y ángulos de análisis, de acuerdo con las preferencias del analista.


CONCLUSIONES A LAS QUE LLEGÓ LA TESIS

La cultura es un concepto abstracto multifactorial. Está determinada por todas las modalidades llenas de contenido que el ser humano ha generado para darle sentido a su vida en sociedad.
Este estudio contiene una explicación de la cultura entendida como un proceso en el que una sociedad contiene elementos culturales que se dan a conocer por medio de la socialización y que en un momento dado esa sociedad los manifiesta para mostrar esos elementos a los demás, tanto al interior de la comunidad como a otros fuera de ella. Generalmente al manifestarse esos elementos culturales en actitudes y prácticas, traen consigo nuevos elementos creativos que enriquecen a la cultura, de modo que si esas nuevas creaciones dadas a conocer consiguen ser aceptadas y logran asentarse en la sociedad que las vio aparecer, podrán admitirse en la sociedad y convertirse en expresiones duraderas que permanecerán con el paso del tiempo. Este proceso se solidifica cuando esos elementos culturales coinciden con la identidad común del grupo, se convierten en valores aceptados y estimados y tienden a concordar con el contexto ideológico en el cual se socializan. La cultura se debe a la agregación y acumulación permanente de elementos culturales que se presentan por medio de este proceso. Una cultura adquiere sentido cuando su contenido adquiere significado. El estudio del contenido de los elementos culturales en cada una de las partes y momentos del proceso, también es de suma importancia.

La cultura se mueve por dos ejes principales, el uno horizontal, que son las diferentes modalidades que hemos estudiado: conocimiento, manifestación, expresión, creación, identidad, ideología y valores; y el otro, un eje vertical compuesto por los estratos de desarrollo, problemática, estabilidad y complejización cultural: el salvajismo, la barbarie y su umbral, la cultura base, la estable y la avanzada . Estos dos ejes pueden explicar de manera suficiente a una cultura, pueden entenderla y pueden incluso observarla desde diferentes enfoques. De esta manera, el eje horizontal intenta acomodar los conceptos para ubicarlos en su justa dimensión.
Por otra parte, aquel concepto actual de cultura entendido como un conjunto de comportamientos, creencias, valores, “de todas las formas de vida y expresiones de una sociedad determinada”, no está adecuadamente organizado ni caracterizado. El concepto afirma que “como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestirse, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias”, elementos que, descubrimos, casi todos comprenden a la cultura por expresión -que aquí hemos estudiado-, además de que entremezclan conceptos interioristas con exterioristas y no consideran las demás modalidades aquí propuestas. “Desde otro punto de vista podríamos decir que la cultura es toda la información y habilidades que posee el ser humano” , punto de vista que efectivamente si coincide con la cultura por conocimiento que aquí se ha expuesto.

Al establecer en este estudio las modalidades culturales, uno de los objetivos fue organizar esas características de manera que no se presentaran aisladas y ajenas a un conjunto mayor que las contiene, amén de que se ha hecho la propuesta de considerar a la cultura del presente y del futuro y no sólo la acumulada o pasada, en la que los estudios en general se han enfocado casi permanentemente, resaltando la acumulación cultural más que los momentos dinámicos en que la cultura se hace presente y también los momentos en que se crea y recrea, se transforma y desaparece o se pierde . Desde esta óptica, el estudio también consideró importante objetar como erróneas algunas dicotomías como culto e inculto, civilizado y bárbaro o más aún conceptos como que cultura es sólo aquello que aparece en las secciones de cultura de los diarios o canales culturales, es decir cultura sólo entendida como el arte, lo solemne, lo refinado, el conocimiento; por esa razón el estudio decidió agregar elementos nuevos a ella como manifestación y creación.

Por otra parte, desde el eje vertical se buscó desechar la idea de que las culturas bárbaras son directa y automáticamente inferiores a las avanzadas, por el hecho de que éstas últimas contienen elementos más sofisticados, más creaciones, más estabilidad y más progreso que las primeras. En el estudio ha sido necesario matizar esta afirmación, con la hipótesis de que toda cultura puede presentar en cualquier momento momentos de estabilidad, tanto como temporadas o fases de inestabilidad independientemente de su estado civilizatorio. En cambio, lo que se buscó demostrar es que tanto las culturas civilizadas como las no civilizadas contienen en diferente medida y forma virtudes y defectos, problemas y alternativas, además de que ninguna de ellas es mejor al menos porque su abundancia cultural es similar en intensidad en todas ellas; lo que las diferencia es su grado de estabilidad y problemática (hostilidad, destrucción, crisis socioculturales), así como la efervescencia, espontaneidad o institucionalización que hay en cada una de ellas. De manera que de emplear el criterio (probablemente prejuicioso) de superioridad-inferioridad, había que refutarlo afirmando que una cultura base podría ser tanto o incluso más efervescente y variada que una cultura avanzada, aún cuando no sea más innovadora y socialmente estable que esta última.

CONCLUSIONES EN CULTURA POLÍTICA

Para la ciencia política los estudios en cultura política siguen tomando importancia tanto en la política mexicana como en la internacional, y por lo tanto deben ser actualizados y mejorados los modelos de análisis teórico. Inicialmente del poder político.
La cultura política está flanqueada por dos matrices teóricas opuestas –sociología interpretativa y empirismo behaviorista-, las cuales han mostrado que ninguna de ellas puede ser concluyente para los estudios de cultura política. La primera porque al no considerar de manera elaborada la posibilidad de la comparación, no ofrece una solución para la problemática multicultural que trata de resolver las diferencias entre culturas que cohabitan y que inevitablemente conviven en un mismo espacio. Desde la perspectiva del multiculturalismo es inevitablemente necesaria la comparación y la sociología interpretativa no ofrece una respuesta completamente satisfactoria. Por otro lado, la corriente behaviorista, al considerar a la cultura política como aquella generada por los individuos, ha dejado de lado dos aspectos esenciales de la cultura: a) que ella contiene fuertes contenidos no racionales que deben ser analizados para resolver los problemas en especial de las culturas base y barbárica, cuyas motivaciones culturales se mueven en la mayoría de los casos bajo lógicas emocionales o por lo menos no racionales como el pensamiento analógico y místico-metafisico, y que por lo tanto la cultura política va a generarse a partir de esa lógica no-lógica; b) que la cultura política behaviorista no considera que estos estratos de cultura base y barbárica actúan más bajo la lógica grupal que bajo la individual, por lo tanto, considerar estudios de cultura política bajo la lógica exclusivamente del individualismo no opera completamente (en todo caso opera más en las culturas estable y avanzada), porque no se trata de la única lógica, por lo tanto es necesario considerar los estudios bajo una lógica grupal que resuelva los principales dilemas de las culturas políticas basadas en cultura base y barbárica. Al mismo tiempo las actitudes racionales –planificación, control, regulación-, se ubican más en las culturas avanzadas, mientras que las analógicas -no racionales, pasiones, emociones, creencias-, se generan más en las culturas barbáricas y de base. Los países avanzados occidentales pueden seguir siendo estudiados bajo la lógica individualista y por lo tanto bajo la lógica empírica, pero los países del occidente latinoamericano se mueven también bajo una lógica diferente igual de importante, para lo cual se requiere de una solución teórica consistente con los fenómenos de cultura política basada además del individuo también en el grupo.

CONCLUSIONES EN MODALIDADES DE CULTURA POLÍTICA

Los análisis en cultura política multifactorial son necesarios para el estudio profundo de fenómenos políticos flanqueados por la cultura.

El conocimiento frente a la cultura política establece que la información y datos políticos que adquiere un individuo o posee un grupo son una doble variable dependiente e independiente de su actuación política. Dependiente porque requiere al menos de algunos referentes de la realidad política para actuar, decidir, opinar, reaccionar. Es independiente porque ni el exceso de conocimientos políticos, ni la escasez de ellos puede determinar (en definitiva) sus actitudes políticas; en última instancia lo que las determina son los conocimientos políticos que sí influyen de manera determinante y decisiva en sus actitudes, sus acciones y sobretodo en su vida. Por ejemplo, los abundantes conocimientos sobre las nuevas políticas energéticas en torno al etanol, pueden llegar a las mismas conclusiones que el simple hecho de sentirse afectado por el incremento al precio de la tortilla: hay afectaciones por el inicio de implementación del etanol basado en el procesamiento del maíz que afecta al ciudadano común, sin que sea necesario que éste sepa el contenido de las nuevas políticas energéticas. Esto quiere decir que el conocimiento de un simple dato afectante puede bastar y ser suficiente para determinar una actuación política, independientemente de la complejidad del tema. La diferencia entre una profunda cantidad de conocimientos políticos (o no políticos pero que repercuten en la política), y carecer de ellos está en los resultados de la actuación, mientras que en el caso de tener muchos conocimientos puede acercar a actuaciones y decisiones políticas más adecuadas; la deficiencia o insuficiencia de conocimientos por otro lado puede tergiversar las actuaciones –piénsese en el gasolinazo-, y las decisiones pueden estar deficientemente sustentadas. Aún así estas son variables independientes: puede haber carencia de información y actuar correctamente, o excesos de la misma y proceder equivocadamente. (Cabe aclarar que los conocimientos en la administración pública si son determinantes para el actuar político y no se manejan bajo la lógica anteriormente expuesta). En última instancia, la clave última se encuentra en la correcta manipulación y aprovechamiento de los conocimientos políticos, independientemente de su abundancia, suficiencia o escasez a la hora de actuar políticamente, pero sobretodo en el grado de intelectualización alcanzado para aprovechar esos conocimientos de la mejor forma. La intelectualización es una forma avanzada de conocimiento (y diríamos que la mejor), en la que éste último pasa por un proceso intelectual pensante de reflexión, análisis y solución, en que el cerebro se aprovecha del conocimiento y se fusiona con él para ofrecer una alternativa mucho más elaborada.

Las manifestaciones frente a la cultura política establecen que el punto objetivo de la política se encuentra cuando un grupo político se muestra y/o confronta de cara a otro grupo político para transmitir su posición política, su crítica, su objeción, su apoyo o adhesión, con el objetivo de intentar modificar la realidad política. El método para transmitir el contenido de la información puede ser lingüístico (consignas), visual (pancartas), discursivo-consignatario (argumentos), pacífico (manifestaciones) o violento (atentados terroristas), etc.; en el fondo lo que más puede interesar analizar para la cultura política es el contenido de esa información que se transmite al manifestarse, el contenido cultural de quien se manifiesta, los procesos de transformación cultural y política que las manifestaciones consiguen al hacer, así como las repercusiones en el ambiente político y los resultados del poder empleado, para confrontarse al poder del grupo al que se opone quien se manifiesta (que puede estar en el mismo plano del hacer, o frente al plano del mando). A largo plazo implicaría la comparación en los tipos de manifestaciones, para evaluar cuánto ha cambiado o no la cultura y hacia dónde.
El estudio de las vías, formas, contenidos, causas y consecuencias de las manifestaciones políticas establecen una importante posibilidad de ofrecer alternativas y soluciones en general para el ambiente político, y en particular para la canalización y solución del conflicto político, en caso de que la manifestación tenga un origen reactivo o problemático. En caso de que la naturaleza de la manifestación sea de carácter adhesivo o de grupo, el estudio de la cultura política por estas motivaciones se encontraría entorno a las formas en que se puede tener éxito o no conseguir que haya una identificación por esta manifestación, que tiene por objetivo buscar adherentes, las características creativas que contenga la manifestación para lograr adherencia e ideales o número de seguidores, pueden establecer también la diferencia entre el éxito y el fracaso de una manifestación; en este sentido, piénsese en las campañas electorales y los nuevos movimientos sociales.
Así pues, las manifestaciones políticas establecen que al ser uno de los puntos de objetivación más patentes de la cultura política, son también el punto donde se presenta la mayor cantidad de elementos político-culturales analizables, porque la cultura “saca”, expone, presenta sus contenidos reales reduciendo el currículo oculto , para mostrarse tal y como es la cultura política de un grupo que se manifiesta.

Las expresiones culturales frente a la cultura política establecen que los elementos políticos racionales y emocionales acumulados históricamente en una sociedad confluyen o se confrontan en las expresiones políticas de una sociedad permanentemente, en especial en las sociedades modernas, en donde la racionalidad individual para las fuerzas de derecha, y la racionalidad social para las fuerzas de izquierda confluyen respectivamente con las características de emocionalidad política, no necesariamente lógica, tribal y grupal de las emociones de una sociedad.
Para el caso de la racionalidad de las fuerzas de derecha (liberales y en menor medida conservadores), se ha presentado una confluencia entre las expresiones racionales (leyes liberales, instituciones, Estado), con las expresiones emocionales (adhesión al carisma político, identificación emotiva con el ideal), de la sociedad: valores democráticos, derechos humanos, intereses económicos; en esta confluencia estriba el éxito de la democracia y la economía de mercado, en la concurrencia de la racionalidad lograda por la generación de un orden más o menos coherente en todo el sistema, y la emocionalidad, en la que los elementos subjetivos se mueven bajo ese orden. Mientras tanto, para el caso de las fuerzas de izquierda se ha presentado tanto confluencia como confrontación entre racionalidad y emociones; la confluencia se da por la adhesión al nuevo orden racional que puede generar el carisma del político, a lo que significa, a sus ideales y a la comprensión y abanderamiento de los problemas de los más desfavorecidos que confluyen con la emoción de disfrute combativo . Sin embargo también se ha dado una confrontación, en que en muchos casos una racionalidad se pretende implantar antes que confluir con otras racionalidades o con otras pasiones existentes, por ejemplo, las fuerzas de izquierda han pretendido reducir el margen de acción de racionalidades como la libre expresión política –Chávez-, o pasiones como la religión –la religión es el opio del pueblo: Marx-. Este punto de la cultura política expresiva puede explicar entonces por ejemplo porqué fracasó la URSS al implantar una expresión como el socialismo en una sociedad multicultural y multirreligiosa que nunca hizo desaparecer y menos fusionar sus antiguas expresiones culturales ancestrales con la expresión del sistema político socialista, permaneciendo esas expresiones multiculturales de manera latente o subyacentes, de modo que al aparecer la liberalización, tomó fuerza la confrontación cultural contra una ideología que en sí misma pretendió implantarse como cultura a la vez que cultura política: el socialismo, cuyo fracaso llegó al final por este fenómeno de superposición artificial de tradiciones. Este mismo caso puede analizarse actualmente para el viraje al socialismo que Hugo Chávez ha promovido en Venezuela.
Por otra parte, los grupos sociales que toman el poder por la vía acelerada (revoluciones, reformas, transiciones), y que no presentan un cambio cultural antes que un cambio político, es decir, cuando conservan sus expresiones culturales intactas aún cuando haya un cambio político, tienden a no confluir o fusionar su nueva racionalidad con la pasionalidad y con las expresiones culturales que en general ya existían, por lo que la implantación política tarde o temprano generará manifestaciones confrontativas . La necesidad del cambio cultural antes o a la par del cambio político, es importante para que el nuevo sistema político confluya con la cultura y no se confronte con ella, o en todo caso el nuevo régimen debe ser concomitante con el orden cultural que prevalezca. En México aún no está claro lo que está sucediendo en este sentido, se han insertado nuevos valores democráticos, pero no han desaparecido prácticas no democráticas provenientes de la cultura política anterior a la llegada de la democracia.
En el caso de las fuerzas de derecha, éstas han conseguido de manera más exitosa fusionar, o al menos confluir, la racionalidad con las pasiones, precisamente porque sus revoluciones se generaron cuando la cultura estaba o ya había cambiado en gran medida. La revolución francesa en gran parte se generó por la burguesía que ya se estaba gestando, porque al menos las ideas de las fuerzas aristocráticas se convirtieron en recesivas o se aburguesaron, y al mismo tiempo porque después de la revolución no hubo por mucho tiempo una implantación forzada entre los burgueses en el poder. Sin embargo, por otra parte las reacciones de las fuerzas de izquierda consideraron que sí había una implantación del sistema capitalista, pero en el transcurso de los siglos XIX y XX el mismo sistema progresivamente terminó por generalizar la confluencia entre racionalidad y pasionalidad, canalizándolas para generar el arribo progresivo hasta el capitalismo de occidente avanzado. La URSS falló en ese sentido, las preguntas finales son por ejemplo, ¿Cuba ha logrado confluir o fusionar este punto?, ¿Chávez lo está haciendo ahora?

Las creaciones frente a la cultura política establecen que las características, conformación y depuración de un sistema político dependen tanto del tipo de cultura  vertical (civilizada o no civilizada) como horizontal (manifestativa y creativa o expresiva e identitaria), así como del origen de las creaciones de acuerdo con el estrato en que se encuentra una cultura y del tipo de creaciones provenientes del estilo cultural que las crea. Si el estilo o atmósfera es mayoritariamente tradicional, las creaciones y los productos políticos serán conservadores y poco innovadores; si la atmósfera es predominantemente manifestativa, además de haber una gran efervescencia creativa, también habrá avance cultural pero además incremento del debate político. Aunque es mejor que el debate provenga de la efervescencia creativa a que sea generado por el conflicto. La creatividad política que se logre generalizar en la cultura, es la que otorga mayor estabilidad al sistema político, sea democrático o autoritario. Aunque es necesario aclarar que, salvo tal vez el imperio japonés y la Alemania nazi, nuevamente la historia ha demostrado que la creatividad se ha logrado generalizar más en los sistemas democráticos que en los autoritarios -de ahí su éxito-, o incluso más que en los socialistas, aún cuando en las democracias la creatividad, al carecer de un control central pueda desbordarse en sentidos opuestos (por ejemplo con el laissez faire de derecha, o fuerzas antisistémicas de izquierda), para generar contradicciones en el sistema.
El dogmatismo y la unicidad de los sistemas autoritarios y socialistas ha demeritado la creatividad generalizada espontánea (lo que ha impedido su adaptabilidad a las transformaciones sociales históricas), que sí se consigue en los regímenes democráticos avanzados. Sin embargo, la creatividad sinérgica no se ha presentado del todo en las democracias de cultura base como la que caracteriza a México, donde los debates políticos continúan fluctuando entre el conflicto y la propuesta creativa, y las políticas públicas continúan siendo poco creativas, con escasa iniciativa o poco contundentes y resolutivas de los problemas sociales. (Por eso en México el hacer es más social que gubernamental).

La identidad frente a la cultura política establece que la identificación ideológica que existe dentro de un grupo, se activa cuando aparece una condición de poder externo al grupo que le es desfavorable o afectante, de modo que se verifica un reforzamiento de esa identidad interior, intensificando la cohesión ideológica e identitaria en un primer momento, para externarla por medio de la activación de un contrapoder en un segundo momento, que busque contrarrestar, y si es posible superar políticamente la identidad que se le opone.
Los ideales, la afinidad cultural interna, la similar condición político-económica-social cohesionan a la identidad, y la ideología lo refuerza generando una posición política. Los problemas crónicos emergentes impulsan también a la identidad para que se manifieste, entonces en el acto de manifestación política se crean elementos ex profeso para fortalecer la identificación interna y para incrementar el impacto al exterior de cara al poder que se le opone.

La ideología frente a la cultura política, establece que dos facciones se confrontan a partir de dos condiciones sociales, dos parámetros de conocimiento y dos referentes diferentes: mi ideología y tú ideología.
La ideología tiende a contener creatividad en función de la crítica, se manifiesta por ejemplo en las caricaturas de los moneros; pero la ideología, especialmente la dogmática, elabora constructos críticos pero casi no ofrece propuestas creativas. Por lo tanto, la mejor ideología es la que además de ser crítico-pensante, también contiene elementos alta y constantemente creativos intelectualmente hablando. Para la izquierda en general el discurso bajo consigna es en esencia poco creativo, en todo caso su carácter creativo está en función de lo que critica, mientras que para la derecha el factor creativo no se encuentra propiamente en las ideologías liberal y mucho menos en la conservadora, sino que, además de encontrarse en el apartado económico de las ideologías de derecha –el libre mercado-, también se ubica en las posibilidades que ofrece el sistema de crear libre y espontáneamente nuevas ideas que permitan a la ideología liberal-democrática persistir con el paso de decenas de años, enriqueciéndose y actualizándose de las nuevas ideas con las que es compatible.
Para el caso de las ideologías de izquierda, especialmente las dogmáticas de guerrilla latinoamericana, marxistas y anarquistas, el conocimiento se ha reproducido en muchos casos casi de manera clonada (se adoctrina muchas veces lo mismo generación tras generación), por lo que el margen de creatividad es reducido, el margen de actualización y recreación es mínimo y por lo tanto el potencial de éxito no ha sido el óptimo. Justamente en sociedades de cultura base donde más se presenta este fenómeno, la creatividad es mínima, y sólo donde la socialdemocracia se encuentra en un contexto de cultura avanzada caracterizada por ser incluso innovadora –Europa occidental-, la izquierda tradicional se moderniza y puede tener éxito. No así casi todos los casos en AL. El mecanismo ideológico de actuación política de la izquierda –excepto la socialdemocracia europea-, es distinto al mecanismo de actuación de la derecha, se ubica más en una fuerte correspondencia y cohesión de la ideología con la identidad, la condición social, cultural y económica de una cultura base que a veces puede mostrar tintes barbáricos. El éxito de la izquierda, desde el punto de vista cultural, se encontraría entonces en la ubicación de la innovación en la cultura base, fenómeno que históricamente –salvo en algunos aspectos de la URSS y actualmente Cuba-, casi nunca se ha presentado históricamente en ninguna forma. Chávez no ha conseguido desarrollar este fenómeno plenamente: traer de manera generalizada la innovación ideológica, manifestativa, expresiva, identitaria y de valores a la cultura base, a la par de las ideas clásicas de izquierda, para que ambos tipos de modalidades confluyan y generen un nuevo sistema. Por último, las ideologías de derecha han tenido éxito por la fuerte confluencia de la creatividad constante con la preservación básica de los ideales expresivos tradicionales provenientes de las diferentes etapas del liberalismo histórico.

Los valores frente a la cultura política establecen que el elemento político concreto o abstracto que adquiere valor e importancia para un determinado grupo, especialmente en un momento manifestativo -coyuntura-, se realiza porque ese elemento político es contenedor y simboliza ampliamente sus intereses, identificación cultural, ideológica, económica y/o social, de modo que un grupo crea un símbolo que adquiere valor porque funge como reflejo de sus aspiraciones. Extraer, atentar, difuminar o eliminar ese valor equivaldría a la posibilidad de desestabilizar al sistema político o por lo menos al grupo que lo sustenta (tal y como está sucediendo con el PRD actual) y desencadenar exacerbación ideológica, polarización política o incluso por otra parte némesis  destructivas.
El valor político frente a la creatividad equivale a generar productos políticos a partir de los valores objetivos o subjetivos existentes; por valores objetivos se entiende a aquellos que tienden a ser lógicamente congruentes con la realidad, y que son requeridos por amplios sectores sociales que pueden incluso ir más allá de las identidades, las expresiones o las ideologías (derechos sociales, normas y leyes generales). Los valores políticos subjetivos pueden ser generados de acuerdo con intereses de grupo o de partido que aspiran a hacerse objetivos, o, por otro lado, por vicios políticos –antivalores-, o por orígenes culturales más específicos en donde un líder o ideal pueden valer para un grupo social y no tener sentido para otro.

La conclusión última a la que este tratado arriba es que son necesarios nuevos enfoques de análisis político-cultural que consideren todos los elementos de la cultura, y que realicen análisis y estudios a partir de uno o varios de esos elementos culturales. El enfoque lo decide el tema de estudio, el objetivo al que se quiere llegar, el tema de interés y el fenómeno social que sea necesario analizar, para al final coadyuvar en la solución de las dificultades más importantes de toda cultura política occidental. El último objetivo es coadyuvar para que el ser humano avance y se convierta en un ser con menos problemas y más civilizado.


RESUMEN INTRODUCTORIO

La cultura política es una disciplina fundamental para la ciencia política, es un término que ha permitido la explicación de interesantes fenómenos sociales y políticos en los últimos cincuenta años, un enfoque de análisis que ha ayudado a aclarar las tendencias culturales en el ámbito político. Además de nuestra disciplina, la antropología, la psicología social y la sociología política han empleado esta asignatura para tratar de encontrar la naturaleza, el trasfondo y la esencia de los fenómenos políticos desde el campo de las peculiaridades generales y específicas de culturas y sociedades. Unos han investigado en torno a las voliciones, orientaciones y  percepciones hacia los procesos y actores políticos (la escuela behaviorista, en la que podríamos mencionar a Gabriel Almond y Sindey Verba como los fundadores del enfoque), otros han tratado de encontrar el sentido que para los grupos tiene la política al interior de sus comunidades (esta es la escuela de antropología contemporánea influida entre otros por Clifford Geertz, ver Anexo 5), mientras que otros más investigan el comportamiento de los grupos sociales y la raíz interna de sus acciones, reacciones y conductas políticas. La cultura política a su vez, ha alcanzado avances metodológicos importantes, empleando herramientas cuantitativas (modelos estadísticos, entrevistas, sondeos, para resolver grandes preguntas como el concepto o idea que un grupo social tiene acerca de un político) y cualitativas (teorías sociales para desentrañar, interpretar o explicar la realidad política que un ambiente social determinado está mostrando), de modo que los conocimientos resultantes permiten entender las tendencias políticas que están interiorizadas en cualquier circunstancia social (sociedades poco o muy ideologizadas, poco a muy activas, poco o muy críticas), tiempo político (momento de grandes cambios o revoluciones, momento electoral), así como de acuerdo con el sistema y régimen político de que se trate (autoritarismo, democracia, etc.).

Desde estos enfoques la cultura política parecería una asignatura muy avanzada en términos teóricos, y en efecto, desde una perspectiva de grandes aportaciones y estudios ha logrado desentrañar importantes fenómenos culturales, políticos y sociales en los universos que estudia, muchas veces en ambientes de corte nacional, y además ha sido de gran utilidad para la toma de decisiones de los políticos que se mantienen en conocimiento constante de su clientela política para la toma de decisiones en función de la ideosincracia a la cual quieren convencer. Gracias a los resultados de las investigaciones y aportaciones teóricas que ha hecho la cultura política, la clase política establece -por ejemplo- parte de sus estrategias de campaña electoral y sus tácticas y estrategias para actuar políticamente aún en los temas más escabrosos.

Sin embargo, hay que decirlo, los estudios actuales y recientes sobre cultura política hace tiempo no han dado el paso decisivo hacia el alcance de un nuevo paradigma, necesario para potenciar aún más los estudios en la materia. En ciencia política la cultura política se encuentra a la saga de las demás disciplinas que también la estudian: antropología, sociología y psicología social. Por ejemplo, mientras que la antropología, además de buscar desentrañar a profundidad el ethos de la política en grupos sociales específicos, hasta llegar al interior de la mente y la causa última –incluso simbólica- de un fenómeno político-cultural, se ha enfocado también en estudiar los efectos de la acción social sobre las estructuras de poder y las transformaciones que estos efectos consiguen en esas estructuras. Mientras tanto, la ciencia política se ha dirigido hacia la explicación de cómo creé, percibe, siente, evalúa y actúa una población, generalmente escogida, que culturalmente ha introyectado su sistema político, para entender el por qué de sus actitudes, reacciones y comportamientos. A primera vista esto parecerá una circunstancia igualitaria en la que dos disciplinas sociales pueden hacer aportaciones en cada unos de sus campos, con resultados equivalentes e incluso complementarios. Sin embargo, entre la primera y segunda matriz hay una diferencia sutil. Mientras que la teoría alcanzada por la antropología para entender a una cultura política se encuentra en general actualmente renovada teóricamente, en ciencia política aún cuando los avances y descubrimientos apoyados en la metodología cuantitativa son sustanciales y ampliamente explicables de los fenómenos políticos, esta disciplina presenta un problema en el sustento teórico sobre el cual realiza sus estudios e investigaciones, el cual continúa empleando una perspectiva que lleva, para algunos casos, un retraso de al menos quince años sin reelaborarse o renovarse, mientras que para otros la matriz tiene incluso hasta cuarenta años en su rezago conceptual y teórico, mismo que aún se emplea sin grandes cambios –léase la cultura política behaviorista-. Desde esta óptica, la última aportación importante realizada por politólogos para la cultura política, fue la hecha por Inglehart sobre las sociedades industriales posmaterialistas. Sin duda en el aspecto comparativo de las culturas políticas, la ciencia política se mantiene actualizada, pero nada más, mientras que la matriz interpretativa de la sociología política y la antropología han logrado estructurar un paradigma que no sólo se mantiene renovado y actualizado, sino que además obtiene resultados explicativos sustancialmente significativos y más aún incluso sobre temas que son de interés principal para la ciencia política, como es el caso de los estudios electorales.

Uno de los objetivos de la presente tesis, además de dejar en claro los conceptos de cultura y política, es dilucidar este rezago y realizar un intento para la recomposición de la teoría en cultura política para ciencia política. De esta manera, primero se introduce la necesidad de reequilibrar el término en cultura política, estableciendo el mismo estatus de importancia entre las dos categorías: cultura y política a un mismo nivel teórico, de modo que se eviten valorizaciones que sobreestimen a una sobre otra, y se consiga equilibrar los términos al momento de entrar al estudio de un tercero, la cultura política. El equilibrio se consigue realizando una adecuada caracterización de ambas categorías y estableciendo que serán complementarias para el estudio de los fenómenos político-culturales.
Una vez que los términos que la componen se examinan por separado, se establece en segundo lugar la propuesta de replantear el término cultura política, de modo que el concepto resultante tienda a actualizar los estudios, o por lo menos a impulsar un pensamiento posterior sobre una nueva línea teórica, para que coadyuven a cerrar la laguna conceptual y teórica mencionada, que actualmente presenta la ciencia política.
En tercera instancia, la tesis plantea proponer el esbozo de una alternativa teórica de análisis político, que estudie a la cultura política desde diferentes enfoques de análisis, de acuerdo con las áreas de interés del teórico y/o con las formas más importantes como la cultura se está presentando en ese momento. Por ejemplo, cada enfoque se adaptará a las formas de una cultura tradicional, creativa, manifestativa o ideologizada, según el caso, y debido a que incluso en un mismo país coexisten culturas contrastantes de este tipo, la propuesta incluye formas para analizar dichos tipos de culturas, tanto en específico como en su conjunto. Basado en un estudio de las modalidades predominantes como se presenta la cultura, se realizará la propuesta de estudiar a la cultura política desde diferentes perspectivas, de modo que por ejemplo, si una cultura está altamente ideologizada, entonces será estudiada por su modalidad correspondiente: la cultura por ideología. En cambio, si se trata de una cultura altamente activa y efervescente, entonces será analizada desde la perspectiva de una cultura por manifestación o por creatividad. Por último, si se desea analizar el nivel cognoscitivo de la cultura porque se ha notado que se encuentra en un nivel muy bajo con respecto a otras sociedades, entonces podrá analizarse desde la perspectiva de la cultura por conocimiento que se propone.

Los estudios resultantes permitirán ofrecer modelos de análisis para descubrir la tendencia cultural predominante y adaptar los estudios a esa o esas predominancias que se observen en el ambiente político, social y cultural, de modo que una cultura política en un medio rural será analizada desde diferente enfoque que una urbana, o una cultura política indígena se observará desde una lente adaptada a esa cultura indígena y por lo tanto de una manera diferente a la cultura política generada en una colonia occidentalizada de la capital de un estado.


Autor: Alfredo Ortiz García
INDICE GENERAL DE LA TESIS

ÍNDICE
RESUMEN
INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO 1 . POLÍTICA

I.1 POLÍTICA. ESTUDIO DEL CONCEPTO.
I.1.1  DEFINICIÓN DE POLÍTICA Y PRINCIPALES TÉRMINOS RELACIONADOS.
I.1.2 POLÍTICA Y PODER.

CAPÍTULO 2. CULTURA

II.1 CULTURA. ESTUDIO DEL TÉRMINO.
II.1.1  DEFINICIÓN DE CULTURA Y PRINCIPALES PARADIGMAS. 

CAPÍTULO 3. MODALIDADES DE CULTURA

III. 1  ESTUDIO DE LAS MODALIDADES DE CULTURA: PROPUESTA INTRODUCTORIA.
III.1.1  MODALIDADES BÁSICAS DE CULTURA.
III.1.2  LAS PIRAMIDES CULTURALES CIVILIZATORIAS.

CAPÍTULO 4. CULTURA POLÍTICA

IV.1 CULTURA POLÍTICA. ANÁLISIS DEL CONCEPTO.
IV.1.1 CULTURA POLÍTICA. DEFINICIÓN.
IV.1.2 ESTADO DEL ARTE.
IV.2 CULTURA Y CULTURA POLÍTICA.
IV.2.1 MODALIDADES DE CULTURA POLÍTICA. MODELOS.

CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA E INTERGRAFÍA
ANEXOS



ANEXOS INCLUIDOS EN LA TESIS

ANEXO 1. TIPOLOGÍAS DEL PODER.
ANEXO 2. ALGUNAS DEFINICIONES DE CULTURA.
ANEXO 3. EL ORIGEN DE LA PALABRA CULTURA.
ANEXO 4. OBSERVACIONES AL MODELO DE CULTURA EN TYLOR.
ANEXO 5. ENFOQUES CULTURALES.
ANEXO 6. OTROS AUTORES HISTÓRICOS Y RECIENTES QUE HAN INFLUIDO EN EL DESARROLLO DE LAS TEORÍAS DE LA CULTURA.
ANEXO 7. MULTICULTURALISMO LIBERAL.
ANEXO 8. ASIMILACIONISMO.
ANEXO 9. ¿QUÉ ES EL MULTICULTURALISMO?
ANEXO 10. MODALIDADES REFORZADORAS DE CULTURA: IDENTIDAD, IDEOLOGÍA Y VALORES.
ANEXO 11. UNICIDAD Y PLURALIDAD. ESTUDIO COMPLEMENTARIO.
ANEXO 12. NEMESIS CULTURAL.
ANEXO 13. MULTICULTURALISMO. ESTADO DEL ARTE.
ANEXO 14. ALGUNOS ENFOQUES Y DEFINICIONES DE CULTURA POLÍTICA.
CONTENIDO DE ESTE RESUMEN EJECUTIVO

CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA TESIS………………..
RESUMEN (ABSTRACT)……………………………………………..
CONTENIDO CAPITULAR……………………………………………
CONCLUSIONES A LAS QUE LLEGÓ LA TESIS………………...
RESUMEN INTRODUCTORIO……………………………………….
INDICE GENERAL DE LA TESIS……………………………..........
ANEXOS INCLUIDOS EN LA TESIS………………………………..
TRATADO DE POLÍTICA, CULTURA Y CULTURA POLÍTICA.