PRESENTACIÓN

POR LUIS GONZÁLEZ Y GONZÁLEZ

 

 

Agradezco muchísimo la invitación a presentar ante un selecto grupo de lectores, una revista que seguramente será famosa en el futuro. Me refiero a Takwá, una excelente revista estudiantil.

 

Desde que era estudiante tuve la afición de leer y editar revistas, afición que compartí con cinco compañeros de la preparatoria. Aquí en Guadalajara, los seis sacamos una revista de la que sólo aparecieron cuatro números. Se llamó Tribuna. Se publicó en papel muy modesto, fue de pequeñas dimensiones -unas 32 páginas-... claro, la falta de recursos, falta de compradores, falta de todo. Más tarde, estando en el Colegio de México, los estudiantes de historia, la decena de alumnos de la tercera generación, decidimos hacer una revista para dar a conocer la nueva historia científica. Me acuerdo que el maestro Arturo Arnais y Friega nos dijo: “no saben ustedes lo que es hacer una revista, el esfuerzo que significa. Vayan ustedes a hablar con la esposa de don Jesús Silva Herzog y verán que todos los problemas de su matrimonio han venido a través de su revista, de Cuadernos Americanos”. El presidente del Colegio de México nos dijo: “miren, si van a sacar una revista de historia mexicana, quiero decirles que hay que tomar en cuenta varios elementos: por un lado, junten ustedes material de gente ya prestigiada para los primeros números; en segundo lugar, deben de tener, antes de iniciar la publicación, el dinero suficiente para editar por lo menos cinco números. También nos recomendó don Daniel Cosío Villegas: “como las revistas son para leer mientras uno viaja, yo les aconsejaría que le dieran un tamaño pequeño para que cupiera dentro de los bolsillos de los posibles lectores”. Bueno, así lo hicimos. Sacamos el primer número de Historia Mexicana y empezó a tener buena acogida; el segundo más y así sucesivamente, hasta poder decir hoy que ya no se trata de una revista estudiantil, es el órgano de expresión de Estudios Históricos del Colegio de México. Esta revista que fue fundada en 1957, con papel relativamente modesto y con ese formato pequeño,  ya acaba de sacar, siendo trimestral, el número 200, es decir, acaba de cumplir 50 años de haber salido. Quizá fue la primera publicación periódica que logró sobrevivir al entusiasmo original.

 

Creo que una revista que seguramente comienza con mejores auspicios que Historia Mexicana es ésta que tengo el honor de presentar en su tercer número. Para comenzar, destaco la presencia sobresaliente  de su papel. Nunca antes he visto una revista de historia que tenga mejor papel y otras cosas de que presumir como la revista Takwá. Ésta, ya desde la fachada, es de buen ver. Por otra parte, no se trata de una revista flacucha, que siempre hace pensar que no tiene gran cosa. Tampoco es obesa. Los dos primeros números, como ustedes pueden comprobar, son de 88 páginas, y éste último de cien. Deseo que así se mantenga en el futuro, que no engorde mucho. Las publicaciones periódicas con mucha grasa son ilegibles. Van de la editorial a las colecciones particulares o a las tumbas de las bibliotecas. La esbelta Takwá está muy bien ilustrada. Seguramente la calidad de Takwá despertará la envidia de otras revistas muy importantes en el país.

 

Eso sí, la letra es pequeña. Cada vez las revistas han tendido a empequeñecer la letra. Los que estamos un poquito pasados de años, agradeceríamos que fuera un poco mayor, pero me imagino que para los estudiantes de historia debe ser un tamaño adecuado.

La periodicidad semestral me parece muy bien en estos primeros números, pero como tengo la seguridad que va a ser una revista con muchos suscriptores, creo que debe empezar a ser trimestral, para no apartarse de la costumbre.

 

Takwá, muy a lo moderno, ofrece varias secciones. Aunque la tendencia general entre los historiadores es escribir largo y tendido, todos los artículos que he visto en esta revista son cortos, claros  y muy legibles.

 

Otro asunto que me parece sobresaliente es la cantidad de temas que toca. Es muy importante resaltar que toca asuntos de la vida privada. Los estudiantes se han dado cuenta que meter las narices a la vida privada de otras épocas es una actividad muy interesante para el conocimiento.

 

Veo que además de los artículos que publican los alumnos hay colaboraciones de historiadores ya muy conocidos.  Esta combinación de trabajos de gente que se inicia con trabajos de gentes que ya tienen experiencia, me parece estupenda.

 

Otra cosa que veo muy digna de elogio en Takwá es que no sólo se toquen puntos estrictamente históricos, sino que también dedica una sección a temas que se relacionan con la historia pero que son más bien de otros rumbos del conocimiento.

Las entrevistas a personajes que de viva voz hablan no de los aspectos que están estudiando sino de cómo manejan esos temas y de su concepción de la historia, son francamente atractivas y sobresalientes.

 

Si no fuera tan amigo de lo breve, les contaría otras virtudes de Takwá. Como quiera no me callaré antes de felicitar a la directora, al consejo editorial y a los colaboradores por este fruto de su talento y su diligencia al que le auguramos una larga y exitosa vida.

 

Luis González y González

Feria Internacional del Libro, Guadalajara. Noviembre 2001.

(Texto publicado en Takwá / Revista de estudiantes de historia,

Año 2, Número 4, Primavera 2002).