ARCANO V: LA REVELADORA

El Poder de Conectar con el Yo Profundo.


Palabras Clave: Instrucción desde adentro; depurar las conexiones; saber escuchar.

En el tarot tradicional el arcano V es un jerarca religioso: un Sumo Sacerdote, un Pontífice (constructor de puentes) que bendice o instruye a figuras menores arrodilladas ante su presencia. Solo en algunas versiones vemos cosas radicalmente diferentes: en el Tarot de Merlin, por ejemplo, donde R. J. Stewart se preocupa por corregir el predominio de figuras masculinas, y muestra en el Arcano V a una jovencita que denomina La Inocente.
Aquí también proponemos para las mujeres a una Reveladora Femenina, que se asienta en tu centro energético correspondiente al corazón para servir de puente entre tu conciencia personal y ese núcleo interior que Jung llamó el Sí Mismo: tu Yo recóndito semidivino y semihumano que vincula todos tus niveles y sintetiza tu verdadera identidad. Siendo mujer, no es lógico representar ese punto nuclear con una imagen de otro género, porque eso te obliga recibir de autoridades masculinas toda la instrucción que necesitas, toda la revelación que buscas acerca de tu propio mundo interno y tu destino espiritual. "Hay un solo instructor", decía la ilustre Dion Fortune, "y es interior".

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Tras haber dado nombre a los elementos de tu mundo, necesitas vincularte con los planos superiores para alinearlo con tu verdadera trayectoria; para cuidar que tu existencia en esta tierra cumpla su parte en el Gran Proyecto originario del que eres parte sin saberlo y que, sin embargo, guarda el secreto de tu real satisfacción.

El problema en este caso es que siempre te enseñó que lo importante debe llegarte desde afuera, lo que es una manera muy sencilla de mantener dócil y unánime al rebaño. Hoy las ovejas ya no están tranquilas, ya no están seguras de cuál es el pastor. Pero algunas ya han mutado lo bastante como para sentir la voz interna que las guía cuando se pierden, y que las lleva mucho más allá de los corrales, hacia los nuevos destinos de su especie.

1. Aceptar la Intuición.
2. Encontrar medios para Oír.
3. Dialogar con lo Arquetípico.

Estas tareas te convierten en persona libre, capaz de conectar sin distorsiones y sin intermediarios con su chispa divina central, y seguir sus instrucciones con confianza.

1.
Aceptar la Intuición. Según la tradición occidental, la Intuición (o instrucción desde adentro) surge cuando el razonamiento personal ha llegado hasta sus límites al contemplar una cuestión; cuando has analizado todas las caras de un asunto y ya no puedes sacar más conclusiones por tu cuenta. Allí es donde puedes dar un salto hacia otra forma de considerar el tema, y te encuentras con el puente o con el asidero misterioso que te ayuda a no caer y te rebela una verdad. En el Arcano IV La Nombradora te ha enseñado a pensar bien y a definir en lo posible los contenidos de tu mente y de tu entorno; ahora La que Revela te permite ir más allá, hasta el punto donde empalmas con dimensiones suprahumanas de tu ser.

C. G. Jung afirmaba que la
función religiosa de la psique -su impulso natural hacia la trascendencia- es un instinto innato y una fuerza creativa poderosa, aún más irresistible que la urgencia sexual o que el anhelo físico de procreación. Si un ser humano no percibe su vinculación con los niveles de su origen, su vida carece de sentido y de propósito. La separación debilitante que ha impuesto el patriarcado entre materia y espíritu ha tenido resultados catastróficos, ya que al ignorar el plan de la Creadora puede ser puesto como meta cualquier pequeño plan humano ligado al interés individual o de unos pocos.

Ahora que lo podemos comprender, ningún hierofante de la actual cultura -no solo portavoces eclesiásticos sino también, como dice Vicki Noble, psiquiatras o gurúes, jueces o médicos- puede seguir negando a las mujeres el acceso a la sabiduría interior; el derecho a extraer del inconsciente, como ya han hecho muchas seguidoras de la Diosa, las intuiciones sagradas destinadas a preservar la vida y propiciar la necesaria maduración del espíritu.

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