Artículo de Mildred Largaespada publicado en el semanario Confidencial (Nicaragua) de la primera semana de noviembre de 1998.
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Amartya Sen tiene algo que decir

Por  Mildred  Largaespada
 
Las preguntas son: ¿tienen algo que ver un periodista que se autocensura y el hambre?,  ¿Un
Presidente que no permite controles en su gestión y la pobreza generada durante su período
de gobierno?, ¿La democracia y la economía?, ¿La libertad de expresión con la economía?, ¿El
Premio Nobel de Economía con Nicaragua?

Amartya Sen tiene algo que decir sobre todo esto: "Nulla economia sine ethica" (Ninguna economía sin ética). El profesor Sen es el recién laureado Premio Nobel de Economía de
1998. Es indio, tiene 64 años, se ha casado tres veces, ha enseñado en MIT, Stanford,
Berkeley, Harvard, Delhi School of Economics, London School of Economics y actualmente
enseña en el Trinity College de la Universidad de Cambridge (Reino Unido). La Real
Academia Sueca de las Ciencias consideró muy importante su obra como investigador que
ha relacionado varias ideas: las causas de aparición de las hambrunas, la falta de libertad de
expresión, la democracia y la teoría de la elección colectiva, el fomento de una prensa libre, y
 nuevos índices para medir el bienestar económico, entre otras.

El profesor Sen es un académico reconocido por sus análisis sobre la pobreza y su expresión
más catastrófica: el hambre. Basó sus conclusiones en sendos estudios sobre las causas de
las hambrunas en India, Bangladesh y China, entre otros países. "Uno de los hechos más
notables en la terrible historia del hambre es que nunca ha habido hambruna importante en
ningún país con una forma democrática de gobierno y con una prensa relativamente libre.
Han ocurrido en los antiguos reinos y en sociedades autoritarias contemporáneas, en
economías tribales primitivas y en dictaduras tecnocráticas modernas, en economías
coloniales gobernadas por imperialistas del Norte y en países que acaban de alcanzar la
independencia en el Sur y que están gobernados por líderes nacionales despóticos o por
partidos únicos intolerantes", escribe en un artículo publicado por Los Angeles Times.

E insiste: "El hambre no ha afligido nunca a ningún país que sea independiente, que
convoque (a) elecciones con regularidad, que tenga partidos de oposición para manifestar
las críticas, que permita que los periódicos informen libremente y cuestionen la validez de las
políticas de los gobiernos sin censura".

¿Que qué tiene que ver la libertad de expresión y la independencia de los medios de
comunicación? Pues, según el profesor Sen, retomando el ejemplo de las hambrunas que
vivió China en el período de 1958-1961 (cuando murieron 30 millones de personas), el
gobierno chino no sufrió ninguna presión desde los medios de comunicación pues los tenía
controlados, los funcionarios del partido le informaban de lo que quería escuchar y existen
pruebas de que las autoridades chinas hasta creían tener muchos más granos para alimentar
a la población de los que realmente existían en bodega. No hubo alerta periodística de esta
escasez, ni crítica del partido. "Cuando las cosas van razonablemente bien puede que no se
eche mucho de menos el papel disciplinario de la democracia, pero cuando se cometen
graves errores políticos este vacío puede ser desastroso", argumenta.

Otro de los méritos de Amartya Sen es el estudiar nuevos índices para medir el bienestar real
de la población. El documento de la Academia Sueca que razona la concesión del Nobel
señala: "Sen ha enfatizado que lo que crea bienestar no son los bienes en sí mismos, sino la
actividad para la que son adquiridos. De acuerdo con este punto de vista, el ingreso (la
renta) es significativo por las oportunidades que crea. Pero las oportunidades de hoy —o
capacidades, como las llama Sen— también dependen de otros factores, como la salud;
estos factores deberían ser considerados cuando se mide el bienestar. Indicadores
alternativos del bienestar, como el Indice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, están
justamente elaborados a partir de este espíritu". Son aquellos índices que no utiliza el
Gobierno de Nicaragua cuando mide el bienestar de los nicaragüenses.

Sen cree que enfocar los asuntos como políticas de derecha o de izquierda, tiene sentido,
pero considera más importante enfocar los temas dentro de la división: contextos
democráticos y no democráticos. Sen se manifiesta gran defensor del Fondo Monetario
Internacional (FMI), aunque deja claro que el papel de este tipo de instituciones financieras
"consiste en combinar el problema de la estabilización a corto plazo con el trabajo a largo
plazo, por un lado, y la protección a los más vulnerables, por otro", señala en una entrevista
publicada por El País. En este aspecto, se manifiesta más cercano a la nueva preocupación
del Banco Mundial, "que pone gran énfasis en la necesidad de redes de protección social
que protejan a los pobres, además de poner en marcha programas de fomento de la
democracia".
 
No basta sólo la mejoría del crecimiento per cápita

La concesión del Nobel a Sen significa que las cosas están cambiando, que cada vez es más
evidente el fracaso de las propuestas del neoliberalismo, pues es un modelo que fomenta la
desigualdad e hipoteca la vida de las personas pobres. Al neoliberalismo le basta con que el
crecimiento per cápita sea positivo y alto. Sen viene a decir que no basta eso, que falta crear
capacidades u oportunidades. Y sobre todo que no se puede condenar a miles de personas
durante diez años a que esperen el "efecto catarata", que se supone vendrá cuando los ricos
consoliden su riqueza y se pongan a crear empleos. La catarata, en Nicaragua, no llega ni a
chorrito de agua, porque el mayor volumen se dedica a actividades de poco riesgo o de poca
rentabilidad social.

La relación que hace el profesor Amartya Sen entre ética y economía, se resume en su frase:
"Se necesitan dos cosas: políticas públicas y liderazgo". Se entendería que precisamos de
líderes con propuestas que no excluyan a los grupos sociales más pobres y que tomen
decisiones consultando a todos los agentes sociales involucrados para una eficaz
elaboración de políticas públicas. Sen parte de la teoría de la elección social y la enriquece
con su concepto de "elección colectiva", que va más allá de la votación donde gana la
mayoría: cuando hay acuerdo general, las elecciones sociales no son controversiales; y
cuando las opiniones difieren, el problema es encontrar métodos para conducir juntos las
diferentes opiniones y convertirlas en decisiones que tengan que ver con todos y no sólo
con unos pocos. Siempre hay un punto que atañe a todos, el reto es encontrarlo.

Se observa en las distintas propuestas del profesor Sen un protagonismo importante de la
Comunicación Social, tanto en lo que se refiere a los métodos de la elección colectiva, para
una mejor gestión de la comunicación entre los individuos, como por el papel que otorga a
los profesionales del periodismo en el reto de reducir la pobreza. Sus ideas son pertinentes
para un debate entre distintas disciplinas en Nicaragua. ¿No les parece?.
 

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