MAESTRO ECKHART: DOS FRAGMENTOS

 

Dios es puro y claro: por eso no puedo encontrar a Dios si no es en algo puro. Ahora bien, el interior de mi alma es más claro y puro que ninguna criatura. Por eso encuentro a Dios, con toda seguridad, en mi interior. Yo soy también una vida en el interior de Dios, pues todo lo que es en el Padre es una vida en él, tal como dice Juan: "es así como el Padre engendra al Hijo y, en el mismo nacimiento, yo fluyo de él". Por tanto él pronuncia la palabra, en la que el Hijo es en sí mismo y en su interior más íntimo. Pues todo lo que ha sido creado en él es una vida en él, por esta razón yo soy una vida en la interioridad de Dios. Juan: "Y la vida era la luz de los hombres". Ten presente cómo dice que la luz divina es en nosotros, que es nuestra luz, y en la que vemos todas las cosas que comprendemos con el intelecto.

("Proverbios y leyendas del Maestro Eckhart", 52, en El fruto de la nada, Siruela, Madrid, 1998, pp. 163-164).

 

 

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En mi nacimiento [eterno] nacieron todas las cosas y yo fui causa de mí mismo y de todas las cosas, y si [yo] hubiera querido no habría sido ni yo ni todas las cosas; pero si yo no hubiera sido, tampoco habría sido Dios: que Dios sea Dios, de eso soy yo una causa; si yo no fuera, Dios no sería Dios. (subrayo lo que me ha parecido más importante).

 

Publicado también en El fruto de la nada, perteneciente al sermón "Los pobres de espíritu" (pág. 80 de la edición de Siruela).

 

 

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