Durante
muchos siglos la mujer parece haberse relacionado con
la poesía más como musa inspiradora que como
participante activa en su creación. Siempre hubo magníficos
ejemplares que formaron la excepción, como Safo en la
Antigüedad, y en más cercanos tiempos Sor Juana Inés
de la Cruz, entre otros muchos casos. Pero a pesar de
que las nueve musas del Parnaso eran del género
femenino, parece haber sido Apolo quien tomara la
iniciativa.
Las
cosas han cambiado mucho en los últimos dos siglos,
pero sobre todo en el XX.
No
sólo la mujer se ha lanzado a las barricadas, por así
decirlo, empuñando la pluma en números asombrosos,
sino que ha invadido también un terreno tan
circunscrito al hombre poeta como ha sido el género
erótico.
La
mujer ha aportado y sigue aportando un enorme valor a
la poesía, desde su punto de vista femenino, que no
siempre los hombres supieron plasmar adecuadamente.
Todos
los países pueden hoy enorgullecerse de contar entre
sus autores poéticos más destacados a mujeres
excepcionales por sus dotes literarias. Sus nombres y
su obra, unos nos son familiares, y otros no tanto.
Pero ahí están, a la disposición de todos.
Quiero
aportar mi granito de arena a la divulgación de la
obra poética de tantas mujeres que han sabido escalar
alturas a las que en tiempos anteriores no estaban
acostumbradas.
He
reunido en esta antología una parte representativa,
aunque siempre será muy incompleta, ya que una
selección de este tipo nunca podrá ser exhaustiva,
y tampoco se hará a la entera satisfacción de
todos, por reflejar en parte el gusto personal de
quien la confecciona
Pero
espero, no obstante, que quien se adentre en estas páginas
obtenga en primer lugar una idea mucho más adecuada
de la aportación de la mujer a la poesía, y también
disfrute y quizá se identifique con sentimientos
que tal vez no se habían expresado tan bien con
anterioridad.