Yo no conocí a Raúl Sendic
Ni antes ni después de la cárcel tuve la oportunidad de conocer
a Sendic. No hable con él, no alcancé a sentirlo en un acto público. Ahora que
escuchamos y vemos al Pepe Mujica y al Ñato Fernández Huidobro todos los días, a
don Julio Marenales mas seguido, podríamos tener al Bebe Sendic igual de cerca.
Y de alguna manera lo tenemos siempre presente. En su pensamiento y en su hijo
Raulito nuestro compañero y director del diario la Juventud.
Hablar de
Raúl Sendic a los diez años de su fallecimiento con estos antecedentes no es
fácil. Pero la responsabilidad del momento y de su pensamiento nos convoca a
hacerlo. No menos responsable fue la decisión de acompañarlo -sin vacilaciones y
con humildad- en su lucha.
Raúl Sendic el procurador fue socialista. Tuvo
responsabilidades importantes en el Partido. Defensor de trabajadores,
relacionado siempre con los pobres fue consecuente con sus ideas. Se integró a
los sacrificados trabajadores de la caña de azúcar en el norte. Lo respetaron de
igual manera y aceptaron convencidos su liderazgo. Mística que hasta hoy perdura
entre los asalariados del campo, de cualquier lugar del país.
Junto a ellos creó el Sindicato de UTAA. Organizó las marchas cañeras desde el norte a la capital con la consignas de "Expropiar las 30 mil hectáreas de Silva y Rosas" y de "La tierra es para el que la trabaja".
Junto a los compañeros creó el MLN
Tupamaros como síntesis de la unidad de varias vertientes de la izquierda. En la
búsqueda de encontrar un camino nuevo en la lucha política de nuestro
país.
Mantuvo su coherencia, fue perseguido, estuvo clandestino mucho tiempo,
se enfrentó al enemigo defendiendo sus ideas y su vida con las armas en la mano.
Fue herido gravemente en combate muy desigual, quedó para siempre aquella frase
de "Soy Rufo y no me entrego". Encarcelado muchos años fue torturado
impunemente. Sufrió el martirio que intentó destruirlo y sin embargo salió
entero y continuó la lucha. Esta, la nuestra, la de hoy, la que nos legara y con
la cual lo recordamos en serio todos los días con nuestra humilde
militancia.
Raúl Sendic, estudió economía y escribió sobre ello, presentó
aquel plan sobre la pobreza, creó el Movimiento Por la Tierra. Dio conferencias,
participó en Congresos y reuniones de altísimo nivel en Cuba, Nicaragua, El
Salvador y varios países de Europa. Hasta último momento a pesar de su grave
enfermedad dedicó todo su esfuerzo a la lucha revolucionaria.
De la
característica de su lucha, de sus rasgos principales mucho se podría decir
indudablemente. Mucho se ha dicho y se seguir diciendo en la medida que su
imagen se agiganta con el tiempo. Nosotros pretendemos subrayar de su obra tan
basta e importante un aspecto que entendemos principal y determinante: El
carácter revolucionario de Raúl Sendic.
El supo interpretar correctamente
en aquella etapa las verdaderas contradicciones de nuestra sociedad. Pudo
señalar con claridad al enemigo principal. Supo acumular fuerzas nuevas en torno
a un proyecto diferente. Fue creativo al máximo, inventando permanentemente en
materia política.
Terminó siendo un gran agitador, propagandista y organizador
de la gente. Logró unir en un único plan a los trabajadores de la ciudad y el
campo. Conquistó la flor y nata de la intelectualidad. Le entró a los sindicatos
de la capital y creó los del campo. Se metió en las Universidades conquistando
miles de jóvenes estudiantes. Lo quisieron en los cantegriles y en los galpones
de las chacras. Los burgueses lo aprendieron a respetar por ser auténtico y
serio en su proyecto. Los enemigos mismos con odio así lo ven hasta ahora mismo,
y no se atreven a atacarlo.
Trabajó sin atarse a esquemas de ningún tipo.
No aceptó el determinismo de ningún tipo. Llevó a cabo una guerrilla urbana sin
que existieran condiciones aparentemente para ello; sin que la ciudad, la
población, la historia y las llamadas condiciones objetivas y subjetivas
indicaran su inevitabilidad.
Y, sin embargo, creó el doble poder. Cuestionando
el monopolio de las armas, de las leyes, y de la economía a la dictadura del
gobierno de Pacheco. Y más allá de como se interprete todo esto que fue la
realidad, de aquella ‚poca. Raúl Sendic mantuvo su coherencia, fue consecuente
con sus ideas. Por eso su prestigio con el pueblo, el cariño de los trabajadores
y los jóvenes hacia el. Por eso el respecto de sus enemigos, a pesar de su odio
y de haber empleado todas sus fuerzas para enfrentarlo.
La obra de Raúl
Sendic es revolucionaria antes que nada. Y todos los rasgos que lo caracterizan
están supeditados a esta virtud. Cuando en América Latina los norteamericanos
asesinaban al Che en Bolivia, y los revolucionarios eran golpeados en todo el
continente. Raúl Sendic y sus Tupamaros alentaban en todas partes, mediante las
acciones revolucionarias mas increíbles.
El Movimiento fue ejemplo teórico y
practico de muchas organizaciones Latinoamericanas y de Europa.
La lucha
por la Liberación Nacional fue el correcto planteo histórico y con el se
contribuyó a forjar las fuerzas políticas de hoy. Por aquellos años el MLN
contribuyó en buena medida a elevar el nivel de discusión teórica
revolucionaria. Contribuyó al surgimiento del Frente Amplio, a la consolidación
de una clase trabajadora clasista y a afianzar un proyecto de izquierda
revolucionario. Por este rasgo principalísimo la admiración casi mística de
todos quienes lo conocieron y de quienes nunca lo vieron. Sendic siempre habló
en serio. Y los pueblos por último m s que a un proyecto o un programa siguen a
los hombres consecuentes a los hombres serios, a quienes son capaces de jugarse
por sus ideas hasta el final.