Napoleón III (1809-1873) y Eugenia de Montijo (1826-1920)
por Jesus Ibarra
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Napoleón III y Eugenia de Montijo
  La primera esósa de Napoleón Bonaparte, la Emperatriz Josefina, había tenido dos hijos de su primer matrimonio con Alejandro de Beauharnais, que murió en la gullotina en 1794, Eugenio y Hortensia. Como Josefina no le había dado herederos y con la esperanza de perpetuar la dinastía Bonaparte, Napoléon casó a su hijastra Hortensia con su propio hermano, Luis Bonaparte, con disgusto de ambas partes. Josefina, quizá con el propósito de estrechar´aún más los lazos que la unían a Napoleón y temiendo perderlo ante la falta de herederos, apoyó gustosa el matrimonio.
   El matrimonio no fe feliz. Hortensia era bella, espiritual, roántica y aficonada a las artes, mientras que Luis Bonaparte era petulante, tedioso, hipocondr+iaco y apanoico, además de físicamente repulsivo para Hortensia pués tenía una mano escrofulosa, lo que provocaba que ella rehuyera de todo contacto. A pesar de todo Hortensia dio a luz un hijo en 1802 , al que dieron el nombre de Carlos Napoleón. Dos años más tarde nació otro niño, Napoléon Luis.
   En 1806 Napoleón convirtió a su hermano Luis en rey de Holanda. Luis o hacía nada para vencer la repulsión que provocaba en su esposa y sólo se quejaba de las infidelidades de Hortensia. En el mes de mayo de 1807, murió el pequeño Carlos Napoleón y Hortensia desconsolada fue a hacerse una cura de descanso en cauterets, en los Pirineos. Luis se le unió el 23 de junio. El reencuentro de la pareja no fue muy agradable y él la dejó el 6 de julio. Hortensia realizó entonces una gira por los Pirineos acompáñada de su séquito. Pasaron varias niches en posadas en medio de la montaña y el 12 de agosto, a su regreso, Hortensia se reunió con su marido en Toulouse, permitiéndole ejercer sus deberes conyugales, lo que exrtañó pero temabién agradó a Luis.
    El 21 de abril de 1808, nueve meses después de la excursión´por las montañas, Hortensia dio a luz un tercer hijo llamado Luis Napolén. La paternidad del pequeño era dudosa ya que aunque Luis estuvo con ella a principios de julio, la fecha más probable de la concepción de Luis Napoleón fue durante la gira de los Pirineos. Se mencionó como probable padre a un almirante holandés llamado Verhuell, pero hay constancias de que el almirante no estuvo en los Pirineos sino que se encontraba en otor lugar en ese momento. Mucho más probable es que el canciller de Hortensia, René de Villeneuve, que sí formaba parte de su séquito, haya sido el responsable. El acercamiento que Hortensia permitió a su marido en agosto fue probablemente para disimular lo evidente.
   Luis Bonaparte dudó siempre de la paternidad del niño y manifestó hacia Luis Napoléon cierto rechazo. Cuando se separó de Hortensia solamente pidió la custodia de su hijo mayor Napoleón Luis y se refirió al menor como "vuestro hijo" aunque nunca lo repudió oficialmente, quizá porque no deseaba mostrarse públicamente engañado.
   Cuando sobrevino la caída de Napoleón, Hortensia, ya separada de su marido, se fue a vivir con sus hijos a una villa en Suiza. Educó a los niños inculcándoles el deber de sostener la dinastía Bonaparte. Su tío el Emperador los había considerado siempre como herederos.
   El hijo mayor, Npaoléon Luis, que era segundo en la sucesión Bonaparte, después del hijo de Napoleón que vivía en Austria,  murió en 1831 en Italia en un movimiento revolucionario. Al año siguiente con la muerte del hijo de Napoléon, el hijo menor de Hortensia, Luis Napoleón, se convirtió en pretendiente al trono Bonaparte.
   Después de Waterloo, en 1815, los Borbones habían sido restaurados en el trono de Francia en la persona de los hermanos del rey decapitado Luis XVI, primero Luis XVIII y luego Carlos X, quien fue derrocado por la revolución julio de 1830 y que colocó en el trono a Luis Felipe de Orléans. En 1836 hubo un intento por parte de los bonapartistas de derrocar al Rey Luis Felipe y proclamarse a favor del sobrino del antiguo Emperador, el príncipe Luis Napoleón. El intento fracasó y Luis Napoleón fue exiliado a América. Regresó a Suiza para presenciar la muerte de su madre. En 1840 Luis Napoleón oragnizó otro asalto al gobierno de Luis Felipe. Nuevamente fracasó y esta vez el príncipe fue condenado a prsisión perpetua en la fortaleza de Ham en Picardia.
   Durante los seis años que duró su cautiverio, Luis Napoleón se dedicó a escribir su obra "La extinción de la Pobreza" en la que mexcalaba ideas bonapartistas con un socialismo humanitario en el que figuraba el bienestar del pueblo. En 1846, estando aún preso, recibió la notica de que su padre, Luis Bonaparte, se estaba muriendo. Deseoso de obtener alguna muestra de cariño de aquel quien siempre lo había despreciado, solicitó permiso para dejar la prisión y acudir junto a él. Le negaron el permiso y decidió organizar su fuga. El 25 de mayo de 1846, con ayuda de su médico, el Dr.Conneau, Luis Napoleón abandonó la prisión disfrazado de obrero y se dirigió a Londres, vía Ostende y Dover. 
   A finales de julio murió su padre.. No se sabe si en su lecho de muerte logró convencerse de que Luis Napoleón era o no su hijo, pero durante sus últimas semanas ambos intercambiaron una afectuosa correspondencia; además Luis Napolpéon recibió como herencia tres millones de francos, un castillo en Florencia y otra propiedad en Civita Nuova, sin embargo no había podido estar al lado de su padre cuando éste exhaló el último suspiro.
   El Príncipe fijó su residencia en Londres, en donde gracias a la herencia de su padre, ocupó su tiempo cenando y jugando en clubes londinenses, galanteando a mujeres respetables y metiéndose en la cama de otras no tan respetables. Una noche, en el verano de 1846, en una velada en casa de Lady Blessington, Luis Napoleón conció a una cortesana inglesa, Harriet Howard, con quien vivió la relación amorosa más duradera de su vida. Al poco tiempo de haberla recibido, Luis Napoléon ya se había gastado la herencia de su padre,. quizá porque perdió grandes sumas de dinero apostando. Harriet Howard hubo de financiarlo para que saliera a flote.
  Mientras tanto, hacia 1848, en Francia, de donde Luis Napoleón no partaba su mente, la monarquía de Luis Felipe estaba muy desacreditada. Había rezagho en la agricultura, la clases bajas malvivían y protestaban y desde 1846 se vivía una crisis económica. El 22 de febrero de 1848 surgió una revuelta en las calles de París ( que más tarde se extendería a otros países europeos como Austria, en donde propiciaría la caida del Príncipe Metternich), que obligó al Rey Luis Felipe a huir de Francia, refugiándose en Inglaterra. Al enterarse de la huída del Rey, Luis Napoléon, nuvamente financiado por Miss Howard, viajó a París y se puso a las órdenes del gobierno provisional al que le hizo algunas propuestas que fueron rechazadas. Regresó a Londres, pero en septiembre del mismo año fue llamado nuevamente a París para invitarlo a formar parte de la Asamblea Nacional. Para finales de ese año, Luis Napoleón estaba establecido en la Plaza Vendome.
Luis Bonaparte, Rey de Holanda, hermano de Napoleón Bonaparte y padre de Napoleón III
  Luis Napoleón se halaba ante una Francia que sentía la necesidad de un cambio.El pueblo francés, en su gran mayoría, aceptaba los princpios de la Revolución y quería un régimen republicano y democrático. No querían el extremismo de izquierda ni de derecha, por lo que en el momento en que hubo que elegir un presidente, se buscó un hombre que pudiera actuar en un punto medio. Luis Napoleón emprendió su campaña como republicano bajo las consignas de paz y prosperidad, y no quería tolerar "ninguna opresión que procediera de derecha o de izquierda". "La nueva Unidad Nacional se forjará en torno a lña tradición napoleónica que ahondará sus raíces en los principios de la Gran Revolución". El pueblo francés no ovdaba la obra que Luis Napoléon escribió durante su cautiverio en la fortaleza Ham, "La extinción de la pobreza"#, y este hecho le atraía muchos adeptos. Al momento de las elecciones obtuvo cinco millones de votos contra un millón y medio que obtuvo su adversario polític, el general Cavaignac, quien era impopular entre los obreros. Así fue como Luis Napoleón, sobrino de Napoléon Bonaparte, se convirtió en presidente de Francia.
   La Constitución vigente en Francia solamente le concedía al presidente un mandato de cuatro años, al térmno del cual no sería reelegible, por lo que Luis Napoléon debía retirarse en 1852. Pero el nuevo Presidente no estaba dispuesto a conservar tan sólo cuatro años el poder que tanto trabajo le había costado conquistar. Jugó sus cartas con habilidad; dejó actuar libremente a los conservadores en contra de los radicales, pero dio a entender al pueblo que sus simpatías estaban con estos últimos, y permitió que los primeros se hicieran impopulares.
   El 1° de diciembre de 1851, Luis Napoléon preparó un golpe de estado, apoyado por su medio hermano, el duque de Morny (hijo ilegítimo de Hortensia y del conde August de Flahaut, hijo natural a su vez del príncipe Talleyrand, ministro de Napoleón Bonaprte) Se pretendía disolver la Asamblea Nacional y el pueblo deberpia escoger entre el Presidente y la Constitución cuyo fracaso era inminente. Se estableció el sufragio universal, mediante el cual, el pueblo podía manifestar su volntad soberana. El pueblo francés acudió denuevo a las urnas para elegir entre mantener en el poder a Luis Napoléon y elaborar una nueva Constitución o mantener la anterior. De ocho millones de votos, siete y medio se manifestaron a favor de Luis Napoleón.
   La nueva Constitución otorgaba a Luis Napoleón un mandato de diez años, el poder ejecutivo y el derecho exclusivo de promulgar leyes. En noviembre de ese año, el Senado propuso que se concediese al Presidente el título de Emperador hereditario, propuesta que fue sometida a voto popular. Nuevamente Luis Napoléon triunfó or mayoría. El 2 de diciembre de 1852, Luis Napoleón se convertía en Napoleón III, Emperador de los Franceses.
  La noticia del nuevo Imperio en Francia no fue bien recibida en las demás cortes europeas. Se temía que el nuevo Napoleón pudiese causar problemas al igual que lo había hecho su tío del mismo nombre. Además, se le consideraba un advenedizo y su trono inestable, razón  por lacual, cuando Napoleón III se dio a la tarea de uscar esposa entre las casas reales de Europa, sus peticiones fueron rechazadas en Asutria, Inglaterra y Prusia.

  Por los días en que Luis Napoleón era todavía presidente de Francia, llegó a Paris una dama española, de ascendencia escosesa, que no gozaba de muy buena reputación. La dama en cuestión se llamaba Doña María Manuela Kirkpatrick, y era viuda de Don Cipriano Guzmán Palafox y Portocarrero, Conde de Teba y de Montijo, con quien habíaa tenido dos hijas: Francisca y Eugenia.
   Doña María Manuela era hija de un escocés de nombre William Kirkpatrick, quien habpia tenido una taberna en Málaga, a donde asistía frecuentemente el conde de Montijo, feerviente partidario de Napoleón Bonaparte, en cuyo ejército había perdido el ojo derecho. La ambiciosa hija del escocés cautivó al viejo  conde y logró casarse con él. En enero de 1825 nació Francisca y el 5 de mayo de 1826 nació la segunda hioja del matrimonio, Eugenia.
La Emperatriz Eugenia de Montijo
  Cuando el duque murió en 1839, la condesa se trasladó con sus dos hijas, que habían sido educadas en el Sacre-Coeur de París, a la ciudad de Madrid, en donde contrajo deudas y se dejó cortejar por una infinidad de admiradores, entre los que se encontraban el autor Próspero Merimé y el duqaue de Clarendon (con el que tenía relaciones desde antes de enviudar y del que se llegó a decir que era el verdadero padre de Eugenia, aunque esto es poco probable ya que Clarendon estaba en París y Doña María Manuela en Granada cuando la niña fue concebida; además Eugenia tenía el cabello rojo como el Conde de Montijo). Era también amigo y admirador de Doña María Manuela, un joven mexicano llamado José Manuel Hidalgo y Esnaurrízar, del que se hablará más adelante.
   A pesar de su mala reputación, la Condesa de Montijo logró que su hija mayor, Francisca, hiciera un buen matrimonio. Se casó con el duque de Alba, no sin cierto despecho de su hermana menor, que estaba enamorada del duque. Pero Eugenia tendría oportunidad muy pronto de hacer un buen matrimoio. Estando en París ella y su madre, en una visita en casa de la Princesa Matilde Bonaparte, les fue presentado el primo de la Princesa, el entonces presidente de Francia, Luis Napoleón, quien al día siguiente las invitó a almorzar.
   Luis Napoléon quedó prendado de la joven hija de la condesa de Montijo y se propuso conquistarla. Eugenia puso un poco de resistencia, pero al fin cedió y el 29 de enero de 1853 contrajeron matrimonio en el palacio de las Tullerías, un mes depués de que Luis Napoleón se convirtiera en Emperador.
  El matrimonio no fue feliz; Eugenia era nerviosa, inquieta, altanera y vengativa, además de obsesivamente perfeccionista y solía gritarle a su mrido en público. Napoleón III, por su parte, no se alteraba jamás ante el carácter explosivo de su esposa, sin emabrgo, no le guardaba fidelidad. A pesar de todo, Eugenia pronto quedó embarazada. Cuando dio a luz un varón el 16 de marzo de 1856, napoleón quedó encantado, pues el nacimiento del Príncipe Imperial Luis Napoléon, significaba la consolidación de la dinastía Bonaparte.
   A prncipios de 1856 hizo su aparición en la corte de París, una hermosa mujer, florentina de nacimiento, llamada Virginia Oldioni, Condesa de Catsiglioni, cuya misión era seducir a Napoleón III, como agente del Itallianismo, movimiento para la unificación de Italia, encabezado por el Rey Víctor Manuel de Cerdeña y el Primer Ministro Camilo Cavour. La condesa debía persduadir a Napoleón de apoyar a los italianos para expulsar a los astriacos de la península. Virginia Oldioni logró entrar en la vida del Emperador y en unas cuantas semanas hizo que Napoléon la visitara noche tras noche, convirtiénose en su amante.
Napoleón III, Eugenia y el Príncpe Imperial
  Napoleón III se dejó seducir por la Condesa de Castiglioni, pero esperaba sacar alguna ventaja de la ayuda que pudiera prestar a Italia. El Rey Víctor Manuel II y su ministro Camilo Cavour anhelaban la unidad Italiana desde hacía mucho tiempo, querendo desde luego, que Cerdeña Piamonte quedara como cabeza del nuevo reino, y estaban muy interesados en obtener la ayuda de Napoleón, quien sabía que si prestaba su ayuda para lograr la unidad, Cerdeña-Piamonte quedaría en deuda con Francia. Además el Emperador estaba interesado en casar a su primo Napoléon José, apodado Plon-Plon (hijo de su tío Jerónimo Bonaparte) con la hija de Víctor Manuel. Decidió mandar al doctor Coneau a Cerdeña con la msión secreta de iniciar conversaciones con Víctor Manuel y Cavour.
   Napoleón y cavour se entgrevistaron secretamient en Plombieres en julio de 1858, con el fin de llegar a un acuerdo. La idea era provocar a Austria a la guerra y entonces Francia enviaría un ejército para ayudar a Cerdeña Piamonte y expulsar a los austriacos de Lombardía y Venecia, y de esta manera incorporar los territorios a Cerdeña. También se incorporarían los ducados de Toscana, Parma, Módena y Luca y las provincias papales de Romaña y Las Marcas. Napoleón recibiría como pago la provicnia de Saboya y el condado de Niza, ambos, por el momento, en poder de Cerdeña. Recibiría también la mono de la hija del rey para su primo Plon-Plon.
   Cerdeña-Pimaonte reforzó sus tropas en al frontera de Lombardía. A Austria no le pareció y mandó un ultimátum exigiando a Víctor Manuel el desarme. Cerdeña rechazó el utlimátum. Francia, por su parte, advirtió a los austriacos que si invadían Cerdeña, los frances tendrían que intervenir. Austria hizo caso omiso y movilizó sus tropas.
    Napoleón III marchó a Italia al frente de sus tropas, dejando a Eugenia como regente. El 4 de junio, el ejército austriaco se enfrentó a las tropas francesas en al ciudad de Magenta. Fue una batalla implacable y sangrienta que terminó con una pérdida de seis mil hombres para Austria y cuatro mil quinietnos para Francia. Magenta cayó en manos de los franceses hacia las seis de la tarde de aquel caluroso día. Los piamonteses, para disgusto de Napoléon, no participaron en esa batalla. El Emperador, nervioso desde su tienda, fumando cigarro tras cigarro, observaba a los heridos y murmuraba: "Esto se pone mal,muy mal" Los austriacos se retiraron hacia su suguiente linea de defensa y el 8 de junio Napoléon y Víctor Manuel entraron triunfantes en Milán.
   Los austriacos no se deron por vencidos y el 24 de junio los ejércitos volvieron a enfrentarse , esa vez en la aldea montañosa de Solferino. Los austriacos ocupaban las tierras altas. Nuevmanete fue una tremenda carnicería y ambos ejércitos sufrieron grandes bajas. Napoléon sólo acertaba a decir: "Pobre pueblo, pobre gente. ¡Que terrible es la guerra!
    Para media tarde, los franceses habían tomado ya las tierras altas de Solferino. Una hora después los austriacos comenzaron a retirarse, dejando en el campo de batalla alrededor de 23,000 muertos frente a doce mil bajas francesas y quinietos cincuenta piamontesas. Napoleón, con los nervios destrozados, decidió que había que terminar la guerra a como diera lugar. El pretexto le llegó cuando recibió noticias de Eugenia, informándole que el ejército prusiano se estaba concentrando en el Rhin, quizá con la intención de atacar  Francia y salvar a Austria de una total derrota en Italia. Era apremiante que el ejércto regresara a Francia para evitar el posible ataque prusiano. Había que terminar la guerra.
    Napoleón estableción contacto con el Emperador de Austria, Francisco José, y suguirió firmar un tratado que pusiese fin a las hostilidades. Ambos monarcas se reunieron en Villafranca. Las condicones fueron desfavorables para Austria, ya que eran los perdedores, y tendría que ceder Lombardía a Cerdeña Piamonte; Venecia seguiría permaneciendo bajo soberanía austriaca, con cierta autonomía local, pero se incorporaría a la Confeeración Italiana. Los príncipe Habsburgo que gobernaban en Parma, Luca, Módena y Toscana, quienes habían huído, recuperaron sus tronos, pero quedaron unidos a la Confederación.
   
    Cierto día del verano de 1857, Eugenia de Montijo salió de Biarritz a Bayona con el propósito de asistir a una corrida de toros. En la calle vio a un hombre que le saludó cortésmente, alzándose el sombrero. Le pareció reconocer a un antiguo amigo de su madre, el mexicano José Manuel Hidalgo y Esnaurrízar. La Emperatriz ordenó detener el carruaje para saludar a su antiguo conocido, y lo incitó a visitarla en su yate al día siguiente. Eugenia encontró a Hidalgo tan encantador que a partir de entonces el mexicano se convirtió en un asiduo visitante de las Tullerías, Saint Cloud, Biarrtiz o cualquier lugar donde la Emperatriz se encontrara.
    Hidalgo, nacido en 1826, pertenecía a una familia española originaria de Andalucía. Su padre había sido coronel del ejército realista al mando de Agustín de Iturbide, que luchó contra los partidarios de la Independencia de México. A pesar de su apellido, no tenía nada que ver con el cura Hidalgo, iniciador del movimiento independentista mexicano. El coronel se pasó al lado de Iturbide cuando éste se unió a los insurgente para consumar la Independencia y nombrarse emperador. Cuando Iturbide cayó, el coronel permaneció en México en dodne se hizo de algunos bienes. Su hijo José Manuel sirvió en la Guardia Nacional en 1847 durante la guerra contra Estados Unidos. Después, gracias a ciertas influencias fue enviado como secretario de legación a Londres y también a Roma en donde conoció al Papa Pío IX y se hizo acreedor de su simpatía. Era José Manuel Hidalgo un joven atractivo y delgado, elegante y de trato agardable, que cuando encontró a Eugenia en Biarritz tenía treinta y un años.
   En 1854, Hidalgo había recibido la órden del gobierno mexicano de trasladarse de Londres a Washington como primer secretario de la Embajada, cuando repentinamente recibió el nombramiento para el mismo cargo en Madrid y una carta secreta del ministro de Relaciones Exeriores de México, con la orden de ayudar a un tal José María Gutiérrez de Estrada, en las gestiones que éste tuviera que realizar en Madrid. Era este Gutiérrez de Estrada, un mexicano expatriado, partidario de establecer un régimen monárquico en México para acabar con la anrquía que en este país imperaba. En 1840 había públicado un folleto con tendencias netamente monárquicas titulado "Cartas al Excelentísimo Señor Presidente de la República" en donde proponía el sistema monárquico como medida para acabar con la anarquía que se había "entronizado en México a la sombra de la República".  La reacción que provocó dicho folleto en el país, lo hizo emigrar a Europa, por donde anduvo rondando en todas las cortes promoviendo sus ideas de establecer la moanrquía en México, con un príncipe europeo a la cabeza.
   En 1854, Gutiérrez de Estrada recibió noticias de México. El general Antonio López de Santa Anna.que se había convertido en dictador, se había dado cuenta que no podía mantanerse por más tiempo en el poder sin alguna ayuda exterior. Concibió la idea de establecer en México una monarquía, con un príncipe europeo al que, ignorante de los asuntos mexicanos, le fuera indispensable mantener a Santa Anna a su lado. El dictador se acordó del monárquico Gutiérrez de Estrada y le escribió le 1 de julio de 1854, concediéndole plenos poderes para gestionar en Europa lo que el expatriado anhelaba desde hacía años: el establecimiento de una monarqupia en su país.
   Gutiérres de Estrada necesitaba un ayudante para llevar a cabo su misión, ahora oficialmente reconocida. Eligió a José Manuel Hidalgo, y por intervención suya, HIdalgo recibió la óren de trsaladarse a Madrid. Ambos mexicanos comenzaron sus gestiones en España, ya que en esta país, aun no se consolaban por la pérdida de su hermosa colonia. Trataron en vano de entusiasmar con el proyecto a la Reina Isabel II y al presidente del Consejo, el conde de San Luis.
   Un año después, Santa Anna fue derrocado del gobierno mexicano y Gutiérrez de Estrada e Hidalgo se quedaron sin apoyo oficial, perdiendo incluso éste último su puesto diplomático, ya que el nuevo gobierno, al mando de Ignacio Comonfort, era liberal. Sin embargo, los dos mexicanos siguieron adelante con sus gestiones monárquicas. Poco después, deconociendo las gestiones monárquicas de Hidalgo, el presidente Comonfort lo nombró encargado de negocios en Madrid. En 1857, se rompieron relaciones diplompáticas entre México y España y los representantes del gobierno mexicano en Madrid tuvieron que retirarse a París. Fue en estos momentos cuando Hidalgo se encontró con Eugenia y tuvo la idea de exponerle la triste situacion de su país y sus ideas monárquicas.
   Eugenia, por su parte, encontró en la compañía y las cahrlñas de Hidalgo, un consuelo al constante abandono en que la tenía Napoleón. Escuchaba con horror acerca delas atrocidades que le relataba el mexicano, sobre la vida en el Mexico repubicano. Le hablaba sobre la penosa situacipon de la Iglesia, cuyos buenes habían sido confiscados por el gobierno liberal y le hizo ver que si Francia apoyaba la idea dena monarqupia mexicana, ella Eugenia, se convertiría enuna segunda Isabel la Católica. Además estaba el amenazante peligro de los Estados Unidos , bajo cuya influencia caería Mexico si Francia no le ayudaba. Eugenia se entusiasmó y decidió hablar al Emperador del proyecto de Hidalgo. En 1858, José Hidalgo, invirtado por Eugenia a Compiegne, tuvo la oporutnidad de hablarle de México personalmente a Napoléon III, quien no se mostró desinteresado.
Continuará