HOME Leopoldo I, Rey de Bélgica (1790-1865)
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Luisa María de Orleans, Reina de Bélgica
Leopoldo I, Rey de los Belgas
   La familia ducal de Sajonia Coburgo gobernaba en el pequeña ciudad de Coburgo, situada en medio de los bosques de Turingia, al norte de Baviera, y descendía de la casa de Wettin que había gobernado aquellas tierras durante le Edad Media, como parte del Sacro Imperio Romano. En 1790 el Príncipe Franz Friedrich era el heredero de los ducados de Coburgo y Saalfeld; se había casado en 1777  con Augusta de Reuss Lobenstein Ebersdorf y tenían nueve hijos, los cuales habían hecho excelentes matrimonios con las diferentes casas reinantes en Europa: la princesa Juliana estaba casada con el Gran Duque Constantino, hermano del Zar Alejandro I de Rusia, el príncipe Fernando con la heredera húngara Antoinette de Kohary y el mayor de los hijos, el príncipe Ernest, se casó con la heredera del dcado de Gotha, la Princesa Louise de Saxe-Gotha Altenburg, otra hermana, Victoire, estaba casada con el prínicpe de Leiningen.El menor de los hijos había nacido el 16 de diciembre de 1790 y se llamaba Leopoldo.
   El 8 de septiembre de 1800 murió el duque Ernest Friedrich y ocupó el trono ducal el príncipe Franz Friedrich, quien sólo gobernaría el ducado por seis años pues cuando su hijo Leopoldo tenía dieciseis,, Napoleón invadió Coburgo, y deprimido, al var sus tierras invadidas, el Duque Franz murió de neumonía, heredando un ducado ocupado por las tropas francesas a su hijo mayor Ernest. Como una de las hermanas del nuevo duque, Juliana, estaba casada con el hermano del Zar Alejandro I, éste convenció a Napoleón de devolver sus tierras al hermano de su cuñada. El Duque Ernest y su hermano Leopoldo viajaron a París a agradecer personalmetne a Napoleón por haber devuelto sus propiedades a la familia. Durante esta visita, se rumoró que el joven y atractivo Leopoldo sostuvo aventuras amorosas con varias damas de la corte parisina, incluso con la hija de la Emperatriz Josefina, Hortensia de Beauharnais.
   De regreso en Coburgo, Leopoldo participó activamente en el gobierno del ducado, complementando sasí su aprendizaje político; él mismo ejercía la regencia cuando su hermano se ausentaba de la corte.
   En 1814 Leopoldo ingresó al ejército del Zar y participó en varias campañas contra los franceses. al siguiente año viajó a Londres acompañando al Zar Alejandro. Por aquel entonces ocupaba el trono inglés el Rey Jorge III, enfermo de sus facultades mentales, por lo que su hijo mayor se hacía cargo de la regencia. El Príncipe Regente había hecho un matrimono mal avenido con Caroline de Brunswick, con quien sin embargo había procreado un hija, la princesa Charlotte, quien por el tiempo en que Leopoldo visitó Londres, estaba comprometida con el príncipe Guillermo de Orange. Charlotte le confesó a la hermana del Zar, la duquesa de Oldenburg, que ella no quería casarse con es viejo, feo y borracho. Leopoldo había puesto sus ojos en Charlotte, más por ambición que por amor, pues ella era la segunda en linea de sucesión al trono de Ingaterra. Charlotte dejó a su príncipe holandés, y se enamoró de uno prusiano, pero su padre se opuso rotundamente a ese matrimonio. Leopoldo permaneció en Londres, decidido a conquistar el corazón de Charlotte, quien, cuando el príncipe prusiano, humillado ante la negativa del Príncipe Regente, rompió el compromiso,  se refugió en el apuesto príncipe de Coburgo. 
   Apoyada por su tío el Duque de Kent, Charlotte informó a su padre que deseaba casarse con Leopoldo. Al principio, el Príncipe Regente se opuso, pero al fin cedió ante los deseos de su hija. Leopoldo y Charlotte se casaron en Carlton House en Londres el 2 de mayo de 1816.
   Leopoldo y Charlotte formaban una hermosa pareja y se amaban, para sorpresa de todos. Charlotte quedó encinta el mismo mes de su matrimonio pero sufrió un aborto en julio. A principio de 1817 volvió a quedar encinta. El lunes 3 de noviembre, después de 42 semanas de preñez, se le rompió la fuente y sufrió agudos dolores durante el difícil parto; después de cincuenta horas de trabajo de parto, Charlotte, extenuada y débil, dio a luz un niño muerto. En mañana del jueves 6 de noviembre, Charlotte falleció. Leopoldo, que tenía entonces veintisiete años, se encerró en Claremont, evitando cualquier contacto con el mundo exterior. Cuando se casó con Charlotte, el Parlamento le había concedido una pensión de 50,000 libras anuales, mismas que contiuó percibiendo después de la muerte de la Princesa. Parte de este ingreso lo destinaba para ayudar a su hermana Victoire, viuda del Príncipe de Leiningen y con dos hijos. Leopoldo arregló el matrimonio de Victoire, con uno de los tío solteros de Charlotte, el Duque de Kent. De esta unión nació una niña, bautizada como Alejandrina Victoria. El Duque de Kento murió al año de nacida la niña y Leopoldo se ocupó de ella, quien siempre lo vería como a un padre. Años más tarde Alejandrina Victoria se convertiría en la
Reina Victoria de Inglaterra.
   
Como tenía una posición económica holgada, Leopoldo se dedicó a viajar y a disfrutar de varias amantes. En 1829 se enamoró de la actriz Caroline Bauer, qiuien le recordaba a Charlotte en edad y en físico; se arregló un matrimonio morganático entre ellos, pero Leopldo, deseoso de un matrimonio más ventajoso para él, la dejó y el matrimonio acabó en divorcio. Caroline terminó con su vida por su propia mano.

   En 1830 Grecia se convirtió en un reino independiente del Imperio Otomano y la corona del nuevo país le fue ofrecida a Leopoldo, quien en un principio se mostró entusiasmado pero luego se dio cuenta de que el endeble trono de Grecia no era muy propicio para establecer una disnastía por lo que rechazó el ofrecimiento y continuó viviendo en Ingalterra.
   Aquel mismo año, a raiz de la revolución que expulsó de Francia al rey Borbón, Carlos X , siendo susutituido por Luis Felipe de Orleans, la región meridional de Holanda se sublevó en contra del Rey Guillermo I, en favor de la independencia y se creó un nuevo pais, Bélgica. En noviembre la Potencias Europeas reconocieron la independencia d Bélgica y se eligió cmo forma de gobierno la monarquía constitucional. Inglaterra y Bélgica firmaron un tratado garantizando la neutralidad el nuevo pais, quedando encaragda Inglaterra de la integridad territorial belga.
   Varios candidatos fueron sugeridos para ocupar el trono de la nueva moanrquía, entre ello,: el Duque de Nemours, hijo del rey francés Luis Felipe, y el duque de Leuchtenberg, nieto de la Emperatriz Josefina y también del  difunto rey Maximilaino I de Baviera. El candidato elegido por las
autoridades belgas fue el Duque de Nemours, pero las Potencias Europeas consideraron que Francia tendría demasiado poder  si un hijo de Luis Felipe ocupaba el trono belga. Nemours fue definitivamente rechazado cuando Inglaterra se opuso a su candidatura. Por su parte, Luis Felipe, temiendo provocar un conflicto internacional, rechazó el ofrecimiento.
   Poco después la corona belga le fue ofrecida al viudo y desocupado Leopoldo, quien vio en ella la oportunidad que tanto había esperado. El nuevo rey de Bélgica hizo su entrada formal en Bruselas el 31 de julio de 1831. Ese mismo día prestó juramento a la Constitución belga. Pero el Rey Guillermo I de Holanda estaba furioso con el advenimietno del monarca belga y trató de recuperar las tierras perdidas. Las tropas holandesas invadieron Bélgica y gracias a las tropas del rey Luis Felipe que lo apoyaron Leopoldo pudo consrvar su trono.
Luis Felipe de Orleans, Rey de Francia
Maria Amalia de Borbón Sicilia, Reina de Francia
  Poco después el rey Leopoldo negoció su matrimonio con la princesa Luisa María de Orleans, hija mayor del rey Luis Felipe y de la reina María Amalia de Borbón Sicilia. La princesa Luisa había nacido el 3 de abril de 1812, por lo tanto en 1832, cuando Leopoldo solicitó su mano, tenía veinte años, mientras que él tenía cuarenta y dos. Era pequeña, delicada y dulce, discreta e inteligente y sabía ganarse el corazón de la gente. Aceptó casarse con Leopoldo cumpliendo la orden de su padre, aunque después llegaría a amarlo.
   La familia del rey Luis Felipe era numerosa. La reina María Amalia le había dado diez hijos, de los cuales ocho habían sobrevivido a la infancia: Fernando, duque de Orleans, la princesa Luisa, la princesa María, que después se desposaría con el duqe de Wurtemberg, Luis, duque de Nemours, Clementina, casada después con un sobrino de Leopoldo, Francisco, duque de Joinville, Enrique, duque de Aumale, y Antonio, duque de Montpensier. Luis Felipe era hijo del famoso duque de Orleans, que se había opuesto a los Borbones y había votado por la muerte de Luis XVI durante la Revolución Francesa, recibiendo el apodo de Felipe Igualdad. Siguiendo la política de su padre de oponerse a los Borbones, Luis Felipe había simpatizado también con la Revolución Francesa y en 1790 se habpa unido a los Jacobinos, miembros de u  club político radical. Viédnose implicado en una conspiración contra la nueva republica insaturada, se exilió de Francia, permaneciedo fuera durante el régimen del Directorio y el Imperio de Napoleón, volviendo sólo  tras la restaruación de los Borbones, en la persona de Luis XVIII. La Revolución de Julio de 1830 lo había llevado a ocupar el trono, como favorito de los líderes revolucionarios que temían levantarse contra la oposición de toda Europa a la insaturación de una segunda república. Luis Felipe habpía aceptado gobernar como un"rey ciudadano", con privilegios reales, pero concilianbdo al sector republicano.
    La reina María Amalia, con quien Luis felipe había casado en 1809, era hija del rey Fernando IV de Nápoles y de la reina María Carolina, hija de la gran emperatriz de Austria, María Teresa, y hermana de María Antonieta.
   Leopoldo de Bélgica y Luisa de Oreláns se casaron en Compiegne el 9 de agosto de 1832. Al amanecer de aquel día, la princesa y su madre, la reina María Amalia, oraron juntas en la capilla de palacio. Momentos después, en una última conversación con su hija, Luis Felipe le preguntó si en verdad deseaba casarse con el rey de Bélgica; si se negaba, él, Luis Felipe, la apoyaría y asumiría las consecuencias. Luisa, tras una rápida refelxión, contestó a su padre, que encontraba el enlace "razonable" y que se casaría con Leopoldo.
   La ceremonia se realizó a las ocho y media de la tarde, en el gabinete privado de Luis Felipe. Según palabras de la reina María Amalia, Luisa estaba
"tan pálida y triste, que daba pena verla". La ceremonia fue breve y al terminar Mará Amalia acompañó a su hija a su lecho nupcial. La reina describió la escena: "Ha llorado ucho y no quería que me marchara. Al final se ha dormio por puro cansancio y yo me ido a la habitación contigua para esperar hasta que su marido fuera a acostarse. Después me he retirado, extenuada física y mentalmente".
   Al día siguiente, la despedida fue triste tanto  para Luisa como para su familia. Su hermana, la princesa María lloraba desconsoladamente y su hermano más pequeño, el duque de Montepnsier, dejaba correr gruesas lágrimas por sus mejillas. La reina María Amalia escribió: "
Y vimos alejarse al tesoro y angel de nestras vidas. Después me encerré con el rey en su gabinete y ahí nos quedamos llorando juntos".
   La reina Luisa mantuvo siempore una nutrida correspondencia con su madre. Los primeros días de su matrimonio fueron para ella un calvario, pues no lograba amar a su marido; sólo una amistad que no lograba superar el amor filial que sentía por sus padres.  Poco a poco fue logrando superar este sentimiento y su afecto y aprecio hacia el rey creció.
    Leopoldo, por su parte se sintió siempre agradecido para con su esposa, quien le dio cuatro hijos: el primero, Leopoldo, nacido el 24 de julio de 1833, murió en la infancia; el segundo, tabién Leopoldo, nació el 9 de abril de 1835, y era un niño delicado de salud y con el pecho angosto, que sufría constantes ataques de depresión y era cruel y sarcástico. el tercer hijo, Philippe, nacido el 24 de marzo de 1837, era, al contrario de su hermano, simpático, adorable y extrovertido, sin pretensiones intelectuales pero tan encantador que era el fabvorito de todos. El cuarto y último hijo era una niña, Carlota, nacida el 7 de junio de 1840, la cual era la niña consentida de su padre y compañera de su madre.
   Después de cuatro partos, la delicada Luisa quedó físicamente exahusta y era ya incapaz de satisfacer los fuertes apetitos sexuales de Leopoldo, por lo que el rey mantenía muy discretamente varias amantes hasta el día en que cocnoció a una opulenta y ambiciosa mujer, originaria de Flandes, llamada Arcadie Clairet de Viescourt, y se sintió inmediatamente atraído por ella. Leopoldo la obligó a casarse con Monsieur Meyer von Eppinghoven, un hombre de su propia casa, quien fue inmediatamente despachado a Alemania despúes de la boda y Arcadie se convirtió en la amante oficial del Rey. La ambiciosa mujer logró que su real amante le regalara una mansión en la Rue Royale,, con un carruaje a su disposición con pajes y escolta; todo esto le ganó el odio del pueblo Belga que era devoto de su buena reina Luisa.
   En 1848 una revolución arrojó del trono de Francia al padre de la reina Luisa, el rey Luis Felipe, quien había sido un monarca sabio, que había reinado por 18 años durante los cuales tuvo lugar un notorio asenso de la burguesía y del progreso en Francia. Se implementaron nuevas y modernas tecnologías como vías de ferrocarril, barcos de vapor y la fotografía. Luis Felipe condujo una moderada política internacional, más sin embargo llevó a cabo la conquista de Argelia y apoyó la independencia de Bélgica de Holanda. Desafortunadamente el hambre, el desempleo y la crisis financiera causaron que, en febrero de 1848, la gente de Paris se sublevara; la guardia nacional se negó a defender Las Tullerías y la turba derribó las verjas del palacio. El anciano rey se hallaba indeciso, no sabiendo que actitud tomar. María Amalia le suplicaba que no abdicara, pero los ministros e inlcuso su hijo, el duque de Montpensier, le pidieron que firmara la abdicación. Luis Felipe firmó la abdicación aquel mismo día.
    La familia real fue oligada a huir de lasTullerías ante la proximidad de la turba. Luis Felipe y María Amalia atarvesaron los jardines del palacio, hasta la Plaza de la Concorida, en donde abordaron un coche y partieron hacia un destino desconocido, mientras la turba saqueba Las Tullerías, destruyendo todo cuanto encontró a su paso.
Leopoldo I de Bélgica
El rey Leopoldo y la reina Luisa María con sus hijos, el duque de Brabante, el conde de Flandes y la princesa Carlota
  Mientras en Bruselas, la reina Luisa se consumía de angustia al desconocer el destino de sus padres. Después de largas noches de insomnio, recibió  una carta de su madre, informándole que el rey y ella esatban en Inglaterra; perseguidos por la Guardia Nacional, habían viajado de icógnito, con el nombre de señor y señora Lebrun, hasta la costa de Normandía,  en donde se embarcaron hacia Inglaterra. La reina Victoria les había dado asilo en Claremont, el castillo que tiempo atrás había sido ocupado por Leopoldo y su primera esposa.
    Leopoldo, sabiendo que su suegro no tenía ya ninguna importancia política, se lamentaba de haber casado un sobrino y una sobrina Coburgo dentro de la familia de Orleans ( los hijos de su hermano Fernando, Augusto y Victoria se habían casado con los hijosde Luis Felipe, Clementina y el Duque de Nemours, respectivamente). Luisa estaba conciente de este hecho y se sentía culpable de alguna manera.
A pesar de las infidelidades de su esposo, le escribió una carta en donde muestra su fidelidad y humildad hacia él: 
"Que más puedo pedir en este mundo que ser tu amiga, tu única amiga? Toda mi felicidada te la debo a tí y mi infelicidad es únicamente por mi propia falta. Me culpo a mí misma por todo lo que me aqueja. Si ya no soy joven... si no he podido brindarte ningún placer en la vida, sólo lo puedo atribuir a mi infortunio. Y a pesar de que no puedo más que lamentarme, sólo me lamento por lo que no puedo hacer por ti"  
  
A pesar de sentirse avergonzado al recibir esa carta, Leopoldo no dejó de visitar a Arcadie, lo que perjudicó sus relaciones con su hijo mayor, el duque de Brabante, quien cirticaba severamente a su padre y se rehusaba a ponerlo en un pedestal; en cambio su hermana Carlota lo idolatraba. La reina nunca permitió que su hija viera las lágrimas que derramaba por causa de las infidelidades del rey y le enseñó a considerar a su padre como un héroe y un hombre sabio. Los soberanos habían dejado de tener todo contacto físico entre ellos. La reina estaba enferma y prematuramente envejecida y Leopoldo pasaba cada vez mas timepo con Arcadie, con quien incluso tuvo un hijo, Geroges. Luisa viajó a Inglaterra para someterse a una curaciónn bajo la supervisión de los médicos inlgeses. La reina María Amalia quedó sorpendida del estado físico de su hija. Los médicos le pronosticaron una simple gastritis y Luisa regresó a Bruselas en el mismo estado.
   Mientras su hija se consumía en Bélgica el rey Luis Felipe languidecía en Inglaterra. Su salud y su ánimo se habían venido abajo desde la abdicación; expiró el 26 de agosto de 1850 y su hija la reina Luisa nunca pudo recobrarse del golpe que le causó la muerte de su padre. El rey Leopoldo tomó la extraña decisión de mandarla a Ostende, cerca del mar, para que su salud quebrantada mejorara, pero las cuatro horas de viaje, casi matan a la reina. Su debilidad había llegado a tal grado que ya no podía ni siquiera subir las escaleras; sufría tos y un ataque de disentería. La reina se estaba muriendo de tuberculosis avanzada. la reina María Amalia llegó a Ostende acompañada de algunos de sus hijos. El 11 de octubre la reina Luisa murió en brazos de su madre. Toda Belgica lloró a su amada reina..
    Después de la muerte de su esposa, Leopoldo quedó devastado por las penas y los remordimientos. Mandó a Arcadie von Eppinghoven en un largo viaje y se buscó consuelo sólo en su hija Carlota, puesto que nunca había estado cerca de sus hijos varones.

   Siendo un inevitable casamentero, Leopoldo había fortalecido la posición de la casa real de Coburgo al casar a sus parientes con miembros de diferentes casas reales de Europa. Además de haber casado a sus sobrinos con los hijos del rey francés, había también casado al hermano mayor de éstos, Ferrnando, con la reina de Portugal, María da Gloria; pero el matrimonio más importante que promovió, fue el de su sobrina la reina Victoria, con su también sobrino Alberto de Sajonia Coburgo. Durante los primeros años del reinado de Victoria, Leopoldo ejerció gran influencia en la política inglesa, hasta que la reina se sacudió la tutela de su tío.
   Ahora era tiempo de que Leopoldo arreglara el matrimonio de su propio heredero; en 1853 el rey concertó el matrimonio entre el duque de Brabante y una archiduquesa austrí
aca, María Enriqueta, hija del difunto Palatino de Hungría, el archiduque Joseph de Asutria, hermano del Emperador Francisco I.
Ni el duque de Brabante ni María Enriqueta sentían la menor inclinación el uno por el otro, sin embargo tanto el rey Leopoldo como el pueblo belga sentían gran entusiasmo por la nueva Princesa de la Corona.
Los hijos del Rey Leopoldo:
Felipe, Conde de Flandes
Carlota, Emperatriz de México
Leopoldo, Duque de Brabante, después Leopoldo II
  Llegó después el turno de casarse para Carlota. Leopoldo tenía en mente algunos candidatos como el Rey Pedro V de Portugal o el Príncipe Jorge de Sajonia, pero Carlota los rechazó a ambos. Eb 1856, cuando la Princesa tenía 16 años, el hermano del Emperador Francisco José de Asutria, el Archiduque Maximiliano, visitó la corte de Bélgica y Carlota se enamoró instantáneamente de él. Por su parte Maximiliano se sentía sólo ligermanete atraido por ella sin estar profundamente enamorado. El Rey Leopoldo vio con placer la mutua atracción entre su hija y el joven archiduque y promovió el asunto alabando a su huesped durante su visita, y exaltando las virtudes de Carlota diciendo que prometía ser la "princesa más bella de Europa". Él Rey solía visitar al archiduque en sus habitaciones y hablarle sobre política internacional, con juicio e inteligencia, pero causando el aburrimiento de Maixmiliano.
   Cuando Maximiliano dejó Bruselas aún no se habpia declarado a Carlota, pero Leopoldo consideró el asunto lo suficientemente avanzado y mandó a su sobrino, el Conde Mensdorff, a Viena a conducir las negociaciones preliminares del matrimono. Pero el Archiduque dudaba todavía en comprometerse pues veía demasiado interés en Lepoldo y sospechaba alguna jugarreta política por parte del Rey detrás del matrimonio. Leopoldo supo de estas dudas de su futuro yerno y le escribió:
"Mi querido y honrado Príncipe parece considerarme como un astuto diplomático, cuyos movimientos están solmante dictados por cuestiones políticas. Os aseguro que no es este el caso. Desde el pasado mayo, logarsteis ganar my confianza y estimación indudable. Pronto me di cuenta  que mi hija era de la misma opinión. Pero es siempre mejor no apresurarse en estos asuntos y ahora me complace informaros que mi hija ha hecho su elección y os prefiere a cualquier otro de sus pretendientes, y que me place sobremanera el dar mi consentimiento".
  
Por fin Maximiliano se decidió a formalizar su compromiso con Carlota, por lo que visitó nuevamente la corte de Bruselas, lelvando algunos presente para us prometida y al Barón Du Pont, quien se encargarpia de las negociar las condiciones para el enlace. Por parte del rey Leopoldo, el comnde Conway dirigiría las negociaciones. El rey se negaba a dar a su hija cualquier otra dote que la herencia de su madre y las establecida por el Parlamento. Du Pont pedía una aportación  personal del rey. Fue difpicil para el barón y para Maximiliano obtenerla pero al fin Leopoldo accedió a conceder a su hija una pensión anual de cinco mil guineas, además de su trosseau, incluyendo su magnífica joyería y una fina colección de oro y plata.
    Las ambiciones dinásticas de Leopoldo no paraban en tener al hermnao del emperador austriaco como yerno; quería ver a su hija en una posición adecuada a su rango, por lo que pidió a Francisco José que le concediera a Maximiliano un nombramiento apropiado. Pornto sus deseos se verían cumplidos cuando Maximiliao fue nombrado Gobernador General de Lombardía y Venecia, una de las proviincias italianas bajo dominio austriaco.
   Maximiliano y Carlota se casaron el 27 de julio de 1857, El rey Leopoldo entró a la iglesia llevando a su hija del brazo y lucinedo un uniforme de teneiente general de la Armada Belga. Maximiliano y Carlota se fueron a vivir al palacio de Monza en Milán. Dos años después las provincias itlainas se rebelaron cntra Austria y max tuvo que dejar su cargo de gobernador general y él y Carlota se feurin a vivir al palacio que él había contruido en Trieste, a orillas del Adriático, llamado Miramar.
   En 1861 cierto emigrados mexicanos, residentes en Europa, ofrecieron la corona de México a Maximiliano, pensando que era la punica manera de acabar con la anarquía en el país. El Imperio Mexicano sería apoyado y finnaciado por el emperador francés, Napoleón III, quien tenía razones personales para intervenir en los asuntos mexicanos. Maximiliano pidió consejo a su suegro, quien era considerado uno de los más sabios monarcas de Europa, y era llamado el "Néstor de los Monarcas". El rey Leopoldo le dijo que "la decidión más importante depende de lo que el propio país pida, puesto que sólo entonces estarás pisando tierra firme. A pesar de este prudente primer consejo, Leopoldo se dejó llevar por su ambición hacia la posición de su hija y ante el prospecto de extender la influencia de los Coburgo en América, y animó a Carlota para que presionara a Maximilano a aceptar el trono mexicano. Sin mebargo les aconsejó aceptar solamente bajo la condición de que tanto Francia como Inglaterra aseguraran su soporte militar y económico. Hizo lo más que pudo, por la influencia que alguno vez tuvo con su sobrina la reina Victoria, para asegurar el apoyo inglés para el asunto mexicano, pero falló en su intento, puesto que Victoria estaba en aquellos momentos incosolable ante la reciente muerte del príncipe Alberto, y contestó a su tío que "Alberto había estado siempre en contra de tal idea". Dándose por vencido, Leopoldo escribió a su hija que había poco que esperar de Inglaterra además de apoyo moral.
    A pesar de todo, Maximiliano y Carlota aceptaron el trono de México. El rey Leopoldo, que desconfiaba de Napoléon III, continuó previniensdo a su yerno de no dar ningpun paso sin asegurar al apoyo de Francia: "
Eres tú quien está aydando al emperadro a sacar sus castañas del fuego, y a cambio tienes que conseguir de él que ponga por escrito el periodo exacto durante el cual las tropas frnacesas permanecerán en México. Mientras más tiempo mejor, puesto que ellas constituyen tu princial apoyo".
  
También le aconsejó a Maximiliano que se acercara al Papa, puesto que estaba convencido de que la Iglesia era el mejor apoyo para los intereses de Maximiliano. El rey apoyó también la idea de mandar una legión de voluntairos belgas a México, y a pesar de que no fue beinvenida por el Parlamento, la legión se oragnizó y se mandó a México bajo el mando del teniente coronel Alfed Van der Smissen.
   El rey Leopoldo  recomendó a Maximiliano que llevara con él a México, como consejero, a un ingeniero belga, especialidzado en minas, llamado Félix Eloin, quien se había ganado la confianza de Leopoldo por por un reporte que hizo sobre prospectos de minería en Australia y las Islas Fidji, lo que hacía pensar que Leopolod tenía intereses en los recursos mineros de México. Eloin, estando cerca de Maximiliano, podía aconsejar al rey en inversiones convenientes para el dinero belga en México.
   Por fin, el 14 de abril de 1864, Maximiliano y Carlota, a bordo de la fragata Novara, salieron de Trieste en dirección a México, a donde llegaron el 21 de mayo. Fue una aventura desfortunada, y el rey Leopoldo se culpó a sí mismo por haber aconsejado a su hija y a su yerno que aceptaran el trono. Abogó por Maximiliano en Europa, defendiendo los inrereses mexicanos. Gracias a sus esfuerzos, su sobrina la reina Victoria acreditó uun enviado británico para México.
     El estado de salud del rey Leopoldo se había detriorado desde 1862. A principios de ese año recibió una invitación de la reina Victoria para visitar Inglaterra. Durante su estancia de seis semanas en suelo britanico, trató de disimular ansiosamente su esatdo de salud. En agosto la reina le pagó la visita, sin ningún aspecto oficial. Victoria le habló sólo un poco de los asuntos ingleses, para satrisfacerlos. Desde el asecnso de Plamerston como Primer ministro, la poca influncia que Leopoldo tenia aun en la política inglesa había cesado por completo.
   Durante su vida, el rey había tenido una sola pasión, la política. la peculiar posición de Bélgica entre las grandes potecias europeas, había demandado un gobernante sabio, sin favoritismos por ninguna nación en especial, y Leopoldo se enorgullecía de haberlo sido. Había ya olvidado su origen alemán, Era un Coburgo, pero a veces olvidaba que Coburgo pertenecía a Alemania. La paz en Europa, era para él sinónimo de sus propios intereses y de los de Bélgica, y trabajó ardúamentre por ella. Era un escéptico. Pensaba que la naturaleza humana era mala, no buena: "necesita una mano dura que la guíe y la gente no quiere en realidad otra cosa".  No podía entender la guerra como medio para alacnazar la gloria. 
   Leopoldo había sido simepre disciplinado y se regía por un severo autocriticismo. Las malas experiencias de otros y las suyas propias lo habían hecho descondfiado. Tenía la manía de aconsejar a todo el mundo. era un gtan lector y tenía un libro en la mano siempre que tenpia algún momento libre. Cuando la edad y su salud empezaron a vencerlo, luchó tenazmente contra ellas. No permitóa que hubiera testigos de su debildad, y no permitía que nadie se le acercara cunado tenía que guardar cama.
   A principios de 1865, el rey  Leopoldo se sintió tan bien, que salió a cazar zorros y gamos durante cuatro horas en un frío extremo, lo que le ocasionó una recaida y tener que guardar cama durante todo el mes de febrero. Duante los meses subsecuentes e tuvo que someter a varias operaciones, pero él seguía tratadno de ocultar su débil estado de salud. Para julio, sus pies estaban monstruosamente inflamados.

Sólo admitió que estaba mortalmente enfermo cuando en octubre se enteró de la muerte de su viejo enemigo político, el ministro británico Lord Palmerston. Comentó que pronto seguría a Palmerston a la tumba.
   Sin emabrgo, a pesar de que sus pies necesitaban una nueva operación, el rey volvió a hacer una incursión en una partida de casa en las Ardennes, tirando desde un pequeño carruaje. Para finales de noviembre, no pudo más abandonar su cama en  Leaken. Se negó a recibir al médico de la reina Victoria, el doctor Jenner, y se obstinaba en prohibir que cualquier miembro de la familia real se acercara a su lecho de enfermo y que se hablara de su enfermedad. No toleraba que el mundo conociera su debilidad humana.
   Por fín, el 7 de diciembre accedió a recibir a Jenner, pero era demasiado tarde y el rey apenas podía hablar coherentemente. Había ya entrado en agonía. El nombre de Carlota estaba constantemente en sus labios; ¿pensaba en aquella esposa, cuya muerte había lamentado tanto, o en su amada hija que yacía en México, enfrentándose a un sinúmero de dificultades?
   Pocos días antes de entrar en agonía, Leopoldo había pedido a su nuera, la duquesa de Brabante, que le avisara cuando hubiera llegado su último momento, pues quería morir consciente. Cuando María Enriquete se dio cuenta que el rey luchaba con la muerte y balbuceaba  incoherencias, preguntó al médico, si había laguna esperanza. Al recibir una negativa, María Enriqueta, se arrodilló junto a la cama del rey y le susrró al oído que el fin estaba cerca. El rey entendió y toimándole la mano le pidió que no lo dejara. Fueron sus últimas palabras. El rey Leopoldo falleció momentos después. Era el 10 de diciembre de 1865.
Los Hijos de Leopoldo I de Bélgica