Amiga, hermana

Gabriela L. Moretti

Si Dios me diera una hermana,
quisiera que fueras tú.
Te conozco desde siempre,
desde el infinito azul.

Cuando buscaba un consuelo
porque el dolor me ahogaba,
tu palabra a lo lejos
tibiamente me abrigaba.

Si reir, por el contrario,
era lo que yo buscaba;
nuestra risa a la distancia
era lo que resonaba.

Consuelo en el dolor,
risa en la algarabía;
todo eso y mucho más
hallé en tí amiga mía.





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