X NATIONAL CONGRESS OF ARCHAEOLOGY

 

X NATIONAL CONGRESS OF ARCHAEOLOGY

Montevideo - Uruguay - 26 to 29 November 2001

 

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If you wish to obtain further details of the papers presented to this Congress which brought together archaeologists from several countries, you can visit the official page of the Uruguayan Archaeology Association at:

ASOCIACIÓN URUGUAYA DE ARQUEOLOGÍA (Go to link: Congreso 2001)

In what concerns our discipline, egyptology, Prof. J. J. Castillos read two papers, one was the opening speech of the Congress and dealt with the birth and development of egyptology in Uruguay and the second discussed the relationship between sociology and archaeology applied to the study of Predynastic Egypt. During the inauguration ceremony, the Uruguayan Archaeology Association paid public homage to Prof. J. J. Castillos´ academic trajectory in egyptology and gave him a commemorative plaque to mark the event. This token of their appreciation was handed over by Lic. Laura Beovide, President of the Uruguayan Archaeology Association.

 

Partial view of the public that attended this ceremony

 

Another view of the public, to the left Q. F. Antonio Muniz, President of the Society for the Study of Ancient History (SEHA), and at the center, Arch. Gustavo Ferrari, Director of the History of Art Museum of Montevideo

 

   

To the left, the moment in which Prof. Castillos received the commemorative plaque from Lic. Beovide and to the right, the speaker reading his paper which we give below, in its Spanish version

 

 

 

LA EGIPTOLOGÍA EN EL URUGUAY: DESARROLLO Y REALIDAD ACTUAL

 

por   Juan José Castillos

 

 

Quiero agradecer los generosos conceptos de la dirección de la Asociación Uruguaya de Arqueología sobre los esfuerzos de quien habla y de sus colaboradores para lograr que el estudio y la investigación sobre la civilización del antiguo Egipto se establezcan firmemente en el Uruguay. Si bien por razones circunstanciales la mayor parte de la atención pública ha caído sobre nuestra persona como vocero de la institución a que pertenezco dedicada a tales estudios, debo puntualizar que nuestra gestión se asemeja mucho a la del director de orquesta, en quien se centran las miradas y quien cumple su función como mejor su inspiración y formación le permite, pero la mayor parte del mérito en un buen concierto pertenece a los músicos, sin quienes nada se podría lograr. Me refiero a los socios de la Sociedad Uruguaya de Egiptología, a los docentes e investigadores de nuestro Instituto Uruguayo de Egiptología y a otros uruguayos que han hecho valiosos aportes en los concursos de egiptología que hemos organizado en varias oportunidades para alentar el interés académico en nuestra disciplina.

No puedo dejar de mencionar en primer término al Dr. Alberto Bianchi, egiptólogo reconocido internacionalmente y que no puede estar aquí hoy con nosotros por su avanzada edad y por problemas de salud, a Augusto Rondán, socio fundador y docente de nuestra institución, trágicamente fallecido hace unos años, el Prof. Antonio Muniz, Presidente de la Sociedad de Estudios de Historia Antigua y que durante varios años colaboró dictando cursos para nuestros alumnos sobre Historia Antigua y los Orígenes de Egipto, Oscar Patrón, Ricardo García y el Dr. Alberto Galasso quienes también ejercieron la docencia en nuestro Instituto con singular aptitud y elocuencia, debemos mencionar también a Jorge Casariego, Sylvia Roig, Alicia de Gregorio, Daniel Luongo, Víctor Capuchio entre muchos otros socios y alumnos, que pusieron dinero de su propio bolsillo y muchas horas de esfuerzo personal para dotarnos de un salón de clase moderno y funcional y para el mejor acondicionamiento de nuestro Museo Egipcio, alumnos como Carlos Galucci, a cuyo aporte nos referiremos más adelante, así como a otros socios que con su generosidad excepcional cubrieron en varias oportunidades huecos en nuestras finanzas y nos permitieron ampliar nuestros recursos bibliográficos o publicar trabajos de investigación y de divulgación, nos referimos a Jorge Rossi, Nelly Arrieta y el Dr. Emilio Valentini. A ellos y a su entusiasta gestión debemos los logros de nuestra institución ya que lamentablemente no hemos recibido nunca ningún aporte monetario gubernamental para cubrir aunque fuera una parte de nuestro modesto presupuesto anual.

Es innegable que el conocimiento de nuestro propio pasado como nación y de las culturas que a lo largo de miles de años se sucedieron unas a otras o coexistieron en nuestro suelo, es esencial para la afirmación de nuestra identidad nacional. Pensamos pues que los mayores recursos gubernamentales deben asignarse a posibilitar y facilitar la labor de los competentes arqueólogos uruguayos que se esfuerzan por rescatar e interpretar los restos materiales de esas culturas indígenas. Nos gustaría ver que las autoridades a nivel municipal y nacional incrementaran sensiblemente dichos recursos sin los cuales por una variedad de causas, se está perdiendo valiosa información al destruirse yacimientos arqueológicos por la erosión natural o por proyectos forestales, mineros, agrícolas, de desarrollo urbano o por una, estimamos, equivocada política de tolerar la depredación de nuestro patrimonio arqueológico subacuático.

Sin embargo, una nación que se limita a estudiar e investigar solamente su propio pasado, corre el riesgo de caer en un enfoque provinciano que la condena a recibir como migajas de mesas mejor provistas, los hallazgos y los descubrimientos de otros sobre las antiguas civilizaciones que hace miles de años surgieron en diversas regiones del mundo en vez de reclamar como tantos otros países han hecho, un honroso lugar en tales esfuerzos internacionales que contemple la vocación y las aspiraciones académicas de muchos de sus habitantes.

En un mundo globalizado, en que se va afirmando poco a poco la noción de que somos todos ciudadanos de un mismo planeta, no es razonable ignorar los aportes de otras regiones de la Tierra a nuestra vida contemporánea ni renunciar a hacer contribuciones originales en esas áreas del conocimiento.

En el caso del antiguo Egipto, estamos en presencia de una de las más antiguas y brillantes civilizaciones en la historia de la humanidad, para cuyo estudio sistemático han existido cátedras en las principales universidades del mundo desde hace más de un siglo. Antes de 1980, año en que se fundó nuestra Sociedad, el estudio formal de esta civilización no existía en el Uruguay. A pesar de todo, y debido al elevado nivel educativo que nuestro país había alcanzado, personalidades de nuestra cultura se referían ocasionalmente a este tema y recordamos los artículos que publicaban en el Suplemento Dominical del diario "El Día" de Montevideo el Prof. Hyalmar Blixen y el Arq. García Esteban, que tuvieron su parte en el surgimiento de nuestra vocación. Pero en forma paralela, florecían en nuestro país toda clase de interpretaciones caprichosas e imaginativas sobre el antiguo Egipto, las que por carecer Uruguay de lugares donde el tema se tratara de forma seria y racional, confundían al público y daban una pobre imagen de nuestro país cuando tales teorías trascendían nuestras fronteras difundidas por la prensa local.

Como decíamos, en 1980 un grupo de uruguayos preocupados por esta situación, decidieron fundar la Sociedad Uruguaya de Egiptología con la finalidad de coordinar los estudios de naturaleza académica sobre el tema y divulgar los hechos fundamentales de esa antigua civilización. Con el auspicio de la Embajada de Egipto en Uruguay y de las Intendencias de muchos departamentos del interior, pudimos hacer giras de conferencias que nos depararon la grata sorpresa de que había un gran interés popular en casi todas partes, citaremos los ejemplos de la ciudad de Melo donde más de un centenar de asistentes siguió las alternativas de nuestra exposición o la ciudad de Mercedes donde más de trescientas personas nos retuvieron hasta pasada la medianoche hablando sobre el antiguo Egipto y si no hubiera sido por la intercesión del Intendente departamental que invitó al público a retirarse, la conferencia se habría extendido hasta la mañana siguiente.

Este interés motivó que en 1984 fundáramos el Instituto Uruguayo de Egiptología, donde mediante una carrera de cuatro años y luego de pasar los exámenes y pruebas correspondientes, los estudiantes se pueden graduar de egiptólogos. En la planificación de la carrera tratamos de ofrecer un panorama completo de esta civilización, ya que en universidades europeas y norteamericanas habíamos observado que el currículum cubría de manera despareja los distintos temas, en algunos casos privilegiando la lengua y la literatura, en otros la religión y en otros el arte. La repercusión internacional de nuestro proyecto ha sido muy buena ya que posteriormente recibimos mensajes muy alentadores, por ejemplo, en un caso un catedrático de Historia Antigua de una importante universidad española nos elogiaba la organización de los cursos y su ordenamiento progresivo y en otro caso, una docente, candidata a doctora de una universidad canadiense, nos pidió detalles de nuestro programa de curso de enseñanza de alemán aplicado a nuestra disciplina, que ella juzgaba por la información preliminar que le brindamos, mejor que el que estaban usando en su institución. Han llegado en los últimos años solicitudes de información para asistir a nuestros cursos de estudiantes de lugares tan distantes como Australia, EEUU, Francia, España y actualmente hay alumnos argentinos estudiando en nuestro Instituto, para lo que reciben orientación a distancia y vienen a Montevideo a rendir examen.

A medida que fuimos realizando nuestra labor, comenzaron a surgir investigaciones y aportes originales de uruguayos que al ser publicados, despertaron interés en el extranjero, especialmente en los centros mundiales de la egiptología que mantienen misiones arqueológicas permanentes en Egipto. Empezó a darse así la un tanto insólita situación que en muchos de los principales libros publicados en Europa sobre egiptología, se mencionaban más o menos extensamente los trabajos de investigadores uruguayos que también figuraban en la bibliografía respectiva. Desde 1984 publicamos una revista especializada, la Revista de la Sociedad Uruguaya de Egiptología, que ha salido puntualmente todos los años y se distribuye a muchos países. Recientemente, prestigiosas instituciones tales como el Collège de France, el Institut Français d´Archéologie Orientale, la Universidad de Chicago y la Universidad de Heidelberg, han adquirido la totalidad de nuestras publicaciones para incorporarlas a sus respectivas Bibliotecas.

No estimo oportuno en este momento referirme a mis trabajos más allá de decir que la repercusión que han tenido me ha sorprendido gratamente, pero sí quiero mencionar aportes como el de Carlos Galucci, quien ha desarrollado hasta donde sabemos, el primer programa de computadora que puede traducir en forma automática textos escritos en jeroglíficos egipcios o el del Dr. Alberto Bianchi quien publicó una traducción directa del egipcio antiguo al castellano del Libro de los Muertos, publicación que fue inmediatamente comprada por las bibliotecas de varias universidades extranjeras, hace unos años el Dr. Bianchi escribió un extenso trabajo sobre las connotaciones religiosas de la fauna del antiguo Egipto, que fue publicado por una prestigiosa revista especializada española aun cuando el referido texto abarcó gran parte de la extensión de esa edición y el autor recibió una respetable remuneración en efectivo por esa publicación. Para quienes estamos habituados a no recibir ninguna compensación material por trabajos académicos publicados, debo confesar que envidiamos un poco a nuestro colega por su buena fortuna en este caso. Jorge Casariego dedicó varios viajes a Egipto a estudiar en profundidad el Valle Occidental de los Reyes, frente a la moderna ciudad de Luxor, como trabajo preliminar a un más ambicioso proyecto arqueológico en esa zona, relativamente poco explorada, para procurar establecer si hay allí tumbas reales que no han sido descubiertas todavía, sus exploraciones contaron con el auspicio del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay que declaró este proyecto de interés cultural. El Dr. Alberto Galasso publicó hace poco un trabajo sobre la flora en el antiguo Egipto, sus propiedades y su utilización medicinal, que también ha motivado consultas de especialistas extranjeros interesados en este tema. Egiptólogos uruguayos han participado activamente en Congresos y Simposios internacionales en Argentina, Brasil, Canadá, EEUU, España, Inglaterra, Francia, Italia, Polonia, Egipto, haciendo contribuciones y participando en debates y trayendo toda esa información para compartirla con sus colegas y con todos aquellos que pudieran estar interesados en esos temas. Pensamos que de aquel penoso cero de antes de 1980 nos separa ya una bastante respetable distancia.

En varias oportunidades la Sociedad Uruguaya de Egiptología invitó a prestigiosos académicos extranjeros a ofrecer conferencias públicas abiertas a todos los interesados, sobre diversos temas, por ejemplo, en 1995 el Dr. Jeremy Black, profesor en la Universidad de Oxford, Inglaterra, y antiguo Director de Excavaciones Británico en Iraq, nos habló de los recientes avances en la arqueología de la antigua Mesopotamia y sobre el origen de los Sumerios. Mientras estaba en Montevideo lo llevamos a visitar el Museo de Historia del Arte Municipal y como vio allí objetos inéditos de esa civilización, los publicó en una revista europea, contribuyendo a que el acervo uruguayo en su tema sea mejor conocido en el mundo. Poco después nos visitó el ahora Dr. Marcus Müller de la Universidad de Tübingen, Alemania, quien no sólo ha excavado en Egipto sino también en Turquía (en el sitio de la antigua Troya), en la República de Georgia (antigua URSS) y en Siria, quien nos habló en dos oportunidades de un tema de su especialidad y más recientemente, el Prof. Marcelo Campagno de la Universidad de Buenos Aires nos ofreció dos disertaciones sobre variados e interesantes aspectos de los orígenes de Egipto.

También en 1984 la Sociedad Uruguaya de Egiptología fundó un Museo Egipcio integrado en ese entonces por una colección de buenas reproducciones de objetos del antiguo Egipto y algunos originales para que los estudiantes de nuestro Instituto pudieran acceder a ejemplos del arte, la escritura y otros aspectos de esa civilización sin salir de nuestra sede. Poco después y ante el interés popular por visitarlo, lo abrimos al público. A partir de ese momento una serie de donaciones de objetos auténticos traídos por viajeros uruguayos hace muchos años enriqueció nuestra colección hasta el punto de que actualmente un 50% de nuestra colección es original. Frecuentemente vehículos con curiosos y entusiastas alumnos de escuelas y liceos, públicos y privados, de Montevideo y del interior del país, nos visitan y usan el servicio de guía bilingüe en castellano e inglés que ofrecemos. Debido a que la existencia de nuestro museo se ha hecho conocer por Internet y por su inclusión en listados internacionales, recibimos frecuentes consultas sobre los objetos que allí se exhiben.

En 1985 y 1986 en cooperación con la Embajada de Egipto realizamos dos exhibiciones de arte egipcio antiguo y moderno, conjuntamente con conferencias y proyección de audiovisuales que en el espacio de dos semanas atrajeron a más de 50.000 personas, según estimaciones por parte del personal dedicado a tales mediciones de la Intendencia Municipal de Montevideo. La primera se refirió al arte específicamente y la segunda al libro egipcio, desde los remotos orígenes hace 5.000 años hasta la moderna literatura del país, incluyendo los métodos de fabricación del papiro, los diferentes tipos de textos escritos en él y la historia del desciframiento del antiguo sistema jeroglífico.

De modo que haciendo un balance podemos decir que con muy escasos recursos y ningún apoyo material oficial, hemos podido impulsar a Uruguay a un digno lugar en el concierto internacional de naciones que investigan y amplían nuestro conocimiento sobre una antigua civilización.

Soñar es parte de nuestra vida y sin sueños nuestra existencia se transforma en algo muy gris y monótono y mejor aún que soñar solamente, es luchar para que esos sueños se materialicen en logros que mejoren nuestra calidad de vida. Para finalizar este breve resumen de nuestra labor y de nuestros proyectos, quisiera hacer uso de la generosa indulgencia de los aquí presentes para compartir con ustedes un sueño que me ha acompañado por muchos años y que tal vez pueda algún día hacerse realidad. Me refiero a la fundación en alguna institución académica uruguaya de un Departamento de Antiguas Civilizaciones mediante el cual Uruguay pudiera insertarse definitivamente en el contexto internacional de estos estudios. A cargo de este Departamento estaría un Director quien coordinaría el trabajo de seis cátedras, una de Arqueología Egipcia, una de Arqueología del Lejano Oriente que se ocuparía de las civilizaciones de esa región del mundo y especialmente las que se desarrollaron en China y en la India, una cátedra de Arqueología del Cercano Oriente que se ocuparía de la Antigua Mesopotamia y el Asia Occidental; una cátedra de Arqueología de Grecia; una cátedra de Arqueología de la antigua Italia y una cátedra para la Arqueología de la Antigua América, con especial énfasis en las civilizaciones de México y América Central y de Perú. El costo que implicaría este proyecto no sería muy elevado pues cada cátedra contaría con un responsable y dos ayudantes y para la capacitación de aquellos arqueólogos uruguayos que cubrirían los cargos se puede acordar un sistema de becas con las embajadas de los países respectivos que nuestra experiencia muestra que ven con buenos ojos que una institución de enseñanza superior decida estudiar e investigar en profundidad su pasado.

Confieso que una de las más grandes satisfacciones que la vida podría depararme sería abrir algún día un diario local y enterarme de los trabajos y descubrimientos que arqueólogos uruguayos estén realizando en México, en Iraq, en Italia, en la India, con lo que estimamos que nuestro país habría alcanzado en este campo su madurez de nación culta, además de brindar a las nuevas generaciones de arqueólogos uruguayos un espectro más amplio de inserción profesional. Pienso que lo que nosotros estamos logrando con el antiguo Egipto muestra que tal proyecto es viable si existe la firme voluntad de llevarlo adelante.

Sólo me resta agradecer nuevamente su paciente atención a mis palabras y no quiero retrasar más el comienzo de este Congreso que promete ser un estimulante fermentario de ideas en el que pienso que todos queremos sumergirnos sin demora.

 

 

 

 

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