ATAQUES  A LA MASONERÍA
POR SU CARÁCTER SECRETO
 

 

Hemos recibido la atenta cooperación del distinguido médico doctor Francisco Miranda Arroyo, quien gentilmente nos envió una fotocopia de un discurso pronunciado en el Senado de la República por el doctor Laureano Gómez Castro, durante el debate de un proyecto de ley tendiente a impedir que las Logias Masónicas tuvieran personería jurídica, dado su carácter secreto; la versión de este discurso fue publicada al día siguiente de pronunciado, agosto 12 de 1942 por el diario “El Siglo”.  Este discurso también se encuentra en la primera parte de las Obras Selectas, colección “Pensadores Políticos Colombianos”, de la Cámara de Representantes, Fondo de Publicaciones, en el tomo XV de la colección.  Su compilador y presentador fue Alberto Bermúdez, en el año de 1981.

Es bueno recordar que la Masonería colombiana ya tenía personería jurídica desde el año de 1935, pues la ley 62 de ese año dispuso en su articulo único: “Las sociedades Masónicas podrán obtener del Gobierno personería jurídica de acuerdo con la ley y decreto que reglamentan la materia”.  Esta ley fue demandada posteriormente por los ciudadanos Jorge Leiva y Carlos Bravo ante la Honorable Corte Suprema de Justicia.  El discurso del doctor Laureano Gómez en el Senado de la República el día 11 de agosto de 1942, fue pronunciado allí en favor de ese proyecto de ley que aspiraba a declarar inconstitucional, la susodicha ley 62.

En ese discurso el doctor Gómez se manifestó como era natural, un defensor rotundo de la Iglesia Católica y consideró que existían tres factores de perturbación en el mundo: el judaísmo, el comunismo y la masonería, a la cual consideró como un fenómeno social, una entidad oculta que había intervenido en hechos históricos mundiales, pero demeritando a su vez, las acciones de esa Institución.  Consideró el doctor Gómez que entre esos tres factores perturbadores existía una trabazón; no eran incoherentes ni desligados  entre sí, y que los otros dos fueron antecedidos fundamentalmente por el judaísmo.  Contra los judíos emitió una solución: “O la entrega de la nación a los judíos o la expulsión de ellos”.  A través de su discurso cree uno estar oyendo a los grandes oradores del nazi-facismo, al ministro de propaganda Joseph Goebbels o a Adolfo Hitler y a este último a través de las paginas de su libro “Mi Lucha”.  Pensamos nosotros que si el doctor Gómez hubiese nacido en Alemania, posiblemente había podido ocupar altas posiciones en la política nazi de la famosa “solución final del pueblo judío”.

Sostiene además, que la Masonería es típicamente judaica y la demerita como Institución eminentemente democrática y liberal.  Al referirse a la Revolución Francesa,  también incluye allí al judaísmo y la Masonería.  Indudablemente la Masonería tuvo una intervención extraordinaria en ese cataclismo social que dio origen a una nueva filosofía política, que irradió hacia la tierra los principios de la libertad y de la autodeterminación de los pueblos.  Fue la Revolución Francesa el primer y rotundo golpe al “derecho divino de los reyes”, que tuvo como consecuencia implacable, la enemistad de la Iglesia Católica que en la patria y sede del papado, luchó en contra de los libertadores y unificadores de Italia, Garibaldi y Mazzini, quienes arrebataron de las manos de la iglesia los llamados Estados Pontificios, reduciendo los poderes materiales el papado, a las 48 hectáreas del actual Vaticano.  La Revolución Francesa fue el producto de la lucha del pueblo francés por sus plenos derechos, los cuales una vez conquistados, están contenidos en la famosa “Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”.  La Iglesia Católica fue enemiga de la Revolución Francesa y por lo tanto del liberalismo y en consecuencia de la Masonería.  Recordemos el famoso Sylabus, documento publicado por el Vaticano en 1864, en tiempos de Papa Pío IX, en donde se estableció el listado de los “errores contemporáneos” entre ellos el liberalismo, documento que inspiró al cura Félix Sardá y Salvany para escribir su opúsculo mediante el cual proclamó a los cuatro vientos “que el liberalismo era pecado”-  También debemos recordar la Encíclica Humanus Genus, producto del genio del Papa León XIII, en el año de 1884, en donde el Papa arremete una vez más en contra de la Masonería y de los principios liberales inherentes a nuestra Institución.
 

En su discurso, el doctor Gómez cita con gran admiración a esa Encíclica y agrega que los colombianos estábamos unidos hasta que “apareció la Logia Masónica a crear  un germen de división simplemente fundado en la oposición a la Iglesia Católica”.  Olvidó el señor Gómez que fueron nuestros próceres Masones, Antonio Nariño, Francisco de Paula Santander, Simón Bolívar, Francisco Miranda y tantos otros que imbuidos de las ideas de libertad, la impusieron en unión de todos los Masones de América, a un mundo en donde reinaba la tiranía.  Olvidó también el doctor Laureano Gómez que fueron numerosos los padres de la Iglesia Católica en nuestra América, que unidos con la Masonería, nos dieron la libertad.

Para terminar estas observaciones y comentarios al discurso del doctor Laureano Gómez y antes de dejarlos a continuación ante su fogosa oratoria, queremos recomendarles a todos nuestros lectores y visitantes, el libro del Psiquiatra doctor José Francisco Socarráz, ya fallecido, su libro titulado “Psicoanálisis de un resentido”, obra editada  por la Editorial Planeta, 1994, colección Lista negra, en donde el lector podrá entender el origen y causas de las diatribas habituales del doctor Laureano Gómez, en una época infausta contra el librepensamiento.

Llama la atención poderosamente, la ignorancia total del doctor Laureano Gómez, sobre lo que es y ha sido la Masonería en el mundo. Como es natural, se puede interpretar fácilmente su admiración por el fascismo y por las ideas católico-conservadoras, que se pueden detectar en su discurso, salido de tono y de todo contexto. De su lectura podemos concluir, que el carácter secreto de la Masonería nunca pudo ser aceptado por el doctor Gómez, ni por la extrema derecha conservadora del país de aquella época.

Os invitamos, una vez leído este cuestionado pronunciamiento, a visitar en nuestra página el tema LA PERSONERIA JURIDICA DE LAS LOGIAS MASONICAS EN COLOMBIA, con lo cual podréis formaros un mejor y más completo concepto sobre este tema, que mereció en su momento los más sonados comentarios en la historia de Colombia.
 
 

LA MASONERÍA Y SU HISTORIA


 

Discurso pronunciado por el doctor Laureano Gómez en el Senado de la República,  en la sesión del día 11 de agosto de 1942, durante el debate sobre un proyecto de ley tendiente a impedir que las Logias Masónicas tuviesen personería jurídica, dado su carácter secreto:

“¿Qué es la Masonería? Cuando se pronuncia esta palabra, las comisuras de los labios de los auditores se recogen en una sonrisa, exactamente como cuando ante personas adultas un niño hace la pregunta de qué es el coco...
Es una táctica. Conté en ocasión anterior, cómo en cierta entrevista con el señor Eduardo Santos, antes de su posesión, en la que estuvo presente el doctor Jorge Vélez, nos preguntaba qué desearía el partido conservador y conté que nosotros le dijimos que no deseábamos nada distinto de garantías; que después le hablé de la preocupación que teníamos por ese espectáculo afrentoso de haber entregado la educación nacional a unos judíos extranjeros expulsados de otros países por mala conducta y por enseñanzas perversas y le dije que deseábamos libertar la educación de la influencia masónica. Entonces se cruzaron una mirada de inteligencia el doctor Santos y el doctor Carlos Lozano, que también asistía. Naturalmente apareció la sonrisa y después otra cosa que infaliblemente se presenta en esos casos y es el decir: “ la masonería es una bobada; yo no sé que tenga ninguna importancia; a mí no me parece que tenga influjo ni trascendencia; esos son unos señores que se reúnen a comer; eso no tiene ninguna importancia; carece en absoluto de significado, la preocupación en torno de ella; es una preocupación baladí...”
Pero para las personas que piensan y que pasan por la vida no simplemente atenidas a un bagaje intelectual de herencia o de influencia circunstancial, sino que tratan de saber qué creen y por qué creen y darse una explicación personal, hasta donde eso es posible, del significado del mundo y de la vida, la investigación se impone, y el estudio y el allegamiento de todos los datos que puedan dar esclarecimientos y lucidez a un tan complejo problema.

Los que se sienten católicos y lo fueron por la educación maternal y por la influencia del hogar y por la tradición de su colegio, no se limitan a seguir llevando esa carga, en el transcurso de la vida, como una herencia que no merece la pena de ser investigada más profundamente, sino que con todo derecho y precisamente porque están convencidos de que lo que se les enseña es bueno y cierto, quieren saber por sí mismos, con investigación personal las causas de esa verdad y de esa bondad; y entonces en el mundo contemporáneo se tropieza con que aparentemente una ola, una nube, una niebla que oculta los principios de la filosofía católica, aparentemente dejándolos como rezago de tiempos pasados que ya no tienen una validez actual. Y hay un gran bullicio, un estruendo en torno de libros y de conferencias, de disertaciones de profesores que en la mayor parte de los casos, de manera indirecta, tratan de referirse a la filosofía católica como una cosa caduca o a punto de perecer.

Pero entonces surge para el investigador tranquilo, otro problema. Muy bien, puede estar pasada de moda; puede haberse descubierto que en aquella filosofía hay falsedad, imaginación y prejuicios que la ciencia moderna, para usar ese nombre, ordena poner de lado; entonces ¿en qué vamos a creer? ¿Con qué sustituimos ese caudal completo, ese universo uniforme que comprende, que explica satisfactoriamente toda la presencia del hombre sobre la tierra y el fenómeno mismo de la vida?  ¿Con qué?.

Y al pasar en un examen cuidadoso, una por una las teorías y las filosofías que tratan de presentarse como sustitutos, se les encuentra tachas mayores, más fundamentales que las que los enemigos de la filosofía católica a ella quieren señalarle. Entonces, no queda nada; se hace tabla rasa y no restaría sino el fenómeno de un naturalismo o de un racionalismo estéril y yerto que conserva ciertas apariencias exteriores, pero que no dice nada a la intimidad de las conciencias, ni al reposo de la inteligencia, ni a la serenidad de las almas... Es el desierto, es la angustia, es la oscuridad absoluta! ¿De dónde sale ese estrepitoso rumor, ese vocerío que se lleva aparentemente la atención de las gentes para hacer creer que el concepto católico de la vida es una martingala?
 


TRES FACTORES DE PERTURBACIÓN


El investigador, con espíritu científico, busca en el mundo de dónde salen, de qué sitio provienen semejantes rumores y se encuentra con que hay en el mundo tres factores de esa perturbación.
Se encuentra con un fenómeno universal, casi tan universal, menos, pero muy extenso también como el fenómeno del catolicismo: es el fenómeno del judaísmo.

Se encuentra también que para satisfacer la ansiedad de creencia y la necesidad de base filosófica en los grandes movimientos colectivos, es necesario que exista un sistema que dé a los espíritus esa fuerza, esa luz de una concepción general y universal de todas las cosas, y aparece el comunismo.

Y hay también, como un fenómeno no filosófico, pero sí como un fenómeno social, muy claramente diseñado, una entidad presente en todas sus partes y al mismo tiempo oculta, actuando en casi todos los episodios históricos de los distintos países y negando su actuación, y escondiéndola; determinando en los momentos decisivos los cursos y las desviaciones de las fuerzas históricas y negando también, repito, que hayan tenido intervención en esos casos.  Ese fenómeno social es la Masonería.

Puede esbozarse de nuevo la sonrisa, pero la sonrisa en esos casos denota, y lo he pensado mucho, una de dos cosas: o que el individuo que se sonreía es Masón y cumple una consigna, o que no  ha tenido tiempo o ganas de estudiar, como deben de estudiarse, esos problemas fundamentales de la sociedad contemporánea, y entonces la sonrisa proviene de una voluntaria o involuntaria ignorancia.  No hay más explicación.

El Masón, siguiendo su táctica, las instrucciones claras y precisas que recibe, cada vez que se le nombra la Masonería en circunstancias que pueden traer desmedro para su secta, tiene la consigna de decir que “aquello, no vale nada, que es una tontería, por qué se alarman, no se preocupen, pueden dormir tranquilos”.  Está cumpliendo con una instrucción, como una táctica establecida, preconcebida y muy determinada; el otro se sonríe por ligereza, porque el Masón también induce a pensar, que creer en los peligros de la Masonería, es como creer en brujas; ya lo hemos oído aquí esta tarde; y entonces los que presumen de espíritus fuertes e ilustrados sin serlo, se sonríen para no aparecer en el bajo concepto de que están creyendo en brujas o en Masones.
 

Pero esos tres fenómenos no los encuentra el observador incoherentes y desligados; hay una trabazón entre ellos y hay una precedencia: su importancia no es igual, pudiera decirse que están jerarquizados, y si se busca con ese espíritu inquisitivo que es lo primordial o primero, se puede establecer que lo primero es el judaísmo, es el fenómeno judío el primordial; el que antecede.
 

JUDAISMO


¿Qué es el fenómeno judío? Para el racionalista, para el naturalista, es un fenómeno inexplicable.  Un pueblo muy pequeño, entre los más pequeños de los pueblos que la humanidad ha contemplado, sometido a una persecución secular desde el principio de la historia, rodeado de la animadversión del universo, a tal punto que ha llegado a ser privado de su territorio y ha sido disperso por todo el mundo; todos los otros pueblos que han existido en la historia sometidos a las mismas condiciones se han disuelto y  desaparecido; no existen ya; hay la noción vaga de pueblos de la misma antigüedad que vivieron y de los cuales ya no queda huella ni indicio, disueltos en el turbión de las conquistas, de las persecuciones, de las derrotas, de las emigraciones, de las dispersiones.

Sin embargo, hoy, después de tantos siglos, en todas las circunstancias importantes, aparece el fenómeno judío como un problema, como un gravísimo problema de solución casi inexplicable, que conturba y afana a los pensadores de todas las tendencias.

Ya en los mismos libros de los judíos se encuentra la primera huella, la primera definición de ese caso prodigioso. En el Libro de Esther del Antiguo Testamento, se lee: “El judaísmo es un pueblo disperso entre las naciones, en contradicción con el género humano”, y los pensadores antiguos paganos, también lo habían anotado.  Salustio dijo: “Esta nación malvada riega sus costumbres y sus intrigas por todos los países”, y Tácito: “los judíos no son sino odio y hostilidad contra todos los hombres”.  En tiempos más modernos Voltaire decía: “No encontraréis en los judíos sino un pueblo ignorante, perezoso y bárbaro que junta desde hace largo tiempo la más indigna avaricia a la más detestable superstición y al odio más horrible para todos los pueblos que los toleran y los enriquecen”, y Renán: “Insociables, extranjeros donde quiera que estén sin patria, sin otros intereses que los de su secta, los judíos talmudistas, siempre han sido un azote para el país donde la suerte los ha llevado”; y Michelet: “pacientes, indestructibles, los judíos han vencido por la duración, han resuelto el problema de volatilizar la riqueza; libertados por la letra de cambio ahora son libres.  Son los señores.  De bofetada en bofetada, helos ahí en el trono del mundo”. Y Rochefort: “En Francia jamás se ha amado al judío que vive no de su trabajo, sino de la explotación de los otros”.

Citas por el estilo pueden multiplicarse; son infinitas; casi no hay pensador de envergadura que no haya tenido que considerar este problema porque este problema ha acompañado a la vida de la humanidad.  Pero no he querido citar sino algunas opiniones de pensadores que no pueden ser sospechosos desde el punto de vista ideológico; apenas voy a citar lo que ya San Jerónimo, decía: “Pueblo lúgubre, pueblo miserable, pero que no inspira piedad”.
 

HOMBRES SIN PATRIA


La característica del judío, es que no  tiene patria; que va a los países y puede vivir ahí por generaciones, pero conservan otra patria, su patria judía, de modo que dondequiera que se encuentren, aún cuando aparezcan y se fijan y se revelen como asilados, no lo están, conservan su nacionalidad.  Es iluso pretender que un judío, aún después de muchas generaciones, se asimile; ¡No se asimila!. Esa puede ser su fuerza, pero también es su peligro, porque como no tienen territorio, como no tienen Estado, como no constituyen una nación, en el sentido jurídico del término, viven en los distintos países como miembros de esos países, ¡pero no son tales miembros!

Para citar una opinión concluyente, tomada de los mismos judíos voy a aducir la de Max Nordau, judío celebérrimo que en mi generación desempeñó ese papel preponderante que en la época actual están desempañando otros judíos, como Zweig, Ludwig, Maurois, Brandes, Mann, etc., que tiene el arte y la habilidad de aparecer como los únicos pensadores existentes en la tierra, summum de la sabiduría y de la literatura, conjunto de todo y que pervierten el criterio del mundo.

Cuando yo era chico, cuando comenzaba a leer, era Max Nordau el que representaba ese papel deslumbrador que ahora tiene por ejemplo, Zweig, Ludwig, Mann.  Nordau decía: “Vuestra mentalidad, cristianos, no es la nuestra, nosotros no somos ni alemanes ni ingleses ni franceses; nosotros somos judíos”.  Durante mi permanencia en Europa, naturalmente tropecé con ese fenómeno, el fenómeno judío influyendo definitivamente en la vida alemana.  Cuando yo estaba en Berlín, era el gobierno de la social democracia y los judíos formaban parte de ese gobierno, y tenían tomados casi todos los puestos de comando de la nación; siendo en relación con el número de habitantes de Alemania una cifra mínima, habían logrado ser los banqueros, los periodistas, los dueños de todas las empresas de espectáculos, los principales médicos; en las profesiones liberales tenían casi todos los puestos, los principales almacenes.  ¡Absolutamente todo aquello estaba dominado por judíos!.
 


UN CASO TÍPICO


Naturalmente, yo leía, yo preguntaba, inquiría hasta donde pude y la casualidad me puso en relación con una periodista, joven, muy inteligente, que quería tomar datos sobre Sur América, porque estaba escribiendo un libro y acudió a mí para que la documentara.  En el curso de la conversación, me di cuenta de que era judía.  Y era de muy fina inteligencia, de una gran sensibilidad espiritual, porque eso es caracteristica de esa raza; una gran sensibilidad; arden como una llama.  Cuando la conversación ya había rodeado lo suficiente para permitir hasta cierto punto una confidencia, le pregunté: “Usted es alemana; pero es judía; en el caso de que se presentara una pugna entre los intereses alemanes y los intereses judíos, ¿usted de qué lado sentiría inclinarse su corazón y a dónde se dirigirían sus acciones?”.  “¡A los judíos naturalmente, antes que todo soy judía!”.  De modo que lo que dijo aquí Max Nordau para mí tuvo una comprobación personal indiscutible.
 


DOS ÚNICAS SOLUCIONES



Pueden adoptarse todas las posiciones, pero la enseñanza de la historia es que cuando el fenómeno se presenta, no hay sino dos soluciones: o la entrega de la nación a los judíos o la expulsión de los judíos.

Desde el principio de la historia el pueblo judío fue a Egipto, vivió allá por muchos años, y no pudo asimilarse y no pudo vivir, y tuvo que ser expulsado, hasta la época presente en que también ha constituido gravísimo problema que no ha encontrado otra solución que la de someterse, o mandarlo retirar.  Pero la solución del sometimiento, como voy a permitirme decirlo brevemente adelante, es una solución de ruina, de muerte; el Estado que no quiere arruinarse ni morir, tiene que optar por la otra solución.

Hay un argumento que tiene que hacer impresión: por lo menos a mí me la hace cuando se ve en el retablo de la historia las grandes figuras de gobernantes, de jefes de Estado que con la más pura conciencia y con la mente más elevada y recta han querido estudiar y defender los intereses de su país. En ese escogido y corto número de grandes personajes que merecen todo el acatamiento por su rectitud íntegra como estadistas, figura tal vez en primer término en la historia moderna, Isabel la Católica; tengo una admiración irrestricta por esa mujer excepcional; por su clarísima inteligencia, por su carácter, por su virtud y sobre todo por la perfecta rectitud de su ánimo.  En sus escritos, en sus ordenanzas, en sus disposiciones, ¡cómo resplandece la diamantina pureza de su carácter, cómo es digna de todo homenaje y veneración!

Pues Isabel la Católica, cuando entró a ser factor decisivo en el porvenir de su país para construirlo, para sacarlo de aquel desorden y marasmo en que se hallaba antes de su reinado y transponerlo como dice el historiador Guicciardini, en el curso de muy pocos años, de una nación despedazada por la discordia, a la primera de las naciones de Europa...¡tuvo que desterrar a los judíos! ¡Cuánto no se afligiría su alma cristiana, cuánto no habrían de dolerle los desgarramientos indispensables que semejante medida hacía preciso!, sin embargo lo hizo; cuando lo hizo, como un argumento de autoridad, para mi concepto, indispensable fue.

El judaísmo que es un sistema de dominación universal que no tiene más mira que la de disponer del universo a su talante y que está circunscrito, por la pequeñez de su pueblo, no podría actuar si se limitara exclusivamente a sus propios elementos; necesita medios de influencia, medios de dominación, de disolución de sus adversarios.  No puede actuar solo.  Si el judío se limitara a ser judío y a pretender la dominación del mundo y que todos los “goin”, como ellos dicen a los que no son judíos, se le sometieran, fracasarían.  Necesita una política, una táctica, unos procedimientos.  Entonces apareció en el mundo la doctrina comunista.
 

COMUNISMO JUDÍO

El comunismo judío es una creación judaica, íntegra, total. Judíos fueron los promotores e iniciadores, sus filósofos, sus expositores; no hay en la fundación de la teoría comunista influencia de inteligencia que provenga de otra parte; todo nació de allí.  Naturalmente es una filosofía, que, como dije antes, cubre la mayor parte de los aspectos de la vida terrena, como tiene grandes halagos para los proletarios y los desposeídos, quitándoles la fe en cosas sublimes, se las concreta a cosas materiales que les ofrece repartir, tienen esos proletarios un grande arraigo; entonces el judaísmo, por detrás del comunismo, obtiene la dominación que sin ese intermedio no tendría.

Por no alargarme porque la materia es muy vasta, no he traído aquí la cita de los revolucionarios rusos que, en un porcentaje elevadísimo, cerca del 90%, son judíos.  Los hombres que nosotros hemos oído, Trotsky, Kamenef, no eran sus nombres originales; todos tenían nombres judíos.  En alguna obra tengo la lista de gran número de prohombres del Soviet; con excepción de unos cuatro, o cinco, o diez, todos los demás son judíos.  La revolución rusa fue un fenómeno judaico.
 


ORIGEN DE LA MASONERÍA


Tampoco le basta al intento judaico de dominación en el mundo simplemente la atracción o la acción sobre las clases iletradas, sobre las que no piensan, ni escriben, ni dirigen.  Necesita allegarse elementos directivos de la sociedad, en todos los órdenes de su dirección.  En la política, primero y principalmente; en las finanzas, el arte, en las ciencias, en todas partes procura tener penetraciones para someter a su influjo los distintos ramos de la actividad humana.  Y entonces ha creado la Masonería.  La Masonería es una creación típicamente judaica.  La demostración de aquello es sencillísima: las palabras, gran parte de las ceremonias, el candelero, muchos de los emblemas, hasta la tradición y el nombre; es la congregación del Hiram, y se dice que Hiram fue el arquitecto que construyó el templo de Salomón, judío por lo tanto y de ahí viene la denominación de “Gran Arquitecto del Universo”, tomado sobre Hiram y las señales. Los ademanes Masónicos, en gran parte, se dice que vienen de una tradición antiquísima, porque fue el mismo Hiram, quien movía los trabajadores, aprendices, maestros, etc., con unas señales.  Cuando Salomón fue a ver la obra del templo, Hiram pudo hacer mover toda aquella gente con las señales que les hacía: la escuadra, el compás y las otras señales de las manos que los senadores Masones bien deben conocer.  Eso se prueba además, con documentos de la misma Masonería.  En un libro, que se llama “La verdad israelita”  publicado a fines del siglo pasado, se dice: “El espíritu de la Masonería es el espíritu del judaísmo en sus creencias más fundamentales; son sus ideas, es su lenguaje, y es casi su organización”.

Bajo la pluma del doctor Isaac Wise, la revista “El israelita”, de 3  de agosto de 1886, dice: “La Masonería es una institución judía cuya historia, cuyos deberes, palabras de consigna y explicaciones son judíos desde el comienzo hasta el fin, con la excepción de un solo grado secundario y de algunas palabras en la fórmula del juramento”.  El judío Masón alemán Finoce, dice: “Se trata menos de una lucha por los intereses de la humanidad que de una lucha por los intereses y la dominación del judaísmo, y en esta lucha el judaísmo se revela como la potencia dominante, a la cual la Masonería debe someterse.  No hay nada allí que deba admirarnos, porque de una manera oculta, cuidadosamente disfrazada, el judaísmo es ya de hecho la potencia dominante en todas las Logias de Europa.  En lo que concierne a Alemania, no es necesario olvidar que el judaísmo es el dueño de los mercados financieros y comerciales; es dueño de la prensa política y Masónica, y de los millones de millones de alemanes que son financieramente sus deudores”.  Pueden seguir muchas citas pero me parece que este aspecto de la cuestión no puede ser discutido; si lo fuere, se podría abundar en probanzas.

¿Por qué ha creado el judaísmo la Masonería? ¡Para influir de una manera decisiva en la marcha del mundo! La Masonería se presenta con los aspectos que no voy a contar, porque todo el mundo sabe, pero exige especialmente a los miembros suyos que pertenecen a la política, y a todos, una sumisión ciega a las disposiciones que se den en determinados momentos.  Sobre eso hay documentos oficiales publicados lo mismo por el “Gran Oriente de Francia”, que por el “Supremo Consejo Masónico de París”.
 

LA REVOLUCIÓN FRANCESA



La Revolución Francesa fue un fenómeno Masónico hecho por el judaísmo por aquel intermedio. El proceso está más o menos dilucidado y conocida la cantidad de miembros de Logias Masónicas que formaron parte de las asambleas revolucionarias; pero, para no hacer un proceso que sería interminable, como digo, hay un episodio muy indicador, que es el de la batalla de Valmy; como todo el mundo lo sabe, la batalla de Valmy se verificaba en momentos decisivos para la suerte de la revolución, todavía no se había declarado la república, aún cuando el rey estaba preso; el jefe de los ejércitos franceses era Dumoriez, Masón, y la realeza de Francia esperaba angustiosamente apoyo de las casas reinantes amigas y emparentadas. El jefe de los ejércitos alemanes era el príncipe de Brunswick, Masón también. En el desorden de la revolución, los ejércitos franceses no habían podido ser bien aprovisionados ni ensayados, ni instruidos debidamente y estaban mal armados; eran menos que los ejércitos alemanes. Si la batalla se da y el príncipe de Brunswick triunfa, Luis XVI no hubiera sido ejecutado y la revolución fracasa. Pero la revolución la hacían las Logias y entonces pasó un hecho que no tiene explicación ante los que no buscan el fondo de las cosas. ¿ Cómo pudo ser que un ejército alemán, muy bien armado, comandado por un gran militar, y más numeroso, fuera a la batalla de Valmy, acometiera flojamente, se retirara apenas empezaban la lucha y pasara la frontera y se dirigiera a Alemania, absolutamente intacto, y que esa derrota se verificara cuando en relación con el número de tropas en presencia, las bajas fueron escasísimas, ridículas? ¡ Pues era que la Masonería necesitaba que Luis XVI no fuera libertado, que la revolución obtuviera una gran victoria¡  Y entonces nadie menos que Goethe, que iba sin que lo justificara su categoría en el Estado mayor del príncipe de Brunswick y que también era Masón, se ingenió para conseguir la retirada y el triunfo de Dumoriez. Al día siguiente de llegada la noticia de aquel triunfo, se declaró la República en Francia; tres o cuatro meses después, le cortaron la cabeza al rey.

¿ Simplemente influencia política, por el apetito de dominación ? No, judaísmo significa una oposición radical, fundamental al catolicismo; al cristianismo o también si se entiende por cristianismo la secta protestante, naciones protestantes, pero en segundo término. El enemigo primero de los judíos es el catolicismo. Entre un católico y un protestante, pero en segundo término. El enemigo primero de los judíos es el catolicismo. Entre un católico y un protestante el judío prefiere al protestante; cuando ya ha logrado vencer al católico, también se va contra el protestante y también lo aniquila, porque en general es enemigo del nombre cristiano, quien sabe por qué, no hay por qué hacer una revelación.

A ello está subordinado todo; no es la adquisición del dominio, no el goce de las preeminencias y de los bienes que están anexos al ejercicio del poder. No, es una tenacidad anticatólica y anticristiana, el judaísmo es eso y principalmente eso;  y la  Masonería siguiendo esas instrucciones es tanto eso, y nada más que eso. La Masonería es la oposición y el combate  implacable, continuo, constante, incesante contra el catolicismo.

Si esas circunstancias se llenan, para la conciencia Masónica, todas otras cosas son lícitas y se pueden convertir en premio y entonces se presenta el fenómeno universal de que desaparecen los valores morales y el sentido de la buena fe ante la consideración de que un individuo ha prestado determinado servicio Masónico, es decir, anticatólico y toda la secta lo protege. La historia está llena de incidentes, de arriba abajo para quien no quiera ver. Quien los desconozca es porque cierra los ojos ante la evidencia pero voy a referirme muy a la carrera a unos pocos casos.
 


PANAMÁ Y EL JUDAÍSMO


Después de que Lesseps se había cubierto de gloria con la apertura del canal de Suez, en la imaginación del mundo estuvo presente la necesidad de abrir el canal de Panamá y Lesseps era el indicado para acometer aquella empresa. No voy a repetir una historia de todos sabida pero el hecho es que una organización acaso no muy escrupulosa y errores en cálculos de un desconocimiento de las dificultades climatéricas, pusieron en grandes dificultades a la compañía industrial que había acometido la obra. Llegó un momento en que para poderla seguir adelante era necesario emitir unos bonos en lotes, para presentarlos a la suscripción pública. Para aquella emisión fue necesario conseguir una autorización parlamentaria. Entonces aparecieron unos judíos: Cornelio Herss, de origen alemán, sabio o pretendiendo serlo, descubridor de asuntos eléctricos y dueño de una revista muy acreditada, que le aseguró a los directores de la compañía del Canal, que él podía conseguir el permiso legislativo, siempre que pusieran a su disposición una determinada suma. Apareció otro judío, Jacobo Reinaehard, también de origen alemán, nacionalizado francés, Masón también, que fue el agente correteador de aquel, y entonces la Compañía del Canal para hacer aprobar la ley distribuyó por intermedio de estos dos judíos, tres millones de francos entre 150 diputados de la Cámara francesa, entre los cuales estaban comprometidas las principales figuras: el presidente de la Cámara, varios de los ministros y los más importantes de los miembros del parlamento.

La historia es muy sabida, de los incidentes de la acusación. Delehaye y Ercourt; aquello fue un escándalo inaudito, la comprobación de que el régimen republicano francés estaba tan podrido, que se sabían los nombres y las sumas que habían recibido 150 miembros de la Cámara; fulano de tal 200.000 francos, el otro 80.000, el otro 20.000, el otro 50.000, todo se sabía; ¡aquello era una verdadera ignominia!  ¿ Y qué pasó? Se adelantó la investigación, tal vez contra cinco se dictó alguna providencia; se redujeron a prisión esos cinco, y contra todos los demás se comenzó a hacer uno de esos enjuagues de idas y venidas que terminó  por la absolución de todos ellos, porque eran Masones y porque se procuró que los sumarios fueran a jueces Masones que los absolvieron.

Naturalmente se agitó el problema religioso, y todos ellos en ese momento se volvieron unos furibundos anticlericales y comenzaron la tarea de perseguir el sentimiento católico francés; y a trueque de esa persecución tuvieron la absolución, tuvieron mando. En las próximas elecciones, todos los que habían recibido cheques fueron reelegidos y en el asunto había estado comprometido inclusive Clemenceau.

En Francia, entre las cosas que leía cuando estuve yo allá, conocí el libro famoso de Maurice Barres, “Leurs Figures”, en donde está maravillosamente relatado este episodio, de una apasionante manera. Iba al palacio Borbón y asistía a aquellas largas sesiones y escuchaba a los oradores que entonces llenaban el ámbito del parlamento con sus declamaciones. Pensaba entre mí: ¿Acaso en este mismo recinto y en esta misma tribuna fue donde se descubrió el atroz, el abominable escándalo de Panamá, y donde se hicieron todos los manejos necesarios para que quedara impune, para que ningún delincuente fuera castigado, y para que después  los mismos que habían recibido ese dinero de manos de los judíos volvieran a asegurarlos dictando leyes a la República Francesa? Yo desde el rincón de mi tribuna no podía menos que pensar: ¿qué va a pasar en este pueblo, en donde los valores morales no tienen vigencia, en donde se ha demostrado que hay individuos concusionarios, ministros vendidos, diputados vendidos, y el pueblo no tiene sensibilidad ninguna y los vuelve a mandar a aquí a que hagan su celebridad y que procuren su defensa?  ¿Qué va a pasar aquí? Y estado en Francia estalló el escándalo Stasvisky en que hasta los propios ministros habían recibido prebendas y cheques del concusionario, y la impunidad también. Y el de Madame Haineau ¿y la sensibilidad moral dónde estaba? También conocía de sobra por las continuas referencias de León Daudet que suscitaron mi curiosidad, el famoso escándalo de “Las Fichas”, que consistía en que la Masonería había establecido, que no podía haber ascensos en el ejército para los oficiales que cumplieran con sus deberes religiosos y le pasaba comunicaciones el Gran Oriente de Francia al ministro de guerra, diciéndole: “ estos oficiales pueden ser ascendidos porque son, anticatólicos; tales oficiales no pueden ser ascendidos porque van a misa, y las comprobaciones de que iban a misa para que no los  ascendieran".  Y el ministro de guerra de aquel entonces que era el general Andrés Mazaud, que había aceptado aquello, interpelado en la cámara, lo negó rotundamente.  Y, entonces le presentaron las cartas oficiales en que se pedían los informes de la Logia y las comunicaciones de la Logia, con las citas de los oficiales que podían ser ascendidos y los que no podían serlo.  Entonces un diputado Syveton, se levantó y lo abofeteó por mentiroso.  El ministro cayó pero la Masonería inmediatamente se puso en marcha y obligó a que se le siguiera juicio a Syveton, dizque "por irrespeto", como si un hombre que miente ante un parlamento, merezca ser respetado.

Y Syveton en el juicio tenía que comprobar la existencia de "Las Fichas" y  las tenía; la víspera de acudir a la Corte a rendir su declaración y presentar sus pruebas apareció asesinado en su departamento.  Años después el autor del asesinato confesó que él había sido mandado por la Logia a romper la tubería de gas en determinado sitio del apartamento para que Syveton se asfixiara y que por ese asunto había recibido la cantidad de diez mil francos.  La carta con esa confesión está publicada.

Yo pensaba: cuando Daudet y Maurras y los escritores de derecha francesa están hablando  que "el régimen de la tercera república era un régimen de sangre y de pus", que eso se derrumba, que eso no resiste, está profundamente dañado por la influencia Masónica; cuando se anunciaba lo que iba a pasar en todos los tonos, cuando yo compré un libro que tiene por titulo "l´invation et pour demain" en que se pormenorizaban los hechos; cuando se veía que por otra parte el gobierno no se ocupaba sino de repartir entre su clientela, entre su burocracia, todos los presupuestos y descuidaba la defensa del país, ¿cómo después cuando vino el derrumbe de la tercera república habría de causar sorpresa alguna?  Aquello estaba profundamente corrompido, carcomido hasta su entraña, por la impunidad, por la perversión que había fomentado, tolerado, patrocinado y defendido la Logia Masónica, y que dio sus necesarios resultados.

Pudiera reforzar este aspecto con doscientos mil detalles más, pero paso a considerar lo que la Logia ha representado en nuestra propia historia colombiana.  El país tuvo la desgracia de que se fundara aquí en sus albores y allí se incubó ese germen de oposición, de insidia, de rencor, que fue fatal en los primeros días de la República.  Los colombianos estábamos unidos hasta que apareció la Logia Masónica a crear un germen de división simplemente fundado en la oposición a la idea católica.  Todos los colombianos eran entonces católicos, todos sin excepción; hoy todavía nadie niega que la unanimidad moral de los colombianos es católica, pero las grandes divisiones que hemos tenido y los choques y las oposiciones y los odios y los recelos y las muertes, para una persona que busque la verdadera cavidad de las causas, las encuentra en la oposición contra la iglesia católica que la Logia ha alimentado y fomentado desde su iniciación.
 


DELETÉREA LABOR MASONICA EN COLOMBIA


Mientras que los ejércitos colombianos estaban luchando por la patria todavía en el Perú, la Logia estaba aquí en Bogotá, socavando la autoridad del Libertador, luchando contra la instrucción religiosa, desacreditando los puntos de vista católicos, fomentando una protesta del espíritu contra aquello que parecía entonces como aparece, o tratan de hacerlo aparecer siempre, retrasado y pasado de moda.

Mientras los soldados libertadores se cubrían de gloria sobre los campos de batalla, los rábulas bogotanos Masones hacían aquellas sesiones inverosímiles de los Congresos del año 24 y 25, de esos años, en donde se formó con la mayor mala fe y de la manera más traidora, la simiente de la disolución de la Gran Colombia.  Porque la historia nuestra es muy triste; no tiene páginas grandiosas sino en sus primeros días.  La inmensa página de gloria y honra que fue la constitución de la Gran Colombia donde nosotros teníamos una hegemonía geográfica e intelectual, esa página fue borrada y mutilada por ese fermento divisionista y destructor que trajeron aquí las Logias Masónicas; con pretextos, naturalmente, de legalidad y de respeto a las leyes, hicieron aquel infame proceso contra Infante para crear entre Venezuela y la Nueva Granada un resentimiento que no podía extinguirse.

Y el ajusticiamiento  y el martirio de Infante y la acusación contra el doctor Peña, y la infame y estúpida acusación contra el general Páez estuvieron en el origen y fueron la causa determinante de la disolución de Colombia; y eran los Masones de aquí, los que se reunieron para deliberar qué se hacía con Bolívar y qué se hacía con Sucre, y de ahí salió también la conspiración de septiembre y el asesinato de Berruecos.  Después para el ánimo del patriota que quiere pertenecer a un país grande, que haya hecho empresas de primera magnitud ¿qué vemos en nuestra historia?  ¿Qué si no minúsculos tanteos, incipientes esfuerzos para mejorar los  atropellos y los destrozos originados por la pasión religiosa?  Todas nuestras guerras civiles han tenido esa causa.  Han sido por el propósito de unos pocos, de que siendo este país católico abandone su creencia, abjure de su fe y se ponga a creer en otra cosa, en cualquier filósofo de moda, en cualquier aparente pensador de tres al cuarto; pero de todas maneras arrancar del pueblo colombiano la creencia católica y si hay que ir a la guerra, se va a la guerra; y en todas nuestras guerras ese motivo no sólo está latente sino que ha sido determinante.

Para cambiar un poco y por amenizar, tal vez es útil leer el discurso de que aquí se hizo mención hoy, del doctor José María Samper sobre la Masonería.

(La Secretaría por petición del orador lee el trozo del discurso del señor Samper, en que se opone a que sean reconocidas las sociedades secretas Masónicas).

He ahí un testimonio de mucha altura, y en cambio se podría preguntar, ¿qué ha hecho de bueno para el país?  Existe desde el año 24; está aceptada con Gran Consejo desde el año 33 por la Masonería universal, que se ufana de contar aquí con una cohorte de seguidores incondicionales, según aparece en los boletines del Gran Oriente de Francia.  ¿Qué ha hecho para el progreso del país, para su gloria, para el bien común de los colombianos?  ¿Dónde está su labor , si no ha sido de muerte, destrucción, de rencillas, consagrada permanentemente a arrancar de la creencia popular, la convicción católica para sustituirla?  ¿Por qué?  En tiempo del general Santander, ¿por qué la quería sustituir?  La atacaba como la atacó , siendo Pelópidas, es decir el mismo general Santander miembro de la Logia; pero no podía sustituirla con nada, porque a la hora de la muerte, el mismo Pelópidas, el mismo general Santander, moría abrazado a un cuadro de la Virgen del Carmen contra el pecho, para que le perdonara su traición.

De modo que él no tuvo, y después no han tenido, ni ahora pueden tener los Masones, con qué reemplazar la filosofía católica en el momento actual; ¿qué filosofía, qué principios, qué concepto de la naturaleza y de la historia?  Nada, menos que nada; una labor negativa al servicio del extranjero y el propósito de acabar con la convicción religiosa de Colombia, y acabar con la patria; es una labor antipatriótica.

En una discusión que no se debe haber olvidado, pregunté yo aquí, a un Masón calificado, el exministro de guerra Castro Martínez, ¿qué es la patria?, cuando quería pedirnos que pisoteáramos la Constitución, y no supo decirlo, porque no tiene noción de patria. Se tuvo que limitar a decir el verso de don Miguel Antonio Caro: "Patria te adoro en mi silencio mudo".
 


LA INSTALACIÓN DE LAS LOGIAS


Decía, señor Presidente, que después de que la introducción de las Logias en Colombia tuvieran carácter oficial, por así decirlo, porque el propio presidente Santander, publicó en el Diario Oficial del año de 1820 el aviso de convocación para la instalación de las Logias, con la mentira, aunque sea penoso decirlo de un prócer, hay que decirlo, porque es cierto, con la mentira de que se trataba de dar clases de inglés y de francés; y se fundó para hacer nada distinto de crear la cizaña permanente y el estado de guerra civil entre los colombianos porque se atacaba lo que los colombianos no podemos dejar de defender: ¡nuestra convicción religiosa, que para nosotros está identificada con la idea de la patria!

¡La Masonería no pudo presentar ninguna solución positiva ni lo puede hoy ni jamás lo podrá! ¡Ni en esta época, ni nunca, porque la desesperación del gran esclavo del mundo contemporáneo consiste en que no hay ninguna teoría, ninguna filosofía, ninguna creencia que pueda pretender con justicia al asentimiento universal porque todas reposan sobre tesis erróneas!

¿Alguien se atreve a negar que la Masonería es esencialmente, pudiera decirse que exclusivamente, una enemistad y persecución contra las creencias católicas? ¡No es otra cosa!  Sobre eso también se pueden aducir citas a millares.  Voy a dar unas:

Gregorio XVI decía en la "Constitutivo Tradite": "Todo lo que ha habido en las sectas y herejías más criminales de sacrílego, vergonzoso y blasfemo, ha pasado a las sectas secretas y por ende a la Francmasonería".

El Pontífice Pío VIII decía: "Secta satánica, que tiene por única ley la mentira, por su dios el demonio y por culto y religión lo que hay de más vergonzoso y depravado sobre la faz de la tierra".

León XIII en su famosa encíclica "Humanum Genus" decía: "Arrancad a la Masonería la máscara con que se cubre y mostradla al pueblo tal cual es.  Porque vive encubierta con una máscara. Bastante claro aparece que sea y por dónde va la secta de los Masones.  Sus principales dogmas discrepan tanto y tan claramente de la razón, que nada puede ser más perverso.  Querer acabar con la religión y la iglesia fundada y conservada perennemente por el mismo Dios y resucitar después de dieciocho siglos las costumbres y doctrines gentílicas, es necedad insigne y audacísima impiedad".

Y en otro sitio agregaba:

"Vivir en disimulación y en tinieblas; atraer a los hombres, atándolos como siervos con apretadísimos vínculos y sin declararles apenas a qué se han obligado; llevarlos a impulso de voluntad ajena, como instrumentos dóciles para cualquier atentado; armar sus brazos para el asesinato, previniendo la impunidad de sus autores; todo eso constituye una monstruosidad condenada por la naturaleza misma.

Así la sola razón advierte como verdad obvia, que la mencionada asociación está en pugna con los principios fundamentales de justicia y moralidad".

Y en otro sitio: "Bastaría invocar el testimonio de muchos de los miembros de la secta, que así en anteriores épocas como en nuestros días, han declarado que es propio y verdaderamente distintivo de los Masones el odio que profesan al nombre católico; odio a tal punto implacable, que no sabrían descansar mientras no vean arrasadas cuantas obras fundaron los Romanos Pontífices en bien de la religión".
 


MAS TESTIMONIOS

Pero podría decirse: estas son citas del lado católico aun cuando nadie, ni los mismos Masones pueden atreverse a negar la autoridad insigne y solamente humana, y la información prodigiosa de que dispuso tan grande hombre como fue León XIII.

Pero si quieren testimonios del otro lado, también he traído algunos entre los muchos que podrían aducirse:

La American Enciclopedya dice: "La Francmasonería, en consecuencia, pugna no sólo con el catolicismo y el cristianismo, sino con todo sistema religioso de carácter sobrenatural".

Un gran Maestro de la Logia, muy acatado, Petracelli de la Gatina, dice: "La base granítica de la futura política de la Masonería, debe ser la guerra contra el catolicismo sobre toda la superficie del globo".

P. Van Humbech, soberano Gran Comendador del Rito Escocés en Bélgica, escribió: "Tenemos un cadáver en el  mundo, de cuerpo presente.   Ese cadáver es el catolicismo: Tal es el cadáver, que la Masonería tiene que echar a la fosa uniendo al efecto todas nuestras energías, para que se haga cuanto antes".

Y el Soberano y Grande Inspector del Supremo Consejo de Francia, Fleuri, dijo: "Es preciso hacer trizas a la Iglesia.  ¿A qué fin tolerarla por más tiempo?  ¿Qué servicio ha prestado a la humanidad?  No reconozca ya el hombre el poder de la religión y deje de inclinarse ante la soberanía de la Iglesia".

En el Boletín del Gran Oriente de Francia, de 1895 está publicada esta declaración solemne:

“Nosotros, Francmasones debemos perseguir la demolición definitiva del catolicismo”.

Y en el Memorándum del Supremo Gran Consejo de París se encuentra esta otra que es una tesis fundamental: “ La lucha empeñada entre el Catolicismo y la Masonería, es una lucha a muerte y sin merced".

No hago mas citas, porque las realizadas ya son suficientes.  Los Pontífices, para los católicos; los grandes Maestros de la Logia, para los Masones, tengan el valor de reconocer su actitud; los Masones, porque son anticatólicos y juran acabar con el catolicismo. ¡Ese es el principal gran secreto! Y también están en secreto todos los procedimientos para alcanzar ese fin.

Con esa experiencia que yo tuve, desapasionada y distante viendo el panorama que presentaba la tercera república francesa, corrompida y Masónica, viendo aquello a que me referí en ocasión anterior, de la abrogación en absoluto del sentido de la justicia, de la equidad y de la buena fe, dejándolos caer ante el pago de servicios a otra causa, a la causa del anticatolicismo, muchas de las cosas que pasan entre nosotros, no me sorprenden en modo alguno.  Cuando por ejemplo, se descubre que un ministro es contratista de sí mismo, un asqueroso caso de indelicadeza y se le comprueba por las escrituras originales, si en el Parlamento hubiera pulcritud, aquel ministro hubiera debido desaparecer de la administración.  Y si el Presidente y su Ministerio hubieran tenido sentido moral y no lo hubieran sabido o advertido antes, lo habrían retirado.  Pero aquel famoso contratista era Masón y un empecinado Masón y un propagandista, y naturalmente todo le era permitido. Y entonces el parlamento se deshonró permitiendo la permanencia de ese ministro concusionario. ¡Se deshonró el Presidente!

Y yo no sé el Contralor qué haría, porque si la misión de la Contraloría se reduce simplemente a sumar y restar, es una misión que no vale nada.  Un Contralor que encuentra que el mismo que presenta las cuentas es el que ordena y las paga; y el Contralor visa la cuenta, ! ah, pero si es que el Contralor también es Masón y ahí está la razón de todo!...  Cuántas cosas se simplifican y se ven claras, sencillas y diáfanas cuando se encuentra la clave que gobierna esas cosas, aparentemente misteriosas y secretas!  ¿De modo que si el Contralor sigue encontrando funcionarios del Estado que se hacen a sí mismos contratos y que se los visan, tiene que aceptar la misma teoría de que eso no tiene importancia y que las cosas están bien hechas?  ¿Entonces en qué consiste la alta misión que el pueblo colombiano cree que él está desempeñando?  ¿O es que para los que no son Masones tiene un criterio y para los Masones tiene otro?

Naturalmente se afana mucho porque este proyecto no pase.  No puede pasar: es un proyecto injuridíco, es inocuo; no significa nada; es necesario que siga la personería jurídica de las Logias secretas; una contradicción en dos términos; un absurdo jurídico, ese sí, porque si hay una asociación que considere que sus procedimientos deben mantenerse en secreto y no lo pueden conocer sino los cómplices, no puede presentarse al Estado y la sociedad para que le reconozcan!  Se condenan a sí mismos.
 


LA “OBRA” MASONICA


¿Que hacen beneficencia? ¿Llevan su espíritu caritativo hasta el punto de que la mano derecha ignora lo que hace la izquierda? ¡Qué mentira!  Si lo que hacen es muy buenos contratos, muy jugosos y cometen delitos y crímenes y se hacen negociaciones francamente fraudulentas y estafadoras como la negociación del vapor "Boyacá" y no para  nada, porque esa negociación toda se manejó, de arriba abajo, entre Masones y con certificados de Masones. ¡Sí se explica la carta inverecunda del Presidente Santos, quien primero había dicho que cierto sujeto era traidor a la patria y después dio otra carta en que le dice que no lo es! ¡Y otra carta inverecunda también del Presidente Santos, en que después de que se ve obligado a destituir a Castro Martínez cuando se comprobó la estafa, le da un certificado de buena conducta y recomendación por la pulcritud de sus labores, porque a todo trance tenía que salvar al Hermano Masón!

¡Desde que yo adquirí el documento por el cual supe que Eduardo Santos era Masón, muchas de las cosas de la política contemporánea se me han aclarado de una manera definitiva!

¡En el secreto no trabaja sino el crimen, dijo el Libertador!  Trabajar en secreto no es gallardo, no es noble, no es generoso.  Se puede trabajar con modestia, sin ostentación, hacer el bien calladamente, pero no ocultándose ni buscando cómplices y juramentándolos para que no digan lo que allí se hace.
 

UN CONTRASTE


Modestamente y en silencio trabajan las Hermanitas de los pobres; que ni siquiera tienen nombre terrestre del cual prescinden para ponerse un nombre simbólico: no tienen familia, nada.  No tienen juramento de complicidad; no piden que nadie vaya a contemplar su obra, pero el que quiera puede ir a esos conventos y ver a los ancianos en los lechos y a las Hermanitas junto a ellos auxiliándoles en los últimos años de su vida.  El sólo secreto y el juramento al cómplice, implica el ánimo doloso y el propósito delincuente.
 

LA DEROGATORIA


Cómo va a ser posible que en el estatuto de un país se consagre por una ley la posibilidad de que existan entidades secretas, con Personería Jurídica. ¡Ese es un absurdo, una antinomia! ¡Es una avilantez que se presenten ante el Estado unos individuos a decirle: nosotros no le revelamos quiénes somos, ni cuántos somos, ni cómo somos, ni por qué tenemos representación de nadie; pero otórguenos la Personería Jurídica, y protéjanos; denos el amparo de la fuerza pública, de las leyes, de la administración de justicia y de la política; colóquenos bajo la bandera de la patria!

No es afrenta preguntarle a la persona que a nosotros se dirige, quién es.  Y si la persona es honorable, dice con absoluta claridad quién es, como los clientes en los bancos.  El cliente honorable no tiene inconveniente en dar todos sus antecedentes y en relatar la historia de sus negocios, los compromisos que ha adquirido y los prospectos que tenga para el futuro.  Eso es lo honrado y lo honorable.  Qué tal que se presentara un cliente a un banco y dijera: ¡Vengo por un dinero, pero no digo ni quién soy, ni para qué lo quiero, ni ofrezco ninguna clase de referencias. Yo soy secreto!.

Pues es un absurdo todavía mayor y más grave el de los Masones, que habiendo resuelto conservar en secreto sus manipulaciones, se presentan al Estado a decirle que les respeten el secreto y les otorguen las garantías civiles que corresponden a una persona legítimamente constituida . ¡Deberían seguir en la lógica de su procedimiento secreto, continuando en  las sombras del secreto!  Trabajen contra la patria y contra el catolicismo, pónganse a las órdenes incondicionales del extranjero imponiendo consignas contra lo más caro y fundamental de la patria, háganlo, pero manténgase en su secreto.

 ¡No reclamen derechos que no pueden tener, porque a sí mismos se los quitan.  Si declaran que sus procedimientos ni pueden ser sabidos por la ciudadanía colombiana, la ciudadanía colombiana no tiene por qué saber que existen!

Si ante el Estado aparecen diciendo: "Nada de lo que nosotros hacemos puede conocerlo el Estado", el Estado no tiene absolutamente por qué darles el amparo de la bandera nacional.  Es una institución contra la patria, es una institución fundamentalmente corrompida. ¿Cómo pretende el amparo de las leyes?

Finalmente, como observador e investigador, ¿qué conclusión puede sacarse? ¿Qué conclusión he sacado yo después de muchos años en que este problema se me pasa constantemente por los ojos, y estudio y trato de documentarme?  ¿Qué conclusión tiene que sacar el país?  La Masonería es una Institución que tiene como fin principal, destruir el catolicismo, y paga estos servicios con toda clase de cosas: influencias, recomendaciones, con ese concurso de apoyo que explica por qué individuos que uno no sabe qué merecimientos tengan, de golpe aparecen en eminencias y posiciones inusitadas; por debajo ha habido quien los haya impulsado.

Pero si fuera eso nada más, no tendría gravedad; si fuera simplemente una sociedad de elogios que pagara el anticatolicismo con influencias y con ayudas para los negocios o para conseguir posiciones oficiales, no sería tan grave; lo grave de la Masonería y lo esencial también, es que paga esos servicios con impunidad de delitos: el caso de Panamá a que me referí y los innumerables casos de que está tachonada la historia de la república francesa, y la impunidad aquí en Colombia, esa que estamos viendo todos los días y que tanto lamentamos algunos, tiene ese secreto y esa causa, es una impunidad Masónica, se están pagando servicios irreligiosos con impunidad de asesinos, de prevaricadores y ladrones; esa es la Masonería, claro y francamente dicho, esa es la Masonería, ¿y eso puede tener Personería Jurídica, eso puede tener el amparo del Estado?

Sobre la suerte de los proyectos que he presentado ya he dicho al honorable Senado que soy escéptico; pero sobre la consigna de arrancar ciertas máscaras que ya leí, en una frase de León XIII, si no soy escéptico.

¡Habéis de saber que tiene la patria grandes enemigos, pero que como lo dije el año pasado, es erróneo creer que los enemigos están fuera: los verdaderos, los temibles, los decisivos enemigos están aquí dentro!”

Versión de "El Siglo ", 12 de agosto de 1942

 

 


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