LA TRINCHERA

LOS NUKAK

Descubierta por casualidad en 1988, esta tribu nómade del Amazonas colombiano, se mantuvo por siglos aislada del mundo occidental hasta que un colombiano se topó de repente con unas 43 personas que no tenían ropa, ni hablaban una palabra de castellano en el pueblo de Calamar, lindante con la selva amazónica.

Un par de años después de este curioso "choque cultural", el arqueólogo argentino Gustavo Politis (foto) se aventuró en la selva para estudiarlos.

A través de la etnoarqueología investigó la forma de vida Nukak por varios meses.

Gracias al contacto con los Nukak, los arqueólogos descubrieron datos muy provechosos. Las peleas conyugales eran, como en toda familia, periódicas, y generaban muchos desechos: las mujeres en ataques de rabia solían intentar agredir con objetos contundentes (cerámicas, por ejemplo) a sus maridos. El resultado de esta disputa eran numerosos desechos que quedaban repartidos por el campamento como fieles exponentes de la batalla marital.

Estos restos difícilmente podrían haber sido interpretados por el más detectivesco de los arqueólogos en el registro estático: tal es la funcionalidad de la etnoarqueología, entender cómo los grupos disponen de los elementos que utilizan en la vida cotidiana. A través de ella los arqueólogos pueden entender lo que se espera encontrar en los desechos arqueológicos.

Politis tambien fue testigo del rol, muchas veces ignorado, que tienen los niños en la formación de los registos arqueológicos. Los pibes Nukak pasan gran parte del día jugando alrededor de los campamentos, se internan en la selva hasta donde sus madres puedan oírlos. Los niños usan y fabrican sus propios juguetes y muchas veces semejan lo suficiente a las armas de los adultos, como para que los arqueólogos puedan confundirlos en el registro y sacar conclusiones erróneas. A su vez, los niños fundaban sus propios mini asentamientos, pequeños campamentos que utilizaban para desarrollar sus actividades recreativas.

Los datos demográficos indican que la población Nukak fluctúa entre 400 a 500 individuos. Tienen estrechos lazos de solidaridad, comunes en las sociedades cazadoras recolectoras y ausentes en nuestro mundo occidental.

Se desplazan por la selva amzónica en grupos de no más de treinta miembros. Son monógamos y no tienen un liderazgo claro. Sus campamentos consisten en un entramado laberinto de hamacas. La tribu respeta ciertas normas estéticas: se depilan todo el cuerpo y lucen el cabello casi rapado y en ángulos rectos.

Entre los Nukak las tareas están claramente divididas a partir del sexo: los hombres cazan, y las mujeres, una vez que la presa llega al campamento, se ocupan de distribuirla.

El estudio de los Nukak tiene numerosas implicaciones: sobre todo en lo concerniente al Poblamiento Americano. Se suponía que los cazadores recolectores no podían vivir en las selvas tropicales lluviosas sin la agricultura. Se sostenía que el ambiente selvático imponía condiciones limitantes para el desarrollo de los asentamientos humanos por diversas razones: suelos pobres, necesidad de mucha movilidad para obtener alimentos, recursos escasos, aislamiento, dificultades en el traslado dada la inaccesibilidad del medio, necesidades proteínicas insatisfechas, etc.

Pero los Nukak son el ejemplo viviente que da por tierra con todas estas suposiciones: porque las contradice. Los productos agrícolas ocupan una pequeña parte en su dieta diaria, que está ampliamente abocada a los recursos selváticos (los frutos aportan en oposición a lo que se pensaba grandes porcentajes de proteínas, junto con las mieles, los pescados, las semillas, las raíces, los insectos, los monos, etc).

Los Nukak poseen un refinado conocimiento de los recursos y del territorio que habitan. Asimismo manipulan y transforman el medio reutilizándolo: lo van modificando paulatinamente produciendo "parches" de recursos en la selva, como huertas silvestres.

Los Nukak demuestran que la ocupación humana en estas latitudes pudo haber sido mucho más temprana de lo que se piensa para los bosques tropicales. En la foresta tropical la dificultad para identificar sitios es muy grande, pero la existencia de Pedra Pintada y Pedra Furada hace suponer una ocupación humana desde tiempos muy tempranos. Si los bosques tropicales fueron difíciles para el Hombre, fue antes de la expansión mundial del Homo Sapiens hace 40.000 años: la especie humana pudo colonizar todo aquel ambiente que se hubiera propuesto, el Amazonas inclusive.

 

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