Diario La Nacion Viernes 13 de octubre de 2000 Soledad retoma el poncho Vuelve a la fórmula que la convirtió en un fenómeno popular Es su quinta producción discográfica Será presentada primero en Arequito, para sus fans, y oficialmente el próximo 21, en el estadio de Rosario Central Con 20 años cumplidos, Soledad oficializa su regreso al folklore, a la fórmula que la transformó en un fenómeno popular. Luego de la experiencia junto al productor Emilio Estefan, el paso por los estudios de Miami y las intenciones de ella y su sello, de proyectarse al exterior con un repertorio "americanista" que no terminó de convencer del todo a su público, la cantante de Arequito regresa a lo que entiende como sus raíces y a una vena bien agropecuaria. Para subrayar esa condición nativa y de fidelidad a sus orígenes -que algunos le habrían reclamado tras la experiencia con Estefan, que se leyó como un fracaso de ventas, a pesar de las 125 mil unidades de arranque-, Soledad Pastorutti presentará informalmente el nuevo disco ante sus fans, el 20, en Arequito, y oficialmente en el estadio de Rosario Central, el próximo 21. Y de yapa aprovechará para estrenar en vivo la chacarera "De mi pueblo" (ver letra), que compuso a dúo con Palito Ortega, seguramente un hit que inflamará el costado más tradicionalista de su público. Esta nueva producción, la quinta en su corta y acelerada carrera, es decididamente más telúrica, según la cantante lo venía anunciando cuando parte de su público temió perder a ese icono nacional, transformado en híbrido producto pop. En sus declaraciones, sin embargo, aclaró que correrá por dos caminos paralelos que le permitan no renunciar a la tradición que empujan sus orígenes y sus aficionados, y a las ganas de crecer profesionalmente: las crónicas del Festival Argentino en Londres reflejaron cómo la flema inglesa se descontracturó con el efecto poncho del tifón arequitense. En este trabajo, Soledad está respaldada por una producción más cuidada -en esto sí, más cercano al mundo del pop-, pero con unos arreglos a cargo de Gerardo Gardelín, que respetan ese temperamento desbordante de la intérprete: cambiar sin cambiar demasiado. La nueva producción, bautizada simplemente "Soledad", una forma de reencontrarse con la simpleza de esos clásicos festivaleros que tienen varias décadas encima, cuenta con 13 canciones, donde abundan chacareras, zambas, tonadas, valses y alguna canción patagónica, peruana y romántica. La cantante hizo primar, en esta oportunidad (obviamente con el visto bueno de César Isella, su gurú), un repertorio más federal, sin las proclamas latinas de su trabajo anterior, y con esa interpretación más visceral de los precoces inicios. De su paso por el exterior quedó incrustado en el equipo de trabajo que la secunda -incluye banda, productores y consejeros- una necesidad de mejorar el producto final con un sonido más profesional, que no descuide los guiños a sus seguidores. Por eso, retoma presencia el dúo de guitarras histórico que aportó combustible a su sonido y que había quedado al margen en "Yo sí quiero a mi país": en esta placa, Beto Arauco y Jorge Calcaterra vuelven a tener protagonismo con ese ataque de guitarras que propulsa la propuesta adrenalínica de Soledad. El reencuentro con todos esos elementos que le valieron tantas críticas como adhesiones incondicionales está presente en este álbum. Así están para recuperar esa conexión popular con su público temas como el valsecito "Propiedad privada" (sus anteriores hits también fueron valsecitos); la enérgica chacarera "De mi pueblo"-con esas guitarras punteadoras y esa voz arengadora que son la esencia de su propuesta-, o la clásica zamba carpera "El que toca nunca baila", que le va como anillo al dedo a ese estilo arengador y criollo. No falta tampoco el clásico dúo con su hermana Natalia en la tonada "De mi madre", mucho menos hiperkinéticas que en otros encuentros de voces. Preocupada por abarcar distintos polos musicales del país se pasea por la testimonial canción patagónica "Amutuy-Soledad", de Marcelo y Marite Berbel, un tema que suele interpretar Rubén Patagonia (más cercano a la problemática mapuche), donde aparecen los arreglos con teclados de Gardelín. Los rastros de Emilio Estefan, con ese tono melódico y "americanista", regresan en "Cantaré", de Gabriel Ogando. Allí canta, acompañada de sikus y sintetizadores, en un tono más cercano a la balada: "cantaré y cantando nunca dejaré de amarte...", con el que parece apuntar a un mercado latino. El disco logra un auténtico clima folklórico cuando aparece la antigua voz del venerable Sixto Palavecino hablando en quechua y poniendo el violín en "La chacarera del cardenal", donde Soledad se baja de los tonos enfervorizados y encara la versión con respeto. Lo que el público espera La verdadera Sole -en todo caso, la que su público espera- aparece en la zamba "Luna cautiva", otro clásico que inmortalizaron Jorge Cafrune y Los Chalchaleros, que se identifica con esa voz encendida. Para continuar el clima álgido de la placa elige el chamamé "Carta a un amigo", de Horacio Guarany, donde aparece más cómoda en su condición de intérprete festivalera -más allá de las lecciones de canto o de cierta estilización-. En todo caso, los progresos más visibles aparecen en la canción peruana "José Antonio", de Chabuca Granda, para luego encontrarse con ese costado más telúrico y fogonero de "Cuando llora mi guitarra" y con la vastedad de la chamarrita "Garza viajera", de Larralde. El último tema, "Si queremos", del chileno Patricio Manns, deja la puerta abierta a ese concepto sonoro que inauguró con el disco "Yo sí quiero a mi país". Pero el dúo con su hermana Natalia deja en claro que no quiere desprenderse del estilo que la convirtió en un símbolo folklórico mediático. En el nuevo álbum, Soledad busca recuperar terreno perdido y tienta con su fórmula conocida a ese público que quiere volver a revolear el poncho, tanto como ella. Gabriel Plaza Un tema con Palito Soy del sur de Santa Fe tierra poblada de gringos la llanura es mi paisaje campos de soja y de trigo Los Molinos, San José, Chabas, Casilda y el Arequito, departamento Caseros, aplausos que nunca olvido El trabajo de mi gente está ligado a mi tierra y renace el cantor alegre pa'l tiempo de las cosechas Estribillo venga a darse una vueltita yo sé por qué se lo digo usted no conoce nada, si no conoce Arequito Por debajo de sus calles anidan grandes historias la esperanza en el presente lucha por una victoria En una esquina del centro El "Chanca" descansa un rato y en algún jardín florido trabaja Don Sagiorato Por criarme en esos pagos defiendo a toda su gente quien mal critique mi pueblo no conoce suficiente El día que Dios me llame a mis amigos les pido que me lleven y me entierren en el pago de Arequito