Diario La Nacion Viernes 12 de marzo de 1999 Del poncho a los sets SAN CARLOS DE BARILOCHE.- Pasaron tres años desde que subió al escenario de su primer Festival de Cosquín, y ahora Soledad, la cantante de Arequito, con 18, está ascendiendo la cima del cerro López, a unos 2000 metros del altura, para protagonizar "La edad del sol", una película sobre su propio éxito que se estrenará en julio, dirigida por Ariel Piluso, realizador con una vasta experiencia en la publicidad, y producida por Atomic Films, Naya Films y Artear Argentina. Durante el trayecto, Soledad Pastorutti determinó que no quiere besar a nadie en su película. Ni como Soledad Pastorutti, ni como La Sole, ni como la cantante de Arequito, ni como esa adolescente famosa que en la película se escapa de una gira europea para poder concretar su viaje de egresados. Está claro que por ninguna de las caras de su propia persona ella besará en la ficción, como alguna vez la joven Lolita Torres se negó a hacerlo en las primeras películas que la promocionaron como cantante. Y se ampara en el hecho de no erigirse como actriz, porque dice que no le interesa, lo cual termina por darle más fuerza al personaje que Soledad Pastorutti ya empezó a construir en la realidad, más allá de la pantalla. Con una peluca colorada que utiliza en el film, el guión en una mano y mientras la maquillan, Soledad dice a La Nación: "No estoy trabajando como actriz, trabajo como Soledad, que es mucho más fácil. Por otra parte, tengo que cuidar a mi público porque va a haber gente que no va a saber diferenciar. Por eso me enamoro en la película, pero platónicamente. Claro que La Sole de la ficción es más ingenua porque buscamos que la película sea familiar. Pero en la forma de idealizar el amor, sí es parecida a la Soledad de la realidad". En tercera persona Como Diego Maradona, La Sole ya empezó a pronunciarse en tercera persona. El "yo" ya no le alcanza. Ella también ahora necesita salirse para observar desde afuera el producto de un fenómeno bien plantado en lo popular. Su mirada, bien adolescente, sorprende a ratos por su madurez, aunque no evita las contradicciones. Cuando se le pregunta si en algún momento pensó si no era muy pronto para protagonizar una película, teniendo en cuenta que la profesión de actriz no es lo que le interesa, ella explica: "Es difícil rechazar un caramelo que te gusta. Apareció la oportunidad y decidí aprovecharla, como cuando me dijeron "vas a subir a Cosquín". Yo podría haber dicho: "No, porque tengo 15 años, no estoy cantando muy bien, mis músicos son amateurs...". Pero subimos. Ultimamente, buscaba un respiro a nivel cantante para abrirme la cabeza. Y esto de hacer una película es otro mundo. Pronto grabaré un nuevo disco y necesito pensar muchas cosas". Si esta conversación hubiera transcurrido en la puerta de su casa de Arequito, cualquier vecino podría haberle sugerido: "¿Por qué no unas vacaciones en lugar de hacer una película?" "Es que ya me tomé un mes. Tengo que trabajar porque me gusta y también porque una familia vive de mí, mis músicos siguen cobrando este mes. Si bien yo le hago ganar plata a otra gente, hay mucha otra que me necesita", remarca detrás de cámara, sobrecargada de exigencias, tratando de aplastar una piedra con su borceguí, cerca del refugio de montaña del cerro López. Así y todo, La Sole dice que no cree que se la considere un producto interesante para ser vendido teniendo en cuenta que está siendo comprado por millones de jóvenes y familias. "Siempre tu trabajo le hace ganar plata a otro, y otro a otro, y así la cadena. Creo que gusté porque mucha gente conocida tenía una vida con muchos líos, con problemas familiares, de pareja, de drogas o de alcohol. Y me vieron aparecer a mí. Y por más que busquen, no van a encontrar la parte podrida de la manzana. Con todo lo que sucedió con la DGI quisieron buscarla y no pudieron. Eso no empeoró mi imagen. Hay mucha gente me ve como una chica perfectita y eso jo... Pero tampoco lo soy. Hay gente que cree que yo tengo la vida resuelta, y que como soy famosa me va siempre bien, pero no conoce el sacrificio que tengo que hacer para tener lo que tengo." Y en este sentido, confiesa que la popularidad, a su edad, tiene su peso. "Lo tomo como algo natural hasta que exploto. Me largo a discutir, me la agarro con mis viejos, que no tienen nada que ver.... Entonces ellos me escuchan, yo lloro, luego les pido disculpas y se me pasa. Es todo un tema para mí. Mi viejo tuvo que afrontar la misma carga a la misma edad cuando se le murió el padre, y su mamá, que era muy cerrada, pensaba que como él era un chico muy vivo podía resolver todo en su vida y no la necesitaba. Yo sé que tengo a mi papá conmigo, pero a veces todos nos cansamos de todo esto." Frente a los prejuicios Soledad ya empezó a percibir los cambios que se avecinan en su carrera de cantante. Y justifica su película con un buen argumento: ella quiere sondear al público que la conoció revoleando el poncho, con miras hacia su propia transformación. "Como lo que se viene, el disco producido por Emilio Estefan, va a ser algo distinto, necesito estar segura de que mi público va a aceptarme. Por eso esta película va a ser ese pasito intermedio hacia el cambio. Soy una persona muy miedosa, que está siempre pendiente de los demás y también necesito acostumbrarme al cambio. Cuando salga el disco mucha gente va a decir que traicioné el folklore, porque en este ambiente hay muchos prejuicios. Pero seguiré haciendo folklore, aunque sea en mi casa. Incluso, después del disco de Estefan voy a sacar otro con temas que quedaron en el tintero, para que después no digan...", dice Soledad, que en la segunda quincena de abril viajará a Miami para ponerle su voz al disco. Aventura adolescente En principio lo niega, y luego acepta cierto carácter predictivo que puede llegar a tener "La edad del sol" respecto de su carrera real, ya que en la película la cantante es aún más famosa de lo que es en la realidad. "Soledad renuncia a su viaje de egresados para cumplir con una presentación en España antes de viajar a Miami para unas grabaciones. Hasta que decide suspender el contrato y me escapo poniendo en riesgo no sólo mi carrera sino a mucha gente que quiero como a mi representante, César Isella, que también aparece en la película", cuenta. Por lo menos, en lo que respecta al clima de rodaje de "La edad del sol" se vive un perfecto viaje de egresados. La mayoría de los actores tiene entre 16 y 20 años, algunos de ellos sin ninguna experiencia en la actuación. Y las escenas que filmarán en estos días responden a un típico programa de turismo de aventura: trekking por la montaña, cabalgatas, rafting por el río Manso, entre otros exteriores espectaculares. Soledad apenas se distingue del resto de los actores. Si hay que caminar de un lado a otro de la montaña sólo para grabar el sonido de las pisadas, ella igual camina junto al resto. Si hay que soportar el sol durante horas, ella no se queja. Si reciben un reto porque no protegieron sus caras del sol "y el maquillaje se empasta, y después van a quedar todos colorados...", ella acusa recibo y se cambia de lugar. "Si soy así ahora, no creo que cambie cuando sea más famosa", se la escuchó comentar a otros actores entre toma y toma. El conflicto de la historia partirá de las propias dificultades de la cantante Soledad Pastorutti para concretar su viaje de egresados y se profundizará luego por el choque entre dos bandos que se pretende diferenciar de manera muy marcada. Entre toma y toma, algunos actores dicen que interpretan a los "Arequitos" y hay otros se presentan como "San Isidros". Entonces se evidencia que los de Arequito, más morochos y simples, son "los buenos", y los de San Isidro, rubios, de ojos claros y adinerados, "los malos". Y lo más curioso es que Soledad no está en el medio de ese enfrentamiento, sino en uno de los dos bandos. "En los viajes de egresados es muy común esa división. Las agencias de viajes cuentan que no pueden juntar a los chicos de ciertas provincias con los de Buenos Aires. Me da mucha vergüenza que los malos sean de San Isidro. Serán un poco chetos, pero no tan así. Pero la película necesita gente mala". De algún modo, Soledad advirtió que esas diferencias de rasgos físicos, culturales y sociales pueden molestar a su público. "Lo primero que dije fue: "Ojo con eso porque en Arequito somos todos gringos, entonces hay mucha gente de ojos celestes". Y también la gente del interior puede tomarlo a mal porque los de Arequito quedamos como atrasados. Igual me parece bien que haya diferencia, porque así se va a dar la pelea." Con su peluca colorada Soledad intentará no ser reconocida. "Y hasta me hago la cheta y canchereo hablando como ellos, hasta que me pierdo en la montaña y tengo que mostrar mi verdadera identidad." Por ahí se descubre al actor que será el Romeo de Soledad durante la película, Ezequiel Abeijón, un porteño de 20 años que estudió tres años de teatro con Luis Agustoni, trabajó en publicidad y tuvo una participación en la tira "Cada día te quiero más", de Canal 13. Y los dos ya intuyen que pronto la relación de sus personajes en la película calmará la ansiedad de las revistas del corazón por encontrarle novio a la joven cantante. "Pero yo tengo novia", dice él, tímido. "Me molesta que todo el mundo esté esperando que Soledad tenga novio _afirma ella_. Es más, ya me inventaron cuatro. Y hay chicas que tal vez lo necesiten, yo tal vez dentro de dos años. Es que todavía no me enamoré. Es todo un tema tener novio porque no me puedo equivocar. No pasa por un jueguito de seducción." Aún desconoce cómo se introducirán los temas musicales en la película. Pero dice que no será un videoclip. Calcula que habrá unos siete temas, como "Canción de las simples cosas", de César Isella y Armando Tejada Gómez. "Como tengo una pelea íntima durante toda la película entre La Sole y Soledad Pastorutti, la música va a estar porque voy a querer cantar. Los temas se van a incorporar en un fogón, por ejemplo. El final de la película no lo leí todavía, soy bastante vaga, pero creo que hay una canción también", cuenta. El director "Esta película no se hace por encargo de una compañía discográfica. No veo por qué tenga que ser una película marketinera", dice Ariel Piluso, de 39 años, el director del film, que tras estudiar en el National Film School, de Londres, y haber sido meritorio en "El baile", de Ettore Scola, trabajó en publicidad, en la productora de Eddie Flehner, la misma de "Comodines". Hermana y manager SAN CARLOS DE BARILOCHE.- Como Soledad no quiere estar sola durante el rodaje ("porque éste no es mi mundo", dice), entonces, hasta que viajen sus padres, la acompañan su hermana Natalia, que filmará su parte sólo a fin de mes, y su amiga Luciana Isella, dos perfectas damas de compañía. La Nati, de 16 años, aguanta el frío de la montaña y el calor repentino siempre con una sonrisa. Parecería estar a la sombra de su hermana verborrágica, graciosa y siempre atenta para las fotos. "Todo el mundo cree que soy la mala de la película -dice Soledad frente a Natalia-, pero ella decide tener un perfil bajo. Ayer le dije: "Andá buscándote cuatro temitas para hacer en el próximo disco porque ya vas a tener que largarte como solista". "No, no quiero, me gusta así", me dijo. Ella participa muchísimo de todo esto, pero en otro sentido. Ella arma la valija, cuida nuestra ropa. Yo la veo como mi manager. Tiene ese carácter de cuidar mis intereses. La veo toda una abogada. A mí me gusta que cante y creo que ella tiene muchísimo talento, pero quien no lo ve es precisamente ella." Natalia rindió libre el tercer año del colegio, y piensa terminar el secundario. "Me gustaría estudiar escribanía. Y en cuanto al canto, tengo mucho por aprender. Pero me gustaría manejar todos los papeles de la familia", dijo.