Diario La Nacion Sabado 19 de junio de 1999 Adiós, poncho mío Hace tres años, Soledad Pastorutti grababa su primer disco en el baño del improvisado estudio de la familia Isella. Hoy, acaba de volver de la moderna factoría de Emilio Estefan, en Miami, donde dejó su voz para un nuevo disco que ella define como "fusión folklórica", cuyo lanzamiento, previsto para el 15 del mes próximo, la proyectará al mercado internacional. A su vez, la chica de Arequito ya tiene lista su propia película, "La edad del sol", que llegará a los cines el 1º de julio, y significará la consecuencia de un fenómeno multiplicador que saltó la frontera folklórica y actualmente busca consolidarse en otros ámbitos. "Tenía muchas inseguridades con respecto a la película y el nuevo disco. Pero no me arrepiento de haber aceptado estos proyectos, porque me ayudaron a darme cuenta de que cada día quiero más cantar. Venía de una saturación de escenarios. En determinado momento llegué a hacer las cosas por inercia y no por sentimiento. Me di cuenta de eso una vez que alguien del público me dijo que cantaba siempre igual. Y era lógico que ocurriera eso, porque sólo estaba cumpliendo con contratos", dijo Soledad Pastorutti a La Nación. Por el momento, "La Sole" tiene guardado cuidadosamente el poncho en el placard. Aunque se preocupa por remarcar que ella sigue siendo la misma, la imagen de la cantante está sufriendo una transformación directamente ligada al nuevo perfil en el que busca instalar su carrera. Vestida de "civil" -como ella misma señala- en la tapa de su nuevo disco -sin nombre por el momento- y estrenando su nuevo papel de actriz. El horizonte de Soledad parece ancho, aunque el futuro se presenta para ella como un temeroso signo de interrogación. "El tiempo libre que me quedó entre la película y el disco me sirvió para pensar muchas cosas, como volver a estudiar y terminar el secundario. En realidad, yo quería tener alguna actividad que no me permitiera pensar en mi futuro. Uno no sabe qué es lo que se viene. Uno se va creando un montón de conjeturas alrededor de eso, hipótesis... Es que finalmente no es uno el que elige. Entonces, el estudio, que para muchos chicos resulta un plomo, para mí fue un cable a tierra." El primer beso Su personaje en la película "La edad del sol", que dirigió el publicitario Ariel Piluso, le permitió ser "irresponsable" y hasta animarse a dar "su primer beso". "Así como en el viaje a Bariloche la mayoría de los chicos hacen todo lo que no pueden hacer a diario, yo con mi personaje hice todo lo que no hago en la realidad. Porque en la ficción le escapo a un compromiso de trabajo que tengo en España, pongo en riesgo el trabajo de mucha gente que está a mi alrededor, engaño a mis padres, y otras cosas", cuenta, risueña. Como buena conocedora del alcance de su éxito, Soledad agrega: "Sé que el hecho de que me hayan propuesto esta película tiene que ver con el fenómeno Soledad y todo lo que pasó con la gente. Antes de aceptar la propuesta me pregunté varias veces: "¿Qué será esto del cine?" Hasta que me dije: "Intentémoslo, a ver lo que pasa". Trabajar en el cine fue como la excusa perfecta para escaparme de los escenarios". La otra parte del tiempo la repartió con la preparación de su nueva producción discográfica. El resultado final de la fusión Estefan-Pastorutti abre una incógnita. Al respecto, la cantante es reservada. No revela el nombre del disco ni de las canciones. Apenas desliza que "se usaron cuerdas y muchos coros", o revela que "Natalia también grabó una de las canciones". No está convencida de los últimos temas y de eso dependerá su destino. Lo único que se le filtran son algunos de los ritmos que estarán en su cuarto trabajo. "Me tienen prohibido decir los nombres -confiesa la cantante-, sobre todo los que son de acá. Quieren que espere hasta que se defina todo". A regañadientes cuenta: "Hay cinco temas de folklore nacional, entre los que hay una selección de candombes, varios huaynos, valsecitos, huapangos -que son muy parecidas a las cuecas-, zambas y otros ritmos". Por los gestos, la cantante está satisfecha con la nueva criatura folklórica. El efecto que este cambio de timón musical puede producir en su público no le preocupa tanto, pero por si acaso aclara que no renunció al color folklórico. "Se usaron zampañas, quenas, charangos, requintos, guitarra criolla y bombo, también, pero mezclado con congas". Todo por ella No tiene quejas con una producción que puso todo la estructura a su disposición para hacer un álbum folklórico. "Al disco se sumó mucha gente como Kike Santander; el maestro Garrido, que trabajó en el último disco de Ricky Martin en inglés, y hasta Jorge Calandrelli, nunca pensé que iba a trabajar con un monstruo como él. Hasta el técnico era el que trabajo en el último disco de Shakira. Fue una experiencia alucinante", destaca, como si no se le notara en el rostro cuando lo recuerda. La grabación avanzó en tiempo récord, algo a lo que está acostumbrada. Los primeros tres días no pudo grabar por un resfrío: "Supuse que era psicológico", argumenta y se ríe. Pero después se sobrepuso a la marca de un tema por día y en 15 días la Sole puso la voz al servicio del engranaje de Estefan, que funcionó casi a la perfección. "Nos reunimos varias veces con Emilio para definir la instrumentación que se iba a usar y que el disco no fuera un híbrido. Logramos mantener el sabor folklórico, pero es un poco distinto a lo que venía haciendo. Suena bárbaro y como experiencia fue inolvidable. -¿Qué tipo de exigencias tuviste a la hora de hacer el disco? -Ninguna. Quedaron muy contentos con mi voz, todos los días tenía clases de canto antes de ir. Esperaban menos porque ellos habían escuchado "Poncho al viento" y las canciones la hicieron en base a eso. Hacíamos una primera grabación bien afinada, y las otras como a mí me parecían. Estas eran las que más gustaban, porque era donde lograba transmitir más sentimiento. -¿Y tuviste que indicar cómo tocar una chacarera o una zamba? -Sí, por eso tuvimos que hablar mucho con los nueve arregladores. Nos pasó que en dos zambitas que están tocadas por músicos centroamericanos el ritmo está como cortadito. El técnico que era argentino se reía porque decía que era la primera vez que le pasaba que en un disco fueran monstruos de la guitarra o de otros instrumentos y se les tenga que explicar cómo tocarlos. -¿Y no pensaron llevar músicos de acá para grabar en Miami? -No, porque allí ellos tienen músicos a patadas. Sí se trataron de elegir músicos que estuvieran más cerca del folklore latinoamericano. Además, lo que se quería experimentar no era grabar la música de acá con nuestros músicos, sino tratar de internacionalizar el sonido. A ver cómo interpretaba una persona de otra tierra nuestra música.