Diario La Nacion
Miercoles 2 de febrero de 2000

                              Soledad regresa al folklore

COSQUIN.- Sin escalas, del Palacio de Deportes de Madrid a la plaza Próspero Molina, en 
Cosquín, la globalizada Soledad Pastorutti -que actuará mañana, a las 22, en Las Toscas,
Mar del Plata-, confiesa que está en plena transformación: "Estamos haciendo un esfuerzo
para la aparición de la novedad. La gente ya sabe que voy a revolear el poncho, así que 
ahora quiero mostrar otras cosas". 
La joven folklorista, que está de vuelta en el punto exacto donde nació el fenómeno menos
esperado de la música folklórica, está recién llegada de España, donde visitó el Museo 
del Prado ("Me quede alucinada", dice), actuó en el mismo escenario que Mariah Carey y 
aprovechó para promocionar su último CD, "Yo sí quiero a mi país". 
"Lo mejor de este álbum es que me está abriendo muchas puertas. Ya tenemos una 
invitación para estar en el festival de Viña del Mar y para volver a España. Además, a 
cuatro meses de haber salido lleva vendidos 120 mil discos, cosa que no pasó con ningún 
otro, y seguimos reponiendo, así que eso nos dejó más tranquilo". 
La cantante continúa: "Este disco tiene mucha vida todavía. No sé si va a ser un gran 
éxito, pero me dio la posibilidad de pensar que podía hacer otras cosas", reflexiona la 
intérprete, que arrasó en el Festival de Cosquín, mas allá de las dudas que había 
provocado su nuevo perfil latino creado en la factoría Estefan. 
Esta nueva Soledad no deja de pensar en la fusión de su estilo fogonero y un mejorado 
sonido para la banda que la acompaña. "Tuvimos un crecimiento exigido. Le dije a mis 
músicos que era necesario que estudien y aprovechen para formarse, porque si Soledad no 
sigue por algún motivo, ellos tienen que poder hacer algo solos. Por eso se dio una 
fusión entre los nuevos músicos y mis compañeros históricos", confiesa. 
La cantante conserva la frescura de la chica que salió de Arequito y es una de las pocas
que no tiene el cassette incorporado: "Este tiempo sin tantos recitales y todo era una 
vorágine que me permitió pensar mucho. Sé que el fenómeno Soledad no va a durar toda la 
vida, por eso estoy trabajando para ser una artista clásica, que todos los años pueda 
estar en Cosquín y probando cosas nuevas". 
Sin embargo, no renuncia a la posibilidad de elevar el techo de popularidad, abrir otros
mercados y llevar dos vidas artísticas paralelas. "Afuera, en lugares como Chile y 
España, están pegando más las canciones nuevas, porque cuando se editaron los discos más
folklóricos, como "Poncho al viento" y "La Sole", no pasó nada. Pero temas como "El 
bahiano" o "Cómo será" sonaron en varias radios. Así que estamos pensando en hacer otro 
disco con Emilio Estefan con un sonido más internacional y otro para acá", explica. 
Los tiempos son otros y Soledad no parece la misma. Tiene más obligaciones y giras de 
promoción en América latina, pero decidió encarar cada nuevo paso con calma y no con la 
locura del primer momento. 
"Tengo claro que soy feliz cantando y disfruto todos los momentos. Ahora recuperé las 
ganas de cantar no sólo en el escenario, sino que nos juntamos a guitarrear en el patio 
de mi casa o con todo el grupo en el hotel. Eso no se daba antes porque estábamos muy 
cansados. Pero ahora esa rutina cambió y mejoró la relación entre todos. Se armó un 
grupo muy lindo entre los que estaban y los que llegaron ahora". 
Cuando mira para atrás, apenas unos cinco años, se da cuenta de que todo lo que le 
sucedió fue a su debido tiempo. "Todavía me acuerdo de la primera vez que vine a Cosquín; 
tenía 15 años y no me dejaron cantar. Ahora pude probar con dos horas de anticipación y 
hacer mi propia puesta de luces. Así que creo que si hubiera subido ese año no hubiera 
pasado nada conmigo. Las cosas se dan así en la vida." 
Esta Soledad, modelo 2000, tampoco se toma tan en serio todo lo que se genera a su 
alrededor. "Hay que hacer lo que uno cree y divertirse más. Alguien me dijo una vez que 
no le haga caso a las flores o a las piedras que me tiran en el camino. Antes decían que
cantaba mal y tenían razón. Ahora sigo aprendiendo". 

-¿Ese aprendizaje se podrá ver reflejado en un próximo disco? 

-Será un disco más folklórico, con códigos más nuestros, pero queremos que sea lindo 
para escuchar y con matices. Queremos aplicar lo que aprendimos en el trabajo anterior 
pero sin perder la fuerza, que sea de Soledad. 

-¿En el anterior no sentiste que fuiste vos? 

-Fue algo distinto. Se escucha que canto mejor y eso es bueno. Pero ahora buscamos 
mejorar el sonido para un repertorio más folklórico, con el que se identifiquen los 
argentinos. 

-¿Tendrá un repertorio local? 

-Sí. Ya tenemos cuatro temas, algunos que tocamos en vivo y tenemos pensado grabar 
porque a la gente le gusta mucho como "De mi madre", que la hacía Cafrune en su momento 
y fue un éxito; "Mi serenata", "Luna cautiva" y "Cuando llora mi guitarra". 

-¿Apuntás a otra Soledad, que tenga la energía de antes, pero más sólida artísticamente? 

-Lo que busco es crecer, pero sin dejar de ser una artista popular, cercana a la gente, 
como Los Nocheros. Para muchos es incompatible, pero eso es lo que quiero lograr en el 
futuro. 
Gabriel Plaza Síntomas de un cambio 
COSQUIN (De un enviado especial).- Soledad no es la misma. Ahora parece embarcada en una
cruzada por fundir completamente su estilo fogonero con un sonido más acorde con su 
pretendida proyección y crecer profesionalmente. Aunque en varios pasajes de su nuevo 
recital, que mostrará mañana en Mar del Plata, se sale de la vaina por ejecutar ese 
folklore aeróbico de antes, que la gente estaba esperando y que sólo se puede ver en 
toda su expresión en "A Don Ata", la chica se orienta a un perfil más pop cuando 
interpreta el material de "Yo sí quiero a mi país". 
Le costó a la cantante mantener, en un concierto de más de una hora, el éxtasis de otra 
época. Busca otros climas y eso hace descender la temperatura, como cuando aparece sólo 
acompañada por la guitarra de Beto Arauco en "Luna cautiva". Pero recupera terreno en 
los popurrís con las chacareras "Del norte cordobés" o "Dejame que me vaya". 
La banda sonó diferente, mucho más prolija, guiada por los arreglos de Gerardo Gardelín. 
Soledad cantó más contenida. Mientras que el concepto de fusión -entre la pirotecnia 
guitarrística de antes a los teclados de ahora- todavía no llega del todo a cuajar con 
el gusto de su gente. Quizá todo eso derive en una puesta escénica con muchos efectos 
especiales para sorprender a sus seguidores, que, salvo los más fanáticos, todavía no 
corean las nuevas canciones. Soledad busca afirmarse en una fórmula que combine un 
sonido apto para proyectar afuera y que siga enfervorizando al público local. Hay que 
ver si la gente acepta el cambio. 

    Source: geocities.com/lasolehomepage