Diario Clarin Viernes 03 de julio de 1998 Soledad, al aire libre Resulta indiscutible que la muchacha de Arequito ya se ganó, poncho al viento, su propio lugar en el folclore actual. Tras sus presentaciones por todo el interior del país y su consagración en el Festival de Cosquín de 1997, Soledad Pastorutti desembarcó en Buenos Aires, en octubre de ese año, y -se sabe- arrasó: en el Gran Rex, la sala de mayor capacidad en materia de cine-teatro, metió 35.000 personas en ocho recitales. Después de su rotundo triunfo porteño siguió actuando en cuanto escenario se le pusiera a mano, incluso en en el exterior (Brasil, Uruguay y Chile), como para que sus éxitos tuvieran también color latinoamericano. En su futuro inmediato figura su participación en un filme y más funciones en el Gran Rex. Pero más acá en el almanaque, el domingo ofrecerá un recital al aire libre, en Mansilla al 2600, frente a la radio Cadena 100, que -a la vez- transmitirá el show a todo el país. Acompañada por Jorge Calcaterra (primera guitarra), Alberto Arauco (segunda guitarra), Silvio López (bombo) y Fernando Isella (teclados y arreglos), Soledad recorrerá (a lo largo de una hora) Del duende, Si de cantar se trata, Que nadie sepa mi sufrir, Rosario de Santa Fe, Alma, corazón y vida y A Don Ata. Más allá de este previsto repertorio, la chica -secundada siempre por su hermana Natalia- hará obviamente algunos bises. En medio de todo esto (fervor de la gente descontado de antemano) no faltará ese poncho que, hoy por hoy, es tan famoso como ella, cuya presencia en cada recital tiene un irrebatible justificativo: es de su madre y la cantante lo utiliza como cábala. Vamos, Sole, todavía! (Mansilla al 2600, frente a radio Cadena 100, el domingo a las 16.)