Diario La Nacion
Martes 6 de junio de 2000

                                  "Folklore es todo"

Con esta idea, el 10, 11 y 17 presentará en el Luna Park un espectáculo en el que 
incorpora libremente otros géneros a lo telúrico.
Yo pretendo cambiar con los tiempos, no pretendo quedarme. Si el folklore está cambiando,
yo también", dice sin titubear esta Soledad de 19 años, para graficar el nuevo rumbo 
artístico que la obsesiona. 
Se mantiene firme y segura cuando tiene que defender su último trabajo "Yo sí quiero a mi
país", que fue la plataforma de lanzamiento para aceptar otras influencias y un nuevo 
universo folklórico. "El folklore que hice en mis primeros discos fue folklore de los 
años 60. En cambio, el folklore de hoy es otra cosa, porque la gente escucha otras cosas
sentencia la intérprete nativa, que logró con su último disco superar las 100 mil copias
vendidas. 
Esa Soledad cambiante, que dice mantenerse fiel a su raíz y quiere experimentar otros 
sonidos, es la que se presentará los días 10, 11 y 17 en el Luna Park, tras casi dos años
de ausencia en los escenarios capitalinos. Allí presentará las canciones de orientación 
pop reunidas en el disco producido por Estefan "Yo sí quiero a mi país" y el repertorio 
de tinte telúrico, que acentuará en su próximo disco, pensado para el segundo semestre y
que todavía está en preparación. 
"Lo importante de este concierto será lo musical; si bien habrá fuegos artificiales y 
papel picado, quiero que lo importante no sea el despliegue, sino la música. Ese será 
nuestro objetivo. Pero no quiero volverme una cantante exquisita, quiero seguir siendo 
una cantante popular", cuenta Sole. 
                                   La nueva etapa de Soledad 
Por estos días la palabra con la que la intérprete más se identifica es cambio o sus 
parientes cercanas, como mutar, transformar o mudar (de ropas o ideas). Se confiesa 
militante de un folklore mixturado con recetas diferentes y tira una definición, sin 
sonrojarse. "Folklore se le llama a la música que representa a la gente, a la sociedad. 
Creo que hoy el pop, el rock, la cumbia, ya son parte de nuestro folklore, de nuestra 
forma de ser, de nuestra idiosincrasia. Cuando hablamos de folklore como género musical,
nombramos a la zamba y la chacarera, pero folklore es todo", asegura la cantante de 
Arequito. Soledad habla de otro contexto social, es la mejor forma de explicar 
transformaciones que podrían haber deteriorado su relación con los fans de la primera 
hora. "Todos somos un poco híbridos hoy en día, porque los tiempos cambian más rápido. Y
en cuanto al folklore, los cambios existieron desde la época en que la Tropilla de 
Huanchi Pampa se enojaba porque Los Chalchaleros ponían bombo a la música folklórica
algo tan revolucionario como introducir la batería en el '94, como lo hicieron Los 
Nocheros." 

-¿No hay un límite para la mixtura dentro del folklore? 

-Yo creo que la música no tiene una limitación. Es como una plastilina, vos le das la 
forma que quieras... como la sentís. Sobre todo ahora que la gente va cambiando. Eso sí,
cuando la plastilina es de color azul, tiene que quedar así. Hay cosas que no deben 
cambiar y se deben conservar. Si alguna vez alguien la modeló de una forma, que no venga
otro y la cambie. Pero puede haber otras plastilinas. 

-¿Pero no forzaste demasiado la fusión con otros ritmos en tu último disco? 

-Creo que profesionalmente es un disco muy bueno y eso hay que destacarlo. Este proyecto
es intentar que las compañías piensen en Soledad como una artista en el exterior. Y con 
este disco hubo una apertura enorme. Todo artista que salió afuera tuvo que aggiornar 
algo o traducirlo para el exterior. Incluso hasta los oyentes de FM de mi edad a los que
no les gustaba Soledad, mediante estas canciones cambiaron de opinión. 

-No me dijiste lo que no te gustó de "Yo sí quiero a mi país". 

-No estuve en desacuerdo con nada, salvo con el título, que antes iba a ser "Corazón 
americano" y con el arreglo de "El humahuaqueño", que es horrible. Me parece que era un 
bombazo, pero el arreglador no la enganchó, así que ahora para tocarla en vivo la 
arreglamos de nuevo. Pero hay otros temas, como "El bahiano", que la gente canta en mis 
recitales y me pone la piel de gallina. La idea del disco no está tan errada. En cada 
trabajo hay errores y aciertos, quizá lo peor que nos pasó es no estar preparados para 
tocar el disco antes de que saliera a la calle. 
Soledad no parece cansada de aclarar la influencia que este disco puede tener en su futuro y completa: "Hay objeciones entendibles, lo que pasa es que siempre dije que era un disco de digestión lenta, porque yo venía encasillada y la gente me había embanderado como la que revivió el folklore. Eso fue un halago, pero a la vez una responsabilidad, porque si el día de mañana hago una cosa distinta, es como si se viniera el lío". 
                                       Otras épocas 
A pesar de los nuevos tiempos, Soledad reconoce una herencia de la que no quiere 
prescindir, a pesar de estar obnubilada por los cambios. "No cambiaría nunca lo que han 
hecho Los Chalchaleros o lo que hizo Atahualpa Yupanqui. No va a haber otro Atahualpa. A
ellos no se les puede cambiar el color de la plastilina, con eso quiero decir que no hay
que olvidarlos, porque eso es parte de la historia de nuestro país. Esa música que en los
60 hizo furor era la misma que hacía que las guitarras se acabaran en los locales." 
                                   Con otro signo musical 
Entiende que los tiempos actuales tienen otros mandamientos. Soledad nació con ellos y 
los acata sin chistar. Pero tampoco deja de mirar al pasado con cierta candidez. 
"En aquella época -compara la cantante- no se vislumbraba nunca un negocio alrededor de 
la música. La gente lo hacía porque lo sentía, no había otra meta. Era gente bohemia que
se ponía a cantar como una forma de desahogarse. Ahora es todo diferente. Yo, por ejemplo
conocí un micrófono a los ocho años, aunque nunca pensé en ser Soledad." 
Conoce el pasado por medio de los discos que le hacía escuchar su padre, Omar Pastorutti, 
un fanático del folklore, y de lo que le contaron algunos de los protagonistas de esa 
época, como Horacio Guarany y César Isella. "El otro día estábamos en una reunión con 
ellos y me quedé callada toda la noche escuchando historias de la gente de esa generación
Pero hoy no se puede hacer lo mismo que en aquel momento", reconoce. 
Soledad está en el cambio, pero termina por mostrar nostalgia por lo no vivido. "En 
aquella época había una pasión increíble por las ideologías y por la música misma. Hoy 
parece hasta pecado tener una pasión ideológica. Pero hay que ir amoldándose a los 
tiempos. Y bueno, yo nací en otra época, pero me habría gustado vivir ese tiempo." 
Gabriel Plaza Con la frescura del primer álbum 
"En el próximo trabajo vamos a tratar de conseguir esa forma espontánea y fresca de 
interpretar los temas como en el primer disco. Intentaré ser lo que soy arriba del 
escenario, pero en una grabación", adelanta Soledad sobre las prioridades de su próximo 
disco. 
La otra meta será llevar al estudio de grabación el crecimiento de una banda, que cuenta
con el arreglador Gerardo Gardelin y con el sueño -por ahora sólo eso- de tener a 
Santaolalla como productor. "El disco mostrará esa comunión más natural entre el sonido 
de antes y la posibilidad de conseguir otros climas, que era lo que buscábamos antes. 
Hay un matiz diferente. Eso es importante para que la gente no se canse." La cantante de
Arequito está abocada a seleccionar nuevo repertorio. Tiene en carpeta unas 40 canciones
entre las que hay zambas, chacareras y también temas latinoamericanos: "Como una forma 
de que nos escuchen en otros lados y llegar con el folklore a todos los países". 

    Source: geocities.com/lasolehomepage