Diario La Nacion
Martes 25 de enero de 2005
 
Festival de folklore: segunda noche
                                      El regreso de Soledad a la Próspero Molina
Entrevista con la cantante de Arequito luego de su show
 
x410.jpg (6736 bytes)"Bienvenida Soledad a Cosquín", decían los pósters que unos muchachos repartían entre la cola de gente que quería sacar entradas para ver a la cantante que surgió en esta ciudad cuando sólo tenía 16 años. La ausencia de un año renovó las expectativas de la cantante y el ecléctico grupo de seguidores que la siguen y pueden llegar a portar remeras de Fun People o hacer cuatro días de viaje desde Tierra del Fuego. "Creo que el descanso me vino bien a mí y a la gente. Siempre cuando se me acercan para sacarme fotos les pregunto: ¿no se cansan de mí? Pero no tenía miedo de que hubiera algún rencor de parte de la gente. Es más: esta ausencia mejoró mi relación con el festival. Estar de vuelta es lindo y fue uno de los años que más disfruté", dice Soledad, mientras termina el café de la mañana.
Nueve años después de aquella adolescente prematura que salió revoleando el poncho, y ochos discos mediante, el ex tifón de Arequito porta un look más casual y tiene un aire reposado. Durante la sesión de fotos la cantante se preocupa por no parecer una "diva" oculta detrás del polarizado de sus lentes -a pesar de que confiesa haberse acostado a las seis de la mañana- porque no quiere ser blanco de ácidos comentarios en la peluquería de su pueblo, donde vive la mitad del año. Tiene cierto temor a que la gente piense que cambió y se ocupa de no mostrar los giros porteños que le salen por vivir la otra mitad en Buenos Aires para atender su propia productora, Ecos de la Posta.
 
Producto atípico
 
Los cambios en su vida fueron tan inevitables como necesarios. "Este fue un año de transición, porque ya nadie sabía con quién estaba y era porque quería manejar mis cosas. En el último tiempo había productores que me ponían en combos de artistas que no tenían nada que ver conmigo o en publicidades que no daban ningún resultado. Porque yo soy un producto atípico, surgí en el folklore pero no quiero vivir haciendo festivales, quiero hacer otras cosas. A veces eso no se comunicaba bien y generó confusiones en la gente. Todavía creo que el disco con Estefan en realidad tuvo un problema de comunicación, de no saber transmitir lo que se quiso hacer con él."
Aunque su padre se la pasa diciendo que haga más folklore, ella sigue su camino. Cada tanto explota en un acto de rebeldía, se pone a escuchar a La Renga y compone baladas o temas de aires pop. "Ahora estoy en una etapa más folklorizada. Volví a escuchar mucho Larralde, Orlando Veracruz y Mario Bofill, que me gustaría que este año se lleve la Consagración del festival", dice. La experiencia de haber pasado unos días en el pueblo San Javier, donde charló horas con los pescadores le permitió reencontrarse más profundamente con la música de raíz. "Ellos tienen una compenetración muy fuerte con su cultura y su música. Me contaron historias de los temas de su zona y es como que me volví a reencontrar con ese espíritu del folklore en el interior. Porque en Buenos Aires hay folklore, pero es más urbano, otra cosa."
 
Novedades y reserva
 
x411.jpg (12809 bytes)No quiere contar mucho de su nuevo material porque todavía está en el proceso de preselección de temas. "No sabemos que saldrá porque puede cambiar de un día para otro. Lo que sé es que me gustaría trabajar en las canciones con Pablo Santos, que fue el productor del anterior y formar una dupla con Afo Verde, que es el director artístico de la compañía. También me gustaría encontrar canciones del tipo «Tren del cielo» que si bien no son estrictamente folklóricas, son como agüita fresca para mí porque me permiten sacarle más el jugo interpretativamente y tienen que ver con la que soy hoy", dice sobre el material que podría salir a mediados de año
Soledad está por cumplir una década musical y el repaso de fotos de un medio cordobés muestran la metamorfosis de la artista en este tiempo. Desde el uso de las pilchas gauchas a un diseño más moderno en su vestuario con austeros elementos telúricos en su pantalón y una torera apretada que deja al descubierto su ombligo. Pero aclara, como lo hizo en la segunda luna donde reunió a 9 mil personas, que el poncho siempre está. "El poncho y los clásicos siempre van a estar porque son una parte de mí y es el momento de nostalgia en mis shows. Hay tres preguntas que me hacen siempre: ¿Cuándo me caso?, ¿cuándo tendré de nuevo a Emilio Estefan como productor? y ¿cuándo voy a dejar el poncho? Un día tengo ganas de salir a una conferencia de prensa con una remera que tenga escrita las respuestas a las tres preguntas."
Hay cambios en Soledad. Están a la vista. Otras cosas se mantienen inalterables, como su desafío personal de seguir buscando la forma de conciliar su estética y su repertorio del pasado con las canciones más pop de sus últimos discos. "Quiero que llegue un momento en el que, cuando la gente me escuche, no discrimine si hago folklore o hago pop, sino tener un estilo en el que me identifiquen sin clasificar lo que hago. Quizá por eso ahora hago tanto despliegue o monto escenarios con dos ascensores y esas cosas raras. Pero me gustaría llegar a esa situación de algunos artistas que con su sola presencia en el escenario alcanza y ya no tener que rendir más examen."