Diario La Voz del Interior (Córdoba)
Miercoles 9 de enero de 2002
 
                              Igual y diferente
 
Soledad volvió a Jesús María. Pasaron dos años y esta vez no la esperó aquella explosión de multitud inagotable: la crisis pareció imponer su rigor y el anfiteatro presentaba una cantidad de público que no alcanzaba a cubrir las expectativas, que no tenía que ver con el marco que otras veces acompañó al "Huracán de Arequito". Para más, la espera se prolongó casi media hora más allá de la medianoche. De todos modos, el fervor estallaría con gestos de pasión desenfrenada: esa es la manera que Soledad tiene de relacionarse con la gente.
Pero Soledad, aunque venía de una exitosa presentación en Las Flores, sabía antes de subir que Jesús María, que este enero de festivales sería un desafío. “Es un reencuentro muy esperado para mí, y tengo los nervios propios de la situación, no sólo por la vuelta, sino también por todo esto que estamos viviendo”, decía un par de horas antes de llegar a un escenario que sabe particular. “El de Jesús María es un público que le presta más atención a la doma, aunque creo que desde hace algunos años le estamos empatando a los jinetes, De todos modos no me puedo quejar, porque siempre tengo a mi público fiel, que siempre me acompaña y me espera, lo que es un gran orgullo para mí”. Y gran parte de ese público estaba anoche, pese a todo.
Soledad estuvo un par de semanas de vacaciones en Arequito,y allí vivió los días más aciago. "Lloré frente al televisor con esas imágenes tan duras. Por un lado me emocionaron los cacerolazos: es hermoso que la gente diga que no está de acuerdo con algo y que quiera cambiarlo. Pero me pareció terrible los saqueos, la pelea entre los que no tienen nada y los que tienen un poquito. Ver toda esa ignorancia desencadenada, aunque la gente no es la culpable de esa ignorancia. Pero es muy triste ver que nos peleamos, nos desangramos entre nosotros", explicaba sus sensaciones.
“A mí no me angustia que en esta situación no pueda vender discos, sino lo que nos pasa a todos", afirmaba. De hecho, la venta de su último disco, Libre, "está parada como lo están todas las cosas hoy” (aunque tuvo un arranque tan espectacular que en la primera semana superó a su grabación anterior y ganó el oro y el platino).
Y en medio de toda esta desventura argentina, Soledad tiene claro en sus sentimientos lo que puede ofrecer a la gente desde su condición de artista masiva: "Yo quiero decir que creo en este país, que hago mis esfuerzos y que, por sobre todo, quiero ser feliz en mi país", decía con el acento firme, convencido de sus 21 años, y a l cabo de seis de triunfar en los escenarios argentinos.