Diario Clarin 
Lunes 12 de junio de 2000  
 
                        SOLEDAD VOLVIO A CANTAR EN BUENOS AIRES 

Como una aparición, Soledad irrumpe en lo más alto del escenario del Luna Park 
íntegramente vestida de blanco y abre los brazos en cruz. Se queda así parada mientras 
espera que la banda termine la introducción. Tiene los ojos puestos en el techo y una 
sonrisa de satisfacción. Pasan tres, dos, un segundo más y entonces sí, a las 21.30 en 
punto (una calculada media hora tarde), la chica baja corriendo hacia el sector más 
cercano al público y canta a capella la primera estrofa de Luna cautiva que, entre sus 
versos, dice "de nuevo estoy de vuelta".
Soledad Pastorutti estuvo de vuelta el sábado, después de más de un año y medio sin 
cantar en Buenos Aires. Y lo hizo suavemente maquillada, ya sin la ortodoncia que le 
corrigió la sonrisa, con una apenas perceptible iluminación en el pelo y un vestuario a 
medida que combinaba femineidad con tradición gauchesca. Estuvo de vuelta, además, para 
anticipar posibles canciones de su próximo disco, en el que se meterá de cabeza en 
agosto. Y, como ya hizo otras veces, para cantar un tango. De minifalda y tacos, la 
chica de Arequito hizo una versión de Naranjo en flor mientras una pareja de bailarines 
le sacaba viruta al piso.
Pero eso fue a mitad del show. Antes, hubo tiempo para los aclamados Que nadie sepa, 
Cautivo de Til Til, Amutuy y Si de cantar se trata y para la presentación de temas 
inéditos como Cuando llora mi guitarra y José Antonio. El público respondió con ositos 
de peluche sobre el escenario, banderas argentinas, carteles con nombres y orígenes, 
globos y —toda una novedad— espuma de carnaval. La Sole los agasajó con sus típicos 
mohínes: guiñó el ojo, hizo la mímica de la guitarra y se tocó la oreja con el dedo 
índice simulando no escuchar el espontáneo coro.
La llegada de Natalia (después del tango, al son de la Chacarera del Cardenal) tuvo su 
ovación. Las hermanas Pastorutti cantaron vestidas iguales (el mismo equipo de bombacha 
y camisa, color marroncito claro) dos canciones nuevas: De mi madre y La viajerita. 
Después, Soledad tuvo que aclarar por qué cantaba con su hermana Alma, corazón y vida, 
"una canción de amor". Y explicó que el de ellas era un "amor de hermanas".
"Cuando ella nació —dijo Soledad señalando a Natalia— mi papá me dijo que íbamos a 
compartir los juegos, la habitación... Nunca me dijo que íbamos a compartir también el e
scenario." Después hicieron juntas A mi gente (mientras el Luna Park se llenaba de e
spuma) y Del norte cordobés. Entonces Soledad regresó a su querida soledad para cantar 
Yo sí quiero a mi país, con el mapa de Santa Fe de fondo y en medio de pedidos de a
auxilio: el audífono se le había roto y tuvo que solucionar el problema sobre la marcha.
Natalia volvió para la Fiesta de candombes, junto a los bailarines y la murga. Y se 
quedó con su hermana para cantar El humahuaqueño, mientras los bailarines sacaban a 
bailar a la gente de la platea. A Don Ata formó parte de los bises y fue el único 
momento donde Soledad revoleó el poncho y el público su sobretodo. Después de eso, la 
gente salió acalorada, con la muestra gratis del perfume de La Sole que regalaban 
simpáticas promotoras. 
 

    Source: geocities.com/lasolehomepage