Diario Clarin
Sábado 3 de marzo de 2001
LA ESTRELLA DEL FOLCLORE JOVEN
TOMA DISTANCIA DE LAS IDAS Y VUELTAS DE LA FAMA
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"Me cuesta creer que soy Soledad"
- En su departamento de Buenos Aires, acompañada por
su novio Jeremías, la cantante asegura que nunca dejará de hacer folclore y que mantiene
firme su decisión de llegar virgen al matrimonio
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- A
pesar de que tiene 20 años, Soledad no pierde cierto aire aniñado. Cuando sube a un
escenario se transforma, pero en la intimidad parece una chica como cualquier otra.
Acomodada en un sofá, juega con su pekinesa Micaela y su mirada se ilumina sutilmente
cuando llega Jeremías Audoglio. "Jere", como lo llama ella, tiene 23 años y es
el chico que logró conquistarla (ver recuadro). Tímido, él se desliza hacia la cocina.
La cantante recibe a Clarín en su departamento de Barrio Norte, un lugar
pulcramente ordenado que sólo usa de paso cuando viene por trabajo a Buenos Aires. Tanto
es así que ni siquiera tiene aire acondicionado, e intenta inutilmente combatir el calor
con un pequeño ventilador. La decoración es sencilla: un juego de comedor, algunos
sillones, un disco de oro. Su hogar, claro, está en Arequito.
Ya pasó el boom inicial, esa fiebre que logró que Soledad apareciera hasta en la sopa
empuñando su poncho al grito de A don Ata. Ahora, la cantante de Arequito busca
nuevos rumbos para su carrera. Las cifras de ventas de sus últimos discos están lejos
del éxito arrasador de Poncho al viento, su primer trabajo, aunque su convocatoria
se mantiene intacta. Entre enero y febrero, 412.500 personas la vieron en vivo en todo el
país. Curioso, si se tiene en cuenta que en el último año disminuyó su exposición
pública.
"Eso fue una decisión mía. Si no tenés nada que decir, mejor no aparecer, porque
terminás hablando de cosas tontas. Es gracioso, hay gente que relaciona el éxito con las
apariciones televisivas", explica.
- ¿Cómo ves a la distancia la manera en que se dio tu carrera?
- Es difícil hacer un balance porque fue todo muy fugaz. A mí me cuesta creer que
soy Soledad, la artista que llegó a vender dos millones de discos en la Argentina.
- ¿Por qué hablás de Soledad como si fuera un personaje separado de vos?
- Yo lo tomo así porque me cuesta asumir la realidad. Yo soy Soledad Pastorutti.
Soledad es exactamente igual a mí, con una diferencia: es mucho más pública. La otra
diferencia es que cuando sube al escenario tiene que brindarle a su público un show sin
contagiarle sus problemas.
- ¿Te gustaría dejar de ser Soledad por un momento?
- No. Yo siempre digo que sería ideal que esta carrera tuviera horarios de trabajo.
Por ejemplo, que la gente me reconozca de 8 a 12, pero después ya no.
- Ahora que pasó la fiebre inicial, ¿en qué etapa de tu carrera dirías que estás?
- Busco una estabilización. Después de aquella explosión que no se sabía qué iba
a pasar, hoy quiero construir una carrera sólida para el futuro.
- Cuando tenías 17 años decías que no estabas conforme con lo que hacías. ¿Seguís
teniendo esa visión crítica?
- Claro que sí, tengo que crecer mucho. Lo que cambió es que ahora decido más. Las
ideas de los shows generalmente son mías. Pero de todas formas, a veces me escucho por
televisión y digo que no puede ser que después de cinco años sigamos teniendo errores
en vivo.
- ¿Cómo te tratan tus colegas folcloristas?
- Se han creado rivalidades con gente con la que jamás he cruzado palabra, como con
Mercedes Sosa. La gente siempre crea competencias que no existen. Cuando uno hace música
y tiene un estilo propio no existe una competencia.
- ¿Qué cosas te marcan como errores tus colegas?
- La gente que tiene experiencia, colegas y periodistas, casi siempre me señalan
errores profesionales o de canto. Yo sé que existen errores, porque empecé sin estudiar
canto. Simplemente hacía lo que me gustaba en mi casa y un buen día me agarró el éxito
y tuve que aprender sobre la marcha.
- ¿Qué posición tenés en la rivalidad que se creó entre los festivales de Cosquín
y Jesús María?
- Fue un invento de la prensa, que no quiere a Julio Mahárbiz, y me pareció muy
lamentable porque para mí son dos festivales muy importantes que nunca compitieron. Este
año por ahí se habló del tema por esa decisión de que algunos artistas tengan
exclusividad con Cosquín.
- ¿Qué opinás de esa decisión?
- Puede parecer autoritaria, pero no me parece tan desacertada. En una época el
festival había muerto porque los artistas actuábamos en todas las peñas de los
alrededores, y después nadie iba a pagar una entrada para vernos en la plaza.
- ¿Por que no funcionó Yo sí quiero a mi país, el disco que te produjo
Emilio Estefan?
- El concepto del disco quedó como en el medio por el miedo de dejar de hacer
folclore. Además, a la prensa de acá le molestó porque mezcló cuestiones políticas.
Porque la condición política de Estefan (se refiere a que el productor es un
exiliado cubano anticastrista) molesta mucho a alguna gente. Pero acá en vez de
sentir orgullo de que una artista argentina intente salir al exterior agarraron por el
otro lado, el más fácil, el de dar palos. Los mismos que antes criticaban cuando
revoleaba el poncho empezaron a criticarme diciendo que había dejado el folclore.
- ¿Por qué después de ese disco volviste al folclore en Soledad, tu último
álbum?
- No es que volví, porque nunca dejé de hacer folclore ni voy a dejar de hacerlo.
Antes de grabar con Estefan prometí que el disco siguiente iba a ser pura y
exclusivamente para mi público de Argentina. Pero tampoco voy a dejar de hacer discos
internacionales y ya estoy trabajando en uno nuevo.
- ¿Qué podés adelantar?
- Voy a grabarlo con un productor internacional, pero no va a ser Estefan. Todavía
estamos perdidos con la búsqueda del concepto de este nuevo disco. Es difícil
encontrarle la vuelta porque no va a ir dirigido al público argentino. La idea es que
siga teniendo la esencia folclórica como base, pero trabajada para que le llegue a otros
países. Me gustaría que tenga más canciones mías. En principio, creo que lo voy a
grabar a mediados de año y que va a salir a fin de año.
- ¿Cómo te manejás con la plata?
- La administra mi viejo, pero participamos todos. Somos una familia de charlar mucho.
- ¿Cómo es la relación con tu papá?
- Muy buena, mejor que antes. Los adolescentes tenemos una época en la que nos
revelamos y siempre tenemos que echarle la culpa de todo a alguien. Mi viejo era siempre
el blanco, pero ahora nos llevamos bien. La gente siempre pensó que yo era una hija de
padres castradores y nada que ver. Siempre me han dado mucha libertad los dos.
- ¿Te resultó difícil vivir tu adolescencia siendo una figura tan pública?
- Y, sí, es difícil porque me pierdo un montón de cosas. Salir a bailar, estar más
tiempo con la familia. Cosas que parecen tontas pero que para mí son importantes. Igual,
gané mucho más que lo que perdí.
- ¿Qué es lo más importante que ganaste?
- Un camino a los 20 años. Muchos chicos de mi edad están estudiando una carrera y
no saben si van a poder vivir de eso. Yo ya tengo un camino.
- ¿Y ahora qué?
- Ahora tengo que seguir ese camino. Lo importante es tratar de seguir adelante con
esto que me regaló Dios. Tengo una piedra en bruto y ahora hay que pulirla.
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"Soy celosa pero no enferma"
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- Soledad conoció a Jeremías Audoglio en
la escuela nocturna de Arequito donde terminó su secundaria. "Nos hicimos amigos y
estudiábamos juntos. Había como una cosa mutua y, hace 8 o 9 meses, empezamos a
salir", confiesa. "Jere" estudiaba marketing en Rosario y ahora acompaña a
su novia en las giras, convertido en un improvisado asistente. "También ayuda a mi
papá con los papeles", dice ella.
"Mi noviazgo le hizo bien a mi carrera porque me hace bien a mí. Ya no siento tanto
las presiones porque ahora tengo otras cosas en qué pensar", asegura Soledad.
- ¿Sos celosa como describís en tu canción Propiedad privada?
No tanto como en la canción, pero sí soy un poco celosa. Creo que sentir celos también
es parte de querer a una persona. Lo que pasa es que hay gente que es celosa y lo
demuestra y gente que no. Y yo a veces lo demuestro, aunque jamás hago escenas
histéricas. Las mujeres siempre somos bastante competitivas y me da miedo cuando otras se
le acercan. Pero tampoco son celos enfermos.
- ¿Seguís pensando que el sexo queda para después del casamiento?
- Yo soy católica y eso es algo que establece la religión. Son cosas que uno las
cree así porque las aprende de chico. Después, hay que tratar de cumplirlas o, si no,
cambiar de religión.
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Una carrera a ponchazo limpio
- La Sole en el sube y baja. Del boom que la instaló
como ícono a la proyección internacional.
En 1996, grabó Poncho al Viento y salió
a la conquista de la Argentina. La soledadmanía estalló y vendió 650.000 copias de su
disco debut. El revoleo de ponchos, pañuelos y afines se convirtió en un clásico donde
quiera que se presentara.
En 1999, la imagen de Soledad empezó a saturar. Filmó La edad del Sol y editó Yo sí
Quiero a mi País, un disco producido por Emilio Estefan con el que intentó lanzarse al
mercado internacional. Pero éste vendió menos que sus otros trabajos.
Entre enero y febrero de este año, 412.500 personas la fueron a ver en vivo en festivales
y conciertos en todo el país. Su agenda de marzo está completa, con más recitales en el
interior y uno en Perú, el 8, en un homenaje a Chabuca Granda.
Aunque su convocatoria está en los niveles de sus mejores días, con ningún disco logró
igualar las ventas de sus dos primeros trabajos. A mi Gente vendió 160.000 copias; Yo sí
Quiero a mi País, 120.000, y Soledad (salió en octubre), 60.000.