EL TESORO DEL NORTE
PACEÑO
Roberto Laserna
Hace unos días, poco después de que empezara a difundirse el Plan
Nacional de Desarrollo, un asesor de YPFB ha dado a conocer que el gobierno se
propone invertir 1200 millones de dólares en la exploración de hidrocarburos y minerales
en el norte de La Paz. La noticia señala que dicho emprendimiento sería
realizado de manera conjunta por YPFB y PDVSA y, aunque no se menciona con
claridad, es probable que el financiamiento provenga de los recursos generados
por las exportaciones de gas natural que se concentran cada vez más en la
empresa estatal.
La noticia parece buena. ¿Cómo podría no serlo una inversión de esa
magnitud en una zona que tanto la necesita? El propio Prefecto de La Paz ha adelantado
su apoyo a esa iniciativa. Sin embargo, hay motivos para recomendar moderación.
En primer lugar, porque es una idea que compromete recursos públicos, es
decir, recursos que pertenecen a todos los bolivianos y cuya utilización debe
estar orientada por la prudencia. Sobre todo si se recuerda que la mayoría de
sus propietarios, los bolivianos, se encuentran en situación de pobreza,
carecen de acceso a bienes y servicios esenciales y aspiran a aumentar sus propias
capacidades de producción y consumo.
Las inversiones en exploración de minerales e hidrocarburos son de alto
riesgo y muy bien podrían ser realizadas por empresas privadas. Al fin de
cuentas, las reservas de gas natural con que contamos en la actualidad han sido
exploradas y se encuentran en condiciones explotables con el concurso de los
capitales privados, que arriesgaron sus propios recursos y empeñaron su mayor
esfuerzo técnico. Si ellos pudieron hacerlo, ¿por qué habríamos de emplear los recursos
de todos los bolivianos en una operación tan riesgosa? ¿Qué pasará si se
invierten esos 1200 millones de dólares y se descubre luego que no hay lo que
se busca o que costaría demasiado aprovechar lo que se encuentre?
Es verdad que nuestro territorio tiene enormes riquezas naturales y que
ha sido apenas explorado. Pero es también verdad que nuestra historia económica
está plagada de buscadores de tesoros que se hundieron en la miseria sin
haberlos encontrado nunca. Simón Patiño tuvo éxito luego de que centenas de
personas como él lo perdieron todo ahí mismo, en Llallagua.
El éxito de un emprendimiento como el que se anuncia no está de ninguna manera
garantizado. Piense usted, amigo lector, en su propia situación. Imagine que tiene
algunos ahorros, ¿se ha preguntado por qué no los usa para irse a Tipuani si sabe que allá hay oro? ¿Dejaría que cualquier
amigo suyo los use con la promesa de traerle la mitad de las pepitas que
encuentre?
Adicionalmente, hay que tomar en cuenta que en estos casos los riesgos
son mayores cuanto menor es la experiencia tecnológica
de los buscadores. Ni YPFB ni PDVSA tienen experiencia en prospección minera y
ninguna cuenta por el momento con capacidades para un trabajo como el que se
propone en el norte paceño. YPFB porque está en fase de organización y PDVSA
porque conoce de exploración petrolera en zonas bajas, fondos marinos y
lagunas. Es cierto que las dos empresas pueden comprar maquinaria e información
y contratar expertos, pero todos sabemos que eso no basta. La capacidad
empresarial no es la simple sumatoria de factores productivos.
A este respecto vale la pena recordar que una manera de reducir los
riesgos de inversión es contar con los mejores socios posibles. Y para eso se
inventaron los mecanismos de concurso y licitación. Estos no solamente dan
transparencia a los procesos de búsqueda y selección de socios, sino que
permiten conocer mejor las perspectivas económicas del negocio. Sin son muchos
los que se presentan y realizan grandes ofertas, quiere decir que el negocio es
prometedor y es posible obtener buenos resultados. Si, por el contrario, no hay
mucho interés y las ofertas son mezquinas, quiere decir que las condiciones del
mercado no son muy buenas o los riesgos son muy altos. ¿Cómo podemos saber que
PDVSA es la mejor opción para establecer una sociedad de exploración minera o
petrolera? ¿Hizo esa empresa una oferta que pudiera además compararse a la de
otros socios posibles? ¿Cuál es su capacidad técnica y su experiencia en el
ramo? ¿Por qué no se evalúan opciones mediante procedimientos cautelosos de
concurso, licitación o convocatoria a propuestas?
Una última observación. El Plan gubernamental de desarrollo promete
cambiar “el patrón de desarrollo primario exportador” por ser –afirma- el
causante principal de la desigualdad, la dependencia y la pobreza. ¿Dónde queda
ese objetivo si se piensan destinar 1200 millones de dólares a la búsqueda de
productos primarios para exportar?
El contar con recursos no obliga a buscar una picota en busca de
tesoros, así como ponerse a cavar tampoco asegura que se encuentre el tesoro. Aún
más, hay que recordar que el encuentro del tesoro tampoco asegura el bienestar.