LO BUENO…LA RENTA DIGNIDAD

 

Roberto Laserna

           

La política más exitosa y eficaz del gobierno de Evo Morales, social y económicamente, es la Renta Dignidad. Podría ser llevada a cabo de mejor manera, sin generar conflictos con las regiones y con más eficiencia administrativa, pero la magnitud de su impacto positivo supera todas las objeciones.

La Renta Dignidad cumple, para una parte de la población, la promesa histórica de poner las riquezas naturales al alcance de la gente. Distribuye una parte relativamente pequeña de las rentas del gas pero alcanza de manera directa y no condicional a los mayores de 60 años. Discrimina a los que tienen jubilación, pero peor es nada.

Los mayores de 60 años son el 7% de la población pero son parte de casi el 25% de los hogares, y son éstos los que al fin y al cabo reciben el beneficio. Lo más importante es que casi la mitad de los beneficiarios de la Renta Dignidad pertenece a la población más pobre de la escala, de manera que la distribución de la Renta Dignidad es muy progresiva y contribuye a moderar la desigualdad económica. Y como se trata de dinero en efectivo, cada persona y cada familia es libre de utilizar esa pensión de la manera que le sirva mejor, asumiendo responsabilidad sobre sus decisiones de gasto. Del dinero que recauda el Estado, es probablemente el que se utiliza mejor.

Su impacto económico también es importante. Son 200 millones de dólares que expanden un mercado interno que puede ser aprovechado por productores de todo tipo de bienes. Y como el gasto de unos es el ingreso de otros, que a su vez pueden gastar, su efecto multiplicador explica una parte importante del crecimiento económico registrado en los últimos meses.

El impacto de la Renta Dignidad está siendo disminuido por la inflación, que carcome los ingresos de la gente pero, a su vez, la Renta Dignidad está paliando los efectos de la inflación en los hogares. Esta es otra razón para considerarla como positiva.

Es paradójico que la más (si no la única) política exitosa de un gobierno estatista sea esencialmente liberal. Nadie olvida que la Renta Dignidad es una continuación ampliada del Bonosol y debería recordarse que quien más propugnó algo parecido en los Estados Unidos fue el Nobel de Economía Milton Friedman, a quien se considera el padre del neoliberalismo. Esta es una prueba más de que las etiquetas suelen ser equívocas y de que es posible trascender la cárcel de las ideologías.

 

El autor es investigador social y pertenece a www.columnistas.net

Publicado en Los Tiempos, 6 de agosto de 2008