COCHABAMBA: 20 AÑOS DE ECONOMIA REGIONAL

Entrevista publicada en el suplemento Dinero & Finanzas, de Los Tiempos, el 14 de septiembre de 2004

 

Roberto Laserna es investigador social. Estudió economía en la Universidad Mayor de San Simón, donde es catedrático, y obtuvo el doctorado en la Universidad de California, en Berkeley. Es investigador de CERES y Presidente de la Fundación Milenio, y trabaja regularmente como consultor para diversas organizaciones. Sobre Cochabamba ha publicado los libros “Espacio y Sociedad Regional” y “Sostenibilidad y Desarrollo Humano”, y sus análisis sobre el Chapare y la coca se encuentran, entre otros, en su libro “20 Juicios y Prejuicios sobre Coca y Cocaína”. Sus estudios más recientes pueden consultarse en el website http://www.oocities.org/laserna_r

 

1.- Cómo caracterizar el desempeño de la economía cochabambina en los últimos 20 años?

Al promediar los años 80 Cochabamba estaba en proceso de transformación. El ciclo benéfico de la reforma agraria, que había ampliado el mercado y aumentando el consumo rural, estaba llegando a su fin. La agricultura tradicional estaba estancada y las familias se dispersaban hacia la ciudad para trabajar en el comercio y la construcción, y  hacia  Santa Cruz, Brasil y la Argentina donde podían obtener empleo asalariado. Esa crisis, sin embargo, tenía un colchón de compensación en la economía de la coca, que absorbía enormes contingentes de población rural que migraba hacia el trópico con el fin de mantener su condición campesina.

En general, la economía regional estaba expandiéndose. Internamente, con la incorporación del Chapare, donde además de coca se producían alimentos hasta entonces poco conocidos en la mesa local, como la yuca, las paltas, los bananos y los cítricos por mencionar unos cuantos que hoy son habituales y de consumo cotidiano. Y externamente, se expandía a través de las familias que viajaban por todas partes pero manteniendo vínculos con los que se quedaban.

Adicionalmente, se estaba incorporando a Cochabamba en los planes de exploración petrolera con el fin de ampliar las perspectivas económicas.

 

2.- Y qué ha sucedido con esas tendencias?

La economía de la coca es mucho menos importante y el costo de reducir la superficie cultivada de coca ha sido muy grande para los campesinos, el país y la región. El boom de la coca dejó muy poco, no porque los recursos no fueran de magnitud importante, sino porque la incertidumbre jurídica y la persecución policial impidieron utilizarlos como bases de acumulación o transformación agrícola. Pero es innegable que al mismo tiempo ha emergido en el Chapare una nueva agricultura, más orientada a la demanda legal, con capacidad de llegar a mercados exigentes y que está permitiendo el surgimiento de nuevos tipos de agricultores así como de un sector abierto al turismo receptivo. En los valles y serranías la economía campesina se ha deteriorado aún más y quienes aún viven de ella se ven obligados a migrar en busca de empleos e ingresos complementarios que, poco a poco, se vuelven definitivos. Pero las restricciones que existen para la venta de sus tierras les impiden desprenderse totalmente de ellas o utilizarlas económicamente.

La única agricultura productiva que se ha desarrollado en estos años en los valles es la que está más cerca del mercado urbano y puede utilizar intensivamente terrenos pequeños, como la avicultura, la ganadería lechera, la floricultura o la horticultura.

Por otro lado, la exploración petrolera fue exitosa, haciendo de Cochabamba una de las principales fuentes de abastecimiento de hidrocarburos líquidos en el país.

Otro rasgo importante ha sido el desarrollo de la producción energética y los servicios de telecomunicaciones, que han permitido que Cochabamba siga ejerciendo una función de articulación de la economía del país.

 

3.- Pero es una percepción compartida que la economía cochabambina está estancada. A qué atribuye ese estancamiento?

Es evidente que la economía regional ha perdido importancia relativa en el país, sobre todo porque la economía de Santa Cruz ha seguido creciendo a un ritmo mayor al promedio. Y está estancada desde el punto de vista de que el producto por habitante no ha variado significativamente. Pero lo que me parece importante es destacar que hay sectores dinámicos y sectores rezagados, que el estancamiento no es general.

 

4.- Cuáles serían los factores que afectan peor el desarrollo regional?

Ya mencioné uno de largo plazo, la crisis de la economía campesina, y otro de mediano plazo, la erradicación de la coca. Pero hay que recordar también que en el año 2000 Cochabamba fue el escenario de la “guerra contra el agua”, un conflicto que tuvo impacto mundial y que no solamente postergó por tiempo indefinido la ejecución del proyecto Misicuni –y la ampliación del servicio de agua en las ciudades del valle central- sino que envió una clara señal de alarma a los inversionistas, muchos de los cuales han optado por postergar sus decisiones o se han desplazado hacia Santa Cruz.

No podemos esperar que aumente el empleo cuando se desalientan las inversiones o que mejoren las condiciones de vida de la gente cuando se la priva de algo tan elemental como es el agua. Y aunque era sin duda criticable la actitud que tuvieron entonces el gobierno nacional y el gobierno municipal, forzando un contrato inadecuado y muy costoso, la región entera se dejó arrastrar por la demagogia hacia un triunfo ilusorio que, sin embargo, nos causó un daño enorme. Un daño que la mayor parte de la gente todavía no alcanza a percibir y del cual la región no se ha repuesto.

 

5.- Cuál es el papel que han venido jugando los empresarios privados cochabambinos desde el cambio de modelo (fortalezas, debilidades, oportunidades y aciertos)?

Habría que diferenciar el papel de los empresarios como grupo organizado, del papel económico que juegan en conjunto.

Como grupo, a pesar de haber hecho esfuerzos significativos e innovadores para proyectar su influencia creando instituciones de formación laboral y profesional (como Infocal, Idea y la UPB), no han podido contrarrestar la ideología populista que ve con desconfianza todo signo de éxito individual, ni han podido superar la tradición estatista, estatolátrica le llamo por su ilimitado apego al Estado, que comparten con otros grupos sociales del país.

Esto contrasta con el papel económico que juegan ahora y que es mucho más importante que el que tenían hace 20 años. El empresariado cochabambino es mucho más que sus organizaciones corporativas. Estas, en los hechos, no alcanzan a incorporar ni a los grandes ni a los pequeños inversionistas. Los grandes están en los sectores más dinámicos como la energía y las telecomunicaciones, y los pequeños en sectores emergentes de la manufactura y la agricultura.

Curiosamente, a pesar de que los mejores empleos, con las remuneraciones más altas, beneficios sociales y acceso a servicios, se encuentran en el sector privado, muchos empresarios se sienten culpables de la pobreza en el país o en la región. Y ni parecen saber que en la parte de la economía que ellos conducen no solamente hay menos pobreza, sino que hay más equidad social. Es incomprensible que actúen tan tibiamente frente a los movimientos corporativos que han resurgido en los últimos años.

 

6.- En su criterio la economía cochabambina está avanzando con un rumbo definido o camina sin un norte fijo?

Cochabamba se perfilaba, hace 20 años, como el núcleo articulador de una economía nacional que se integraba a través del eje situado entre La Paz y Santa Cruz. Los servicios de comunicación, transporte y comercio se estaban desarrollando para atender la expansión de ese eje, y la misma actividad productiva, en agricultura y en industria, estaba orientada a ese mercado.

La economía regional no ha perdido del todo esa función, pero la intensidad de los conflictos sociales, marcados por la larga resistencia al prohibicionismo anti-coca y la tristemente célebre “guerra contra el agua”, que incubaron un fuerte movimiento conservador, corporativo y por eso excluyente, están incentivando el desarrollo de núcleos alternativos de vinculación interregional. El “riesgo-región” es más alto que el “riesgo-país”, que sabemos que es elevado, y eso amenaza doblemente las potencialidades económicas de Cochabamba.

 

7.- Qué deben hacer las instituciones, tanto públicas como privadas, de Cochabamba para que la economía avance y no retroceda del sitial en el que se encuentra?

Las instituciones son lo que las personas hacemos de ellas, o dejamos de hacer. Y en Cochabamba, como en el resto del país, un problema mayúsculo es el de la debilidad de las instituciones y la ausencia de un sentido de ciudadanía activa. Esta implica producir derechos mediante el cumplimiento de obligaciones. Y el desafío de los ciudadanos es fortalecer sus instituciones. Tenemos que hacerlas funcionar con eficiencia y responsabilidad, y someter nuestras conductas individuales a las normas de convivencia colectiva que ellas deberían representar. Esto reduciría la incertidumbre y, al mismo tiempo, controlaría los abusos corporativistas y el caudillismo demagógico al que parecemos tan proclives. Cuando cada uno, individual y colectivamente, cumpla su función de la mejor manera posible, el resto vendrá por añadidura. No hay recetas para el desarrollo ni éste llega por milagro o regalo de nadie. El desarrollo se construye poco a poco, con perseverancia, continuidad y, fundamentalmente, con el trabajo de todos. Ni la Prefectura, ni los Ministerios, ni las empresas, ni la cooperación internacional, ni los planes y programas, harán lo que nos corresponde a nosotros, como personas y cada día.