CARTA PERSONAL A LA DIRECTORA O EL DIRECTOR DE UN BALLET FOLKLÓRICO
Colega:
Esta
es una carta personal, por ello me voy a permitir la libertad de hablarte de tú.
Aunque creas que soy tan sobreactuado como el Angel de la Pastorela de San
Francisco, te diré que en tus manos está la mayor responsabilidad de este
trabajo de recuperación de la tradición mexicana. Vamos a ver:
1.-
Amas a México. De otra manera no te hubieras metido en la agotadora empresa de
organizar el Ballet, conseguir el patrocinio, venir al
CND para consultar las grabaciones de audio y video, etc.
2.-
Te gusta la energía y la sensualidad de los bailes mexicanos apenas comparables
con los hindúes o balineses.
3.-
Amas a tu Estado (Aunque casi nunca lo digas abiertamente porque los creadores
somos pudorosos y nos da pena decir esas cosas).
4.-
Cuando se abre el telón gozas enormemente el masoquista placer del que inventa
nuevas realidades en el escenario y el aplauso final es tan satisfactorio como
el final de una relación física.
Pero...ay
Dios...
Tienes
que luchar contra varios factores terribles:
1.-
Las danzas mexicanas son inalterables porque todas ellas han nacido de rituales
y la característica fundamental de los rituales es esa: son inalterables para
tener efecto.
Por lo tanto el “Jarabe Tapatío” tiene tan especificados sus pasos
como la “Jarana” o “La Bamba”. No los puedes cambiar.
2.-
El vestuario puede tener más lazos o lentejuelas pero es ESE vestuario. No lo
puedes cambiar.
3.-
La música es ESA música. Es
¡ESA música!
4.-
Hay una grave contradicción: eres un ser creativo pero metido en un corsé que
te detiene constantemente de ejercer tu propio creatividad.
Ya
pasaste por el “Cuadro norteño”, el ”Cuadro veracruzano”,
“Guelaguetza”Los “Sones de Mariachi”. De acuerdo: son maravillosos. Y el
público y los bailarines los disfrutan enormemente. Pero tú y yo sabemos que
tienes derecho a crear algo que sea tuyo directamente: bueno o malo. Pero tuyo.
En
tu ciudad debe haber un grupo de teatro ya organizado. Ponte en contacto con el
o la directora.
Y con el vestuario que ya tienes para uno de tus cuadros monta una
Pastorela. Silvia Lozano hizo unas espléndidas coreografías para la Pastorela
de Sor Juanita de la Crucecita en el Teatro de la Ciudad. Su versión de
“Tlaya tlimohuica” es asombrosa. Y lo mismo el maestro Parga con los
villancicos mexicanos. La puesta en escena que más me ha gustado de mi
Pastorela del Ermitaño
fue la del Ballet Folklórico de Colima. Claro: las coreografías fueron
espléndidas.
Al
contrario de lo que le pido al maestro de Preparatoria que ponga una pastorela
estudiantil y cambie las tentaciones como quiera, a ti te recomiendo que cortes
todos los versos que te sobren pero que te ciñas estrictamente al texto. Es
obvio: tú y tu compañía disponen de un rigor formal que no tiene un grupo de
preparatorianos revoltosos. Puedes poner las cuatro pastorelas, una cada año. Y
el año entrante (2001) ya habrá salido mi libro con las adaptaciones del
“Nican Mopohua”, “El Carnaval”, “La Batalla del Cinco de Mayo”,
“Los muertos” y “La Epifanía”. Ahí tienes ya completo un repertorio. Y
si las nuevas autoridades nos ayudan, el IMEC ya habrá impreso su CD rom. Y ya
te convertiste en una Compañía de Repertorio de Representaciones Sagradas
Populares Mexicanas sin perder tu carácter de Ballet Folklórico. Te aseguro
que las autoridades de tu Estado te lo van a agradecer enormemente puesto que el
dinero –tan poquito siempre – con el que te subsidian ha ampliado
enormemente tus actividades sin aumentar los presupuestos. Además, en una de
esas,
las autoridades de tu estado son sensatas (Sí: ya escuché tu carcajada.
No eres primo del cuñado, del secretario particular. Ni modo.) y te autorizan
formar una Compañía de Teatro Semiprofesional que permita que tu grupo de
bailarines se enriquezca con actores y todos puedan cobrar un poco más por
presentar las Pastorelas en los hermosos patios de tu Ciudad y bajo el
patrocinio de las autoridades de Turismo .
Y ahí sí: a ejercer tu creatividad a todo lo que dé, sin salirte de
los cauces de los rituales populares. De hecho lo que estarías haciendo sería
“contextualizar” las danzas. Vasconcelos, Rubén M. Campos,
las maestras Campobello, Elena Noriega,
Silvia Lozano, Héctor Fink,
hicieron un muy loable esfuerzo al tratar de conservar las danzas pero,
infortunadamente, tuvieron que aislarlas, y las danzas se generan en un
contexto. Al aislarlas,
las descontextualizaron. Benditos sean porque las conservaron. Y cuando
la talentosa y muy querida Amalia Hernández –que México le tiene que
agradecer el concepto de Ballet Folklórico semi independiente del Estado que ha
sido ejemplo para los doscientos de la República y quinientos de Sud América
– decidió, movida por su enorme creatividad,
que el venado era muerto por el cazador,
contrarió
el espíritu del ritual de la “Ceremonia de Pascua” que anima al
pascola que danza toda la noche del viernes santo para mantener vivo al mundo en
Etchojoa,
Sonora, para darle a la danza un contexto dramático que no tiene nada qué
ver con el jubiloso ritual de supervivencia del Valle del Mayo. Y lo hizo por
que ella tenía exactamente los mismos problemas que tú enfrentas. Pero ahora
ya disponemos de una metodología que permite que salvemos las oraciones –
danzas y el coreógrafo pueda expresar su creatividad.
Amalia, sin contar con esta metodología,
logró hacer una labor gloriosa a favor de la verdadera cultura mexicana.
Ahora, imagínate lo que puedes hacer tú.
Ahora
te toca a ti ir armando los contextos actuales donde los jarabes, las jaranas,
los sones, vuelven a existir como parte de un todo orgánico: con personajes,
oraciones, poemas, vestuario, escenografías, tamales, atole, buñuelos, pan de
muerto... todas las actividades humanas que se generan alrededor de un Ritual
Popular. Puedes luchar contra el repugnante vicio cinco veces centenario del
centralismo. Quédate en tu ciudad y recupera tus danzas, tus vestuarios, tus
canciones y mételas en las Pastorelas, en los Nican Mopohua, en las Epifanías.
Localiza viejos cuadernos. Por ICQ nos ponemos a “chatear” cualquier noche
de sábado y analizamos la estructura dramática que todo ritual tiene y los
simbólicos personajes. Vemos en qué momento entran las oraciones –danzas y
con qué sentido. Y luego le pasamos nuestros descubrimientos a los otros
muchachos y muchachas que se están rompiendo el alma organizando su Ballet
Folklórico
Rompe
la desconfianza que hay entre la gente de teatro y la de danza. Hazte amigo de
los Directores de los grupos y convéncelos de trabajar juntos. Véndeles
funciones a las industrias locales y ponles un agradecimiento en el programa.
Aprovecha la maravillosa arquitectura colonial mexicana. Dales un trabajo digno
y profesional a tus bailarines y tus actores.
Exígeles, EXÍGELES,
a las autoridades de cultura que apoyen tu proyecto. Y a las de Turismo.
¡Para eso están! Llévales este libro y diles “Sabido dice que tienen
obligación de ayudarnos a recuperar nuestro teatro ritual. Para eso tienen esos
enormes presupuestos. No para contratar a sus cuates.” Por eso no exagero al
decir que son ustedes, los doscientos directores de los Ballets Folklóricos en
toda la República,
los modernos “mayordomos” gracias a los cuales vamos a poder seguir
disfrutando nuestra gloriosa tradición de TRES MIL AÑOS DE REPRESENTACIONES
SAGRADAS. A los sesenta y dos años y cuarenta y cuatro de estar luchando en
esto, te puedo decir con toda certeza: vale la pena. Total: México es el único
país que tenemos. Y te juro que es a todísima madre.
Muchas gracias, colega,
por haberme acompañado en este viaje.
Miguel Sabido